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Las risas resonaron en la elegante cafetería de junto a la Torre Seúl, en un alto edificio de apariencia minimalista y decoración sobria. Baekhyun llevaba una camisa color crema con mangas recogidas hasta el codo, un corsé forrado con tela café y detalles en dorado. El escote pronunciado dejaba a la vista la unión de sus pechos. Más arriba, su cuello estaba decorado por collares alargados y cuentas blancas. Sus largas piernas, enfundadas en un pantalón negro de bastas amplias, terminaban graciosamente con unos botines negros de tacón metalizado.

Aun cuando Chanyeol renegó de su atuendo diciendo que las hormonas de un alfa podrían saltar al verlo así, Kyungsoo lo empujó a su cita sin opción a cambiarse. Fue un acierto, considerando que Choi Minho no dejaba de decirle lo bonito que se veía.

Y, aparentemente, eran compatibles.

Su omega no había gruñido, no tanto como con los otros alfas que conoció, y estaba calmado. Si bien no podía decir que estuviera fascinado, era un progreso si ya no rechazaba al sujeto.

Era terriblemente apuesto, además. Con las cejas pobladas y abundante cabello negro, de cuerpo robusto y voz profunda. Agradable. Muy agradable.

—Eres increíble. Park Chanyeol es un hombre tan poco sociable —comentó amenamente. A Baekhyun le gustó que pudiera mencionar el nombre de su amigo sin que el alfa renegara. Era un buen comienzo—. Tiene un círculo íntimo muy pequeño.

—No es malo. Solo tiene a las personas en quienes más confía con él.

Minho sonrió.

—Y uno de ellos eres tú. Veo porqué. Eres una pequeña cosita muy linda.

Las mejillas de Baekhyun se llenaron de un color rosa intenso.

—Te traje algo.

Con curiosidad, Baekhyun observó al alfa sacar un estuche largo de terciopelo negro. Al recibirlo en sus manos y abrirlo, el brillo cegó los ojos del omega, dejándolo sin aliento.

—¿Por qué...?

Minho se encogió de hombros.

—Quería darte un regalo. Las flores, aunque son hermosas, se marchitan muy pronto. Los chocolates, no son lo suficientemente dulces. Así que...

«¿Y qué? ¿Los diamantes eran la siguiente opción menos costosa?», pensó al ver la pulsera de oro blanco y pequeñas incrustaciones brillantes que Baekhyun esperaba fueran circones y no diamantes verdaderos.

—Esto... es demasiado. Yo-

—Por favor, bello, es una tontería, comparado con la dicha de tenerte hoy aquí.

—Pero es muy costoso. Me sentiría más cómodo con algo más... sencillo.

Minho le sonrió, hubo cierto aire altivo en ello, pero no dejó que eso se notara demasiado, no por sobre su postura compasiva.

—Un diamante como tú merece esto y más.

«Maldición, entonces sí son diamantes».

«Si no funciona con él, siempre podemos vender la pulsera y ganar dinero», le respondió su omega, dirigiéndose a él por primera vez en mucho tiempo.

«¿No te gusta?».

«Los diamantes me gustan, pero él... ¿No es esto love bombing?».

«Nada puede hacerte feliz, ¿cierto?».

«Chanyeol puede».

«Somos amigos. Recuerda eso».

Con un postre de mora azul, Baekhyun dejó atrás la poco fructífera charla con su caprichoso omega interior y se centró en lo que Minho decía. Algo sobre el sistema político que se tambaleaba con las venideras elecciones. Cuando tocó el tema económico, pudo comentar sobre sus clases de la universidad, lo que atrajo todavía más la atención del alfa.

Al terminar, Minho se ofreció a llevarlo a su apartamento, donde su dicha fue tan grande que no dudó en hacer una video llamada con Chanyeol. Siendo ya las ocho de la noche de ese viernes, ambos estaban en sus apartamentos: Baekhyun tirado en medio de los almohadones café claro de su cama, y Chanyeol saliendo de bañarse.

