Capítulo 13
- Buenos días
Eso es lo primero que oigo cuando me despierto...
- Buenos días.
- He estado pensando sobre lo que me dijiste ayer.
Miedo me da, cómo sea algo de Manuel...
- Deberías ir a hablar con Percival de la pulsera.
- Cierto, él me dijo que me ayudaría. Gracias por recordármelo. Voy a hablar con él ahora.
- De nada, para eso estamos.
Me visto y salgo de la habitación, nada más salir veo a Finn.
- Hola Finn, te tengo que contar unas cosas que pasaron ayer pero ahora mismo no puedo. Te lo digo en la comida, o se lo puedes preguntar a Carla.
- Se lo preguntaré a Carla, no me puedo quedar así.
- Vale, adiós.
- Adiós.
Sigo caminando hasta llegar al despacho de Percival. Llamo a la puerta y Percival me abre.
- Hola señorita Wilson, no la esperaba por aquí un sábado.
- Tengo que comentarle una cosa sobre mi madre.
- En ese caso, pasa querida.
Entro y me siento en la silla de siempre. Al final le van a poner mi nombre y todo, en lo que llevamos de corso habré venido 3 o 4 veces.
- Cuéntame.
- ¿Sabe usted que ayer me visitó?
- Sí, yo mismo os dejé mi despacho.
- Cierto, pues vino a decirme que estaba viva y que me había traído el segundo artefacto.
- ¿Puedo verlo?
- Sí, claro. Es este - digo enseñándole mi mano.
- Me encanta, hasta ahora todos han tenido algún toque de morado.
- En realidad, creo que es por mi magia. Esta también es morada o tienes dejes de ese color.
- Interesante. Ya solo le falta el último señorita y se de buena mano que ese lo tienes que conseguir sola. Para ello he encontrado esto:
- ¿Un mapa y una brújula?
- No es un mapa y una brújula cualquiera, son mágicos. Estos artefactos tienen el mismo tiempo que tiene tu profecía, por lo que pienso que puede estar relacionado.
- Pero señor, eso es un mapa de América.
- Lo sé, le tienes que preguntar al mapa donde está tu tercer artefacto y el mapa te dirá una zona en la que buscar. Cabe recalcar que esa zona puede ser muy grande un simple punto en el mapa.
- Pero señor, mi madre me dijo que siguiera la energía y no un mapa.
- El mapa te lo facilitará un poco.
- Vale, gracias.
- No es nada, espero no verle o pronto o sí, depende de las circunstancias...
Salgo del despacho y vuelvo a mi habitación, es sábado, por lo que no tengo clases. Cuando estoy apunto de entrar oigo que alguien me llama:
- ¡Despistada!
- Dime mal genio.
- ¿Te han vuelto a llamar al despacho del director?
- No, he ido por unos problemas familiares.
- A vale, ya creía que la persona con la que iba a salir era una maleante.
- Ja.ja.ja muy gracioso.
- Bueno, sabiendo que no has hecho nada malo y que, a simple vista, estás bien. Me voy, adiós Claudia.
- Adiós Manuel.
Entro y le cuento a Carla todo lo que ha pasado. Cuando acabo salimos y se lo contamos a Finn.
- ¿Qué esperas para buscarlo? - pregunta Finn.
- Me da miedo, la verdad. No se que me puede esperar.
- No seas boba, nosotros te acompañaremos - dice Carla.
- Vale, vamos. Mapa, me gustaría saber donde está el tercer objeto mágico de la profecía de la que soy la protagonista.
El mapa comienza a cambiar y vemos que se empieza a dibujar una silueta rara. Acaba de dibujarlo y no se lo que es.
- ¿Alguna idea de que es esto? - pregunto.
- No, puedes ir a ver si Percival lo sabe - dice Finn.
- ¿Saber el que? - pregunta Manuel, apareciendo de la nada.
- Es la segunda vez que nos vemos hoy, ¿me estas siguiendo?
- No, como piensas eso. Solo estoy dando vueltas ya que no tengo nada mejor que hacer.
