🧧!! ' XXVII
Jungkook mantenía la cabeza baja ante la brisa salada en el aire. La arena se adhería insistentemente a sus zapatos y ropa, traída por el viento fuerte tropical del estrecho de Bósforo.
Con cansancio dirige su vista a las bolsas negras grandes que sus hombres tiraban sin parar. Más huesos Yilmaz de los que tuvo que encargarse.
Encargarse de tales asuntos en la mañana lo irritaba horriblemente.
—Ömer, encárgate del resto. —Indica al hombre a su lado mientras tira su cigarro junto con una bolsa. El alfa a su lado asiente con una reverencia corta para dirigirse al frente del puerto.
Jungkook dirige sus pasos hacia el Sedán negro alejado, recordándose que tenía que verificar el club principal de su familia esa noche. Chan se había ido antes del kįs; ocupado con sus propios negocios en Inglaterra, se disculpó por su salida tan rápida, y lamentó que Jungkook no tendría un compañero de copas esa noche.
—Amir, el señor Claire ha vuelto a llamar —informa Azra atrás de él, sería quien lo llevaría de vuelta a la compañía. Jungkook detiene sus pasos en seco.
—¿Qué ha dicho?
—Exige una reunión pronta con usted.
El gama gruñe en molestia pesada. El anciano estaba siendo un problema en su suela, tarareando en sus pensamientos se detiene frente al pequeño puesto de flores en la costa mientras saca un paquete de pastillas de su abrigo cuando un mareo lo sacude por un segundo.
Los supresores para alfas no detenían un celo en los gamas como lo hacían con alfas promedios, pero servían para aliviar los síntomas predecesores. En esa época del año no tendría que tenerlo, pero el celo agresivo que desencadenó el ataque había adelantado su ciclo. Tampoco negaba el celo pronto de Jimin como una causa, después de todo no sería un suceso clínico raro en personas enlazadas; sin embargo, la época de calor era en lo que menos quería pensar en ese momento.
Cada año lo había encontrado molesto, pero siempre tenía más de una opción para sobrepasarlo sin problemas; sin embargo, esta vez era diferente. Su alfa se agitaba con insistencia cada vez que el omega de ojos claros se clavaba en su mente, algo que parecía suceder con más frecuencia en los últimos días.
Pensamientos salvajes y poco propios dentro de él se contrarrestaban con la imagen de moretones y mordidas profundas frescas aún visibles en el castaño. No quería volver a perder el control.
Suspirando fuertemente apaga el sabor agrio de la medicina en su boca con el tabaco recién prendido en sus labios.
—Vuelve a dar una negación, dile que pronto iré a Canadá, pero no le des una fecha exacta —responde el turco y Azra da una afirmación atrás de él.
Una anciana da unos pasos lentos hacia él, Azra se pone tenso y quiere adelantarse enfrente pero Jungkook lo para en negación.
—Joven apuesto, ¿está buscando algo para su omega? —La mujer del local de flores se acerca mientras sostiene una rosa teñida de azul, ofreciéndole la flor con tanta insistencia, Jungkook la toma rápidamente de las manos temblorosas—. Las rosas azules son perfectas en estos días.
Jungkook observa el tono pastel pintado en la rosa, recuerda ver un libro en la biblioteca familiar que hablaba sobre el significado de las flores, lo había ojeado rápidamente, puesto que estaba en la sección que sus tutores consideraban no necesarios para su formación.
La rosa azul había captado su atención en el momento, y entre tantos significados aún no comprensibles para su edad estaba seguro que la esperanza y el perdón estaba entre ellos.
════ ∘◦❁◦∘ ════
Jimin da una vuelta o dos alrededor de la oficina, su trabajo se vuelve ameno mientras escucha a Namjoon y Taehyung, quien lo escoltó a la compañía, tras la puerta, la indignación del alfa asiático por un suceso de la noche anterior de la que Jimin no tenía idea lo divertía en demasía, sus expresiones eran hilarantes. Escuchó la risa contagiosa de Namjoon y sonrió para sí mismo.
