🧧!! ' XXVIII
Los seres humanos se unen por muchas razones diferentes al amor. Acostumbrados a guardar pequeños recuerdos de alegría para lamentarse el resto de sus días por no poder repetirlos. En el mundo de Jimin no había muchas personas con buenos recuerdos, la clase alta siempre ha tenido ventaja en la mayoría de aspectos en la vida diaria, pero la libertad no era uno de ellos.
Porque las personas que más tienen, menos libres son. Era algo que Jimin había visto con sus propios ojos.
—¿Mami? —La voz delgada hizo eco en las grandes y descoloridas paredes de los largos pasillos, huecos de emociones.
"La casa con cara triste" era como llamaba Jimin a ese lugar cuando era un niño, las ventanas de frente eran dos, y el arco en la puerta hacía que pareciera una nariz, la puerta era recta y perfecta para la estructura de la grande mansión. Sin embargo, la reja frontal formaba una "u" inversa, que hacía que si cruzaras la calle y voltearas al frente, la primera imagen que te vendría a la mente sería una cara triste. Analogía que un niño de cinco años no encontraba muy diferente a la realidad dentro del lugar.
No era tan grande, y Jimin ya sabía subir las escaleras para su corta edad, pero sin su madre ahí los pasillos rechinantes le hacían pensar en los cuentos que sus nanas le leían sobre los monstruos escondidos en las esquinas de las paredes.
Sus pequeños pies tropezaban de dolor por caminar tanto tiempo, buscando las feromonas de limón y fresa que tanto caracterizaba a su mamá.
Alzando su cabeza para agudizar su olfato, se dio cuenta que el olor se intensificaba a medida que se acercaba a la puerta donde su madre acostumbraba encerrarse, Jimin siempre la esperaba hasta que saliera, le gustaba el olor a pinturas y lienzo que tenía cuando terminaba de hacer su arte ahí.
La habría esperado, como siempre lo hacía, pero a diferencia de las anteriores veces, la puerta estaba entreabierta.
Su pequeña altura no le permitía girar el pomo pero con un pequeño empujón logró abrir la pesada madera. Estaba oscuro, sus cuidadoras ya se habían ido, y el ocaso se extendía a través de la ventana.
—¿Mami? —murmuró el castaño viendo la figura familiar—. ¿Qué haces ahí arriba?
La sombra se balanceaba, siendo sostenida por un objeto que Jimin jamás había visto. Su madre no respondía.
Se sentó abajo y le acarició los pies, a la altura que estaba era lo único que podía tocar.
El pequeño omega decidió esperarla, siempre lo hacía.
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Jimin observa los mismos colores cálidos del ocaso de ese día frente a él. El olor salado era un alivio para ese recuerdo y no se sentía tan doloroso. No sabía el porqué había llegado a su mente tal imagen que quiso borrar por mucho tiempo en todos esos años.
Un sentimiento de melancolía lo recorre recordando la sonrisa de su mamá.
Baja la vista a sus manos y ve el azul de la rosa resaltar más a los rayos del sol.
"Esperanza y perdón".
Eran los significados más característicos de una rosa azul, entre amor no correspondido e inalcanzable, Jimin prefería las definiciones más alegres.
Girando su cabeza observa el rostro impasible de Jungkook atrás de él, esperándolo.
Después de contestar con un titubeante "gracias" a las palabras del alfa que aún se registraban con claridad en la cabeza de Jimin, se apresuró a terminar el plato frente a él, asegurándose de hacerlo bien y no intentar cortar la comida como en su primer intento. Jungkook siguió observándolo fijamente durante el resto del tiempo, sin decir una palabra más.
Al salir del ostentoso lugar la emoción inundó a Jimin al ver el mar, no pudo controlar sus movimientos y caminó directamente a la arena, cerca del límite de las olas. Jungkook no lo detuvo y prefirió observarlo a lo lejos, captando el olor ácido de Jimin en aumento al pasar del tiempo.
No quería interferir con cualquier cosa que estuviera en su mente, quería darle espacio.
Jimin suspira y observa la espuma que no llega a tocarlo bajo sus pies. Sonriendo internamente, quita cada uno de sus zapatos y da pasos más cerca hacia el agua. Jadeando emocionado cuando el frío del agua llega a él.
