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Jimin fue arrastrado por los pisos de mármol del palacete con Ömer y Namjoon a cada hombro suyo. Sus ojos viraron una y otra vez por las paredes suntuosas, curioso del porqué no conocía esa parte de la casa.

Una vez, en sus escapes a la cocina para evitar las lecciones de sus bayanlar en los primeros días que llegó, a una de las trabajadoras de la cocina, y por descuido de ella, se le escapó decir que había habitaciones y pasillos ocultos en todas las propiedades de los Hasmet, construidos con dobles intenciones ante cualquier circunstancia o ataque. Jimin no tuvo oportunidad de descubrir y alimentar su avivado deseo de encontrar los pasadizos para escapar por la continua y estrecha vigilancia que tenía Jungkook sobre él en esos días.

Ahora veía que no eran mitos infundados por el chisme, y que la situación era tan alarmante para usar una de esas habitaciones.

Adentrándose más ahí, el volumen de unas voces fuertes y pesadas fue aumentando exponencialmente. Jimin pudo sentir las feromonas de Jungkook dominando el lugar, siempre resaltando entre las demás.

Sus manos empezaron a sudar, el peso es su cabeza se sentía más insoportable y su ansiedad aumentó. No sería fácil librarse de esa reunión.

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—Bir omega toplantılarımıza katılamaz. [Un omega no puede estar en nuestras reuniones] —exclama una alfa mayor haciendo eco en la habitación con los susurros en acuerdo con ella.

El espacio era insonorizado, pero no pequeño, teniendo también las muestras de los patrones bizantinos como en cada habitación de la mansión. Jungkook estaba sentado en la punta de la mesa de roble, su madre en el otro extremo, con los miembros del Öğüt rodeándola en los otros asientos.

—Kim söylüyor? [¿Lo dice quién?] —responde Jungkook imperturbable ante el tono grosero.

—Geleneklerimiz. [Nuestras tradiciones].

—Bu değişti. [Eso cambió] —responde el gama.

—Kim söylüyor? [¿Lo dice quién?] —ataca de nuevo la mujer.

—Ben. [Yo].

La postura de Jungkook se agranda, haciendo que las figuras cubiertas de turbas negras retrocedan. Belma observa el intercambio silenciosa, que para irritación de Jungkook, se estaba tornando más problemático con cada segundo. No habían dado razones o explicaciones, sólo quejas.

—Es óptimo la creación de un harem, suficiente tuvimos con la muerte de tu padre y nuestros lazos rotos con los Yilmaz —habla esta vez otro de los miembros, un hombre igual de viejo que los demás, con muchas palabras en su boca pero poca razón en la cabeza.

—Y también sería óptimo que conozcan su lugar, llamar a un harem sin mi permiso, más aún con omegas de otras mafias, es una falta enorme de respeto para mí y mi mate —brama Jungkook. Los movimientos de los otros alfas se volvieron más nerviosos y su postura orgullosa retrocedió nuevamente.

—Tu omega ha aceptado el harem.

Otra vez esas palabras de parte de su madre, era la segunda vez que lo recalcaba. La primera vez fue suficiente para exigir la presencia de Jimin, pero que Belma lo aseverara dos veces realmente ponía en duda a Jungkook. A sus ojos, un omega necio y seguro con sus palabras y promesas no podía aceptar algo como eso, más aún cuando fue una de las condiciones que reclamó Jimin en su trato.

—Está aquí —murmuraron las personas entre sí cuando el olor dulzón del omega se empezó a sentir en el aire, haciendo un ligero contraste con el de Jungkook. Belma se alzó en su asiento, poniendo ojos serios sobre el gama.

—Deja que él te lo explique; nuestra razón para convocar esta medida —La mujer parece dudar en sus palabras por un momento, pero después vuelve a su postura normal y asevera—. Después de eso, veremos si sigues en contra de nuestra palabra.

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El paso de Jimin se desaceleró de inmediato mientras entraba. Ömer y Namjoon se habían quedado un metro atrás antes de llegar a la puerta con él. No podían entrar, mucho menos acercarse más. Los cuerpos rígidos de telas negras lo saludaron una vez que las puertas fueron abiertas para él. Nuevamente tuvo que controlar sus movimientos y pasos torpes para no dejar que sus impulsos remarcaran la ansiedad en él.

