🧧!! ' XLV
Alexander se sintió sofocado, el espacio entre la pared fría del palacete y el pecho de la persona era muy reducido. Una mano se mantuvo sobre su boca, una mano caliente. Aterrorizado por el olor característico de un alfa decidió mantener su mirada en los botones negros de la camisa del hombre que lo había acorralado.
—¿Quién está ahí? —Las voces en eco de los otros alfas le hicieron dar cuenta en la situación en donde estaba. Los pasos de los otros hombres se acercaron más hacia donde estaban.
—Sıçmak. [Mierda] —El hombre arriba de él susurro con un tono irritado. Después de un momento más, cuando la presencia de los guardaespaldas y su castigo por estar fuera de las alas de los hatuns ya se estaba volviendo en una realidad próxima, el alfa que lo sostenía decidió asomar una parte de su cuerpo, manteniendo aún una mano sobre sus labios. Lo cual era algo sarcástico, ningun sonido saldría de la boca de Alexander.
—¡Ah! Azra —Murmura uno de los guardaespaldas con un tono calmado. El cuerpo de Alexander se tensa aún más, ¿Azra? ¿Azra Mikaol?, ese era el nombre del francotirador más temerario de la Roja. Uno de los hombres de mayor rango entre los hombres de los Hasmet. Alexander no había oído más que horrores de ese hombre..
—Batı kulelerini koruyor olmalılar —Dice el albino con tono neutro.
—Arkamızı dönecektik ama bir şey duyduk.
Los hombres empezaron a hablar en turco, un idioma que desgraciadamente no estaba entre los tres que sabía Alexander. Con temblor en la parte de su cuello, alza la cabeza temeroso. El perfil marcado del hombre blanco era atractivo, y sus movimientos eran tranquilos, casi tanto como para venir por parte de un alfa.
Las voces de la conversación entre los alfas se fueron apagando poco a poco. Alexander se dio cuenta de la ausencia de los otros dos hombres hasta que los ojos cristalinos del alfa se dirigieron hacia él. Alexander había conocido los horrores de la vida en jerarquía a la que estaban destinados, sabía cómo era estar bajo la yugular de las miradas tajantes y crueles de las personas, principalmente de los alfas.
Pero estos ojos eran amables, las palabras filosas de las crueles acciones de Azra Mikaol iban dejando de tener sentido cuando una sonrisa amable se extendió en el rostro del alfa. Hace mucho que el omega no recibía una sonrisa sincera.
—¿Qué hace uno de los hatuns recorriendo estos pasillos? —La voz ronca del hombre trajo a Alexander a la realidad, no tenía que olvidar en qué situación estaba. Era uno de los bajá de la Roja, no debía confiarse.
Alexander hizo movimientos con sus manos, intentando explicarle con sus expresiones que estaba ahí porque se perdió. Azra frunció su ceño.
—¿Ah? ¿No hablas? —Azra confundió su mutismo con nerviosismo y miedo—. No te preocupes, no te haré nada.
Sus feromonas respondieron inmediatamente a la imagen de un omega asustado.
Alexander seguía haciendo señales con sus manos, intentando explicarle que no era como pensaba. Sintió su lobo en un estado confundido cuando el olor a canela lo empezó a rodear. Hacía mucho que no había estado expuesto a feromonas de un alfa; en Italia, su hermana y él tenían prohibido tener uno cerca, todos sus guardias y acompañantes eran betas u omegas. Serían castigados si no fuera de esa forma.
El hombre de cabellos dorados detuvo los aspavientos cuando la confusión le rodeó. Los alfas no eran amables, ellos sólo tocaban y destruían.
Sus ojos azules observaron a Azra confundido.
Haciendo que un tinte rosa se extendiera por el rostro del alfa ante la pesadez de los ojos azules sobre él.
—Y-Yo creo que será mejor que te reubique a tus alas. —Tartamudea el hombre más alto, desubicando aún más a Alexander—. Tienes suerte de que yo te haya encontrado, si hubiera sido uno de mis compañeros serían circunstancias diferentes para ti.
Alexander retrocedió asustado.
—N-No, no te preocupes, estás bien. Ven, ven, vamos juntos —Azra extendió su mano, pero paró en seco. No tenía permitido tocar a ninguno de los omegas del harem, incluso con su posición alta entre la Roja, podrían cortarle la mano por eso. Por lo que abrió paso y le hizo una seña al rubio para que pasara primero.