El castaño lamentó no pintar jamás el océano, siempre le recordaba al color de los iris de su madre, con tanta agua dentro de ella.
También era su primera vez viendo el mar, se sentía extraño. Definitivamente a ella le hubiera encantado esa vista.
Cierra los ojos al darse cuenta que una vez más la había recordado, suspira para borrar el dolor en su pecho al recuerdo de su sonrisa que se había presentado tan seguido en los últimos años de su ausencia. Después de enlazarse con el alfa, no era tan poco común.
Siempre que miraba a Jungkook, con la indiferencia pintando sus expresiones y la falta de importancia en su persona, no podía evitar los sentimientos tristes que le recorrían. Porque era la misma forma en la que su padre miraba a su mamá.
Jimin veía los orbes dorados en el alfa durante los primeros días y pensaba.
《Oh, así que tengo el mismo destino》
Razón por la que intentaba buscar una y más salidas del mundo al que lo arrastraron; sin embargo, esas ideas de huir se volvieron con más negación a lo justificable.
Porque ahora las orbes fríos y gélidos le transmitían todo menos eso.
Recordó el toque del alfa en su piel, en sus labios, y muy adentro de él con una relación nada física. Le confundía, y lo peor de todo es que no sabía qué hacer con esa sensación.
Las personas se unían por razones muy diferentes al amor. Pero Jimin sentía que podría no ser su caso, y solo tal vez por eso, con el color azul frente a él y con la flor en sus manos que significaba esperanza, no veía una razón justificable para irse.
Si Jungkook se dio cuenta de la confusión y la batalla interna en su persona de camino a la zona alta de Estambul, no dio señales de ello ni comentó nada al respecto.
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—Hürrem —Jimin escucha una voz frente a él, y por el tono fuerte realiza que no era el primer llamado hacia él, alzando la cabeza se da cuenta que Azra estaba sosteniendo la puerta del auto, invitándolo a salir. Jungkook se encontraba ya fuera de este, mirándolo inexpresivo.
—Lo siento —susurra bajo mientras baja al asfalto.
No se sorprendió ni un poco al ver la estructura blanca frente a él, estaba acostumbrado a la vista de bares o clubes simples alrededor de su universidad, pero las propiedades Hasmet siempre hacían que cualquiera tuviera un complejo de hormiga cerca de ellas.
Desde afuera pudo captar el sonido de las risas y la música vibrante que hacía temblar el piso, mira a su alrededor y ve muchos autos deportivos. En un principio pensó que las estructuras alrededor eran otros clubes pero se dio cuenta que se trataba del mismo edificio. Había prensa alrededor, alejada por la insistencia de alfas que Jimin había visto en la eve.
No solo tomaban fotos lejanas de ellos, sino también de otras personas entrando y saliendo del lugar. El castaño reconoció a un omega famoso adentrándose y pasando la seguridad del lugar, Jimin lo había visto en muchas películas de la última década.
Sintió un peso extra sobre sus hombros, su pasmo al observar el ambiente tan colorido del exterior no permitió que se diera cuenta del acercamiento de Jungkook. quien le había puesto su elegante saco.
—Las temperaturas han bajado. —Justifica el alfa acomodando su propia camisa. Jimin sabía que estaban cerca de invierno, pero el frío aún no había pugnado el ambiente.
Le sorprendía la posesividad de los alfas en situaciones comunes, Azra parece contener una sonrisa pero no dice nada y los sigue silenciosamente mientras saluda en susurros a sus compañeros de trabajo que se encuentran ahi.
—Mira, es Jungkook Hasmet. ¡Oh! ¿¡Ese es su omega!?
—Pensé que los Hasmet no venían a estos lugares.
—Idiota, es su propiedad.
Jimin hizo oídos sordos, una costumbre que nunca se le quító desde su adolescencia en respuesta a las críticas que recibía siempre.
Y como en las últimas veces, sentía que estaba enlazado con una celebridad en vez de un magnate del mundo bajo.
Cuando atravesaron el cristal grande, su curiosidad al exterior se sintió tan tonta comparándola con el interior. Era enorme, más grande de lo que se veía por dentro, y a diferencia de los clubes que siempre veía en la televisión, era mucho más sofisticado; había un cristal en el techo a una gran altura, que permitía ver el cielo de noche, inundado en estrellas brillantes. Cadenas doradas conectaban con el techo, donde múltiples bailarines se deslizaban en el aire, Jimin se encontró hechizado por los movimientos artísticos de sus cuerpos y casi tropieza al darse cuenta de las líneas de agua en el piso, donde pequeños peces nadaban protegidos por otro cristal.