—¡Ha salido genial! Choi Minho es guapo y un caballero. Se portó muy bien conmigo, y no le molestó que hablara de ti.

Chanyeol se carcajeó mientras caminaba hacia su cama donde tomó asiento mientras que al tiempo se secaba el cabello con una pequeña toalla color gris.

—Barbie, deberías dejar de hablar de mí con tus prospectos o se sentirán celosos.

—Si no pueden tolerar a mi mejor amigo, entonces esa es una gigantesca red flag. Yo no te cambiaría por nadie.

Chanyeol le sonrió con cierto rubor en su rostro. Tan guapo y... y mojado.

Un arañazo en su interior lo hizo estremecer. Era otra vez su omega.

«Míralo, es tan apuesto. Y nos adora», le dijo con tono embobado. Baekhyun podía jurar que estaba moviendo la cola.

—Él me regaló una pulsera, ¡de diamantes! Creo que tuve un micro infarto cuando la vi.

—¿Diamantes? ¿No es excesivo para una primera cita?

Baekhyun se encogió de hombros.

—Supongo que sí, aunque nadie nunca me regaló diamantes antes.

—... ¿Te gustó que lo hiciera?

Baekhyun se mordisqueó el labio inferior, irguiéndose en la cama. Sus pechos saltaron y Chanyeol no perdió un segundo de la imagen.

—Creo que sí. Bueno, me sorprendió al inicio, pero... me sentí mimado.

Chanyeol resopló.

—Yo te mimo siempre. De hecho, creo que te he malcriado demasiado.

Baekhyun le regaló una resplandeciente sonrisa.

—Lo haces, pero no eres mi novio.

Ugh, eso fue... Maldición. Algo ardió en las entrañas de Chanyeol, y ese algo subió hasta su pecho, rompiendo su tranquilidad y acelerándole el corazón.

—Imagino que ha de ser diferente.

«Actúas como un idiota. Follas con el chico, pasan tiempo juntos, le compras todo lo que pide, y aun así él está buscando a alguien más», reprendió la moralista conciencia de Chanyeol.

«Él está buscando amor».

«¿Y no se lo puedes ofrecer tú?».

«Es diferente. Somos amigos y los amigos no se aman de esa forma».

«No digas que no te lo advertí».

—Park Chanyeol, ¿me estás escuchando?

—Si, lo hago.

Era una mentira. Luego de la charla poco productiva con su conciencia, Chanyeol imaginó los placenteros escenarios donde el tal Choi Minho sufría un accidente y desaparecía de la faz de la tierra. Quizás un accidente en auto, algo simple y cliché, pero que nunca pasaba de moda.

Maldita fuera su vida.

¿Por qué quería matar a Choi Minho?

—Entonces, ¿listo para las fotos de mañana?

El gruñido del alfa hizo reír a Baekhyun.

—Te odio.

—No lo haces. Sabes que me amas.

—Lo hago —dijo simplemente y a ninguno le pareció extraño.

Sin embargo, una pregunta asaltó a Chanyeol: ¿lo hacía? ¿amaba a Baekhyun? Era su mejor amigo, le quería muchísimo, pero...

«Es mejor no hacerme preguntas que no podré contestar».

«O que la respuesta no te gustará», añadió la voz interna.

Debía bloquear la voz de su lobo interno, era lo más sano para ambos o terminaría enloqueciendo con esas conversaciones pasivo-agresivas que no ayudaban en nada. Su cabeza ya era un lío sin intervención de su mitad animal; no necesitaba más apoyo.

—Nos vamos a divertir mucho en la sesión.









No, no era divertido. Era una tortura.

