🧧!! ' VII

La transparencia de la tela preocupaba seriamente a Jimin, para él, la vestimenta era innecesariamente llamativa. A pesar de todo esto, no estaba acostumbrado a usar ropas tan frescas, y su incomodidad incrementó al verse en el espejo.

La textura le hacía saber que eran telas ostentosamente caras y Jimin no era ciego para ver la belleza en ellas. Acentuaban con prominencia sus caderas y la estrechez de su cintura, partes de su cuerpo como omega que jamás habían relucido hasta ese día. Los zafiros opacos que adornaban sus tobillos y muñecas acentuaban sus ojos grises y el omega sabía muy bien que no le habían puesto ningún collar para mostrar deliberadamente la reciente mordida en su cuello. El toque de las mujeres en su persona no era tan incómodo como un principio y de cierta forma se había acostumbrado a ello; puesto que, después de que le mostraran su enorme cuarto de baño y lo limpiaran con aceites dulces en la piscina, como había dicho Jimin cuando ellas se refirieron al enorme espacio como una tina cualquiera, el omega había dejado su pena atrás cuando lo vieron en tan precaria situación. Después de todo eran omegas como él, cosa que agradeció silenciosamente al alfa por elegir acompañantes con su segundo género común.

—Se ve hermoso, Hürrem. El señor y la señora Hasmet estarán complacidos cuando lo vean. —Le dijo Edith mientras arreglaba su cabello.

—Ah, mis preocupaciones entonces son por nada. —Contesta sarcásticamente Jimin, si las mujeres notaron el tono en su voz, no dieron señales de ello.

—Apuesto a que Marco estará terriblemente celoso. —Susurra divertida Kenia cuando añadía más joyas en los tobillos de Jimin.

—¡Kenia! —regañó silenciosamente Elit. Jimin no pudo hacer a un lado su curiosidad.

—¿Quién es Marco? —Pregunta el omega cuando se dio cuenta de la mirada que compartieron las tres mujeres. El ambiente se volvió extrañamente pesado y el omega pudo percatar un olor agrio en las feromonas de las omegas. Con un suspiro Edith contestó.

—Es el nieto de Berat, Hürrem. —Jimin dio un sonido de reconocimiento al recordar al hombre amable.

—¿Y por qué estaría celoso? No nos conocemos. —Cuestionó extrañado Jimin. Las omegas vacilaron en contestar y se quedaron calladas.

—Por nada, Hürrem. —Respondió por fin Kenia. Jimin decidió dejarlo ir, realmente no era de su incumbencia la vida de los empleados ahí. Las mujeres siguieron preparándolo en un silencio incómodo.

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La tranquilidad de la casa era una característica propia del ambiente diario ahí. Incluso en las cocinas apenas se escuchaba el ruido de las ollas y la comida al prepararse; sin embargo, la felicidad que inundaba la casa ese día no pudo evitar una que otra conversación y risa entre los empleados de esta.

—Hürrem es muy hermoso y amable, es perfecto para ser el omega del amir. —Habló una mujer mientras pelaba los ajos en sus manos. Las otras cocineras asintieron en aceptación.

—¿Creen que pronto tendremos la posibilidad de un joven maestro corriendo por aquí? —Ante la pregunta de la beta todas soltaron risas emocionadas y empezaron a hablar sobre cómo sería la vida en el lugar con un pequeño cachorro. Sus cuchicheos fueron interrumpidos por la presencia enojada en las cocinas, inmediatamente todas callaron al percatarse quién era.

—¿Hermoso? El primer pensamiento que tuve al verlo fue decepción. Se ve que es un omega estirado que no sabe hacer nada. —La afirmación del joven de cabellos rojos provocó sonidos de indignación en las mujeres. Con una última mirada a ellas, el omega se retiró con una expresión molesta.

