Capítulo 11

Siento que alguien me intenta despertar, pero yo aún tengo sueño. Intento hacer caso omiso de la persona que me está zarandeando, hasta que empieza a hablar.

- Claudia... Claudia... CLAUDIA.

- Ya me despierto, ¿qué quieres pesada? Yo quiero seguir durmiendo.

- ¿Cómo que pesada? Tenemos clase, ¿recuerdas?

- Mierda, ya no me acordaba Carla. ¿Qué hora es?

- Son las 7, aún llegamos al desayuno si te das prisa.

- Vale, muchas gracias.

- De nada.

Cuando estaba a punto de ir a cambiarme me dice:

- No creas que se me olvida.

- ¿El que? -digo haciéndome la tonta.

- Que me tienes que contar qué pasó ayer en la fiesta, bueno antes de ayer y también que hicisteis ayer.

Creía que ya se le habría olvidado. Nos conocemos desde hace solo una semana y ya le he cogido mucha confianza, o me había pasado con nadie.

Me visto y a las 7 y 10 estamos en el comedor. Cogemos nuestra bandeja y nos sentamos con Finn.

- Hola Finn

- Hola Claudia, ¿qué tal la fiesta?

- Eso eso, yo también quiero saber - dice Carla.

- ¿No te lo ha contado?

- No, ayer llegó muy tarde.

Estaban hablando como si yo no estuviera, hasta que los dos se giraron y se me quedaron mirando. Esperaban que yo dijera algo, pero cuando iba a abrir la boca las puertas del comedor se abren y Manuel entra, se acerca a nosotros y me dice:

- Hola Claudia.

Y se va.

- ¿A que ha venido eso? - dice Carla.

- No se, pero me da igual, cuenta - dice Finn.

- Vale, pues nos subimos a su escoba...

Les conté todo lo que había pasado y lo que había pasado al día siguiente también, no les oculté nada. Cuando acabé me callé y Carla dijo:

- Eso fue una cita, ¡tu primera cita con Manuel!

- No fue una cita.

- Sí que lo fue -dice Finn- Te invitó a comer en el restaurante más caro de California.

- Ya, pero sigo diciendo que no era una cita -contesto indignada- Solo nos conocemos desde hace una semana.

- ¿Y? -preguntan los dos.

- Que no puede haber sido una cita y punto -miro la hora y añado- Es tarde, tenemos que ir a clase.

Hoy tendría que estar varias horas con Manuel, espero que no se vuelva raro.

Pasó toda la mañana sin ningún inconveniente, en las clases que compartía con Manuel hablamos como dos amigos que se conocen desde hace mucho tiempo. Llegan las clases mágicas, como es lunes primero tenemos pociones y después hechicería.

Llegamos a pociones y todos han acabado ya lo que el profesor nos había mandado para el día anterior, por lo que hoy empezamos un nuevo trabajo.

- Bienvenidos, hoy haremos una poción de primer nivel. Todos debreis hacerla con las mismas parejas que hicisteis el suero de la verdad. Esta poción salió mal, solo dos parejas lograron hacerla en el tiempo establecido, por lo que he de bajar el nivel. Hoy haremos somniatus era.

- ¿Una poción para dormir? Eso es súper fácil -digo en voz alta.

- Concuerdo -dice Manuel.

- No me habéis dejado acabar. Claudia, se la poción que hiciste para entrar en el decathlon de magia y, viendo tu nivel, tu harás esta poción: Phial of Camouflage. Está toda la información para hacerla en este libro.

Papá, ¿conoces la poción?

Sí, te está poniendo a prueba esta poción es para magos de último año de carrera de pociones.

Vaya, ya veremos qué sale.

Cojo el libro y le hecho un vistazo a los ingredientes. Pocos segundos después Manuel pregunta:

- ¿Sabes hacerla?

- De buenas a primeras no, pero lo podemos intentar. El único inconveniente es que en el colegio no hay extracto de alegría de serpiente y tenemos que hacer la poción anuladora para que los efectos se vayan.

- Bueno, te han puesto en reto y entre los dos lo vamos a solucionar.

- Vale, profesor.

- Dime.

- En el colegio no hay extracto de alegría de serpiente.

- Lo sé, por eso os he mandado esta poción. Yo sé que se te da muy bien mezclar cosas pero,¿qué tal se te da conseguir los ingredientes?

Acaba de decir eso y se va. Miro el libro y veo un apartado que pone: Lugares mágicos para encontrar los ingredientes. Abro el libro por esa página y leo:

- El extracto de alegría de serpiente se puede conseguir en lagos muy helados o en jardines muy húmedos. Lo produce una serpiente enorme de color amarillo.

