🧧!! ' XXIV

La antigua mansión Hasmet era considerada la casa más grande en Turquía, las paredes y las pinturas habían permanecido intactas en todos esos años; en cada pasillo podías oír los susurros de grandes decisiones que guiarían el continente a su antojo, planes de armas que harían temblar a organizaciones internacionales y el retumbe de las batallas en sangre fresca que se han librado ahí.

Jungkook recuerda todo eso, menos la calidez que un hogar tendría que darle. En sus memorias difusas de felicidad limitada recordaba el olor de los tulipanes, flores que se encontraban en un área exclusiva de la mansión y la que solía visitar de la mano de su padre.

Recuerda un día claramente, como la translucidez de un manantial o un río. Después de haberse desmayado por segunda vez consecutiva en el entrenamiento diario llevado en la nieve y perder la fuerza en sus piernas por el frío, su padre lo había llevado a lo que Jungkook en sus pensamientos había llamado "el santuario gris" algo que le pareció divertido porque esa era la única área con más color en toda la casa.

—Jungkook. ¿sabes quiénes son? —preguntó su padre señalando las pinturas que seguía una tras otra en hilera. Todos eran retratos a mano, rodeados de las bellas flores típicas de su país con el escurrimiento de una que otra rosa o girasol.

—Son los mates de las cabezas que han estado en nuestra familia. —Contestó seco. Su padre rió ante su seriedad, una actitud muy poco propia para un niño de seis años.

—¿Sabes por qué están aquí? —vuelve a cuestionar su padre mientras alza una cejaẓ̌. ¿El porqué se les retracta?

Jungkook tararea su respuesta pero al final niega, su madre le había dicho que ese tipo de conocimientos de la familia no le nutrirían a su formación como líder, así que no había razón para entenderlo.

Su baba lo guía al retrato más viejo y antiguo, el primero que encabezaba el comienzo de la fila. Era la pintura de Eylem Hasmet, la pareja de Anek Hasmet, el patriarca de toda su familia e imperio.

—Anek Hasmet siempre fue reconocido por ser un alfa recto y de figura poderosa. Ninguna persona se atrevía a decirle un no a cualquiera de sus palabras, mucho menos sus órdenes, grandes figuras políticas querían formar cualquier tipo de relación con él y ningún omega se negaba a su encanto nato. —Relató su padre con voz paciente. Jungkook se encontraba aburrido y no entendía por qué estaba diciéndole todo eso—. Excepto Eylem, un omega de raíces fuertes y retadoras, no sólo fue la primera persona que captó el interés de Anek, sino que también fue el primer omega en no doblegarse ante él. Algo que por supuesto solo avivó más su interés y lo impulsó a insistir más en que se volviera su pareja, ¿sabes qué fue lo que hizo que Eylem aceptara?

—No. —Dice Jungkook sincero.

—Eylem le dijo que debía reconocerlo como su igual, que más allá de su belleza debía amarlo por su esencia. —Kadir pasa su mano por la pintura y Jungkook se percata que a pesar de lo viejo que se veía el tapiz y la presión fuerte de su padre, la pintura no se arruinó ni un poco—. Una petición así de un omega en esos tiempos sería condenada a muerte; sin embargo, Anek no hizo otra cosa más que cumplir sus peticiones y más. Quería demostrarle su adoración a Eylem y mandó al mejor artista de Europa a pintar por primera vez en la historia de nuestro país a un omega en un retrato.

—¿Eso no era condenado a muerte también? —Jungkook pregunta mientras alza su cabeza hacia su padre.

—Sí, lo era, y más aún haciendo un lugar exclusivo de sola pertenecía al omega para poner la obra.

—¿Y por qué lo hizo? —El gama estaba muy confundido, no entendiendo el porqué arriesgarse tanto por un omega si implicaría tantos problemas.

—Porque lo amaba. —Responde con simpleza su padre, riendo cuando ve la confusión en el siempre templado rostro de su hijo—. Un día, espero que encuentres a alguien que hará que comprendas el sentimiento de adoración de Anek hacia Eylem. Y cuando llegue el día, si tu alfa está seguro de que es la persona que quieres a tu lado, traerás al mejor pintor de la época y harás que retracte a tu persona.

Jungkook baja aún más su expresión y arruga sus labios en escepticismo. Siempre le habían enseñado que su pareja ya estaba contemplada desde que nació, lo conocería la próxima semana en su primera reunión con los Yilmaz. Era proveniente de una cuna de oro, tendría ya miles de retratos en su propia casa y no habría más que responsabilidad de ambas partes, así que no pudo más que expresar sus verdaderos pensamientos.