Había sido firme en su posición de no doblegarse.

Dio una mirada rápida en el lugar cuando las puertas de marfil se cerraron detrás de él, volteando de esquina a esquina pudo identificar rápidamente a Jungkook. Si antes su mirada apenas había recaído hacía él por un segundo, ahora su atención era casi agobiante.

Una vez que dio dos o tres pasos en la habitación, sus extremidades flaquearon en duda, sin saber a dónde dirigirse o dónde posicionarse.

Los pares de ojos solo le hacían erosión en la piel y ponían todo más difícil. Afortunadamente, captó rápidamente una señal de Jungkook para posicionarse a su lado, por lo que no dudó más y se dirigió hacia allí, ignorando el espacio en el centro. Por alguna razón, esa acción provocó un olor picoso sobre los demás.

Una vez que Jimin se posicionó al lado de Jungkook, este pudo ver con más detenimiento el estado del omega. Su lobo rugió molesto al ver la piel pegada a sus huesos, las esferas negras alrededor de sus ojos cubiertas de maquillaje y el azul de sus labios.

¿Qué había pasado en su ausencia? Su pecho se había llenado de culpa y furia incontenible por su falta de cuidado, su alfa reclamaba un mal trabajo como pareja y el plazo de distanciamiento prolongado con el castaño.

Jimin pudo captar el cambio de intensidad en las feromonas de Jungkook, denotando un peor humor que al de hace un rato. Alzando la mirada hacia el alfa, su omega titubea mientras observa la batalla irreconocible dentro de los topacios dorados de Jungkook. Después de tantos días en ausencia del otro, era innegable la intensidad de las emociones encarceladas de una pareja unida.

La mano del alfa roza ligeramente el dorso de la de Jimin, un movimiento tan minúsculo y accidental hizo estragos suficientes en el cuerpo de Jimin para dejar escapar un suspiro bajo. Jungkook lo observa por unos segundos más, antes de volver a poner su atención hacia las personas frente a ellos.

—El harem será negado —dice Jungkook con firmeza en su tono. La abrumadora presencia de las voces vuelve a surgir en la habitación.

Jimin cierra los ojos. Aún no le han dicho.

—Si los omegas vuelven a sus patrias las familias estarán resentidas. Una guerra interna, en el norte y en el oeste está más allá de nuestros alcances. Seremos destruidos —la voz de Belma es tranquila, al igual que la seguridad en su tono.

—Me encargaré —responde Jungkook con la misma impasibilidad en sus expresiones. Jimin baja la cabeza mientras muerde su labio.

La madre de Jungkook tenía razón, era algo que el castaño ya había hablado con sus bayanlar. Si las mafias eran tan orgullosas como las pintaban, su ego se vería lastimado ante cualquier rechazo de unión sin una razón justificable, eso solo arraigaría más conflictos hacia los problemas en torno a los Hasmet.

Principalmente hacia Jungkook. Las mujeres le habían explicado que el liderazgo y organización de Jungkook lo llevaría a un triunfo inminente sobre las otras, pero esa no era la cuestión. Una vez rechazado el harem, el fuego de la enemistad de las otras mafias no serían los únicos que se regirían al lado de los Yilmaz, sino también el Öğüt.

Este conflicto sólo traería más violencia.

De repente, Jimin recuerda los ataques que ha podido presenciar: el primero, cuando intentó escapar y los alfas de la eve resultaron lastimados por salvarlo y la vida del taxista perdida. Después, en el club de Jungkook, donde recibió la herida de bala y otras heridas, esa vez también hubo muertes en los empleados de ahí.

¿Cuántas muertes después de la de su madre tendría que cargar?

—No. —dice en voz alta. La atención se vuelve a centrar completamente en él de nuevo, las voces vuelven a emitir susurros escandalosos—. El harem será aceptado.