Estuvieron un buen rato en brazos del otro, Jimin sentía que Namjoon necesita eso más de lo que decía. Su preocupación por el brasileño aumentó cuando se percató que estaba temblando, Namjoon lo tranquilizó y le sonríó como siempre lo hacía; sin embargo, la sonrisa perlada que siempre adornaba la expresión del alfa no llegaba por completo a la forma usual, el matiz triste estaba en los ojos esmeraldas y un olor agrio lo recorría delicadamente.
El castaño no era ignorante, sabía perfectamente lo que significaban las palabras de Namjoon y el término de agâ leal que estaba explicado en uno de los libros que sus bayanlar le pusieron a estudiar. Una parte de él se sentía realmente preocupado por todo el asunto, tal devoción y cariño que le daban ahí era tan ajeno a su pasado frío, pero más que nada estaba intranquilo por los verdaderos sentimientos ocultos que el moreno parecía encerrar dentro de él. Por otra parte, hacía que se sintiera sumamente tranquilo al saber que siempre tendría una persona como Namjoon de apoyo, y no pudo evitar el regocijo en su pecho de estar en buenos términos con el brasileño; por supuesto, no hablaron de lo que causó todo en primer lugar, pero Jimin sentía que había algo más que el brasileño no le estaba diciendo, aún así decidió no presionar y que era mejor no pisar en territorio minado.
Estar bien con el moreno le era suficiente. Jimin escucha palabras coreanas indignadas que no puede comprender detrás de la puerta y el tono de falsa molestia de Taehyung hace que no pueda concentrarse del todo en las estadísticas frente a él, podían ser alfas fuertes y de aspecto amenazante, pero el omega sabía que actuaban como niños la mayor parte del tiempo.
Se sentía raro tenerlos tan cerca, últimamente Jungkook había aumentado la seguridad y el omega se había estado acostumbrando a escuchar los pasos vigilantes de los guardaespaldas afuera de su habitación por las noches. Jimin decidió no objetar nada a pesar de que el exceso de seguridad era una prohibición en su primer acuerdo entre él y el turco, puesto que había aprendido a disfrutar la compañía de los hombres.
Abriendo la puerta para entregar copias en la oficina de Jungkook, encontró a Taehyung y Namjoon completamente despeinados en lo que parecía resultar de una pequeña pelea. Taehyung se arreboló por completo y dio varias reverencias en disculpa por su falta de modales mientras Namjoon reía sin ninguna vergüenza. Jimin negó divertido y se dirigió al espacio contiguo.
Tomó con duda el cristal, un recuerdo no grato se plantaba insistentemente en su cabeza, recordándole la primera vez que abrió esa puerta y la imagen de Marco y Jungkook lo recibió.
《No tengo por qué preocuparme ahora》, piensa mientras suspira fuertemente, arrancando ese recuerdo pasado de su memoria.
Jimin traga fuertemente cuando entra a la oficina, el olor del alfa era tan fuerte como en su propia habitación. Rápidamente se apresura a dejar las hojas en el escritorio y se decide a salir antes de que su omega empiece a molestar por la fuerte presencia del gama ahí. No obstante, la curiosidad se asienta en su cabeza y estudia el espacio un poco más, argumentando su acción con que nadie le diría nada de todos modos.
Jimin frunce el ceño al darse cuenta del tamaño de la oficina, parecía ya un rasgo que todo lo que tenía que pertenecer al alfa tenía que ser grande. Él nunca comprendió esa parte de los aristocratas para demostrar con tanta efusividad su poder.
La vista era maravillosa, el ventanal era más grande que el de su oficina y los muebles pulcros no contrarrestaban la belleza de la ciudad. Incluso había un pequeño bar en la esquina con muchas botellas de las que Jimin estaba seguro que sería mejor no acercarse, un rasguño a esos cristales y estaría endeudado de por vida, tan solo el vino que ofreció en su cumpleaños en la Ayasofya costaba millones.
