-8-
Los recuerdos eran vagos, difusos y algo estridentes.
Una voz gruesa que le hablaba al oído, denigrándolo a un punto tan placentero como retorcido.
El sonido obsceno de sus cuerpos al colisionar una y otra vez, apenas callando su tono agudo que se deshacía en palabras mal formuladas.
La oscuridad los embargó, pero, ¿dónde? Ya no estaban en el estudio de filmación.
Una habitación oscura, una cama suave y cuyo aroma impregnado en las almohadas conocía. La recámara de Chanyeol. Estaba sobre esas sábanas blancas, con su culo erguido mientras recibía gustosamente la polla gruesa del alfa en su interior, ansiando ser llenado hasta el borde.
Recuerda haber cabalgado a ese hombre, sacudiendo sus pechos frente a ese rostro pétreo. Recuerda haber sido follado por muchas horas, incluso contra la pared junto al armario.
En algún momento se quedó dormido, vencido por el cansancio que se retorcía en cada centímetro de su cuerpo. Y despertó con la caricia del sol de media mañana, enredado en el fornido cuerpo del alfa. Pestañeó, aclarando la imagen frente a él. Pensó que si alguien llegase a ver a Chanyeol así, tan vulnerable y sensible, nadie pensaría que era ese fiero león que rondaba los pasillos de Loey Entertainment.
Tomó una honda bocanada del aroma del hombre. Tan bueno y todavía más fuerte por el celo inesperado. Baekhyun admitió ser adicto a él.
Alrededor de su cintura estaba el brazo tatuado del alfa, manteniéndolo junto a él y sin indicios de liberación.
—Cariño, debo preparar el desayuno —murmuró muy bajo, tal que no llegó con claridad a los oídos del alfa, solo consiguiendo un gruñido. Baekhyun sonrió—. Ahora eres tú el caprichoso.
Consiguió erguirse en la cama, moviéndose con cuidado y en silencio para no despertarlo, y desde ahí un pensamiento cruzó su mente.
«Quiero besarlo».
Siempre se besaban, es cierto, pero solo mientras estaban envueltos en esa bruma de placer y lujuria; nunca fuera de la cama.
No hasta ahora.
Baekhyun solo siguió la súplica de su omega porque, ya que Chanyeol estaba tan profundamente dormido, no lo sabría, y lo besó. Algo pequeño y fugaz, pero fue suficiente para hacerlo retorcerse por completo.
Un nuevo deseo se apoderó de él. Quería besar otra vez a Chanyeol. Quería besarlo hasta que sus labios se hincharan. No. Casi saltó fuera de la cama ante ese pensamiento. Corrió al baño a lavarse, como si así pudiera eliminar el rastro de esos deseos que sobrecogían su corazón.
Eran amigos.
Eran amigos, se repetía.
No debía confundir lo que tenía con Chanyeol porque eso al final lo destrozaría.
Park Chanyeol era un hombre de mundo, adinerado y conocedor, mientras que él era un muchacho hermoso con suerte. No tenía un gran apellido ni dinero a montones. Así que no debía soñar con lo imposible.
Eran amigos.
Odiaba despertar sin Baekhyun a su lado. Su alfa bramaba al perder de vista al omega, y eso tenía mucho que ver con el inesperado celo que lo aquejaba. Sin embargo, no pudo haber ido lejos o no hace mucho pues la cama estaba tibia y su aroma todavía sobre su piel.
Con los temblores de la fiebre y el deseo insatisfecho picando su piel, se vistió con unos bóxers negros antes de salir hacia el pasillo donde recibió el fresco aroma a cerezas de su omega. Solo tuvo que seguirlo para encontrarlo en la cocina.
Joder.
¿Por qué le gustaba tanto verlo así?
¿Por qué le gustaba que Baekhyun cocinara para él?
Quizás había estado demasiado tiempo solo, pensó, y su edad y biología empezaban a pedirle un hogar.
—¿Yeol?
Sacudió la cabeza, disipando esas preguntas incómodas que lo rondaban, y terminó por ingresar a la cocina. Se sentó en el banquillo de la meseta en silencio, solo admirando al omega frente a él. Con mucho orgullo hinchó el pecho porque ese precioso muñequito aún conservaba el aroma de las feromonas alfa sobre su piel.
—Park Chanyeol, sabes que odio cuando no me prestas atención.
—Estoy cansado—se excusó, regresando a la realidad con mucho esfuerzo—. ¿Has visto los supresores?
Baekhyun dejó dos pastillas junto a un vaso de jugo de papaya frente a Park.
—Tu rut... Si mi memoria no me falla, debería llegar el siguiente mes, ¿o no?
Tomando los medicamentos, él asintió.
—Se adelantó, aparentemente.
—Eso no es normal. Eres un alfa muy sano y uno dominante. Estas cosas no deberían ocurrir.