Jungkook se gira hacia él, buscando su mirada insistentemente. Jimin muerde con más fuerza sus labios, sintiendo la sangre inundar su boca.

—¿Lo ve, amir? Su omega ha aceptado —Una voz grave habla, Jimin no alza la cabeza para ver cuál de los miembros ha hablado ahora.

—Jimin. —Le habla Jungkook a su lado con voz fuerte, Jimin alza la cabeza lentamente, observando el desconcierto en el rostro de Jungkook. No dice nada y observa a los alfas frente a él.

—El omega ha hablado —dice Khan Nerit, el padre de Emilia, mientras dirige una mirada despectiva hacia Jimin—. El omega...

—Veo que el Öğüt ha ganado mucha osadía últimamente —Le interrumpe Jungkook abruptamente. Las voces se callan en automático cuando los ojos de Jungkook se encienden en furia contenida—. ¿He escuchado omega?

El hombre se mueve incómodamente en su asiento

—Bueno, yo... —tartamudea ligeramente.

—¡Es tu hürrem! —Jungkook golpea ligeramente la mesa frente a él, haciendo que todos, incluyendo a Jimin, den un ligero salto sobre sus sillas—. Desde que me he unido a él y desde que absolví el matrimonio con Ali, ustedes no han hecho más que degradar a su hürrem con tanta hipocresía. No permitiré otra falta de respeto hacia él o hacia mi decisión como alfa, no sin antes cortarles la lengua

El aire se vuelve frío cuando el olor enojado de Jungkook opaca las otras feromonas. Jimin se siente ligeramente ahogado por la tensión, pero su lobo no puede evitar hincharse orgulloso en su pecho por la defensa de Jungkook. Sus ojos se dirigen sorprendidos hacia él, viendo ese rostro atractivo y estoico siendo contorneado por la ira era algo que no se veía todos los días. La indiferencia e irritación de Jungkook siempre era contenida y pasiva, pero esto era totalmente diferente.

Ah, ¿esto era lo que se sentía tener un compañero?, había tenido mucho miedo, miedo de que después del viaje Jungkook volviera a su actitud fría, arrepintiéndose del acercamiento que habían tenido la última vez que se vieron. Estaba asustado de volver a encontrarse con el Jungkook del pasado.

Viéndolo ahora, e incluso si su actitud cambiara después de que lo supiera, realmente apreciaría esto en un futuro.

—Jimin —Le llama una voz gélida al frente, el castaño recompone su postura, se había quedado estupefacto ante el descubrimiento de esa faceta en Jungkook. Alzando su cabeza, descubre que era Belma quien le hablaba—. Dile.

Jimin empieza a sentir la bilis en su garganta, sus manos tiemblan ligeramente ante la insistencia en el rostro de Belma. Su omega está mudo dentro de él cuando el recuerdo de la incapacidad en su naturaleza se vuelve un recordatorio.

Quería decirle, deseaba hacerlo él mismo. Pero no aquí, rodeado de alfas desconocidos y amenazantes, donde su lobo se sentía desprotegido y vulnerable.

—Jimin —susurra Jungkook a su lado, el omega vuelve a dirigir sus ojos cristalinos hacia él, sus cárdenos son rojos y alarman al gama momentáneamente. Ver eso sólo incomoda más a Jimin; no puede tolerar ese tipo de cuidado en la mirada de Jungkook, no cuando su naturaleza, tan arcaica y atada a las costumbres, siente que le ha fallado al alfa. Su mano cubre su boca cuando siente el mareo en su estómago y el ácido en su boca. Alá, esto no debería ser así, tenía que ser fuerte.

Belma hace una mueca ligera y suelta un suspiro indiferente. Dirige la atención a su hijo, y observa el escenario frente a ella. Todos quedan en un silencio colectivo, esperando pacientes al derrumbamiento de la persona frente a ellos. Después de un momento, Belma murmura secamente.

—Tu mate, el hürrem de nuestra dinastía, no puede tener hijos —Jimin cierra los ojos fuertemente cuando una punzada le recorre el cráneo. Otra cosa más que le habían arrebatado, una promesa más que no habían cumplido—. Tu mate es infértil.