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En el transcurso a su casa, Jungkook trató de tranquilizar al lobo agresivo dentro de él, la declaración de guerra directa con los Yilmaz y el reencuentro con Ali había alterado sus feromonas para mal. Hizo lo que pudo con sus hombres para no atarlos a su humor del momento y ordenó ir solo en el auto con nadie más que Namjoon, quien hasta ahora era el único de sus alfas que podía soportar las feromonas peligrosas sin temblar en el intento.

Dando una mirada perdida en el mar, habló con tono oscuro.

—Protégelo. —Namjoon no tuvo que preguntar a quién se refería su amir con su orden.

Cuando Jungkook llegó a la tranquilidad de su hogar, lo primero que hizo fue detenerse en medio del salón principal para poder intentar captar las feromonas de Jimin. Puso sus sentidos al tope oliendo el espacio, y cuando reconoció el olor a tulipanes y fresas no pudo evitar suspirar con alivio al comprobar que el omega estaba bien, con una última comprobación se dirigió al grupo de hombres que lo acompañaban.

—Asegúrense de incrementar la seguridad en los límites de la casa, céntrense principalmente en el ala sur y no permitan la entrada a nadie a menos que yo lo autorice. —Ordenó serio, los alfas dieron un gesto de afirmación y mientras se retiraban, Jungkook dirigió sus propios pasos a la planta de arriba.

—Amir. —Le llamó una voz al pie de la escalera, interrumpiendo su paso se giró a ver al omega de cabellos rojos.

—Marco.

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Jimin estaba completamente seguro de que iba a cometer un error al salir de las recámaras. Edith, Kenia y Elit atrás de él le dieron una mirada de apoyo cuando notó las feromonas de Jungkook, sabiendo que ya había llegado a la casa. Cerró los ojos para centrar sus pensamientos y calmar los nervios en su cuerpo.

«Recuerda tu parte del trato, Jimin. Una vez que les des lo que quieren, puedes empezar a formular un plan de escape».

Las omegas le habían dado un pequeño resumen de cómo era la señora Hasmet; cómo es que se debía presentar a la matriarca y lo que no debería hacer. La descripción de la señora solo había puesto más nervioso a Jimin cuando le dijeron que podría ser "alguien difícil" de contentar.

La sensación de hormigueo aumentó cuando logró divisar la figura del alfa en las escaleras y se preguntó si sería una buena opción correr de vuelta a la habitación.

Se detuvo antes de bajar el primer escalón cuando se percató de la presencia de una persona más junto a Jungkook, y pudo sentir cómo las mujeres detrás de él se pusieron rectas y tensas.

Era un joven de delgada figura y cabellos rojos, sus rasgos eran delicados y su belleza era muy semejante a la de sus acompañantes. Jimin pudo haber jurado que se trataba de un OG por su aura atractiva; sin embargo, al oler el ambiente se percató solo del olor a sándalo y lluvia de Jungkook, la persona al lado de él no emitía ninguna feromona, era un omega recesivo.

Marco siempre se consideró una persona paciente y de modales impecables. A pesar de ser una persona que había vivido muchos augurios siempre se mantuvo fuerte por su familia, la cual había muerto en una guerra entre clanes de la que no tenían nada que ver. Él y su abuelo fueron los únicos sobrevivientes de tal conflicto; por lo que uno de los clanes aún quería acabar con cualquier testigo de sus acciones. No tenían protección y dinero, Marco estuvo a punto de recurrir a la prostitución cuando tenía solo catorce años para poder poner comida en la mesa.

Recuerda perfectamente la noche en la que había sido golpeado por estar en el territorio de unas sexo servidoras sin su permiso y sin más opción tuvo que adentrarse a los barrios bajos que nadie quería. Iba a subirse al auto de un camionero cuando sintió el peso de un cálido abrigo.