—¿Para qué?

Kadir da una ligera risa y toca la cabeza de su hijo delicadamente. El alfa pequeño siempre se había dado cuenta de la forma en que hablaba su padre cuando se tocaban el tema de su futuro mate: como si esperara a que eligiera a su futura pareja sin restricciones de tradiciones antiguas. Dando una ligera inclinación Kadir continúa y contesta su pregunta.

—Para que en el futuro sepan que un día amaste. Y que esa fue una de las razones para proteger aún más a esta familia.

El pequeño alfa observa la hilera de pinturas, contando que no equivalían al número real de omegas que habían existido en su familia. De quince solo había ocho retratos.

—¿Por qué no hay una pintura de madre? —cuestiona confundido.

Y el agradable ambiente desapareció. En sus memorias aún está la imagen de la expresión de su padre tambaleando por unos segundos. Y como después de una sonrisa incomoda los vuelve a guiar hacia la salida para seguir con su entrenamiento y clases.

Jungkook no lo entendía en ese momento, pero después de años siguientes comprendió que ese santuario solo era para mates que habían sido de importancia para sus alfas, no para parejas de uniones forzadas y de beneficio.

Y cuando descubrió eso, entendió el porqué su padre nunca había mandado a hacer un retrato de su anne.

════ ∘◦❁◦∘ ════

Cabellos castaños, labios gruesos y delgadas pestañas que ocultaban en sombra unos ojos grisáceos, un poco más claros que los comunes. Era la imagen de Jungkook una noche posterior al ataque en uno de sus clubes y después de su celo de agresividad.

El delgado cuerpo blanco estaba cubierto de mordeduras, moretones y marcas que tardarían por lo menos un mes en desaparecer. El pequeño omega estaba tan agotado y en un estado de inconsciencia tan profundo que no abrió ni un ojo cuando Jungkook lo cargó en brazos para adentrarlo al baño y limpiarlo.

Lo secó, hizo que trajeran una de sus prendas y lo volvió acomodar delicadamente sobre la cama, queriendo recompensar y borrar todo moretón provocado por él.

Jungkook se quedó ahí unos minutos o más contemplando a lo que ahora era su mate.

Cada movimiento involuntario de sueño y cada respiración automática que hacía que el pecho de Jimin bajara y subiera, daban una imagen de paz en el castaño.

Porque ahí estaba, la prueba viva de la única existencia fuera del control de Jungkook.

Pasando una mano sobre la glándula donde descansaba su mordida, Jungkook se dio cuenta de que nunca había visto la marca después de tornarse, la cual estaba pasando por un cambio de tonalidad del que el alfa no se había percatado.

Moviendo su mano, la deslizó suavemente para para acariciar los cabellos húmedos. El sol que entraba por la ventana hacía que un vainilla pintara la piel con parsimonia, y Jungkook se encontró observando la figura por un momento más.

Quitando su mano y dando la espalda, sentado en la orilla de la cama, la frustración y la confusión lo inundaron. No entendía nada, ni sus acciones, sus palabras, o los sentimientos crecientes en él.

¿Instinto? No lo creía, había sedado por completo todo eso desde que era niño, ni siquiera podía decir si era atracción sexual o algo con más amatividad, un polvo y siempre quedaba solucionado, y esa parte siempre había quedado satisfecha muchas veces y por mucho.

Dando un último vistazo a su espalda y acomodando la sábana para cubrir la figura con más seguridad; se empezó a preparar y vestir, tenía que ir a un lugar antes de atar cabos con el ataque.

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—¿En tres días, señor? —Esat susurró sorprendido, sus años al mando de la servidumbre en la casa principal de Hasmet hicieron fortalecer su audición a pesar de la vejez en sus expresiones, pero con la orden de Jungkook tenía que asegurarse de que había escuchado bien.

—Sí, en tres días debe estar terminado, para esta noche los vuelos de los ressamlar deberían llegar a Turquía —indica el alfa mientras observa a sus hombres trabajando para dar espacio suficiente a donde estaría el cuadro—. Mañana vendré a dar indicaciones para los primeros borradores.

Esat frunce el ceño.

—¿No es mejor una foto de hürrem? Con lo ocupado que está no es necesario que esté presente, amir.

Jungkook niega, caminado por el pasillo de piedras hermosas y recogiendo una flor marchita sobre ellas.

—No será necesaria ninguna foto, con mis palabras será suficiente para hacer una imagen idéntica. —Asevera el alfa con tranquilidad.