Las extremidades de Jimin tiemblan con más violencia, hasta que se rinden y ceden. Un nudo en su estómago y pecho se asienta mientras sus ojos pierden la vista con rapidez. Su lobo se vuelve melancólico dentro de él, la herida en su omega arde.

Su caída es interrumpida por un cuerpo fuerte, donde la calidez parece apagarse con cada segundo mientras se hunde en la inconsciencia.

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Jimin vuelve a soñar después de tanto tiempo, inundado en un mar de tinta negra. Sus ojos se mueven y giran tratando de encontrar una luz, la oscuridad nunca le había aterrado, pero esta vez era asfixiante a su alrededor.

Cuando su cabeza gira hacia atrás, se topa con un espejo grande y ancho. Observa su reflejo por un segundo, poniendo toda su atención sobre el bulto en su estómago. Sus manos viajan rápidamente hacia su vientre, donde siente un movimiento ligero dentro de él. Era un bebé, un cachorro en su barriga.

Su omega se siente feliz. No tenía un vientre podrido, no le habían arrebatado eso. Nunca se había detenido a pensar en la paternidad o en la responsabilidad que implicaba tener una personita a la que cuidar; pero ahora, con el peso de su estómago acentuándose en sus manos, no puede evitar que el orgullo y felicidad se expanda en sus venas.

Sonríe ligeramente hacia su reflejo, dejando que la paz de su lobo cubra todo sobre él.

En un segundo, y de manera rápida, una figura negra lo envuelve por detrás. Jimin observa con horror cuando la tela que cubre su estómago se inunda de rojo. Solloza fuertemente mientras intenta reunir la sangre debajo de él, desesperado por salvar aquello que apenas pudo disfrutar. Sus sollozos crecen a medida que la sangre se expande y desborda, gime adolorido, hasta que el sonido se vuelve un alarido de pena.

Jimin se tambaleó, golpeándose contra el piso. Sentía el sudor en cada poro de su piel, sus brazos y piernas tenían una sensación fría. Una mano lo atrapó de la cintura, acercándolo.

Jimin trata de controlar su respiración y observa a su alrededor. Estaba en sus habitaciones, y la persona que lo había sostenido era Jungkook.

—Retirense —El alfa murmura manteniendo su mirada sobre la de Jimin, quien gira y observa las figuras de algunos sirvientes salir rápidamente por las puertas.

Jungkook lo alza y lo vuelve a posicionar sobre la cama de seda. Jimin traga lentamente, tratando de buscar la fuerza en su voz.

—¿Dónde... dónde están? —Pregunta con voz áspera, Jungkook lo observa por otro momento antes de dirigir sus manos a un cuenco lleno de agua al lado de la cama, escurre un trapo y después lo pone delicadamente sobre la frente de Jimin.

—Se aplazó la reunión —responde por fin el gama—. Te desmayaste, tienes calentura.

Jimin suspira fuertemente, baja la mirada hacia sus manos, las cuales lucen más pálidas y blancas de lo normal. No sabía qué decir.

—Toma. —Jungkook acerca un vaso con agua, el castaño le da una mirada ligera antes de negar. No quería tomar o comer nada.

Abruptamente, la mano de Jungkook gira su cabeza y la alza. Jimin empieza a buscar las palabras para quejarse ante tal agresiva acción, pero su acción es callada con los labios de Jungkook. Rápidamente el interior de su boca se llena por el líquido que el alfa le obliga a tomar, provocando que sus manos busquen empujarlo para poder toser debido al ahogamiento que sintió.

—¿¡Qué te sucede!? —Jimin carraspea enojado cuando su garganta deja de arder.

—Me han dicho que te has negado a comer o a hidratarte. Si esta es la única forma de poner algo de alimento en tu estómago para que te recuperes lo haré hasta que te canses de mí —dice Jungkook simple, con un tono serio y molesto. Jimin hace una mueca, pero no dice nada, oliendo el ambiente enojado alrededor del alfa sería mejor retroceder por esta vez.

Un silencio se asienta entre ellos, provocando que el sonido de los pájaros al exterior se escuchen con más claridad. Jimin dirige su mirada hacia el pie de la cama, tratando de rehuir la mirada del alfa.