En ese momento, cuando una sonrojada dama le aplicaba polvos en la cara, se replanteaba su débil postura frente a los pucheros de Baekhyun. Nunca fue alguien manipulable, sino mucho más sensato y alejado de los sentimientos mundanos que movían a las personas. Siempre se jactó de ser muy racional, de pensar calmado y frío. Bueno, eso no resultó tan cierto, no cuando Byun Baekhyun estaba cerca.

Podía escuchar los descarados cuchicheos de un par de asistentes a su alrededor hablando sobre su inusitada presencia en el foro y los motivos detrás. Por supuesto, mentes retorcidas, pero no equivocadas, ataban ello a Baekhyun. Otros comentarios eran todavía peores, más descarados por su falta de camisa o zapatos.

—Arriba, Park, hora de trabajar.

La voz de Kyungsoo le pareció, ese día más que ningún otro, irritante e intolerable. Pero ni siquiera su rostro enfurruñado o el aroma amargo de sus feromonas borraron esa sonrisa torcida.

A pisotones, Chanyeol siguió a Kyungsoo, pero a mitad del pasillo, le advirtió:

—¿Es como lo pedí?

Kyungsoo rodó los ojos.

—Sí, Park. Solo seremos nosotros y un chico de las luces, ¿contento? Quién diría que un hombre tan grande como tú tendría pánico escénico.

En el set, con el fondo blanco apenas iluminado en el centro por una lámpara, con telas color negro y blanco y un sofá color hueso. Como dijo Kyungsoo, no había nadie más ahí, y no porque Chanyeol tuviera miedo del público, sino porque no quería escuchar más comentarios estúpidos de las personas.

—¿Y Baekhyun?

—Calma, grandote, tu Barbie ya viene. Ponte cómodo en el sofá.

Pero Chanyeol se movió por el set revisando luces y las cámaras, tomando una de ellas en las manos. Siempre le gustó la fotografía y siendo más joven fue a varios cursos en la universidad, pero para su padre eso era una pérdida de tiempo como todo lo que no tuviera que ver con el negocio familiar. Pero seguía gustándole tomar fotos; en casa tenía una cámara profesional y una polaroid para esos momentos con Baekhyun.

Se quedó quieto.

En verdad tenía muchas instantáneas de Baekhyun en su casa, colgadas en el estudio junto a algunas otras de sus viajes al Egeo.

Sacudiendo la cabeza, dejó la cámara y se movió al sofá donde se sentó. Pasaron escasos dos minutos antes de que Baekhyun apareciera.

Chanyeol silbó.

—No seas un patán, Park.

Sin embargo, Chanyeol solo podía tener sus ojos sobre la figura del omega. Era tal como lo había imaginado el día que vio el atuendo en un maniquí de la tienda de Minseok. Era... perfecto. Como un pequeño muñequito listo para ser usado.

Los tacones repiquetearon contra el piso antes que Baekhyun se dejara caer en el regazo ajeno.

—Hola, guapo.

—¡Sin manoseos! —advirtió Kyungsoo, listo ya con su cámara en la mano.

Pero las manos de Park estaban intuitivamente colocadas sobre las caderas del muchacho.

—Esto es lo que haremos. Quiero un par de fotos con Baekhyun en el suelo, extendido, pero apegado a tus piernas. Quiero drama, tú sabes, como si fuera él tu pequeño secreto.

—¿Mi pequeño secreto? ¿Qué clase de novelas baratas estás viendo, Kyungsoo?

Baekhyun soltó una risilla contra la piel del cuello del alfa.

—Las que me alcanzan con mi sueldo —acusó—. Bueno, estamos perdiendo la luz. Andando.







El cuerpo de Baekhyun, extendido graciosamente con sus largas extremidades sobre las telas del piso, era gentilmente iluminado por una imitación de foco colgante que daba las sombras adecuadas a Chanyeol, de modo que su pétrea expresión fuera todavía más intimidante. Las manos del omega estaban aferradas a la tela del pantalón ajeno con desesperación mientras que sus facciones describían el cuadro idílico que imaginó Kyungsoo.