"No tienes que hacer esto", le había dicho el hombre que lo cubrió, esa noche nevaba y a pesar de la calidez de la prenda, lo que más calentó su corazón en ese momento fue el alfa junto a él, una parte de él sabía que desde que esa mirada dorada llegó a su vida le sería totalmente devoto. Su enamoramiento adolescente aumentó cuando el alfa no solo los refugió y les dio un hogar a él y su abuelo, sino que también destruyó por completo a los dos clanes que acabaron con su familia.

Había estado feliz con solo estar viviendo con su salvador en los últimos ocho años y poder estar cerca de él cuando el turco no salía por negocios, Marco sabía que a pesar de que el alfa tenía varios amantes, no tenía planeado unirse a nadie. Su plan era acercarse cada vez más a Jungkook hasta que se diera cuenta de que Marco era la pareja perfecta para él, sabía que al turco no le importaría su gen recesivo y que sería una ventaja para ayudarle con sus celos. No tenía previsto la tormenta que se abalanzó sobre la tranquila casa Hasmet y la seguridad en sus planes.

Todo se derrumbó con la inesperada llegada del omega frente a él y la marca en su cuello.

Tuvo ganas de llorar cuando Jungkook no lo miró más y puso toda su atención en su ahora mate. Marco no pudo evitar lanzarle una mirada desdeñosa a pesar de las advertencias de las mujeres que acompañaban al omega provocante de sus desgracias.

—Te ves... bien. —Declaró Jungkook cuando estudió por completo al omega. Jimin alzó una ceja con escepticismo ante el comentario, pero las mujeres se emocionaron y Marco se enfureció al saber que ese tipo de palabras eran halagos que el alfa no le dirigía a nadie. Que su jefe dijera tal cosa era un logro en estima que muchos omegas querían.

—Gracias. —Contesta seco el omega mientras seguía bajando las escaleras. El alfa estiró su mano en un gesto de caballerosidad y Jimin dudó en tomarla. Cuando sus manos se tocaron un familiar estremecimiento de la noche que compartieron se hizo presente, Jungkook clavó con más intensidad su mirada en Jimin y el castaño trató de ignorar la sensación extraña en su estómago de la cual se negaba ponerle el nombre de mariposas.

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—Hürrem. —Dice el alfa con ese tono ronco en su voz. Por alguna razón el pronunciamiento de esa palabra hizo que las piernas del omega temblaran ligeramente, y sintió que había un significado más allá del que le había explicado Namjoon en el avión cuando el turco lo nombró con ese apodo.

—Hürrem se ve realmente bello, ¿no cree, amir? —Expresa Kenia con un tono sugerente. Jimin y Marco la maldijeron internamente, uno de manera más suave que el otro, el comentario tomó a Jungkook por sorpresa y sintió la expectativa de respuesta de las personas ahí, al ver que Jimin evitó su mirada con un fuerte sonrojo, las palabras salieron de su boca antes de que siquiera las pudiera pensar.

—Sí, lo está. —Afirmó el alfa aún con completa atención en el omega, quien lo volteó a ver con sorpresa en sus ojos ante tal directo comentario. Jimin, como siempre, no pudo leer la expresión sin emociones del alfa, por lo que no sabía si se estaba burlando.

Marco estuvo a punto de dirigir sus pasos a la salida. Lo hubiera hecho, aunque fuera tomado como un acto totalmente grosero; ya que, también se había negado a recibir al castaño con todos.

Pero al parecer sus planes estaban destinados a verse negados por la interrupción de otras personas, por el ruido afuera y la prisa en los empleados para tener todo listo, supo que la madre del amir había llegado.

Belma Hasmet, relacionada siempre con la sultana Kössem por su recto e inflexible humor, era dura cuando tenía que ser dura y nada blanda cuando no lo tenía que ser. A pesar de ser una mujer fría, diferencia de su fallecido y por siempre amado esposo, lo más importante para ella siempre había sido su aile.

En un mundo tan turbio como en el que vivía la familia Hasmet, se encargó de enseñar a sus dos hijos las complicaciones en esa vida tan oscura, razón por la que muchos podrían tomar que el amor de sus hijos fuera remplazado nada más que por respeto. No le importaba si así se mantenían a salvo.