—¿Por qué no has aceptado el harem? Ẓ̌el castaño pregunta por fin. No creía poder soportar esa pesadez en el aire por más tiempo.

—¿Por qué lo has aceptado tú? —ataca Jungkook en respuesta. Jimin alza la cabeza, encontrándose con la mirada irritada del hombre más alto.

—Sabes el porqué —susurra débilmente Jimin, los ojos de Jungkook se apagan ligeramente, nuevamente no sabía cómo leerlo—. Además, sé que serán solo simples adornos para la imagen de tu familia. Pensarían dos veces antes de acercarse a tus alas.

El alfa guarda silencio por un segundo.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque confío en ti.

Jimin guarda silencio mientras ve una ligera sorpresa en Jungkook. Sus cejas se elevan y sus labios se separan incrédulo. En otra situación, esa expresión sería graciosa para Jimin.

—Aún así, la mera presencia de ellos por aquí lastimaría inconscientemente a tu lobo —el turco asevera, remarcando cada sílaba frío.

—Lo sé, pero puedo soportarlo.

—No tienes que hacerlo.

—¡Sí tengo! —grita Jimin, la desesperación marca sus cejas, sus labios empiezan a temblar mientras retiene sus lágrimas. No había llorado desde esa vez, no empezaría ahora.

—¡El valor de un omega no está en su capacidad para concebir! —exclama Jungkook mientras se levanta enojado de la cama de Jimin, donde estaba sentado—. Jamás lo he visto de esa forma.

—¡No se trata de eso! ¡No entiendes! —Jimim eleva su voz aún más, su voz se rompe ligeramente al final—. ¡Ustedes los alfas jamás lo entenderán!

Jungkook se detiene, observándolo turbado. El omega sorbe su nariz, apretando sus manos en puños fuertes.

—Me quitaron la opción de decidir, no, más bien... nunca la tuve —Jimin se abraza a sí mismo, rodeándose para evitar el frío que lo recorre—. Jamás pensé en tener un bebé, no pasó por mi mente ni un segundo. Pero ahora, jamás lo sabré; el si lo hubiera odiado o no, la incertidumbre de eso es lo que más me duele.

Jimin vuelve a sentir la figura de Jungkook acercarse, pero no gira para comprobarlo.

—Me han quitado muchas cosas, no quería que esa fuera una de ellas.

Jimin empieza a sentir el olor salado, provocado por las ligeras lágrimas que recorren sus mejillas. Hace el ademán de quitarlas pero Jungkook sostiene sus muñecas. Jimin lo observa aturdido, expectante a las acciones del alfa. Suelta un quejido sorprendido cuando el alfa lo acerca a su pecho, abrazándolo.

—Soy egoísta, ignorante del dolor que una noticia así puede causar en los omegas —susurra Jungkook contra su cabello, el matiz de su voz era suave—. Pero no sufras a mi espalda, no tienes que pasar por esto solo. Eres más que un trato vago, más que un omega postizo a mi lado.

Jimin aguanta la respiración, sus músculos se tensan y alivian al mismo tiempo. Esto... ¿qué es esa sensación tranquilizadora?

—No llores más en mi ausencia.

Los labios del omega tiritan, el agua de sus cuencas se desborda y su pecho se abre. Los Iloriqueos se vuelven gemidos doloridos, y sus manos se aferran a la espalda de Jungkook mientras entierra la cabeza en su pecho. Deja que las feromonas reconfortantes del alfa lo envuelvan mientras su corazón se exprime del dolor y la melancolía insoportable de los últimos días. La quemazón en su pecho se expande y se libera con punzaciones dolorosas.

"Te necesitaba", grita su omega desde el fondo de su cabeza. "Te fuiste".

Los gemidos se vuelven gritos leves de dolor, sus uñas se entierran aún más en la piel de Jungkook, su instinto quería permanecer ahí, en lo oculto, donde sabía que nadie podía hacerle daño. Y por primera vez, Jimin sentía que no estaba solo en el mar de tinta negra.

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