Jimin pasa sus manos por el escritorio y por los muebles, sintiendo la textura de ellos y siendo ignorante de sus feromonas en incremento.
Ve una puerta grande que abarca gran parte de una pared oculta que estaba entre abierta donde el olor a sándalo y lluvia es mucho más fuerte que en todo el lugar. Dirige sus pies en automático y asoma inseguro la cabeza, tal vez su curiosidad estaba siendo demasiada, pero pensó que no habría ningún problema si observaba un poco más.
Era una pequeña habitación, algo que Jimin no encontró tan sorprendente, puesto que muchos ejecutivos tenían cuartos pequeños donde pasar cuando el trabajo era demasiado, lo sabía porque su padre pasaba muchas noches en su propia compañía con omegas que trabajaban para él.
También estaba su hipótesis de que lo usaban para evitar cosas en sus propios hogares.
El castaño no vio muy ajena la idea de que Jungkook pasara muchas noches aquí cuando él llegó a Estambul. Los primeros días apenas lo veía y era cuando parecía evitarlo a toda costa, el omega se preguntó si era tal su negación a su presencia que no soportaba estar en la misma casa que él.
Jimin toca su marca en incomodidad cuando el recuerdo melancólico de esos días de su omega empieza a despertar.
La cama lucía cómoda y era de mayor tamaño que una individual, pero Jimin pasó de largo de ella y apenas dio una mirada en toda la habitación. Respiró profundamente captando el matiz de toda la esencia del alfa, dando a un espacio pequeño donde había un armario, guardando piezas de ropa elegantes y de aspecto formal.
Observando los colores frente a él, no pudo controlar su mano que se extendió por inercia a tomar una de las camisas del alfa, quitándola del gancho donde estaba.
La observó por un momento, como si nunca hubiera visto una prenda de ese tipo, y casi sin darse cuenta la acercó a su nariz.
La explosión del olor tan cercano lo amansó completamente, su lobo entró en un estado de relajación completa y sin darse cuenta sonidos de ronroneo empezaron a surgir de su pecho, inclinó la cabeza para aspirar con más fuerza la dulce esencia.
—¿Qué estás haciendo?
Jimin abrió sus ojos en sorpresa y sus músculos se tensan al identificar la presencia sin siquiera girar a comprobarlo. Una pequeña maldición salió de sus labios, sentía que estaba en una situación de su niñez cuando las nanas encargadas a su cuidado lo descubrían robando los dulces en la oficina de su padre.
—Y-Yo... —tartamudea mientras da la vuelta, encontrándose con los orbes dorados de Jungkook, quien lo miraba esperando una respuesta. Jimin se preguntó cómo es que no se dio cuenta de su llegada, tragando fuertemente trata de inventar una rápida excusa—, estaba buscando unos documentos.
—¿Aquí? —el alfa frunce el ceño, Jimin se rasca su nuca con nervios y se tensa aún más cuando el alfa se acerca lentamente a él.
Cuando están frente a frente con apenas una distancia de diez centímetros, el nerviosismo de Jimin aumenta, ¿no se enojaría porque estuviera ahí, o sí?
Jungkook se inclina y sin pudor alguna inhala fuertemente la glándula del castaño, quien retrocede en estupor.
—¿Qué haces? —pregunta Jimin sintiendo calor en sus orejas. Jungkook mantiene su rostro neutro, como si lo que acabara de hacer fuera algo de siempre—. Tu olor.
—¿Qué sucede? —cuestiona el omega extrañado.
—Está marcado por toda mi oficina.
Jimin parpadea una y dos veces, tratando de captar con seguridad lo que el alfa le ha dicho. ¿Había marcado la oficina? Si es así, no encontraba razones dentro de su lobo para contestar.
—Eso... no me di cuenta. —Susurra aún confundido y Jungkook eleva una ceja con escepticismo. Jimin respinga cuando Jungkook se acerca más y señala la prenda en sus manos.