Cuando se enteró que su hijo, la cabeza de la familia y único alfa gama presentado después de cientos de años en la familia Hasmet había elegido a un compañero, casi provocó un infarto al mensajero con su gélido silencio y la mirada pesada dirigida hacia el pobre beta. No dudó en exigir a su hijo un regreso inmediato a Turquía para comprobar con sus ojos que Jungkook, de similar temperamento a ella, había marcado a un omega. Había esperado tal pronta unión de Hoseok, quien siempre se caracterizó por ser demasiado blando y amable para su propio bien en esa familia; pero, ¿Jungkook, su cachorro que no dudaba en matar a sangre fría a cualquier enemigo que se le presentara desde que tenía tan sólo nueve años?, ¿el mismo que era considerado cruel y de poca piedad en sus actos?, mientras Hoseok era un remanso de calma y tranquilidad, Jungkook era la tormenta aterida y gélida.

Su predicción flaqueó cuando vio la determinación en Jungkook al defender la fidelidad por su mate, pero ahora cuando estaba en presencia del causante del caos en su familia en los últimos días, supo que tal vez había juzgado mal a su hijo.

—Así que eres tú. —Fue lo único que dijo con el ambiente tenso en la mansión—. Tu nombre.

—Jimin. —Contesta con el mismo tono el omega, pudo escuchar sonidos de sorpresa por la inflexión en sus palabras. El omega vio cómo la mujer entrecerraba los ojos con suspicacia, pudo sentir el estudio de ella hasta en su alma.

«Al carajo con los modales», se ordenó Jimin, aquí o en su casa no bajaría la mirada ante ningún alfa, así sea la reina de Inglaterra.

Pudo ver por la esquina de su ojo cómo Jungkook tenía un atisbo de sonrisa, lo cual era prácticamente imposible para el omega. Decidió volver a centrar su atención en la alfa que lo estudiaba tan vigorosamente, y cuando la mujer lo miró a los ojos, hizo lo que pudo para sostenerle la mirada. El sonido del reloj en el salón era el único sonido que se escuchaba en toda la casa.

—Bien, comamos. —Enunció por fin la matriarca. Se escuchó un suspiro de alivio incluso en el rincón más alejado de la casa.

La reunión con la madre de Jungkook fue más tranquila de lo que esperaba Jimin. Mientras comían en los jardines cercanos al hábitat de las aves de la casa, el omega puso todo de sí para no distraerse demasiado con los pavos reales y concentrarse más en las cuatro preguntas que le hizo la alfa en toda la comida.

"¿De dónde vienes?"

"¿Cuántos años tienes?"

"¿Qué estudiaste y qué artes dominas?"

"¿Cuándo y cómo conociste a Jungkook?"

Pudo responder la tres primeras preguntas sin problema, y empezó a tutear a la mujer cuando ella también lo hizo, lo que volvió más cómoda la conversación. Por obvias razones, se trabó con la última pregunta y al ver la mirada impaciente de la mujer, Jungkook contestó inmediatamente por él. Para desgracia de Jimin, le contestó en su idioma madre.

Cuando el alfa terminó de hablar, Jimin pudo ver un brillo en los ojos de la madre antes de dirigir su mirada de nuevo a su persona ante lo que sea que el alfa dijo. Buscando ayuda en sus acompañantes, el castaño les preguntó con la mirada si eso era bueno o malo y cuando le dieron una sonrisa tenue soltó el aire que no sabía que tenía retenido hasta ese momento.

Después de eso, los alfas siguieron conversando en turco, lo que Jimin agradeció internamente de que la atención no estuviera puesta solo en él, así que decidió seguir comiendo su manti en soledad mental.