El hombre anciano se queda estático unos segundos y después da una reverencia de entendimiento hacia su amir, retirándose para comenzar el largo trabajo que le encargaron.

Jungkook observa los pétalos marchitos y el color feo que la planta cobraba en sus manos.

"Un día, espero que encuentres a alguien que hará que comprendas el sentimiento de adoración de Anek hacia Eylem".

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Los grillos chirriaban con gracia en el temple de la noche. Las vigas de cristal adornado en arte hacían que la luminosidad de la luna se viera de un color más turquesa sobre las plantas y diera una imagen de paz en el conticinio.

—¿Qué es este lugar? —Pregunta Jimkn observando el paraíso silvestre ante sus ojos, la noche no dominaba por completo y unas luces ligeras provenientes de las luciérnagas por su luminiscencia hacía más fácil seguir el camino al que Jungkook lo guiaba.

—Un lugar exclusivo y de gran importancia en los orígenes en mi familia. —Responde calmo el alfa frente a él. Jimin observa el perfil de Jungkook, la sombra de sus rasgos era más marcada con la luz de luna y le daban un aire más etéreo, bajando su vista intentando girar sus ojos a otro lado, titubeó por un segundo en sus pasos al ver a sus manos aún entrelazadas.

Razonando los ecos de su cabeza se convenció que era algo normal, una acción común que tendrían que hacer en eventos como esos.

Pero estaban solos, no había personas que convencer o sonrisas y palabras que contestar con amabilidad.

Eran solo ellos.

Jimin detiene sus pasos cuando Jungkook los detiene abruptamente y el castaño se da cuenta de que estaban más adentrados al pequeño santuario natural, quiere preguntar el porqué están ahí, pero la expresión tranquila de Jungkook lo hace mudo.

El alfa lo gira y Jimin queda estático al reflejo frente a él.

Respira y vuelve a expirar para convencer a sus ojos de que no era una clase de visualización falsa que sus arrinconados pensamientos habían fabricado frente a él.

El marco era grande y dorado, las flores se enredaban hermosamente alrededor sin pasar un límite que cubriera de más la pintura, y los colores eran tan armoniosos ante el ojo artístico del omega.

Era él, en toda la extensión de la realidad.

Jimin traga y jura que sus ojos chocan con un espejo. Su retrato lo saluda de frente, con una ligera inclinación que hacía que rasgos de los que jamás se había percatado en él se hicieran ver con una gracia reverente, su cuello y hombros en la imagen estaban adornados con joyas y telas de bordados exactos y coloridos, en su cabeza recaía una tela gruesa con adornos colgando a su alrededor, dando una figura más delicada a su rostro.

Pero lo que Jimin realmente admiró con cuidado fueron los ojos, sus ojos.

Nunca nadie podía adivinar con exactitud el tono de sus iris, porque no era un gris característico u oscuro que era común y siempre visto. Eran más claros y de matiz plata, iguales a los de su madre. Incluso teniendo la foto de su rostro ahí sería imposible atinar su color exacto, no a menos que su segura presencia estuviera mientras se hacía el retrato.

Pero fuera de eso y la existencia palpable de la obra frente a él, Jimin no entendía el porqué la realización de esto.

Gira su vista hacia Jungkook al lado de él, el hombre ya lo veía de vuelta.

—¿Qué es... esto? —pregunta inseguro, de miles de teorías del porqué Jungkook haría eso, ninguna cuadraba con lógica.

La expresión serena del alfa solo lo ponía más nervioso.

—Es costumbre en mi familia hacer un retrato del hürrem en poder, es... —Jimin ve una duda momentánea en el hombre, después de una y cero expresiones en el alfa, por fin parece encontrar las palabras correctas—, es un regalo, de mí para ti.

El omega queda más estático en su lugar y miles de interrogantes corren por su mente, no puede hacer nada más que volver a cuestionar.

—¿Por qué?

Últimamente Jungkook se comportaba como todo lo contrario a la imagen que tenía en un principio de él, y eso desestabilizaba al omega.

Jungkook da un paso más cerca y Jimin se encuentra incapaz de retroceder.

—Es una brecha a una nueva paz, desde un principio nuestro trato ha estado lleno de hoyos y te he tratado con nada menos que respeto, eras más que una imagen postiza que está en mi brazo. —La expresión seria pero sincera hacía que el castaño viera con más brillo los dorados ojos de Jungkook, y las palabras susurradas por sus labios solo hacían que repasara la respuesta una y otra vez en su cabeza—. Tenías razón, el matrimonio de mis padres no era más que una relación forzada llena de peleas y tristeza, algo que yo siempre critiqué y que sin darme cuenta estaba copiando contigo. El derrumbamiento de la confianza empezó conmigo, quiero disculparme.