—Amir. —Una mujer alta se acerca a ellos, su olor fuerte le dio a entender que era alfa. Los inversores han llegado, lo esperan en la sala caprencia.
—Iré en un momento, buen trabajo, Ángel. —Contesta Jungkook. La mujer da una reverencia y se dirige a Jimin.
—Hürrem. —susurra dando otra inclinación en despedida que el castaño contesta rápidamente. Después de eso la mujer da la vuelta y se pierde entre el mar de gente en el centro.
—Jimin. —Jungkook lo llama y el castaño casi siente su cuello doler al rápido movimiento que hizo, estaba tan acostumbrado a la palabra oglan de parte del alfa al llamarlo que escuchar su nombre de sus labios se sintió completamente ajeno—. Tengo que encargarme de algunos asuntos, puedes pedir y hacer lo que desees en mi ausencia, Azra te cuidará.
Jimin frunce el ceño ante eso.
—¿Por qué no puedo acompañarte? Si es una reunión corporativa, es mi trabajo hacerlo.
Jimin niega inmediatamente.
—No, son muchos alfas, el olor encerrado de sus feromonas podría hacerte daño. —Asevera serio, y después de un momento continúa bajo—. Agregándole el olor dulce en incremento que sale de ti, es una razón más para que no me acompañes.
Jimin se vuelve rojo, y voltea a otro lado avergonzado. Era cierto, él también había notado el cambio en su olor.
Podría exponerse demasiado, con la falta de medicina en sus sistema de los inhibidores no había razón para que su olor no saliera naturalmente.
—Está bien. —Termina aceptando, provocar una pelea entre alfas por cualquier circunstancia posible no estaba en sus planes de ese día.
—Namjoon y Taehyung estarán conmigo, ya están en la sala esperándome. Pero Yoongi y Ömer vendrán después también para cuidarte.
Jimin asiente y Jungkook se acerca, el omega lo ve expectativo a sus próximas acciones, respingando cuando el alfa acerca su mano; sin embargo, con duda en sus movimientos retrocede y no llega a tocarlo.
—O'na iyi bak, Azra. [Cuídalo, Azra].
Jungkook se aleja y Jimin observa su espalda mientras sube las escaleras negras. Quería reprimir el sentimiento de decepción a su alejamiento.
—Hürrem, ¿quiere ir a su sala? —Azra se acerca a él.
—¿Tengo una sala? —Pregunta observando la imagen frente a él, agradecía que las personas a su alrededor estuvieran demasiado fuera de sí para percatarse de él.
—Sí, es de uso exclusivo para usted.
Jimin tarareó en respuesta.
—Prefiero estar aquí. —Decide Jimin, girando sobre sus talones. Dos mujeres de las que no se percató estaban al lado de Azra, por su atuendo y la mirada tensa en ellas rápidamente realiza que trabajan ahí.
—Hürrem, onunla tanışmak bir onurdur. Benim adım Eylül ve yanımdaki ortağım Neylan, bu gece size istediğiniz her şeyi sağlamakla sorumlu olacağız. [Hürrem, un honor conocerlo. Me llamo Eylül y mi compañera al lado mío Neylan, seremos encargadas de proporcionarle todo lo que desee esta noche] —Las dos betas dan una reverencia larga y Jimin se apresura a levantarlas.
—Teşekkür ederim, ama bana karşı bu kadar dürüst olmasaydın kendimi daha rahat hissederdim. [Gracias, pero me sentiría más cómodo si no fueran tan rectas conmigo] —Dice mientras les ofrece una sonrisa cálida que es respondida, se deja guiar por el lugar mientras observa el rostro sorprendido de Azra a su lado.
—Hürrem, no sabía que podía hablar turco. —Confiesa el albino a su lado.
—Namjoon y mis bayanlar me han enseñado, no dudes en corregirme si escuchas una mala pronunciación. —Contesta Jimin.
