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Jungkook jamás se había sentido apegado a nada. En toda su vida el desinterés por las cosas o sucesos a su alrededor iba aumentando exponencialmente con los años. Ni su familia; ni su patria, ni siquiera sus amantes casuales habían marcado un antes y un después en su rutinaria vida de monotonía simple que le inculcaron en ese círculo vicioso de muerte y desasosiego.
Sentir el mínimo sentimiento ante alguien o algo se había vuelto algo tan simple y sin importancia en su vida. Todo tenía que estar como se mantenía, en orden y sin perturbación alguna.
La estabilidad de su mundo tenía que conservarse desde la base de su poder, y se encargaría de que así permaneciera hasta el final de su vida.
Por supuesto, el temblor en su dinastía, en su vida y rutina sólo podía verse ocasionado por una persona. Ese oğlan de acciones imprudentes y ojos astros, tan atrayentes como la persona dueña de ellos, era una razón suficiente para salir de la línea recta que había marcado. Y por alguna razón, no veía ajena la posibilidad de hundirse en esas aguas grises y vastas de tranquilidad, donde la paz parecía sentirse normal como nunca lo había hecho.
Y es por eso que habían sido días difíciles, donde la enseñanza de mantener rectitud y serenidad en todo momento se veía ligeramente perturbada por el impulso de su pecho para volver al lugar de su nacimiento, donde se encontraban esos iris de su interés.
Las noches se habían vuelto más pesadas por la incomodidad en su lobo, donde el instinto siempre apagado de su alfa se había inquietado por una sensación extraña.
Había querido llamarlo, muchas veces, pero no quería obtener alguna reacción de rechazo. Sabía que la diferencia horaria de casi diez horas no era un gran problema si existía lógica de cuándo llamar. Pero si algo aprendió del oğlan es que muchas veces necesitaba su espacio lejos de él. Así que se mantuvo neutral y esperó a que el omega lo llamara ante cualquier situación. Jungkook no hubiera tardado en llegar inmediatamente a Turquía si Jimin lo hubiera contactado. Pero no fue el caso, por lo que Jungkook intuyó tener un mensaje claro.
Cuando el problema y las negociaciones en Canadá disminuyeron considerablemente, y la preocupación dentro de él se exteriorizaba más, decidió que era mejor volver a Estambul. Ángel y otros de sus hombres que también estaban unidos con sus parejas habían estado ansiosos, el alejamiento no sólo afectaba a los omegas.
Dejó casi todo arreglado cuando voló del piso canadiense, después de todo él no tenía que encargarse de cada problema o situación en las sedes ahí, una disminución pequeña en el precio de las acciones no fue suficiente razón para que quisiera permanecer lejos de Turquía.
Jungkook nunca se había aferrado a nada, pero sus acciones estaban dando señales claras de lo contrario.
Veía más allá de los problemas en las calles bajas y los problemas con mafias menores, de los asuntos sin resolver con los Yilmaz y su familia. Él solo podía reparar en un instinto que le decía que las cosas no estaban marchando bien en su país ante su ausencia.
Con su omega.
Al principio, la confusión ligera se acentuó en él una vez que se acercó a los límites de su propiedad, su olfato era superior al de sus hombres por lo que no advirtieron de olores ajenos una vez llegaron a la puerta exterior. Jungkook conocía a la mayoría de esas feromonas externas, su entrenamiento de años le permitió reconocer a personas que no eran de su agrado dentro de su casa. Todo empeoró cuando identificó el olor de su madre, y el olor de cuatro omegas sin marcar.
Pero aún así, entre toda esa nube de extrañeza, sólo pudo advertir en el desagrado de sus instintos ante la inquietud que percibía de Jimin. Las cosas no estaban bien.
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Jimin percibió el cambio inmediato a su alrededor, todos habían retenido el temblor en sus alientos cuando el movimiento detrás de las puertas se hizo más presente. Jimin dio una ligera mirada hacia Belma, quien ya lo veía con perspicacia en sus ojos, el omega intuía su repentino enojo, pero no era el culpable de este. Él no había llamado a Jungkook.
Los ancianos del Öğüt se movieron incómodos desde sus pies, su presencia de alfas disminuyó en automático para no dar un mensaje equivocado hacia el gama que llegaba.
Andrea, quien había perdido la confianza que llevó a la mansión desde hace mucho, retuvo la sensación de inclinar su cuello, al igual que los demás omegas. Ese alfa no estaba ni siquiera estaba en el mismo espacio que ellos, ¿cómo podía provocar ese tipo de reacciones a esa distancia?, ¿ese era el poder y presencia de un gama?
Jimin mordió su labio para controlar sus emociones cuando las puertas se abrieron, la imagen de Jungkook se veía viva en sus ojos. Ya no eran más rosas azules, en verdad era él.
