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Todo imperio próspero está destinado a caer en algún punto débil de la historia.
En 1922 los nacionalistas turcos abolieron el sultanato que había gobernado durante tanto tiempo en Turquía, acabando con el imperio de gran poder. La desesperación de los descendientes nobles se hizo presente, dividiendo sus caminos e huidas por toda Europa y Asia.
Hubo un grupo que no podía permitir que el núcleo del poder otomano desapareciera, no dando oportunidad a que sus raíces imperiales se esfumaran con el polvo de la historia.
Anek Hasmet, alfa gama y hombre de cálculos fríos, hizo uso de todas sus conexiones para la creación de un grupo poderoso donde se centralizaría el poder turco, moviéndose por toda Europa, la fortaleza de toda su familia se hizo escuchar de boca en boca.
La Segunda Guerra Mundial fortaleció su poderío al vender armas y préstamos en silencio a los dos bandos poderosos en el que el mundo estaba dividido.
Sus uniones con la Bratva, la mafia italiana; 'Ndrangheta y Unione Corse de Francia, hicieron posible su dominio mundial.
No fue un mérito solo, su primo, Marcel Yilmaz, hizo una segunda mafia que permitió sembrar el terror en cualquier grupo turco que buscara cuestionar el poder de las dos familias dentro del país. Anek se encargaba de los negocios y la diplomacia, Marcel hacía el trabajo sangriento y los tratos peligrosos.
La unión entre las dos familias era legendaria y tan arraigada que incluso si alguno de sus miembros se unía matrimonialmente con las otras mafias europeas o asiáticas, siempre habría una unión poderosa de sangre para marcar su amistad.
Juraron en pacto que si nacía un heredero alfa u omega de cualquiera de las dos familias, estos debían unirse indudablemente, no importara las circunstancias.
Para celebrar la promesa y la prosperidad de la unión Europea y Asiática de las organizaciones criminales, los Hasmet crearon la celebración de kış. Nido de anuncios, uniones y negocios importantes mundiales donde no importaban los conflictos que cualquiera de las organizaciones pudiera tener en el presente o futuro; la paz entre ellas, aunque fuera por un día, siempre sería primordial.
Cualquiera que faltara al respeto a este pacto sería expulsado de las mafias, ganándose el enemigo común de toda la unión contra el individuo.
El Kış es característico por la presentación del nuevo hürrem en la familia en cada generación. Un título de suma importancia que todo omega en las familias de renombre querían ocupar.
La celebración siempre es dada en la mansión antigua de los Hasmet, donde la grandeza que traerían las nuevas generaciones dadas por la luz del nuevo hürrem, serían plasmadas en el largo pergamino de la historia familiar de Anek.
El omega cierra rápidamente el libro, arrugando las páginas con sus uñas mientras vuelve a dejar el objeto en el estante de la biblioteca en la sección de las reliquias Yilmaz.
—Una celebración que debía ser mía. —Susurra débilmente el albino mientras da la vuelta a la vista del enorme ventanal en la mansión de su familia.
Sus manos empiezan a temblar por la ansiedad y la rabia al recordar el lugar arrebatado que por nacimiento tenía. Mientras lanza las pastillas calmantes en sus manos contra la pared, la impaciencia de la noche lo llena con deseos de exterminio.
La imagen del omega castaño en la foto se desgarra entre sus manos, convirtiendo el material en pedazos pequeños apenas percatables.
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Jimin siente un zumbido en su oído y rasca su nariz a la sensación de estornudo. Después de presionar sus dedos ligeramente sobre su entrecejo vuelve sus manos hábiles al tecleo frente a él.
El trabajo de Jungkook no era una broma, tenía sus correos y contactos llenos de peticiones por citas formales e informales, la mayor parte de su día tenía que ser cuidadosamente organizado para eventos o reuniones empresariales y otros asuntos familiares de información escasa al que Jimin estaba seguro que no tenía un acceso completo.
Organizaba algo y al segundo el trabajo se incrementaba al doble. La perfección en los documentos anteriores hicieron eco en la competitividad de Jimin que su padre le había inculcado en los negocios.
Distrayéndose momentáneamente por el recuerdo de su familiar, detuvo su trabajo para sopesar dicho pensamiento.