—No, no, hürrem es bueno, muy bueno ;Azra se apresura a decir con ojos brillosos, como si Jimin hubiera logrado algo increíble y nuevo. El omega no pudo reprimir su risa a la emoción del alfa.
Las mujeres se detienen en una mesa apartada y en una altura más alta que las demás, alrededor había telas que podían extenderse para más privacidad y Jimin estaba teniendo grandes dudas de veracidad a los diamantes que la rodeaban.
Era demasiado para sus preferencias simples.
—¿Qué le gustaría beber, hürrem? —Una de las betas, Eylül si el entendimiento de Jimin no fallaba, le extendió un menú de cristal.
Viendo la imagen común con todos los nombres raros y la gama de diversidad en las palabras, el omega no pudo evitar soltar un suspiro pesado. Tendría que poner más esfuerzo a su comprensión lectora del idioma turco.
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—Tres mil millones.
El número de la oferta logró dar pie a muchos susurros emocionados. El dinero en la mesa dorada iba aumentando y la emoción en el ambiente se pudo oler.
Jungkook observa el intercambio con pereza, las apuestas en tema de negocios le aburrían e irritaban horrorosamente. Cosa que para su desgracia no era tan poco visto en reuniones de ese tipo.
—Jungkook, hombre, ¿no apostarás? —Una voz gruesa proveniente de un hombre obeso y calvo que el gama reconoció como director del grupo Geonow le llamó. Había omegas alrededor sirviendo tragos, y el director no dejaba su mano inmóvil ante ellos, haciendo que la paciencia de Jungkook se redujera el doble.
Namjoon y Taehyung estaban atrás de él, a una distancia considerable para no interferir en la privacidad de los negocios, pero incluso con ese alejamiento el gama pudo captar el olor agrio proveniente de ellos, probablemente causado por la misma razón de su molestia.
—Preferiría que nos concentráramos en la razón por la que estamos aquí. —Responde con una sonrisa tensa.
—Jungkook, siempre tan recto, directo y centrado. Me pone triste que no puedas ser mi yerno, déjame saber si el puesto de vacante en tu harem está abierto para mi hijo, es un omega muy hermoso. —Habla otro hombre a su lado izquierdo, siendo de todos los alfas ahí reunidos el más soportable de todos para el gama; sin embargo, su puesto alto en la política de Turquía y la influencia de corrupción lo hacían igual de despreciable que los demás a ojos de Jungkook.
—No estoy interesado en crear un harem. —Murmura seco mientras da un trago largo a la bebida en su mano, quería terminar esto pronto.
—Vi las fotos de tu omega en los medios, no me sorprende tu negación a uno cuando tienes esa belleza en tu cama. Deberías presentarnos a tu mate.
Jungkook detiene sus movimientos, atento a las palabras de un CEO menor. Todos dejan de reír y el ambiente cambia rápidamente.
Los alfas luchan con la sensación de inclinar su cuello a la dominación de la feromona gama que empieza a inundar el aire. La diversión se desvanece rápidamente.
—Arian, tan bromista como siempre. No le tomes tanta importancia a sus palabras, Jungkook. —Tartamudea uno de los ancianos atrás de él, el turco no se molestó en recordar su nombre o su relevancia ahí.
Cuando se levanta todos retroceden sobre sus asientos, los bailarines omegas también se incorporan y Jungkook chasquea los dedos.
Dos pistolas se clavan directamente sobre las sienes del hombre, quien empieza a temblar.
—No era mi intención, l-lo siento, yo... —Tartamudea con ojos cristalinos, el rostro divertido y burlón que estaba en su rostro desaparece.
—Sus órdenes, amir. —Pide Namjoon manteniendo el arma sin temblar en la cabeza del hombre. Taehyung también se muestra impasible esperando indicaciones.
Jungkook da unos pasos lentos, rodeando la mesa llena de dinero.
—Jungkook, vamos, concentrémonos en el negocio. —Convence el director de Geonow.
—Si alguien vuelve a hablar será el siguiente con mi pistola en su boca. —Calla el alfa, todos cierran sus labios y no son capaces de emitir ni el sonido de su respiración, Jungkook se concentra en el hombre tembloroso frente a él. Repite lo que dijiste.
—Señor Hasmet, yo...
—Repítelo.
El alfa empieza a llorar cuando Namjoon le da un pequeño golpe, demandando una respuesta exigida.