- Pregúntale a él Claudia, seguro que sabe más que nosotros - dice Carla.
- ¿Sabes dónde está esto? - digo enseñándole el mapa.
- Eso es aquí.
- ¿Cómo? - decimos los tres a la vez.
- El colegio no tiene esta forma- - dice Finn.
- El colegio no, pero su terreno sí.
- Gracias Manuel - me giro y me coge del brazo y añado - Dime.
- ¿Puedo ir con vosotros?
Miro a mis amigos y ponen cara de: se que quieres que nos acompañe, no tienen remedio.
- Vale, pero no hagas preguntas.
- Vale.
Nos acercamos a la puerta principal y salimos, tengo que pasearme por todo el recinto hasta sentir esa atracción. Al cabo de caminar unas cuantas horas estamos todos muy cansados.
- ¿Qué estamos buscando? - pregunta Manuel.
- Dije que nada de preguntas.
- Vale, cálmate despistada.
- No me digas lo que tengo que hacer. No puede ser, me rindo. Aquí no...
Cuando estaba a punto de rendirme siento una ola de magia descontrolada en mi interior y solo puedo decir:
- Corred.
Antes de desmayarme y que la magia fluya de mi cuerpo. Noto como sale la magia, pero no puedo pararla. Escucho a gente a mi alrededor, pero no puedo verla y tengo miedo a hacerles daño. Entre todas las voces oigo una que es muy familiar.
- Cariño.
- ¿Papá?
- Sí, soy yo.
- Tengo miedo.
- Lo sé, pero tienes que relajarte.
- No puedo.
- Si que puedes, no le harás daño a nadie, estoy aquí para poder evitarlo.
Sabiendo eso pude calmarme un poco, pero la magia no dejaba de salir.
- Tienes que levantarte, el objeto está cerca por eso tu magia reacciona así.
Me intento levantar y después de tres intentos lo logro. Doy pasos muy lentos y con mucha cautela, la magia se hace cada vez más intensa por lo que supongo que el objeto estará cerca. Doy dos pasos más y toco el tronco de un árbol, este se abre y puedo ver un anillo de estos colores:
Me lo pongo y la magia vuelve a mi, pero algo es diferente. Mis amigos se acercan pero les digo:
- No os acerquéis, mi magia es diferente ahora.
- No te preocupes, no les harás daño y a mi tampoco - dice una voz conocida.
Giro la cabeza de golpe y mi padre está ahí. No es una ilusión, está en carne y hueso.
- ¡Papá! - digo y corro a darle un abrazo - Tenía tantas ganas de verte.
- Yo también pequeña, yo también.
Oigo murmullos y me giro, ahora estamos rodeados de prácticamente toda la escuela. Habrán venido por el ruido y ahora todos hablan de que Gideon Johnston es mi padre. Paso de los comentarios y me acerco a Finn, Carla y Manuel.
- Hola chicos.
- ¿Qué tal estás? - dice Manuel preocupado.
- Estoy bien, pero una magia rara corre en mi interior.
- No es rara, es la magia que siempre has tenido ahí, pero estaba escondida. Ahora que ya la has conseguido ya puedo darte esto:
- ¿Qué es esto Percival?
- Es un libro de magia ancestral, muchos magos han intentado hacer su magia y no lo han conseguido - dice mi padre.
- ¿Qué os hace pensar que puedo hacerla? Hace menos de un mes no sabía que era maga.
- Este libro esta hecho para quien ostente la profecía mía, cógelo.
Lo cojo y, automáticamente el libro se vuelve de un color morado.
- Ves, está hecho para ti - dice Percival.
- Gracias, hoy ha sido un día muy largo. Me voy a ir a dormir.
- Antes deberías comer algo, no has comido nada en todo el día - dice Manuel.
- Vale, pasaré por el comedor.
Me despido de todos y voy hacia el comedor, cojo algo de comida y me voy a mi cuarto. Hojear un poco el libro y hay hechizos muy chulos.
- Que ganas de probarlos.
Pero ahora debo ir a dormir, digo internamente.
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