¿Estaría bien? ¿Jungkook cumplió su promesa de cuidarlo y ayudarlo en los negocios? ¿Aún lo estaría buscando?
Muchas interrogativas le llegaban en un momento siempre que su atención se dirigía a su padre. Era un hijo de puta, pero seguía siendo su familia después de todo.
Pasos afuera de su fuerza lo alertaron y lo sacaron de su estupor. Pasaron por la pasarela fuera del cristal, pasaron, se detuvieron, regresaron. Jimin estaba acostumbrado a los guardias de Jungkook que hacían sus circuitos durante la noche, pero cuando los pasos dudaron junto a su puerta la segunda vez, se incorporó con duda.
Iba a dar el paso, pensando en uno de los alfas del último piso con demasiada inseguridad para tocar la puerta.
La puerta se abrió, y antes de que Jimin pudiera registrar adecuadamente quién estaba al otro lado de la habitación, casi arruga su ceño en molestia por la persona poco deseada. La forma oscura al otro lado de la puerta da un paso en la habitación tenuemente iluminada por el atardecer del día.
El omega no dijo nada y esperó a que el alfa diera una palabra. Jungkook metió las manos en sus bolsillos y la posición despreocupada de su cuerpo hizo dudar a Jimin de haber visto la desestabilización de hace un momento bajo su puerta.
—Vamos.
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El tintineo de la plata de los cubiertos y las voces ahogadas unas con otras, era un ambiente al que Jimin había estado muy ajeno en el último tiempo.
El menú frente a él parecía extraño y tenía letras que no comprendía, la seda del mantel en un pequeño tacto, la comodidad del asiento y los objetos de primera calidad le hizo dar cuenta de la élite del restaurante.
Agradeció internamente el espacio alejado y el vidrio que los separaba de las demás personas que se habrían percatado de la confusión en su cara por el idioma en el que estaba la comida escrita.
Jimin no pudo hacer su curiosidad a un lado del porqué las otras mesas a su alrededor no estaban ocupadas. No importa que amenazante se vea el aura de Jungkook, el atractivo de su persona le ganaba en creces.
—Reservé toda esta área, no me gusta el ruido. —Declara el alfa frente a él con su vista aún en su propio menú. Debió haber visto la mirada perspicaz del omega sobre el lugar.
Jimin rueda los ojos y decide ignorar todo lo que salga de la boca del alfa en las próximas horas. Tener que descubrir por qué tanta consideración para almorzar con él hacía que su cabeza doliera.
Después de que un mesero se acercara nerviosamente, Jimin no tuvo más opción que elegir rápidamente un platillo al azar, y una vez que se retiró el silencio se extendió pesadamente sobre ellos al esperar la comida.
El omega empezó a jugar con los cubiertos y clavó su vista en la bella ciudad con el conticinio pintando los edificios poco a poco.
—Después de comer iremos directo a la mansión, donde te preparán antes del kış, las telas pueden ser pesadas en un principio, pero te acostumbras al igual que con las joyas en la cabeza. —Habla Jungkook bajo y Jimin no se molesta en mirarlo—. Espero que las enseñanzas de Namjoon hayan sido eficaces.
El castaño gira su cabeza y agarra la copa frente a él.
—No te preocupes, haré el papel de Hürrem perfectamente, todos en tu familia no tendrán duda de que nací para ese título.
Jungkook alza una ceja y estudia al omega meticulosamente. Había una sensación extraña; de repente, el omega que lanzaría sus garras a la primera palabra se había vuelto diplomático y tranquilo.
El alfa tararea las palabras en su cabeza antes de decidir expresarlas.
—Marco no tiene permitirse acercarse a ti más, ya debes saber que tampoco está trabajando en la empresa. —El alfa rueda el anillo en su dedo y Jimin duda un poco en su trago ante la repentina declaración. Pasa el licor por su garganta lentamente y suspira antes de enfrentar a Jungkook.
—Realmente no me interesa, lo que haga o hagas con él no me concierne más. —Responde serio, ve un vestigio de confusión en el rostro de Jungkook que desaparece rápidamente, pero Jimin lo disfruta totalmente mientras continúa—. El punto de fidelidad en nuestro trato y mi negación al harem, quiero retirarlo.