—No dije nada, era verdad que solo tenía curiosidad por tu omega.
Jungkook frunce el ceño.
—No es lo que dijiste, es la forma en la que lo hiciste sonar. —Gruñe el gama y el miedo en el otro alfa aumenta—. Tienes agallas para pensar que eres siquiera suficiente para conocerlo tú mismo de esa manera.
—Lo siento, tienes razón. ¡Soy basura, no debería ni mencionarlo! —Grita con terror el CEO, sabiendo que su puesto no duraría mucho, no sabía si podría llamarse así. Chasquea los dedos otra vez y las pistolas desaparecen, Namjoon y Taehyung retrocediendo en sus lugares.
—Ahora, procedamos para lo que venimos. Me alegra que quede claro esa parte. —Sonríe Jungkook falso, incorporándose.
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Jimin veía el contenido del vaso desaparecer poco a poco. Por el color del líquido había adivinado que se trataba de un cóctel de limón, pero fue corregido por Azra que le dijo que se trataba de un caipiriña, una bebida brasileña muy fuerte.
No bebía ni un poco, no podía soportar una piña colada y se lanzó por un nombre exótico en el menú con la esperanza del nombre frutal como sinónimo de suave. Cuando dio un trago largo y vio el fondo del vaso sabía que había puesto expectativas en su resistencia.
Ya no tomaba supresores, por lo que no era necesario mantenerse abstemio a la espera de la larga ausencia de Jungkook.
Ömer ya había llegado y estaba a su espalda junto con Azra, el castaño los invitó a sentarse, pero ellos negaron con la excusa de que sería demasiado grosero si lo hacían. Jimin no insistiría sabiendo los necios que podían ser.
Se concentró en mantener su vista en las personas bailando, le había parecido emocionante reconocer a más de un artista del medio público además de Olé Jenner, el primer actor omega que captó en la entrada.
Ya estaba en un tercer vaso cuando llegó Yoongi también a su cuidado.
Dando una mueca aburrida se incorporó en su asiento para ir al baño, no sabía si era el olor dulce del saco de Jungkook en sus hombros, pero quería quitar el mareo repentino que sentía.
Sus acciones fueron defendidas rápidamente cuando el piso empezó a temblar bajo sus pies. Su peso le ganó y fue incapaz de sostenerse.
—¡Hürrem! —Azra lo sostuvo rápidamente. Los otros dos alfas acercándose rápidamente.
—Hürrem, creo que ha bebido de más —Dice Yoongi al lado de Azra.
—Más de lo que puedo soportar, tal vez
—Susurra el castaño tocando su cabeza.
Ömer se aleja un poco, parecía estar hablando en un aparato que tenía en el pecho junto con los otros. Después de unos movimientos de afirmación al aire, se acercó a Jimin y se dirigió a sus dos compañeros.
—Amir ordenó que lo llevemos al penthouse. Tardará una hora o más aproximadamente en terminar.
Jimin frunció los labios al oír eso. No quería irse, había empezado a disfrutar las notas de la bocina, e ir al centro del lugar con los demás no parecía más una mala idea.
—¿Qué penthouse? No quiero irme.
—Hürrem, puede que no se haya dado cuenta, pero el alcohol ha adormecido sus sentidos, por lo que la intensidad en sus feromonas no tiene ninguna limitación para salir, —Explica Ömer dirigiéndose a él—, puede ser peligroso.
El omega inclina la cabeza y dirige su mirada alrededor: había alfas mirándolo desde lejos y cerca, algunos no eran discretos en lo absoluto. Viendo la preocupación en los rostros de Ömer, Azra e incluso el siempre serio de Yoongi no pudo hacer nada más que aceptar dando un pequeño asentimiento. Hicieron el ademán de ayudarlo a incorporarse, pero Jimin los detuvo con un gesto.
—Caminaré bien, solo guíenme. —Pide intentando enfocar su vista. La última vez que se sintió así fue hace años, en una novatada de la universidad, no pensó que alguna vez volvería a enfocar doble después de eso.
Los tres hombres aceptaron a su petición y Yoongi se puso al frente para marcar el camino.
Como si toda la atención faltante hasta ahora decidiera aparecer de repente, varios ojos se empezaron a clavar en él mientras lo dirigían por el enorme espacio. Jimin se cohibió un poco pero estuvo aliviado de que no hubiera tantas personas como en un club común.
