Extraño

Los tres recorrieron el camino que les separaba de su última posición hasta el piso de Jack. María fue la primera en llegar y desactivo el escudo de la puerta, cuando José y Jack pasaron volvió a activarlo y subieron hasta el piso. Entraron lo más rápido que pudieron y empezaron a recoger todas las cosas necesarias. Tres minutos y José y María ya estaban en la puerta cargados hasta los topes, mientras tanto Jack se empeñaba en encontrar algo en la que había sido su habitación.
-Jack apresúrate los refuerzos de los guardias no tardaran en llegar.-Dijo José.
-Un momento joder, no lo encuentro. -Respondió Jack.
María dejó caer una bolsa al suelo.
-Jack, vamos.-Increpó ella intentando meter prisa.
Por suerte para Jack el objeto que buscaba ya se encontraba en sus manos. Lo metió en su bolsillo y salió corriendo. Los tres bajaron lo mejor que pudieron las escaleras y salieron a la calle pero la suerte no estaba de su lado y alguien se encontraba esperándolos.
-Volvemos a vernos, teníamos la esperanza de que hubieseis muerto en el incendio pero veo que sois unas malditas cucarachas.-Dijo el encapuchado mientras retiraba su capucha.
El aspecto era el mismo que el que se habían encontrado en la casa del terrateniente. Todo era exactamente, los ojos de lagarto, las cicatrices, su cuerpo. Junto ambas manos y estas emitieron un leve resplandor anaranjado, el ambiente se cargo y Jack levantó una semicúpula que evitaría que José o María sufrieran daño. La cuchilla impactó contra la cúpula, Jack aguantó el golpe pero para su disgusto el Rujons hizo algo que Jack no esperaba.
-Ya que te gusta jugar con tentáculos de piedra, espero que te caigan bien mi golem. "Golem clipeus venit ad me"
La tierra empezó a temblar y el suelo a quebrarse, una mano de piedra emergió del suelo y una imponente forma se erigió tapando el sol y dejando una gran sombra.
El golem, poseía unos ojos negros, un rostro de forma grotesca un un cuerpo deforme y torcido, de forma similar a un gorila. Emitió un horrible grito mientras empezaba a caminar hacia donde estaban los tres jóvenes.
-Jack, el libro tiene algo.- Dijo María en alto.
Jack dejó la cúpula levantada y fue corriendo hasta donde estaba María junto al libro. Cuando llegó junto a ella, cogió el libro con ambas manos y se puso a leer. El golem por su parte avanzaba lentamente hacia la cúpula que Jack había dejado levantada. Las palabras pasaban por la mente de Jack, memorizando todas y cada una de ellas. El golem ya estaba a menos de un metro y Jack aun seguía leyendo. José en un intento desesperado de obtener algo de tiempo para Jack cogió una pequeña piedra y se la lanzo a aquel golem.
Este detuvo su marcha hacia la cúpula, lanzó un gruñido y empezó a andar hacia José.
Jack levantó la mirada del libro para ver como Jose ganaba algo más de tiempo.
Un último vistazo fue suficiente para que Jack cerrase el libro.
-Aqua, invocare nostros tus, cámbium elem et trancuos moria.
Las manos de Jack fueron rodeadas de un aura de color negro. El cielo empezó a tornarse de color negro hasta que llego un punto en  el que nada se podía distinguir alrededor.
-María, Jose, echaros al suelo y hasta que no os lo avise, no abráis los ojos.
La voz de Jack sonaba ronca, distante, fría. María y Jose obedecieron y se echaron al suelo.
-Insensato, la nigromancia es una firma con la muerte para un primerizo.
Dijo el Rujon mientras intentaba conectar con el golem y así conseguir ver algo en la oscuridad.
El golem lanzó un grito y miles de voces y risas aparecieron de la nada. En menos de diez segundos el golem había desaparecido y la claridad empezaba a iluminar el ambiente.
Jack permanecía de pie, el rujon tenia una expresión de terror.
-Puede que me hayas ganado, pero volveré, y no estaré solo. La próxima vez tendré a un ejército tras mi espalda, por que los has advertido.
Dicho esto, el rujon desapareció con un hechizo de teletransporte.
-José, María ya podéis levantaros.
Jose se alzó en un abrir y cerrar de ojos. Miraba hacia todos lados, buscando algo.
-Jack, ¿Qué era eso?- Preguntó María.
-Un hechizo prohibido, y ahora estamos en peligro.-Contesto Jack.
José había dejado de mirar hacia todos lados y ahora solo miraba hacia una esquina. Jack se había percatado y también miraba hacia allí. Un pequeño encapuchado miraba hacia donde estaba Maria.
-Es demasiado pequeño, ¿no crees Jack?-Pregunto José.
-No le hagáis nada.- Dijo María mientras se acercaba al pequeño.
-Tranquilo pequeño, no te haremos nada.-Le dijo María.
El encapuchado se quitó su capucha y dejó ver que era un Rujon muy pequeño.
-Habéis ganado a mi hermano mayor, sois muy fuertes pero el ejército se esta acercando. Tenéis que huir lo más rápido que podáis. Padre dijo algo de que queríais llegar hasta el consejo, ¿Es cierto? -Preguntó el pequeño.
-Si, ese es nuestro destino. Ahora me toca preguntar a mi. ¿Quién es tu padre y como sabe eso?. -Jack temía una respuesta que no pudiese asumir.
-Mi padre siempre sabe lo que hacéis, el os vigila constantemente. Tenéis que huir, yo intentaré frenarlo.
-¿Por que nos ayuda?-Preguntó María.
-Yo no quiero ser malo.-Dijo el Pequeño antes de desaparecer.
Los tres se miraron entre si.
-Jose, tienes que venir con nosotros.-Dijo María.
-Iré a decirles a mi mujer y a mis hijos que vallan al sur, a ver a mis padres y en media hora nos vemos en lo alto de la montaña, junto a la cruz de Malapica.-Dicho esto Jose salió corriendo cuesta abajo en dirección a su casa.
María y Jack se quedaron solos. María acercó sus labios a los de Jack. En el momento en el que sus labios se juntaron Jack reaccionó y le devolvió el gesto.
-Estas muy callado, ¿Te ocurre algo?.-Le preguntó.
-Pienso en el pequeño, hay varias cosas que no me cuadran. Primero lo de su padre, como es posible que nos pueda espiar, tengo hechizos activados para evitar eso mismo y aparte ningún conjuro que conozca puede vigilarlos constantemente. Y lo otro, bueno no importa, vamos a prepararnos.-
María quiso saber que era lo otro que atormentaba los pensamientos de Jack pero decidió dejarlo pasar.
María cogió las mochilas donde habían metido lo poco que había en el piso, le paso una a Jack y los dos empezaron a caminar rumbo a la montaña.
Durante los treinta minutos que tardaron en hacer cumbre,  Jack no dejo de pensar en los Rujons. -Son clones, copias de un original, si es así, por que el pequeño no tenia la cicatriz bajo el ojo y todos los demás si.- Se decía a si mismo.
La respuesta la obtendría muy pronto.

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