Aquel encapuchado mostraba diferentes características, tenia parte de humano, pero en el rostro se le podía distinguir escamas, seguidas de unas grandes marcas en sus mejillas. Tenía dientes enormes y afilados, unos ojos característicos de una serpiente venenosa y casi nada de pelo en la cabeza.

- ¡AH!- Gritó María haciendo que Jack se voltease rápidamente para ver que le ocurría.

- María, ¿Qué ocurre, por que has gritado?- Le preguntó Jack acercándose hacia ella.

- He visto esa cosa y he pensado que tal vez el libro podía tener la respuesta, pero de repente el libro ha empezado a cambiar de hojas solo y me he asustado y se me ha caído.

Jack cogió el libro con cuidado del suelo, con cuidado pasó la manga de su chaqueta por la cubierta del hombro y con una sonrisa le explicó a María:

- Hace tiempo descubrí que ciertos libros tienen alma, que sienten y se expresan como nosotros pero a su manera, al pensar que tal vez el tuviera la respuesta el libro te a querido ayudar.

Jack le tendió el libro a María y ella extendió sus brazos con dudas dejando que el libro se abriera solo y empezase a pasar hojas el solo. Se paró en una donde aparecía una ilustración muy parecida al hombre que Jack había matado.

- Según el libro se llaman Rujons, son una especie de serpiente, humano y otros rasgos que han sido creados gracias a la magia. Son cadáveres andantes, pero como si tuvieran vida propia.- Dijo Jack mientras le traducía las paginas a María.

María asintió en silencio y cerró el libro, miró a Jack y le señaló el lugar donde debería estar el Rujon, pero para su sorpresa, ya no estaba. Jack corrió hasta la escalera y buscó con la mirada donde estaba, pero lo único que vio fueron las botas de aquel Rujon saliendo por la puerta principal. Jack nuevamente corrió hasta la ventana y miró hacia fuera buscando a sus acompañantes, y los encontró arrastrando el cadáver hacia un todoterreno, y a otro encapuchado con un bidón rojo echando un liquido por el suelo. Jack abrió los platos como ojos cuando vio como sacaba un Zippo y lo tiraba al reguero de aquel líquido.

- ¡Fuera de la casa, ahora!- Gritó Jack mientras arrastraba a María escaleras abajo.

Cuando llegaron a la parte de abajo el fuego ya había tomado gran parte de la casa y la devoraba con ansias. Fueron corriendo hacia el salón y Jack se precipito contra la gran ventana de cristal que separaba la habitación del jardín trasero. Corrieron hasta encontrarse con la gran verja de hierro que delimitaba la propiedad y entonces ambos se sentaron apoyando sus espaldas contra esta y contemplaron como la casa era engullida por las llamas. Ninguno de los dos dijo nada, Jack miraba las llamas de una forma que parecía que estuviera hechizado mientras María revisaba el libro una y otra vez, sin saber muy bien que buscar.

Cuando solo quedaban brasas y escombros Jack se dio cuenta de que María revisaba el libro.

- ¿Qué es lo que le quieres preguntar?- Le dijo a María mientras se acercaba y apoyaba su cabeza en el hombro de ella.

- Quiero aprender a hacerla Jack, quiero poder por lo menos aprender a levantar un escudo como el que levantaste tu.- Le respondió ella.

- La magia es un don que tiene varias maneras de conseguirse.

Le dijo Jack mientras el libro empezaba a pasar hojas solo.

-Según el libro, una es rogándole a los antiguos dioses que te lo concedan, pero afirma no ser muy efectivo pues estos dioses son ancianos y no se fijan en los mortales con normalidad, otra es encontrar un talismán mágico, están dispersos por el mundo y hay muchos, pero también tienen que querer estar con la persona que los encuentra, otra es lograr ver un unicornio, pero el libro dice que no hay que buscarlos pues nunca los encontrarías, que son animales libres y que ellos buscan a gente pura que les ayude.-

María había escuchado todo lo que Jack le había narrado, ella no podía leer el libro pues la gran mayoría de las paginas que estaban escritas en el se encontraban en un idioma desconocido para ella.

- ¿Cómo lo conseguiste tu Jack?- Le pregunto María.

- Encontré este colgante en la casa de verano de mis abuelos, estaba en la parte más alta y ahí es donde yo suelo dormir. Lo encontré entre las ropas de mi tatarabuelo.

Jack le mostró a María el colgante, se notaba que era antiguo. Estaba desgastado y apenas tenia brillo, la correa era de un color oscuro y estaba muy deshilachado. Jack lo volvió a guardar en su cuello.

- Creo que si le preguntas al libro tal vez el pueda decirte si por aquí hay alguno para ti, pero piensa que vas a poder leer lo que pone.- Le dijo Jack

María abrió el libro y el solo empezó a pasar hojas hasta que se detuvo en uno que tenia un mapa de una ciudad, justo debajo aparecían unos números.

- Esta cerca de aquí, conozco ese lugar, es donde mi familia tenia la casa de verano, antes te hable de Remonte, al encontrar la casa.-Le dijo Jack

- ¿Como, como es que he podido leer el libro?- Le pregunto a Jack.

- El libro se protege el solo, pero solo es una protección que ni siquiera es real.

María miraba el libro entre sorprendida y asustada, si era capaz de engañarla así, que seria capaz de hacer si se sentía amenazado aquel libro.

Jack se puso de pie, María le imitó, saltaron la verja de hierro y se pusieron a caminar mientras el sol empezaba a iluminar el cielo coloreándolo de un color rosado.

- Remonte esta a 15 kilómetros de aquí, tal vez en unas tres horas andando y sin pararnos lleguemos, siempre que andemos a buen ritmo.- Dijo Jack.

María sacó de su mochila una cantimplora de agua y se la colgó de la mochila de forma que parecía una peregrina. Jack sonrió y se acercó hasta ella y le dio un beso.

- Gracias por seguir a mi lado, otras chicas hubieran salido corriendo.- Le dijo el.

- Crees que no lo hubiese hecho si supiera a donde ir.- Le respondió ella con una sonrisa picará.

- Vamos, antes de que el sol empiece a calentar, porque cuando sale el sol después de que a llovido, es que luego va a llover mas.

Los dos se pusieron a caminar, rumbo a Remonte sin darse cuenta de que en el barro del camino estaban gravadas las marcas de rueda de un todoterreno.