Alexander lo observa por unos segundos. El alfa siguió manteniendo su sonrisa amable, haciendo que fuera inevitable que el respondiera de la misma manera. No podía ser grosero. Así que sus labios se curvaron en una diminuta mueca.
El cambio fue inesperado.
El alfa tropezó con sus propios pies y perdió estabilización en su equilibrio, provocando que estuviera apunto de caer.
Alexander inclina la cabeza alarmado, pero sólo llega a escuchar un ligero "lo siento" de parte del alfa. Al observar el rojo agresivo de las orejas del bajá las cosquillas nerviosas en la parte trasera de su nuca se sienten con más intensidad, se siente extraño por un momento, como el reconocimiento del recuerdo de una melodía que había escuchado hace mucho tiempo. No es un mal sentimiento.
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Jungkook observa la mirada impasible de su madre. Su mano trastabilla sobre el vidrio grueso de la mesa que los separa.
–Habla, Jungkook. Verme de esa manera no me matará —Belma lleva la taza de café a sus labios con lentitud. Jungkook no ha tocado su bebida, el enojo de su lobo es demasiado grande para siquiera meter algo a su boca.
—¿Por qué? —Es lo único que pregunta. Al parecer el asunto "urgente" al que había sido Ilamado era una excusa camuflada para una reunión con su madre. Ciertamente no era lo mismo que estar rodeado de los miembros del Öğüt, pero eso no implicaba una facilidad en la conversación.
—Ya te he dicho la respuesta. No sirve.
Jungkook aprieta su mano, sus dientes duelen cuando los tensa irritado.
—Un omega no deja de servir sólo por su habilidad para procrear.
—En nuestro mundo sí, y lo sabes muy bien.
Jungkook chasquea la lengua, aparta la mirada y trata de calmar sus gruñidos. Ahora entendía el cambio radical de la actitud de su madre con Jimin, pensaba que ya había una clase de aceptación de su parte. Pero apenas se enteró de la condición infértil de Jimin, y sus cartas cambiaron de inmediato.
—Tienes demasiado prejuicio hacia los omegas.
—Te equívocas, Jungkook. Sé perfectamente la fuerza que pueden tener. Y sé que un omega es capaz de derribar un imperio entero por sí solo. —Responde la alfa con un tono calmado. Jungkook suspira cansado—. Un líder necesita a un omega fuerte de su lado, en todos los aspectos, de otra forma caerá. Es por eso que se ha tomado la decisión que expresamos.
Jungkook se negaba a entender, a pesar de que tenía conocimiento del porque la adopción o los vientres de alquiler no podían entrar en la ecuación del problema, aún era algo que no podía digerir bien. La sangre y descendencia directa era imprescindible en su familia, los alfas, a pesar de no tener la condición gama como él, tenían una resistencia superior, especialmente los que estaban destinados al título de líder. Teniendo la extensión del poderío de su imperio, estaba prohibida la intervención ajena a la familia para la elección de la próxima cabeza familiar.
Su mente volvió a divagar a la imagen falsa de un hijo suyo y de Jimin. Había pensado demasiado en la familia en esos días, un rasgo totalmente normal para un alfa que ya ha afianzado la relación con su mate. Era indudable que los alfas tenían un sentido de posesividad con sus parejas, por lo que la engendración de su semilla en ellos era uno de los fines más altos desde el comienzo de la existencia humana. Jungkook no será la excepción a este tipo de instinto.
Pero tenía que olvidarse de eso.
No habría una niña con el color de sus ojos. O la existencia de un varón con el cabello y la actitud inquebrantable de Jimin. Todo eso tendría que limitarse al hueco negro de sus ilusiones perdidas.
Tenía que concentrarse en el problema central de aquí, la protección de Jimin. Las negociaciones eran el fuerte de Jungkook, pero una contraparte como lo era su madre era una situación difícil incluso para él. Sabía que era mejor empezar por las convergencias.
La consideración de la eliminación del Öğüt se había sentido como miel en sus labios, pero sería una decisión absurda. Un imperio con una base débil es tan tambaleante como la monarquía. La relación con las otras mafias era importante, de eso se encargaba el Öğüt, de los convenios y el cumplimiento de las reglas de la Roja en sus territorios. No podía invalidar su existencia y hacerse responsable de toda la extensión del dominio de su familia, estarían vulnerables si se empezara un problema de carácter interno. No podría proteger a su gente, ni mucho menos a Jimin. La mera imagen de que otros clanes pusieran un dedo sobre él hacía que le hirviera la sangre.