De repente, el aleteo ligero de su corazón provocado por la emoción de su omega después de un periodo de separación prolongado con su mate, se vio interrumpido por la dolorosa imagen proyectada en su imagen repentinamente. La foto de Jungkook y ese omega gama, donde se mostraban cercanos.
Jimin baja la cabeza, tratando de negar la sensación de piedra que había suprimido en esos días. No era momento para pensar en eso, mucho menos para hacer preguntas innecesarias.
—¡Amir!
Los sirvientes y alfas de la eve alrededor fueron los primeros en recomponer su estupor, haciendo la común reverencia en saludo, todos los siguieron en automático.
Jimin mantuvo su postura, al igual que Belma. Lo que provocó que el enojo entre los ancianos se agrandara, irritados por la imagen de un omega que no seguía la ética de sus costumbres.
Jungkook avanza con paso firme sobre el mármol, las personas agachando la cabeza mientras pasaba era una imagen que siempre había visto desde joven, estaba acostumbrado a eso, pero esto... qué molestia, estaba disgustado.
—Jungkook. —Belma dice tranquilamente.
—Madre. —Responde Jungkook acercándose. Mientras pasaba, dio una ligera mirada a los omegas de ropas coloridas y joyas exuberantes. Los conocía, tres de ellos eran omegas principales de los otros clanes de mafia en el continente, más específicamente de las más sobresalientes y con las que tenía convenio. Había una omega que no reconocía por completo, pero su rostro avergonzado y ruborizado le recordó a una joven que había visto en una de sus no queridas reuniones con el Öğüt. ¿Sería la misma? ¿Qué hacía ahí?—. Me gustaría saber qué es lo que está pasando aquí, y la razón para hacerlo en mi ausencia.
Dirigió su mirada hacia los dos miembros del consejo, ocultos como ratas detrás de la espalda de su madre. La sensación de confusión sólo hizo fruncir más su ceño, la presencia de miembros del Öğüt sólo alteraba más a su alfa, molesto de cualquier situación ajena a su conocimiento en su territorio.
Viendo el escenario, Jimin retiene la mueca molesta que se forma en su rostro cuando el olor de los omegas vuelve a surgir, presentándose ante el alfa más fuerte y apto de ahí. El omega masculino de los Cariporsi parecía ser el único con un sentido de respeto para ocultar su olor excitado.
Belma inclina la cabeza con irritación, posiblemente formulando explicaciones inteligentes para ese momento. El olor de Jungkook hacía más pesada la tensión ante la falta de una respuesta, pero la mudez en las personas de ahí pareció volverse óptima.
Jimin dio un paso más cerca, pero la vista de Jungkook se vio interrumpida por la espalda de alguien más.
—Amir, es un honor conocerlo de mejor manera —el omega perteneciente a la Corse, Bruno, se adelantó a hablar antes que todos. Inclinó aún más su cabeza, mostrándose más descaradamente ante Jungkook—. Servirlo traerá grandes resultados para nuestras familias.
Jimin respinga bajamente cuando el omega toma la mano de Jungkook, poniéndola sin vergüenza alguna sobre su frente. Sabía esa seña de respeto, pero en la familia de Jungkook significa también mostrarse devoto. Todos guardaron su aliento por otro segundo.
El olor de Jungkook se volvió más agrio, una señal de realización en su rostro se hizo presente, el entendimiento de la situación era obvio. Después de un tenso tiempo, apartó su mano lentamente, dando un mensaje claro para que el joven retrocediera.
—Exijo una reunión obligatoria con el Öğüt.
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Los cuatro candidatos a hatuns fueron enviados a las alas que Jimin había asignado para ellos en medio de un revuelo de feromonas tensas e incómodas. Nadie más aparte de ellos se movió de su lugar hasta que nuevas personas arribaron la mansión. El llamado oficial y aseverado tuvo un efecto rápido, los miembros del Öğüt no podían salir de la capital del país sin una razón para dejar desprotegido el territorio, más aún si el amir principal estaba fuera del país. Por lo que su llegada sucedió más rápido de lo que Jimin pudo percibir.
—Estaban cerca, atentos a cualquier cosa que hubiera sucedido, si hürrem no hubiera aceptado el harem sólo se encargarían de marcar presión llegando uno a uno aquí —susurró Kenia en su oído de manera furtiva.
—¿Que estuvieran cerca de los límites de la mansión por casualidad?
—Ellos siempre trabajan en las sombras, pero no son reacios a interferir cuando es necesario. Si usted seguía negándose ellos hubieran estado listos para una ceremonia de restitución. Amir pareció intuirlo, sabiendo que los demás estaban cerca no dudó en optar en llamar a la reunión.
El ingreso de más alfas con un claro motivo de desprecio hacia Jimin sólo hizo incomodar aún más al castaño.