Chanyeol lo sabía y era preocupante. Sus genes eran dominantes por lo que sus periodos de calor eran estables y periódicos. Ni un día más ni un día menos. Haber tenido el rut un mes antes, implicaba serios problemas en su organismo.
—Amber nos trajo aquí —le dijo—. No recuerdo mucho, la verdad, pero ella y Kris nos trajeron a tu casa y dejaron medicina. También llamó a un médico.
—Son mis feromonas, están descontroladas —alegó en voz baja, casi divagando.
—Desayuna, ¿sí? Luego llegará el médico y nos dirá qué está pasando.
El omega sirvió huevos revueltos, jamón de pavo, panes tostados untados con aguacate, y café. Se sentó en el regazo del alfa para desayunar. Solo así. Su omega lo empujó a las piernas del alfa, pero no era la primera vez. Ocurría a menudo, así que Chanyeol solo lo envolvió con sus brazos.
—Lamento arruinar tus planes.
—No tenía planes, tonto. No te disculpes.
—Creí que tenías una cita con tu galán esta noche.
—Oh, eso. Bueno, ya la cancelé. Le mandé un mensaje en la mañana.
—No debiste hacerlo. Yo podría-
—No digas conseguir a un puto —amenazó duramente con una tenedor apuntando al mentón del alfa—. No lo necesitas.
Con la arrogancia saltando en una sonrisa torcida, Chanyeol le contestó:
—¿Qué, te pusiste celoso?
Baekhyun acercó su rostro al de Chanyeol, cepillando sus labios contra el mentón ajeno.
—Eso quisieras, tonto.
Una tos fingida, un gruñido bajo y un suspiro los sacaron de la burbuja de cristal en la que estaban. Entonces el aroma de dos alfas y un beta los rodeó y Chanyeol largó un terrible gruñido desde las entrañas. Demasiadas amenazas cerca de su omega.
—Es peor de lo que creí.
Esa voz la reconoció, era el Dr. Zhan, un beta especializado en ciclos de calor para géneros dominantes y quien había sido su médico regular durante los rut.
—Señor Park, buen día. He venido para realizarle una evaluación de-
Gruñó. Chanyeol le gruñó a su médico y apretó el cuerpo de Baekhyun contra el suyo.
—Ya, shh, está bien —le aseguró Baekhyun, acariciando los gruesos nudillos ya blanquecinos del alfa—. No me harán daño, Yeol. No exageres.
—Es correcto, Señor Park. Vine a ayudarlos.
Solo así consiguió algo de racionalidad en Chanyeol.
—Lo lamento, es-
—Sí, su celo adelantado. Deberé evaluarlo para saber las razones detrás de esta anomalía. Pero primero, ¿tal vez algo de privacidad para la consulta?
A pesar de lo mucho que Chanyeol se negó, Baekhyun saltó de su regazo, enfundado en la pena de sus escasas prendas. Ya era bastante malo que Kris lo viera escasamente vestido cada vez que uno de los dos entraba en celo, como para incluir a un alfa maduro en la ecuación.
En la sala frente a la chimenea eléctrica, en el sofá café tostado, Chanyeol dejó que el Dr. Zhan tomara dos muestras de sangre para evaluar su nivel de hormonas. Sin embargo, parecía que el médico ya tenía una resolución sobre el estado del alfa.
—Tendré los resultados durante la tarde, así que me comunicaré con la Srta. Amber para una reunión.
—¿Entonces?
—Entonces, creo que tiene una alteración en sus niveles hormonales que desencadenaron un celo anticipado. Y están relacionados a su edad.
Baekhyun soltó una ligera risita burlona que acarició el cuello del alfa, quien terminó reprendiéndolo con un apretón en la cintura. Todavía lo tenía sobre su regazo.
El Dr. Zhan carraspeó. Había un elevado nivel de feromonas en el ambiente.
—Su reloj biológico, Señor.
—¿Qué diablos se supone que es eso?
—Es... su tiempo de tener hijos. Su cuerpo como alfa a una edad madura empieza a empujar su actuar y sus reacciones físico-químicas en pos de conseguir una cría. Por eso se adelantó su celo. Está exigiendo una fecundación exitosa.
—Eso es una tontería. Yo no quiero tener hijos... no ahora.
—Tu cuerpo no opina lo mismo, viejito.
—De hecho, así es. Su cuerpo, Señor Park, como alfa dominante está en la etapa más fértil y al no conseguir impregnar a un omega durante los celos comunes, está empujándolo a celos acelerados, los que se volverán más comunes si no se controla el organismo o satisface esos deseos.
—La etapa fértil de un alfa dominante es incluso pasados los sesenta años. ¿Por qué demonios mi cuerpo quiere un cachorro ahora?