Era por eso que tenía que lidiar primero con su madre, la cabeza del consejo, y la mente más razonable de ese grupo despreciable.
—Se harán nuevos estudios en Jimin, una vez que él esté listo.
Su madre encorvó los hombros con indiferencia.
—Hazlo, sabes que no caigo en un piso tan bajo para hacer una alteración en los estudios de tu omega. Puedo ser la bruja de la Roja pero sigo siendo tu madre. Y es por eso que veo lo mejor para que sigas en la cabeza, como te corresponde.
—Entonces demando tiempo, encontraré una solución —asevera Jungkook, su madre inclina la cabeza y observa el patrón en las paredes de la oficina de Jungkook, que su madre considerara las opciones era una buena señal para avanzar.
—Está bien —Responde por fin—, pero tendrás que llevar toda la ética en reconocimiento de los omegas enviados. No me importa si decides acostarte con ellos o no, pero mantén la imagen con las otras mafias.
Su madre tenía un punto de inflexibilidad fuerte. Sabía que las relaciones en conveniencia con la otras instituciones tenían que cuidarse como un jardín de magnolias, un descuido mínimo y todo se marchitaría. El problema era que tenía que mantener dos cosas, la estabilidad en la relación de los otros clanes, y la confianza de Jimin con él.
Jungkook no estaba seguro de mantener la balanza equilibrada.
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Jimin sintió sus párpados pesados, el ronroneo adormilado de Jabir se escuchaba en la oscuridad de su habitación. Ya era de noche, y Jungkook seguía sin llegar.
Había dormido dos horas, la ansiedad de su lobo lo despertó por la ausencia del alfa. Haberlo visto después de tanto tiempo y volver a tenerlo lejos estaba afectando a sus sentimientos como omega, casi como si la medicina por sus días en debilidad fuera arrebatada de sus labios apenas con una gota sobre su lengua.
Se incorporó de su extensa cama, las sábanas de seda deslizándose por su piel blanca hacían cosquillas en sus brazos. Los susurros de los guardias detrás de su puerta también hacía difícil que pudiera volver a dormir. No tenía muchas ganas de descansar más de todos modos.
Tenía muchas ganas de ver a Namjoon, desahogarse de los sentimientos agobiantes no parecía una mala idea dada la circunstancias de los últimos días, donde la presencia del alfa moreno parecía ser más una necesidad demandante dentro de él. Pero parecía lejana la idea de una plática amistosa considerando la prisa con la que Jungkook se retiró unas horas antes, como mano derecha, era indudable que Namjoon estaba a su lado en la problemática de la empresa.
Así que optó por incorporarse y arreglar su aspecto desaliñado por las horas dormido. Sería mejor empezar su parte del plan.
Jabir levanta la cabeza alerta cuando Jimin se levanta de la cama, el castaño le hizo una seña con la mano para que volviera a estar tranquilo. El tigre de inmediato volvió a una posición de descanso.
Abrió un poco la puerta de sus alas, dando acceso suficiente para que un alfa, del que no identificaba muy bien su nombre en la placa en su pecho por estar en árabe, se acercara rápidamente y se inclinara.
—Llama a mis bayanlar. Me gustaría dar una correcta bienvenida a los hatuns.
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Jungkook observa impasible las calles de Turquía, el auto iba con más lentitud a medida que se acercaban al mar; debido a que la ciudad estaba llena de gatos, especialmente cerca de la costa, sus hombres sabían que tenían que tener cuidado cuando se acercaban aún más a los límites del territorio de su familia.
La lentitud del trayecto le hizo tener más concentración en las palabras que su amigo decía a través del teléfono.
—Los resultados de sangre sí muestran una alteración en el cuerpo de tu omega. Hay una aceleración preocupante en las hormonas que lo identifican con su segundo género —la voz de Bangchan dejaba de tener un tono cómico cuando daba lleno a los conocimientos rezagados de sus días como médico y científico—. Sin embargo, no estoy muy seguro con lo que veo en la histerosalpingografía, si es verdad lo que se muestra ahí, debemos actuar con un tratamiento lo antes posible, Jungkook.