—Si la quieres tanto quédatela. —Murmura tranquilo el alfa, pero Jimin capta el tinte de diversión en su voz.
Bajando la vista a sus manos se da cuenta que está sosteniendo la camisa con fuerza, como si tuviera recelo a que Jungkook se la quitara. Al darse cuenta de sus acciones rápidamente suelta el objeto en sus manos.
—Lo siento, no sé qué me pasó —confiesa el omega inseguro, siente la palpitación en su marca bajo el cubridor con más insistencia. Jungkook lo mira por un momento más, y recoge la camisa para ponerla en el gancho y reubicarla en su lugar original.
—¿A dónde quieres ir? —habla mientras gira en sus pies y Jimin agradece silenciosamente la poca piedad que le tuvo al no preguntar más, no creía tener las respuestas.
Sigue a Jungkook, pensando en lo ridículo que se veía hace unos segundos, se detiene abruptamente cuando nota que el alfa lo observa esperando algo, Jimin sale de su estupor y capta que el alfa le ha hecho una pregunta. Claro, iban a almorzar juntos.
Jimin muerde su labio y siente una dicha grande de parte de su omega al recordar la nota en su escritorio esa mañana. Captando otro olor salado sobre la esencia del alfa siente las palabras de su boca salir sin segundos pensamientos.
—Mar. —Declara simple, Jungkook frunce su ceño un poco y la confusión tiñe su rostro atractivo.
—¿Mar? ¿Quieres ir ahí? —pregunta el alfa para comprobar lo que escuchó. El omega se da cuenta de sus palabras y siente el calor en su rostro intensificarse.
«¿Qué me pasa?»
Jimin había pensado en la primera cosa que había llegado a su mente cuando captó el olor tropical en el alfa, pero sería vergonzoso decir eso y prefería ser enterrado vivo a declararlo fácilmente, así que asintió rápidamente.
—Quiero mariscos. —Susurra débilmente el omega. Jungkook vuelve a su estado de seriedad y Jimin está seguro de que va a recibir una negativa cuando el alfa asiente ligeramente aceptando la petición.
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Jimin maldice internamente cuando ve toda la cantidad de cubiertos frente a él, su hipótesis de que un restaurante cerca del mar sería más informal y sin tantas etiquetas se destroza rápidamente. Más aún pensando que están en la playa principal del Bósforo, la cual sería la más exclusiva también.
—Señor; su plato principal, raviolis de langosta con salsa Noilly Prat y solomillo de ternera coreana, espero lo disfrute. —El chef principal se acerca y presenta los platos personalmente, Jimin sonríe nerviosamente y trata de analizar el platillo que eligió al azar—. Por favor no dude en llamar a cualquier de los meseros para atender sus necesidades.
—Gracias —murmura el omega dudoso, nunca salía, así que no sabía cómo responder correctamente a ese tipo de situaciones de clase alta. Suspiró aliviado internamente cuando el beta dio una reverencia corta y se dirigió a Jungkook, quien negó y dio un gesto que hizo que los meseros y el chef se retiraran rápidamente.
Jimin agarra el cuchillo y escucha un ligero sonido enfrente de él. Sus ojos parecen fallar cuando ve una ligera sonrisa en el alfa.
—Ese platillo no se corta, lo tienes que comer entero. —Explica Jungkook con paciencia, como si estuviera hablando con un niño aprendiendo a sumar.
—Ah... —Jimin se siente fuera de lugar, la incomodidad en su estómago se asienta y quiere desaparecer por un momento. Esta vez no estaban tan alejados de las demás mesas, así que sentía una mirada constante a su alrededor, pequeños murmuros de omegas con atención al alfa frente a él y críticas a su postura en la silla, que le hacen sentir insignificante.
—No hagas caso, en Turquía la gente acostumbra hablar cuando está celosa —habla Jungkook frente a él, el omega lo observa mientras da un trago al vino claro frente a él.
—¿Celosos, por qué? —pregunta observando a su alrededor.