El cosquilleo en su estómago se intensifica, Jimin abre una y otra vez la boca, pero su lobo moviéndose bajo su piel agitadamente hace que se vuelva más imposible pronunciar una palabra, cuando encuentra las vocales y el sentimiento de redención lo llena, se ve incapaz de poner una queja en sus labios, Jungkook no podía ser el único maduro ahí.

—Tampoco debí hablar sobre tus padres; mi comportamiento tampoco ha sido el mejor, de un momento a otro esto se volvió un juego para ver quién tiraba más y eso no es propio como los adultos que somos. —Jungkook suspira y asiente en comprensión, dándole razón a las palabras tan ciertas del castaño, Jimin copiando su gesto, también exhala todo el aire de su boca—. Como dijiste en un principio, si vamos a vivir amarrados toda nuestra vida será mejor empezar a dejar cierto orgullo de nuestra parte en intentar aunque sea un... entendimiento y respeto mutuo.

El alfa hace un sonido de aprobación.

—Eso sería lo mejor.

Jimin parpadea y vuelve su vista hacia la bella pintura, sonriendo cuando incluso ve sus pecas decorando sus mejillas, tan diminutas, pero tan perceptible.

—Gracias, es hermoso.

—Lo es. —Susurra Jungkook.

Por lo que parece una diminuta eternidad, ninguno de los dos sabe qué hacer o decir. Jungkook por inseguridad a sus palabras y Jimin por nerviosismo a la situación.

El castaño sentía el peso de la melancolía y dolor de su omega disminuir en demasía. Dando un ligero vistazo a la figura del alfa a su lado, la voz en su cabeza vuelve a sonar.

«¿Era necesario escapar?»

No tenía dinero, ni un lugar estable, Jungkook tenía el control en todo Occidente y Oriente, factor que le limitaba muchos destinos. Sin contar que el alejamiento con el alfa lo llenaría en un estado de melancolía y posiblemente lo mataría.

Rostros fugaces en su memoria aparecen.

También estaban Elit, Azra, Kenia, Edith, las betas amables en la cocina que siempre se preocupaban porque comiera bien, los chistes de los empleados en la mansión que siempre le hacían reír, los alfas con alegres rostros de la eve y la calidez en la sonrisa de Namjoon. Personas que le hicieron sentir una calidez que jamás había sentido en toda su fría vida con su padre, personas que se preocuparían si un día faltara.

Un lugar a donde pertenecer.

«¿Era realmente necesario que escapara?»

La frustración de sus sentimientos lo inundaron, haciendo que volviera a soltar feromonas agrias que incluso él en el destello de razón se percató. La ansiedad siempre había estado presente en su vida de encierro y parecía cobrar más vida en ese momento de confusión.

Su cabeza se vuelve un nudo, intentando convencerse de la opción de escape como la mejor.

Un toque en sus brazos lo trae a la estabilidad de nuevo, ojos preocupados saludándolo. Jungkook empieza a envolver con su aroma a Jimin, cubriendo la desesperación en el ambiente con feromonas de protección.

La misma atracción y ambiente envolvente común entre ellos llega como una vieja amiga y Jimin se ve incapaz de resistirse a ella. Se siente feliz, es algo innegable, la protección del alfa siempre será atractiva para cualquier omega marcado.

Jimin da un paso más cerca.

Ninguno de los dos mide su acercamiento, grillos cantando y hojas chocando unas con otras. De un momento fugaz a otro sus labios se juntan tiernamente.

No había prisa o agresividad, algo que siempre caracterizaba los arrebatos pasionales entre ellos. Jimin se deja ser con la estabilidad en los brazos que lo rodean y levanta sus manos para acercar más el rostro de Jungkook.

Ese no era un beso de demostración, no podía serlo cuando ninguno de los dos sabía cómo describir el roce pasional entre sus cuerpos.

La lengua del alfa pasa seductoramente por sus labios y Jimin siente que necesita recuperar el aliento o sus piernas fallarían.

Respirando con jadeos y mordiéndose los labios con deseo mientras observa los del alfa, Jimin susurra bajo.

—Deberíamos parar.

Jungkook entrecierra los ojos y contesta con voz ronca.

—Deberíamos.

Estudiando la respiración agitada de los dos y la postura cercana de sus cuerpos mientras se observan con ahínco a los ojos del otro, vuelven a encontrar su camino hacia sus bocas con ansias.

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