—Sé más claro —Exige a Jungkook a medida que se acercan a la mansión.
—Su útero, se está encogiendo de una manera peligrosa. Reduce sus posibilidades de embarazo, aún si lo lograra, es muy posible que el bebé no se desarrolle correctamente por el reducido tamaño de su matriz, tendría muchos abortos —La voz de su amigo se apaga con pena. Jungkook cierra los ojos con pesar, el alfa dentro de él se encoge ligeramente con pena—. Ni siquiera un omega con la tenacidad que tiene el tuyo podría soportar el dolor de varias pérdidas. El sentimiento de su lobo se apagaría con cada muerte dentro de él, hasta que pierda el sentido.
Había muchos omegas, que incluso después del primer aborto, no soportaban la pérdida y herida que quedaba en su lobo. Muchos enloquecían y llegaban a herir a sus mates, la mayoría de esos casos terminaban en suicidios.
Ni siquiera podía pensar en la posibilidad de una situación como esa para Jimin.
—¿Cuándo llegarás? —Pregunta, las voces lejanas características de un lugar reducido daban a entender que estaba ya en el avión.
—En pocas horas, el jet que me enviaste fue una mejor opción para llegar más rápido. Debes estar realmente preocupado por ese omega tuyo para que quieras verme con tanta prisa —Bangchan vuelve a la burla en su voz. Jungkook hace un gesto a Namjoon para que se detenga y dé la vuelta al auto.
—Te esperaré entonces, preferiría hablar de esto en otro lado que no sea cerca de él —Jimin le había dicho que estaba cansado de los estudios y hospitales, no quería preocuparlo más.
Si tuviera la oportunidad de cargar con todo el peso, entonces lo haría.
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Jimin observa a los omegas con escepticismo, su paso a medida que entraban en la sala común daba a entender que no se sentían cómodos al ser llamados por él.
Estaban en una de las salas comunes del palacete, no quería ir a las alas que les asignó, o que ellos fueran a las suyas, infestarían su espacio con sus feromonas retadoras, no estaba en condición de una pelea en toda la palabra, le parecía absurdo.
Por su parte, los omegas estaban más que molestos, los sirvientes que trajeron ya los habían alistado para dormir. Tener que volver a prepararse y vestirse para dar saludos correspondientes a Jimin había sido una total molestia.
Alexander estaba indiferente a la situación, quería terminar ese día lo antes posible, especialmente después de los golpes molestos por parte de su hermana una vez que llegara a sus alas sin ninguna información para satisfacerlos. Los insultos fríos de inútil e inservible habían agotado su resistencia del día; sin embargo, no pudo reducir la espinita de curiosidad de ver más de cerca al hürrem de Turquía.
Sus ojos se abrieron cuando vio al bajá de antes al lado del castaño, el también pareció reconocerlo por el brillo efímero de sus ojos cuando lo vieron. También estaba Kim Taehyung y Yoongi Aristel, la pareja de asesinos terroristas de Jungkook Hasmet.
No esperaba que algunos de los mejores hombres de la fuerza de la Roja se encontraran tan cercanos a su hürrem, viendo la mirada de su hermana, Bruno y Emilia, ellos tampoco lo hacían.
La preocupación tenía una explicación simple, que Jungkook asignara a sus mejores hombres para la protección de su mate, o que ellos tuvieran tanta lealtad hacia él para permanecer a su lado, denotaba la dificultad que tendrían para hacerse un lugar ahí.
—Hürrem —Emilia fue la primera en hablar, su expresión ya no mostraba el filo de siempre, su rostro era tranquilo y casi devoto. Al ser un miembro de la Roja era claro que no se precipitaría para ser grosera, si fallaba y se iba, su castigo sería mayor.
De fondo, se pudo escuchar un sonido de burla de parte de Bruno cuando Emilia dio una reverencia, pero no tardó en hacer lo mismo, también sabía cómo tenía que actuar por el momento.
Independientemente de su estado de infertilidad, Jimin Claire seguía siendo el omega principal de ahí.
Alexander bajó la cabeza y siguió las acciones de los otros dos.
Después de unos segundos largos, sintió un cambio en el airé causadas por las feromonas de tensión. Algo estaba mal.