Jungkook se estira en su asiento y duda en escuchar bien lo que acaba de decir el castaño, guarda sus propias opiniones y pregunta.
—¿Por qué?
El omega suspira y al igual que Jungkook, se estira en su silla.
—No tiene caso que sigamos fingiendo el intento de seguir los pasos de una pareja unida cuando estemos solos. Atarnos así durante toda la vida es un desperdicio de tiempo. —Jimin gira el anillo esmeralda en su mano, sopesando el peso y el poder que implica—. A cambio, quiero formar mi propio harem también.
Jimin sigue observando las incrustaciones pequeñas de diamantes en el anillo en un silencio largo mientras espera pacientemente a la respuesta del turco.
Una risa ronca y ligera hace que vuelva su vista al frente. Jungkook muerde su labio y da una mirada de burla, recordándole a Jimin los comienzos de su relación.
—¿Qué te hace pensar que aceptaré eso? :sonríe con sarcasmo el alfa.
—A ojo público prometo tomar el papel de tu omega, incluso en la mansión. En la empresa haré correctamente todo mi trabajo sin chistar, no tengo problema incluso en meterme en tu otro negocio. —Responde Jimin haciendo un movimiento con su mano—. Escuché que el matrimonio de tus padres era así.
Jungkook alza su cabeza y exhala el aire lentamente.
—Cuida tus palabras, oğlan.
Jimin encoge sus hombros y no se inmuta a la amenaza en el olor.
—Investigué en los libros de tu familia a los que me dieron acceso para saber más de las costumbres de tus ancestros. Desde hace dos generaciones la palabra de un o una Hürrem tiene casi el mismo peso que el jefe de la familia. Ya no es necesario obtener tu permiso para hacer mi propio harem, quién sabe, ahora que ya lo has puesto sobre la mesa, Namjoon no sería un mal candidato para empezar.
Jungkook golpea fuertemente la mesa, Jimin salta asustado, pero recupera su postura. Su omega se agitaba dentro de él insistentemente.
—Ningún alfa osará tocarte mientras yo viva. —Brama Jungkook en advertencia y Jimin contesta de la misma manera mientras enseña el anillo en su dedo.
—Eso aplica también para ti, tengo el mismo derecho a matar que tú, cualquiera que cuestione mi autoridad de Hürrem no tiene un destino diferente. —Murmura lentamente con el ardor en sus ojos para bajar la mirada. Después de unos segundos en un enfrentamiento donde ninguno de los dos parecía desistir, Jimin suspira lentamente, no tenía en sus planes matar a nadie, por supuesto, jamás se atrevería a hacer eso; pero era hora de dejar atrás la persona callada que había sido ese tiempo. Si esto impulsaba a que el alfa lo dejara ir, intentaría lo que fuera—. No tienes que dar una respuesta ahora, piensa el nuevo trato que te estoy ofreciendo. No es necesario que empeoremos esta unión más de lo que ya está.
Cuando Jimin finaliza el mesero se acerca a ellos y empieza a comer tranquilamente los ravioles con carne y sopa blanca. La mirada de Jungkook se siente pesada y en todo el transcurso del almuerzo jamás toca su comida.
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El peso de su cabeza comparado con el resto de su cuerpo tenía una diferencia fenomenal. Los rubíes y las esmeraldas hacían sus brazos doler y a pesar de tenerlos en sus tobillos también, no se comparaba con el peso de las joyas en su frente.
Sus bayanlar lo bañaron y perfumaron con más esencias de lo habitual, ellas también estaban vestidas formalmente y su cabello estaba cubierto con un hiyab dorado, por lo que intuía que lo acompañarían a la reunión.
Toda la casa estaba agitada, aunque la fiesta no daría lugar ahí, el kış era tan importante para poner de punta a todos, muchas cosas podían resultar de esa reunión.
Jimin vio más seguridad de lo usual y cuando bajó las escaleras al primer piso con sus acompañantes detrás de él, se percató de que todos los alfas de la eve estaban ahí. Todos hicieron una reverencia y los empleados hicieron una larga hilera hacia la salida haciendo lo mismo, le recordó mucho a su primer día ahí.