—Me sorprende que no te des cuenta del impacto que tienes en las personas, más allá de las miradas envidiosas podría contar fácilmente la de los alfas sobre ti. —Responde el gama con un ligero tono oscuro al final de la oración—. Eres alguien que tiene una sencillez increíble para hacer que nadie quite sus ojos de ti.
Jimin inclina la cabeza divertido, tal declaración del alfa le hace querer ser sarcástico en broma.
—¿Y para ti cómo es?
Jungkook eleva una ceja en interés y acerca su silla más a la mesa, clavando sus ojos sin temblores en los cristalinos de Jimin.
—No me consideraría la excepción.
El omega abre ligeramente la boca sorprendido, se había acostumbrado a poner cierto reto en su boca cuando hablaba con Jungkook, pero esa vuelta al asunto y la procacidad en sus palabras le hicieron temblar ligeramente. El alfa sigue observándolo sin cambios en su expresión y Jimin se encuentra en caos interno a la sensación que el turco provoca en él con esa mirada.
Carraspea nerviosamente y vuelve su vista al plato frente a él, tratando de llevar un cambio de tema rápido. Y se da cuenta de un plato faltante frente al alfa.
—¿Por qué no estás comiendo? —Interroga cuando ve sólo la copa en el lugar de Jungkook.
—No me gustan los mariscos. —Declara simple el turco y Jimin se congela. En otra situación le podría causar gracia considerando que a una persona tan sofisticada como el alfa no le gustara la comida que se asocia mucho a los de su clase, pero no veía central eso en la situación de ahora.
—¿Por qué no lo dijiste? —exige indignado. Prácticamente arrastró al alfa a un trayecto de una hora para que no comiera nada al final, Jimin se sentía extraño ante el escenario.
—Porque tú querías venir. —Vuelve a responder tranquilo Jungkook, el omega suelta los cubiertos y su confusión se agranda, no sabe qué decir, últimamente era algo común en la extraña actitud del alfa, la cual lo desestabilizaba por completo. Antes de que pueda sacar una letra de su boca el alfa continúa—. Quiero que estés cómodo a mi alrededor, incluso si es en lugares que no son de mi gusto. No quiero que veas más esto como una jaula donde pienses que tus intereses no son importantes.
Los labios de Jimin tiemblan y se encuentra incapaz de detener la calidez que lo embriaga desde su pecho. Traga, muy consciente de lo rojo que debe de estar, otra vez lo había dejado sin palabras.
Jungkook lo observa seriamente antes de continuar. Quiero que esta noche me acompañes. Jimin alza la cabeza, poniendo atención al alfa y apenas recuperándose de las últimas oraciones de este.
—¿Cómo? —Salir del estupor es más difícil de lo que Jimin pensaba.
—Esta noche tengo que ir al club principal de mi familia, dijiste que querías saber más acerca de mi trabajo. Más allá de la experiencia laboral que puedas obtener, es tu derecho ir a los lugares que también te pertenecen.
—¿El club me pertenece?
—Básicamente toda la cadena de las propiedades también. —Asevera Jungkook mirando las olas lejanas en la vista que tenían. Jimin se encuentra en demasiada conmoción para dar cuenta de la belleza del estrecho tropical—. Claro, solo si quieres ir.
El omega reacciona y realiza que había estado callado mucho tiempo.
—Claro, si, me gustaría conocer más de la vida nocturna en Estambul, pero no creí que fuera titular de algo perteneciente a tu familia. —Confiesa Jimin ajustando su postura.
—Todo lo que es mío te pertenece ahora, te dije que te vería como mi igual. —Murmura sincero el alfa, y la cabeza de Jimin se siente caliente, su corazón latiendo junto con su respiración.
En un movimiento el alfa extiende su mano y toma la suya, girándola en su palma. De un movimiento rápido, Jimin se da cuenta del peso extra en sus dedos.
Una rosa azul contrastando con la esmeralda en su mano.
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