El Dr. Zhan le dio una mirada y luego pasó al omega cómodamente sentado sobre el alfa. Tan cercanos, tan mezclados e interconectados entre sí, pero no parecían darse cuenta. Pero él era médico y tenía un compromiso con la verdad y la salud.
—Porque su alfa cree que ya encontró al omega idóneo para llevar sus crías.
Y de pronto el ambiente ya no era tan acalorado. O tal vez conservaba esas feromonas ardientes y picantes, pero sus emisores ya no se veían tan tranquilos. La sorpresa pintaba sus rostros con renovada tensión.
«Entonces es algo que ya habían notado o al menos, lo sospechaban», pensó el médico.
—¿Qué? —balbució Baekhyun.
—El señorito Baekhyun es un omega cuyas feromonas son altamente aceptadas por el alfa del señor Park. Es decir, ustedes son compatibles.
Los dedos de la diestra de Chanyeol se apretó sobre el cuerpo del muchacho, y su rostro adoptó una mueca seria que por milímetros develaba su preocupación.
—¿Es esto porque somos cercanos, porque pasamos mucho tiempo juntos?
Baekhyun pasó saliva con dificultad. La pregunta que saltó en su cabeza apenas el médico reveló el apego entre alfa y omega, repercutió en el fondo de su cabeza. No era algo que jamás hubiese considerado, pero mientras nadie más lo dijera en voz alta estaba bien. Bueno, ya no era una idea entre susurros.
—Sí, la convivencia cercana a largo plazo los lleva a forjar lazos de compatibilidad más fuertes, pero para ello deben ser compatibles por naturaleza.
—Eso no es extraño. Somos alfa y omega, es algo natural.
—Sí, es natural que entre un alfa y un omega exista cierta compatibilidad, pero incluso así es difícil forjar lazos. Lo que resulta en su caso es que el omega se siente cómodo y protegido con este alfa en específico. Ustedes probablemente hayan experimentado... celos o incluso posesividad con el otro.
Chanyeol y Baekhyun se miraron, cuestionándose si eso ocurrió con mucha frecuencia últimamente; cuestionándose si existieron celos entre ellos o si simplemente era su conducta habitual. Algo normal...
—N-no es así —contestó Baekhyun, segundos después de esa infructuosa charla interna, pero con sus ojos todavía sobre los de Chanyeol—. Somos amigos... ¿cierto?
—... Cierto.
—Aún así, por naturaleza si tanto alfa como omega tienen un apego por el otro, van a demostrar su posesividad de alguna forma. Pero esto es bueno para usted, Señor Park, porque si tiene ya una afinidad con el omega, podría-
—No —respondió tajante—. Eso no.
—Señor, considere que sus celos y síntomas empeorarán si su alfa no obtiene lo que quiere.
—Debe existir alguna otra forma, ¿medicamentos?
—Solo reducirán el impacto de los síntomas —aclaró el hombre, con el entrecejo fruncido—. Su alfa no va a detenerse.
—Da igual. Solo recétame algo para calmar esto.
—Puedo prescribirle inhibidores y supresores, pero el consumo prolongado de los medicamentos podría reducir sus niveles de fertilidad.
—¿Él ya no podría tener hijos?
—Así es, Señorito Baekhyun. Si el Señor Chanyeol toma la opción de los medicamentos, alterarán irrevocablemente la tasa de fertilidad. Su cuerpo le está advirtiendo que, si no tiene cachorros ahora, tal vez no pueda hacerlo después.
—Yeol —llamó Baekhyun con tono preocupado—, no puedes tomar pastillas. Te harás daño si-
—¿Y cuál es la otra opción? ¿dejarte embarazado?
Y fue tan abrupto, tan grosero, que el cuerpo de Baekhyun se congeló y las palabras murieron en sus labios. El silencio que rondó sus oídos le ayudó a escuchar lo rápido que palpitaba su corazón, como un eco lastimero, que no lograba opacar los quejidos de su omega.
«¿Por qué no quiere tener un bebé con nosotros?», escuchó la pregunta de su omega.
Su corazón se contrajo y dolió tanto que perdió el aire por varios segundos. ¿Por qué le dolía ser rechazado de esa forma? ¿Por qué si no amaba a Chanyeol como un alfa?
Oh, dioses... Tal vez su omega sí estaba muy perdidamente enamorado de Park Chanyeol.
—Solo... no quiero que te hagas daño.
—Lo solucionaré —le aseguró, esta vez usando un tono suave, mientras acariciaba gentilmente el rostro de Baekhyun—. Solo será por un tiempo hasta encontrar una manera, ¿sí?
Baekhyun se mordió la lengua muy fuerte y selló los labios con fuerza porque de otra forma, Chanyeol escucharía a su omega que estaba sumido en un llanto perpetuo.
«Quiero llevar a tus cachorros... por favor, déjame hacerlo», le suplicó y la presión de ese pensamiento rompió la cordura de Baekhyun.
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