—Le están deseando buena suerte, Hürrem, es su presentación oficial y han rezado por usted esta mañana en las mezquitas. —Le informa Elit a su espalda, Jimin contesta con un ligero asentimiento de cabeza a los sirvientes ahí. Habían sido muy amables con él, no merecían ni una pizca de su desprecio.
Por la orilla de su ojo captó una melena roja, inclinándose como todos ahí en su paso. Al ver la tensión en sus músculos y el temblor en sus manos se dio cuenta que no era algo que disfrutara totalmente.
Cuando Marco alzó la cabeza ligeramente, Jimin no pudo evitar curvar sus labios con suficiencia. El pelirrojo apretó sus manos en puños con fuerza y se mordió el labio con rabia contenida.
Al salir al exterior de la mansión Jimin también ve más autos de lo usual, todos los guardaespaldas se trasladan a su lado y observa algunos detrás de la figura impasible de Jungkook.
Su gruesa espalda estaba cubierta por un traje oriental con algunos toques occidentales, tenía incrustaciones que Jimin no pudo adivinar de forma correcta por los patrones raros, su cabello estaba un poco más suelto de lo normal y le daba un toque más varonil. De una u otra forma se veía terriblemente guapo.
El alfa alza su barbilla ligeramente y Jimin se percata del ligero estudio que le da a su figura. Todos están atentos a sus movimientos y el omega ajusta aún más el collar que tapaba su marca.
Después de un momento, el alfa extiende su mano y le da una mirada neutral a Jimin.
Mientras toma la mano de Jungkook, los recuerdos de las palabras de Namjoon hacen eco en su mente.
"El anillo que descansa en tu mano es prueba suficiente del poder que tienes ahora, no dudes en atacar".
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La mansión de Jungkook era apenas la mitad de la arquitectura que se abría paso ante los ojos de Jimin. La propiedad estaba al otro lado de Estambul, más específicamente en el Cuerno de oro, estuario a la entrada del estrecho del Bósforo, que divide la ciudad turca de Estambul.
La entrada era larga y muy separada, había una fila enorme de autos entrando por la puerta principal. El auto no se dirigió ahí y dio una curva hacia la parte trasera, entrando por una ruta exclusiva a la casa. Jimin se percató del sudor en sus manos cuando acomodó por tercera vez las pulseras en sus manos.
Llegaron a un estacionamiento con jardín y estatuas grandes, había dos o tres coches en toda el área. Esa debía ser una entrada exclusiva para la familia de Jungkook.
Cuando bajan del coche el alfa vuelve a extender su mano y Jimin no pudo evitar comparar su miedo a las turbulencias del avión con el enfrentamiento de las organizaciones más peligrosas del mundo. La sensación en la boca de su estómago era exactamente la misma de ese día.
Así que toma rápidamente la mano de Jungkook, en una u otra forma sería su escudo esa noche, tragarse su orgullo por una noche ante su seguridad no es ningún daño mayor. Da una media mirada a su hombro, donde están Elit, Kenia y Edith sonriéndole con animación, se ajustan la tela en su cabello y bajan la cabeza seriamente como el día en que las conoció.
Jungkook gira y dice unas palabras a los hombres en los autos que los siguieron en el camino, quienes se retiran nuevamente por la misma puerta por la que entraron, quedando la mitad de hombres que un principio.
Jimin busca con los ojos a Namjoon, captando que no está al lado de Azra o Tristán e incluso Yoongi. Mientras Jungkook sigue dando indicaciones escucha un silbido a su derecha.
Namjoon alza la mano y le sonríe, dice algo en silencio que Jimin interpreta como un "todo estará bien", el omega suspira y pone una mano en su pecho para calmar sus nervios, tal vez estaba pensando demasiado.
Poniendo más atención en el ambiente escucha música instrumental y un mar de voces al otro extremo de la casa. Había un pequeño pasillo y el castaño ve por ahí a algunas personas.
Todos; omegas, betas y alfas, tenían un aspecto elegante, pero sobre todo imponente. No importa por dónde lo vea, independientemente de su segundo género, daban un aura de magnificencia.
Sus ojos se dirigen hacia las figuras más delgadas; los omegas. Vestían vestidos o telas que se ajustaban perfectamente a su cintura y muslos, la elegancia en sus movimientos al agarrar un vaso o cubrir su rostro para reír solo combinaban perfectamente con la belleza nórdica de sus rasgos.