- ¿No dice cómo extraer el ingrediente?

- No.

- Pues vamos apañados.

- Vamos a buscar la serpiente y luego veremos como solucionamos eso.

- Vale.

Salimos de la escuela con una autorización del profesor y vemos que hay un lago congelado en nuestras narices.

- Vaya, esto va a ser fácil.

- No te creas, tenemos menos de una hora y no sabemos extraerlo.

- No seas pesimista.

Me acerco al borde y toco el hielo, al instante veo como una sombra se mueve por debajo de mi mano. Asustada, la aparto y me echo hacia atrás.

- Manuel, creo que la he encontrado.

- Vale, ¿alguna idea de como extraer el ingrediente?

Papá, ¿alguna idea?

Tienes que coger un frasco de cristal y acercarlo mucho a la boca de la serpiente. Luego solo tienes que hacer que se ría.

Gracias.

- Manuel, es fácil. Acercamos este frasco a su boca y hacemos que se ría.

- Vale, yo hago que se ría.

Cojo la varita y rompo un poco del hielo, meto la mano y la serpiente se acerca, saca la cabeza y nos mira. Poco a poco me voy acercando y alargo la mano, dejándola lo más cerca posible de su boca sin que me muerda. No se que va a hacer Manuel, pero espero que lo haga rápido.

- Mierda.

Es lo único que oigo antes de que la serpiente comience a reír a carcajadas. Un vapor amarillento sale de su boca, lo cojo y cierro el bote. La serpiente vuelve bajo el hielo. Me giro y veo a Manuel en el suelo.

- ¿Qué ha pasado?

- Me he resbalado.

- ¿Cómo? Aquí no hay hielo, solo está en el lago.

- Eso es porque el lago está encantado. Me he resbalado con la hierba mojada.

Me aguanto la risa porque sino yo creo que me mata. Ya se porque se ha reído la serpiente. Le ayudo a levantarse y entramos, casi había acabado la hora. Entramos a clase y le decimos al profesor:

- Ya lo tenemos, mañana empezaremos la poción.

- Vale, pero creía que tardaríais más.

- Realmente ha sido fácil, Manuel es muy torpe.

Él me pega un codazo y yo solo me rio, el profesor nos mira con cara de no saber qué pasa. Salimos del aula y vamos a hechicería. En esta clase solo nos explican como hacer un hechizo muy básico que nos sale a todos. Se supone que estamos en el avanzado, esto no nos lo deberían enseñar.

Cuando estoy a punto de salir de clase, Manuel me coge del brazo y me dice:

- Lo pasé muy bien ayer.

- Yo también.

- ¿Te gustaría repetirlo?

- Claro.

Manuel me acaba de invitar a otra cita, no me lo creo. Tengo que hablar con Carla y Finn. Tengo que esperar una hora para poder coincidir con los dos, ya que tengo decathlon académico.

Es la hora que más larga se me ha hecho en mi vida, pero bueno ya ha terminado. Voy al comedor en busca de Carla (Finn venía conmigo al decathlon), está donde siempre.

- Manuel me ha invitado a salir con él otra vez.

- Ahhhh -chillaron los dos.

- Shhhh, no quiero que se entere todo el comedor.

- Te dijimos que era una cita - dice Carla.

- Lo sé, pero no ha dicho nada, yo creo que saldremos como amigos. Pienso que solo quiere ser mi amigo.

- Más tonta y no naces reina -dice Finn- Se quiere quedar contigo porque está loco por ti.

- Yo no lo veo así.

- Bueno, cuando tengas novio ya nos dirás si teníamos razón o no.

- Vale.

Acabamos de cenar y nos vamos a la cama. Me tumbo y al cabo de un rato estoy con mi padre.

- Hola papá, ¿me has llamado?

- Sí, tu madre está yendo a la escuela para verte y llegará cualquier día. Es importante que no sepa que has recordado todo hasta que no descubramos sus intenciones.

- Vale papá, no diré nada y asentiré a todo lo que ella me diga.

- Recuerda que ella piensa que tú piensas que está muerta. Además, debo contarte algo muy importante de la profecía.

- Dime.

- Llegará un momento en que tus poderes se descontrolarán y solo 3 artefactos mágicos podrán salvarte.

- Vale, me estás asustando.

- No te preocupes, los encontrarás a tiempo todos.

- Vale confío en ti. Adiós papá.

- Adiós cariño.

Dicho esto, me dejó descansar. Algo de mi me decía que después de la visita de mi madre algo cambiaría.

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