Los flashes iban y venían, cada uno con un cambio de movimiento o expresión.

—Eres un maravilloso accesorio, Park.

La respuesta del alfa fue un gruñido.

—Ugh, eso. Haz eso otra vez.

En medio del nuevo gruñido, Kyungsoo tomó la fotografía, con el rostro de Park tambaleándose hacia la cólera.

—Como dije, un maravilloso accesorio. Y no te atrevas a gruñirme otra vez por decirlo. Sabes que es cierto.

Baekhyun liberó una risita de sus tensos labios, moviendo sus entumecidas piernas.

—Los alfas son los accesorios de los omegas, y no solo en la moda —alegó guiñándole un ojo.

—Solo toma las jodidas fotos.

—Bien, gruñón. Quiero algo un poco más audaz.

Kyungsoo mandó a Baekhyun ponerse de pie, y ubicarse al costado de Chanyeol, sin llegar a sentarse sobre el posa-brazos, ligeramente inclinado hacia el alfa, de costado.

—Chanyeol, mira a Baekhyun. Y no uses esa fea expresión con la que quieres decapitar a todos.

—Lo siento, es la única que tengo. Contigo especialmente —se excusó con una sonrisa tan falsa como sus palabras.

«Hipócrita. A Baekhyun nunca lo miras así», pensó Kyungsoo, pero se mordió la lengua con fuerza para no decir nada.

El rostro de Chanyeol se volteó hacia Baekhyun y, quizás no lo supo o fue inconsciente, pero sus ojos dejaron ese enojo que mantuvo durante la sesión y los matices se volvieron suaves y agradables. Su mirada conectó con los ojos avellana, enmarcados por un sutil maquillaje negro con dorado.

—Tu índice, Baekhyun, bajo el mentón de tu alfa.

El toque fue como el beso del fuego al chocar contra un glaciar. Chanyeol se tragó el quejido que pujó sus labios para salir.

Nuevamente los flashes los capturaron uno tras otro, pero Chanyeol ya no era consciente de eso, sino del rostro del omega. Esas mejillas pálidas, los labios carnosos y rojizos que eran su fijación, el aroma a cerezas que estaba poniendo en jaque sus sentidos ante la proximidad de su inevitable rut.

La boca del omega siempre era demasiado tentadora, demasiado... calienta pollas. Como si estuviera hecha para tomar la vega de un alfa. Ugh, Chanyeol no podía imaginarse a Baekhyun con nadie más. No podía verlo tomando otra polla que no fuera la suya, hundiéndose en gemidos y lágrimas que luego se voltearan al más desquiciante placer. Cuando esas piernas blancas estuvieran abiertas para enseñar sin vergüenza su agujero mojado, dolorosamente necesitado.

Chanyeol quería...

—¡Eso es! Eso estuvo maravilloso.

La burbuja estalló y de pronto todo el ruido de su alrededor volvió a él de golpe. Carraspeando, se puso en pie. Necesitaba salir de ese lugar antes de que abordara a Baekhyun en frente de todos. Tan caliente se sentía que bien podría poner al muchacho sobre sus rodillas y montarlo hasta fecundarlo.

—¿A dónde crees que vas, Park? Esto no ha terminado.

—¿Cómo que no hemos terminado?

—Claro que no. Minseok pidió otras fotos con cambio de vestuario.

—No, maldita sea. ¿Cuándo accedí a esta mierda?

—Cuando Baekhyun hizo pucheros.

Park tomó hondas bocanadas de aire. Uno, dos, tres, cuatro...

—Tranquilo, Park. Esto te va a gustar. ¡Baekhyun estará apenas vestido! A que soy generoso.



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Última actualización del 2024!!

Que la disfruten y este 2025 esté lleno de todas las cosas buenas que uds me han brindado.

Un abrazo de osito

Alex

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