Jimin no pudo evitar ver su reflejo en el cristal de la ventana frente a él y los callos en las puntas de sus dedos por el tecleo insistente del trabajo en ese día.
Jungkook se acerca a él y también dirige su vista al pasillo, captando el olor acerbo de nervios en el omega.
—Eres más bello. —Dice en un susurro el alfa. Jimin gira su rostro en estupor pero no logra captar ninguna emoción en el hombre para que confirme sus palabras. Sin decir nada más lo dirige por el pasillo donde las voces se hacen más fuertes junto con la música.
Cuando quedan más perceptibles a la vista, todas las voces se apagan lentamente y dirigen su completa atención a ellos. Jimin pega más su cuerpo a Jungkook e intenta no voltear a otro lado más que al frente donde lo dirige el alfa.
La fiesta estaba al aire libre así que a pesar del peso de las telas pesadas, siente el frío que cala en sus huesos de todos los ojos sobre él en específico.
Escucha unos cuchicheos aquí y allá, eran diversas las opiniones sobre él pero hace lo que puede para ignorar los susurros.
Cuando llegan al frente del lugar en su propia mesa larga, Jimin se da cuenta de la presencia de la madre de Jungkook ahí; a su lado estaban otros alfas, por la misma aura que exhalaban todos, Jimin supuso que era la familia Hasmet.
Todos tenían rostros serios, exceptuando a un hombre alto muy parecido a Jungkook al lado de la matriarca, quien le dirigía una expresión tranquila y relajada.
La mujer se acerca a él y toma sus manos delicadamente, le sonrie apenas perceptiblemente y por un momento Jimin se desestabiliza. Lo gira hacia los invitados y alza su copa, haciendo que los presentes también lo hagan.
—Nos espera otra próspera generación en la familia Hasmet, llevemos esta unión entre nuestras organizaciones como lo hemos hecho durante el último siglo. —Dando una mirada a él alza su mano ligeramente—. Hürrem.
Todos chocan sus copas entre sí y toman tranquilamente. Jimin cierra sus ojos y suspira en alivio cuando ve que todos actúan relajadamente disfrutando la fiesta, mientras su atención no estuviera en él todo estaría bien. Belma gira su atención a él y asiente lentamente, Jimin contesta educadamente y observa a la mujer perderse con los invitados.
—Lo hiciste bien. —Murmura Jungkook en su oído y Jimin exhala todo el aire contenido.
—El verdadero reto será el baile, pero estoy seguro de que lo pasarás. —El omega escucha una voz detrás de él y se gira junto con Jungkook—. Un placer conocerte por fin, Jimin. Soy Hoseok, hermano de tu alfa.
Era el hombre de aspecto amable al lado de la madre de Jungkook, si no fuera por el parecido a su hermano, Jimin tuvo el pique en su lengua de preguntar si en verdad era su familia.
—Un gusto, Hoseok. —Responde el omega con una sonrisa ligera, Jungkook extiende su mano hacia su hermano y los dos se abrazan fuertemente.
—Kardeşim, gelmeyeceğini sanıyordum —Dice el gama mientras extiende la sonrisa en su rostro, Jimin jamás lo había visto sonreír así de sincero.
—Tenía que venir para conocer a mi cuñado, es muy bello, Junggkook. Felicidades. —Expresa el alfa y Jimin se siente arrebolar, después de un momento la expresión amable de Hoseok cambia y dirige su atención seria a un punto del jardín. Jimin también voltea curioso—. Yilmaz gözlerini senden ayırmadı, dikkatli ol Jungkook.
Jungkook también cambia su olor y la nariz de Jimin empieza a picar con molestia compartida por el olor fuerte de los alfas.
Estaban viendo un grupo grande, en contraste con la expresión feliz de todos los invitados, tenían una mirada asesina sobre él. Y más que la molestia en sus rostros lo que capta la atención de Jimin es la belleza desbordante del único omega en el grupo. Era muy aparte de todos los presentes en la fiesta y sus ojos con tonalidades moradas le confirmaron a Jimin que era un omega gama.
De todo el grupo, la rabia en sus ojos dirigida a Jimin era superante con creces.
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