Por la esquina de su ojo observó a un alfa con intenciones a acercarse, la confianza en su rostro se desvaneció una vez que Ömer le dio una mirada en advertencia, y por su expresión asustada Jimin captó la amenaza silenciosa que podían dar los hombres de Jungkook con un vistazo. Al principio entendía ese sentimiento, pero después de un tiempo se dio cuenta que los alfas de la eve jamás le dirigirían una mirada así.
Llegaron al extremo del lugar, giraron por un pasillo y entraron a un espacio apartado, el cual tenía otros alfas custodiando un elevador. Jimin abrió los ojos en sorpresa al darse cuenta que no lo llevaban al exterior, había pensado que lo guiarían a otro lugar, pero no vio muy lejana la idea de que el tope de la estructura fuera otro lugar de descanso para Jungkook.
Los alfas cerca del elevador le dieron una reverencia y Jimin sonrió amable. Jamás se acostumbraría a eso.
Azra apretó un botón y lo invitó a subir primero. Jimin se apresuró nerviosamente y esperó a que los otros alfas hicieran lo mismo. Sin embargo, Yoongi y Ömer solo se limitaron a despedirse con una inclinación larga, siendo el albino el único que se subiera con él.
Una vez que se cerraron las puertas automáticas, Azra presionó el botón del último piso. Jimin sintió su respiración pesada y se dio cuenta que el alfa se mantenía lo más alejado de él en el pequeño espacio.
Sintió pena al ver rojo el pálido rostro de Azra, debía estar haciendo su mayor esfuerzo para controlarse ante el olor de Jimin.
—Lo siento mucho, Azra, a todos. —Susurra mientras se recarga en el elevador. El alfa niega rápidamente y le muestra una pequeña sonrisa.
—Es nuestro deber protegerlo, hürrem, incluso más allá de nuestros propios instintos. No pida disculpas.
Jimin responde a la sonrisa y espera a que el elevador los lleve al último piso.
Cuando las puertas se abren los recibe un elegante espacio, Jimin contiene la respiración.
Si en la oficina era fuerte el olor de Jungkook, ese lugar tenía su presencia en cada esquina.
—Amir tiene lugares así en todas las propiedades, incluso en este sector. Así como en la mansión, está todo lo necesario para usted. —Explica Azra, el omega da un paso dentro y realiza que la palabra penthouse no le queda nada corta.
Azra se queda en el elevador y Jimin frunce el ceño.
—¿No entrarás? —Pregunta, recibiendo una negación del alfa.
—No se nos permite entrar, si amir identificara el olor de otro alfa aquí con usted podría no gustarle, incluso si se trata de nosotros.
Jimin asiente en compresión, alfas son alfas.
—Está bien. Gracias, Azra.
El albino asiente y se inclina para dar una reverencia rápida.
—Si necesita algo hay un botón en la mesa central para que pueda llamarnos, amir no tardará mucho. —Explica señalando el lugar donde estaba el control. El omega suspira y asiente en respuesta mientras observa la imagen del alfa desaparecer entre las puertas del elevador.
Jimin da media vuelta y estudia el lugar, tenía frío. Ajusta aún más la prenda del gama sobre su espalda.
Sus pasos lo guían a la cocina, la cual no estaba oculta y fue fácil de encontrar. Busca un vaso y abre la llave del grifo, el sabor del limón en su boca de la bebida alcohólica desaparece rápidamente.
Su estómago gruñe y se esfuerza en guiar sus manos a la puerta del refrigerador, demasiado elegante y grande para un aparato que solo congela cosas.
Había mucha comida; carne, verduras, snacks y fruta, por la frescura que aparentaban las fresas, adivinó que no hace mucho fue comprado todo eso. Rápidamente agarró las frutas rojas y se las llevó a la boca, no sabía si era el alcohol lo que le generaba tanta hambre de repente.
Mirando a su alrededor con la boca llena se dio cuenta del buen gusto que Jungkook podía tener. La mansión tenía más influencia cultural, y los colores eran más. cálidos y claros, también había mucha vegetación y Jimin se sentía más como en un palacio que en una casa.