Jimin no tuvo tiempo de espectar todo cuando sus bayanlar lo llevaron a otra habitación de la mansión. Nadie, ni los sirvientes ni los guardias ahí, podían saber la identidad de las personas en el consejo, no todos estando en un mismo lugar por lo menos. Incluso si hubieran llegado ante cualquier posible negación, Jimin hubiera visto sólo telas negras semejantes a las burkas.
—¿Por qué usan ese tipo de ropa? —pregunta el castaño mientras juega con los hilos dorados en su ropa, tratando de disipar el malestar en su estómago. Jungkook apenas le había dado una mirada al llegar, no sabía cómo sentirse.
—Aparte de nuestro amir y büyük valide, nadie puede conocer sus rostros, especialmente la servidumbre como nosotros —responde Elit tomando su mano para que dejara de picar y descoser su ropa. Jimin asiente.
—Entonces, esos dos miembros... —las tres mujeres parecieron entender su confusión.
—Büyük valide, Khan Nerit y Bekir Helam, son los únicos miembros públicos del consejo. Ellos son los principales que muestran su rostro cuando es necesario, si un problema se agranda, se llama a una reunión de todos, pero eso casi nunca pasa —Kenia explica, tratando de suprimir el temblor en sus manos. Todo esto había puesto un problema muy preocupante en el aire—. Si antes apenas había un indicio de algún movimiento de su parte, la llegada de amir al poder sólo los redujo a nada. Ni siquiera cuando usted llegó parecieron mostrar algún tipo de interés en interferir.
Parecía que ellos ya estaban listos para derrocar su lugar. Teniendo más de un plan B y C.
Ahora Jimin entendía un poco más del porqué el nerviosismo en sus bayanlar, Azra y Taehyung por su negación a llamar a Jungkook. Tenía intención de dejar entrar a los omegas, pero si hubiera sucedido lo contrario y comenzaran la ceremonia de restitución aprovechando la ausencia de Jungkook, ¿qué hubiera hecho?, Jimin baja la cabeza a sus manos, realmente quería saber qué estaba sucediendo en esa reunión.
De repente, un toque en la puerta de la habitación alerta a todos. Las mujeres se ponen rápidamente frente a él. ¿No aprovecharían a atacarlo mientras todos estaban en la discusión o sí?
Los alfas que estaban con él, incluyendo a Tristán y Taehyung, fueron enviados a cuidar los límites de la mansión junto a Azra y Yoongi después de una orden apresurada a través del aparato que siempre tenían en sus oídos.
Jimin tampoco podía identificar algún olor floral y empalagoso de los omegas nobles que llegaron.
Al contrario, era un aroma salado con toques fuertes que ya podía identificar bien.
—¿Hürrem? Soy yo —era la voz de Namjoon, después de mucho tiempo de ausencia se escuchaba como un alivio armonioso detrás de las puertas. No había llegado junto Jungkook y los otros alfas que lo acompañaron a Canadá, por lo que Jimin también lo había buscado con la mirada sin obtener algún indicio de los ojos verdes. Que estuviera ahí, realmente traía alivio al omega, por lo que no da tiempo a que las mujeres abran la puerta y lo hace él mismo, tomando la manija y abriendo la puerta rápidamente. El rostro siempre amigable de Namjoon se ve remplazado por la sorpresa cuando Jimin lo abraza imprevisto. El olor del océano envuelve a Jimin de inmediato.
Namjoon responde al abrazo, el instinto de su lobo exhala feromonas calmantes hacia el omega, quien parecía tener un ligero matiz de ansiedad en él.
—Özledim seni —susurra Jimin separándose lentamente. Namjoon da una sonrisa más grande.
—Ben de seni özledim, hürrem.
Una figura atrás del brasileño surge, asomándose inseguro, era Ömer.
Siempre se mostraba algo serio al igual que Yoongi, pero parecía haber un extraño brillo en sus ojos que Jimin entendió, no puede evitar reír y acercarse al otro alfa, abrazándolo fuertemente, Alá, la idea de escuchar sus bromas malas en conjunto no sonaba mal ahora.
—Hürrem, nos alegra mucho verlo, y hubiéramos deseado saludarlo en mejores circunstancias —Ömer dice separándose de él después de un momento, dando una sonrisa forzada. Al parecer nadie estaba feliz con la situación en la mansión.
Jimin asiente y responde la sonrisa a medias, gira y observa a Namjoon saludando brevemente a las tres mujeres antes de volver su atención a él.
—¿Qué pasa, Namjoon? —pregunta Jimin leyendo el movimiento nervioso en sus manos, ¿lo sabrían ya?
¿Lo sabría Jungkook?
—Hemos venido a escoltarlo —responde Namjoon por fin, mirándolo directo a los ojos. Jimin inclina la cabeza confundido—. Lo han llamado a la reunión del consejo. Amir se niega a escuchar cualquier cosa que no venga de su boca.
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