Confundido voltea hacia su derecha, donde estaba su hermana; quien seguía erguida como si nada. Preocupado, extiende su mano y jala un poco la seda del vestido de Andrea para que también se incline, pero ella le quita la mano de un manotazo.
Los susurros de sus sirvientes no se hicieron esperar.
—Señorita Cariporsi, creo que es mejor que salude —Susurra la acompañante principal de su hermana, también con un tinte asustado en su voz.
—No me inclino ante falsas reinas* —es la única respuesta de la omega de cabellos amarillos.
Alexander respinga alarmado, la ineptitud de su hermana sobrepasaba sus propios límites a veces. Incluso Bruno parecía sorprendido por su desvergüenza directa. El rubio ni siquiera quería dirigir la mirada a enfrente, asustado por la reacción que podría tener el omega de los Hasmet.
Jimin alza una de sus cejas cuando las palabras llegan a sus oídos. Siente la mirada de sus bayanlar sobre él, esperando alguna reacción.
Azra, Taehyung y Yoongi también se tensan pero mantienen su mirada neutral, no podían inmiscuirse en asuntos del harem, pero sí estaban atentos a cualquier orden que diera su hürrem.
Incluso Jabir, acostado a sus pies con la misma indiferencia de siempre parece sentir la pesadez que se había desarrollado, por lo que Jimin pudo ver el ligero cambio en los músculos de su lomo; sin embargo, tampoco haría nada si Jimin no le indicara algo.
—No sabía que la educación en la 'Ndrangheta fuera tan escasa —dice Jimin sin ningún rasgo de molestia en su rostro, sabía que los comentarios groseros de parte de los omegas de sangre azul no se iban a hacer esperar. Andrea curvó sus labios divertido.
—Hürrem —dice la rubia con un tono tenso en su voz, como si llamar así a Jimin requiriera de toda su fuerza de voluntad—. ¿Sabe qué hacen las abejas cuando su reina no puede procrear más?
Sorprendentemente, todo la sala se queda en silencio, el insulto directo hacia la infertilidad del castaño era algo que él mismo había prohibido para no hablar, ver tanta rudeza en las palabras de la mujer había dejado a todos pasmados.
Incluso los alfas no pudieron evitar dirigir una mirada inquieta hacia su hürrem, sabían qué tan afectado estaba por la nueva información que le habían dado a saber. Pero para su sorpresa y la de todos, el rostro de Jimin no expresaba nada, ni siquiera había un mínimo movimiento en sus cejas que denotara enojo o tristeza. Lo único que hizo fue inclinar la cabeza, un movimiento para que Andrea terminara de hablar.
La omega interpretó el gesto como un signo de ignorancia, por lo que su burla aumentó.
—Se preparan para reemplazarla, cuando una nueva reina está lista para ocupar el puesto, la otra tiene que ser asesinada.
Alexander volvió a jalar el vestido de Andrea con más fuerza, sus ojos le indicaban alarmados que parara. Había llegado demasiado lejos.
Emilia se abstuvo de mantener la cabeza baja, y Bruno parecía aguantar la sonrisa perlada detrás de su velo.
—¿Me estás comparando con una abeja? ¿Crees que esto es una colmena? —La voz de Jimin tuvo una reacción inmediata en todos. Los labios de Andrea temblaron ligeramente cuando no vio una reacción anticipada—. Si es así, joven Cariporsi, no creo que pueda llegar a algo más que una obrera. Si alguno de ustedes fuera a remplazarme, ciertamente no sería alguien con la boca tan sucia como tú.
El rostro de la mujer se desfigura de inmediato, alguien de su clase no estaba acostumbrada a palabras de ese tipo, cuando has tenido todo con facilidad, la falta de control puede volverte loco.
—Lo veo muy seguro, hürrem. Mañana es nuestra presentación oficial ante el amir, ¿qué le hace pensar que no podría ser la primera que llame a sus aposentos?
Jimin frunce su ceño ligeramente, pero lo recompone de inmediato. La mujer pierde su confianza cuando una ligera sonrisa se asoma en el rostro antes serio de Jimin.
—A tu "amir" le gustan las cosas de buena calidad, no creo que tú entres en ese rango.
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Bajá: En Turquía, antiguamente, el que obtenía algún mando superior. Hoy es título de honor.
Falsas reinas*: Andrea hace un tipo de burla de juego de palabras. Sabe que Jimin no es mujer, pero solo quiere burlarse más.
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