En ese lugar, al igual que su oficina, los colores eran oscuros y mates. El toque de modernidad y occidente era dominante en varias zonas de ahí, y Jimin realmente disfrutaba la vista de Estambul por la noche a través de los vidrios grandes.
Sin embargo, estaba solo y silencioso. A diferencia de la calidez en la casa de Jungkook, el penthouse era todo lo contrario. Jimin tuvo vestigios de recuerdos cuando estaba en Canadá, cuando se quedaba solo en la enormidad de "la casa triste".
Sacude la cabeza para quitar esos pensamientos, últimamente no sabía qué le pasaba, estaba muy distraído y con adhesión a esos recuerdos. El frío se sintió aún más pesado.
Dejando el vaso y el recipiente con las fresas, caminó hacia el pasillo de enfrente. Había tres o cuatro puertas, pero estaban cerradas.
La puerta del centro sí estaba abierta, y se dejó guiar por el aroma a sandalo y lluvia concentrándose ahí.
Había una cama grande, el cuarto era menos sencillo que el de la oficina y se veía muy espacioso, también había una ventana ocupando toda la pared que daba a la ciudad. Jimin observó la cama por un momento, su cuerpo se sentía pesado y no veía mal la idea de dormirse, pero sentía que las sábanas no eran suficientes para cubrirlo.
Observando a su derecha vio una puerta, supuso que era el baño pero estaba entre abierta y pudo ver que no lo era. Se levantó de la cama y caminó hacia ella. Cuando prendió la luz encontró un pequeño cuarto que hacía de closet. Tuvo un pequeño déjà vu de la oficina cuando empezó a inspeccionar la habitación.
Había dos hileras grandes con trajes y camisas, también había espacio para muchos zapatos de marca y en el centro estaban vitrinas con varios relojes de aspecto caro.
Definitivamente Jungkook no era humilde con su imagen.
No se quedó mucho en ellos y se dirigió a los sacos gruesos, como el que tenía en sus hombros, y así como lo hizo en la empresa, los quitó de su gancho.
Los sostiene en sus manos y después los acerca su rostro.
El aroma cálido, aterciopelado y sensual de la prenda le hace ronronear. Eso sería suficiente.
Llevando cuatro de ellos en sus brazos volvió al cuarto y los acomodó todos en la cama, no estaba muy consciente de lo que quería hacer, pero quería hacerlo bien.
Sin embargo, cuando levanta la vista para observar el montón de grupo que hizo entre las sábanas y la ropa de Jungkook, no se sintió satisfecho.
Así que vuelve en sus pasos y entra de nuevo al armario. Agarrando esta vez tres o cuatro camisas, después revisa los cajones de abajo y encuentra la ropa interior del gama.
La estudia por un momento y después de unos segundos también se lleva dos prendas de ahí. Vuelve rápidamente a la cama con una sensación de complacencia.
Acomoda todas las sábanas de forma circular, manteniendo la ropa en el centro. Se tarda algo de tiempo en mover aquí y allá, hasta que logra un resultado satisfactoria para él.
Suspirando cansado se mete y se acomoda entre toda la ropa, ya no sentía frío.
Llevando una manga a su nariz empieza a restregarse el olor de su gusto en su rostro.
Se sentía tan bien toda esa calidez.
—Jimin.
Dándose cuenta de los pasos cercanos se incorpora rápidamente, congelándose cuando se abre la puerta y Jungkook entra, quien se queda congelado en el límite de la puerta.
El omega suda frío, ¿qué explicación dará a eso?, definitivamente no hay documentos ahí que tenga que buscar.
Ni siquiera él sabía qué es lo que había hecho, solo quería librarse del frío siguiendo sus instintos.
—Yo... empieza a hablar, pero realmente no sabe qué decir. —Jungkook no tiene su expresión neutra o seria como siempre, la confusión llenaba su rostro por completo, incapaz de formular una respuesta a la situación frente a él. Empezó a pensar y excavar en todas sus experiencias de vida, lecciones y conocimientos de años, pero jamás se había encontrado con la imagen de un omega ronroneando entre un montón de sábanas y ropa... su ropa.
Después de pensar detenidamente, la realización de lo que podría estar haciendo el castaño lo pasma aún más. Jungkook se acerca lentamente y estudia con más seriedad la escena.
—¿Estás haciendo un nido?
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