La mujer se retiró cuando el sol se empezó a ocultar en el horizonte, cuando Jimin la despedía con Jungkook y todos los empleados, la mujer le dio una última mirada al omega antes de asentir en aprobación hacia Jungkook. Cuando el auto desapareció por las enormes puertas de la entrada, el castaño sintió la tranquilidad volver en el ambiente.

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—Realmente los alfas de esta familia tienen algo para imponerse a donde sea que vayan. —Confesó Jimin mientras jugaba con los anillos en sus dedos, las omegas exclamaron un sonido en aceptación.

—Lo hizo bien, Hürrem. —Declaró Elit acomodando su cabello mientras Kenia y Edith se encargaban de quitarle las joyas en sus tobillos. Después de un cómodo silencio, Jimin no pudo cerrar su boca y expresó su duda.

—¿Quién era el chico pelirrojo que estaba con Jungkook antes de que llegáramos? —Esa pregunta estuvo en la punta de la lengua de Jimin en toda la tarde, era más curiosidad que nada y no estaba dispuesto a preguntarle al turco, por alguna extraña razón sintió que se vería como una de esas mujeres cuando conocen a las secretarias de sus maridos.

—Él es Marco, Hürrem. —Respondió Edith, el ambiente alegre en la habitación por alguna razón se había vuelto tenso.

—Ah... ya veo, ¿no les agrada? —Preguntó esta vez.

—No es eso, Hürrem, Marco es nuestro compañero después de todo, pero tiene una actitud que desaprobamos. —Contesta esta vez Elit, el omega pudo notar que de las tres ella era la más seria. Jimin asintió y se guardó sus otras preguntas, pensó que sería mejor responderlas por si mismo al ver la poca cooperación de parte de las mujeres.

—¿Qué fue lo que Jungkook contestó a la última pregunta de su madre? —Expuso esta vez con más fisgoneo en su voz, las sonrisas volvieron al rostro de sus acompañantes.

—Creo que esa es una pregunta que el amir debe contestar, Hürrem —Sonrió Kenia cuando le quitó el último anillo en la mano derecha y lo guardaba en el enorme tocador dorado a su derecha. Jimin resopló rendido y decidió dirigir su conversación a otros temas, cuando las mujeres iban a quitarle sus ropas insistiendo en que era un honor para ellas ante la negativa de Jimin, fuertes pasos se escucharon en la entrada. Todos callaron esperando la próxima acción en la persona tras la puerta, cuando el sonido de toc toc se escuchó sobre la puerta de roble, las omegas volvieron a su postura recta. Jimin iba a preguntarles por qué lo miraban a la expectativa cuando se dio cuenta de que él debía dar el permiso de entrada.

—O-Oh. ¡pase! —Dijo apresuradamente, aún no se acostumbraba a la idea de que ese espacio era suyo. Antes de que la figura de Jungkook entrara por la puerta, Jimin ya había logrado captar su esencia desde el pasillo.

—Amir. —Se inclinaron las mujeres, el alfa contestó con gesto de saludo.

—Pueden retirarse. —Indicó Jungkook. Las omegas se retiraron ignorando de manera no deliberada la mirada suplicante del castaño para no dejarlo solo. Cuando la puerta se cerró, Jimin alzó la cabeza hacia el alfa.

—¿Ocurre algo? —Pregunta el castaño tras varios segundos de un incómodo. silencio. Ante el mutismo del alfa, el omega trató de evitar los pesados ojos dorados y le dio la espalda mientras trataba de desprender los nudos que sostenían su prenda superior para quitar el sofocamiento que tenía, sentía que el olor del alfa lo estaba volviendo mareado de alguna forma. Abrió los ojos sorprendido cuando sintió el toque de Jungkook quitando sus manos.

—Déjame a mí. —Murmura bajo el alfa detrás de él, Jimin se quedó como estatua al sentir la respiración caliente. Por alguna razón no pudo negar el toque del turco y tampoco pudo controlar el incremento de feromonas de su parte, nuevamente, la mordida en su cuello volvió a palpitar.

Como si el alfa sintiera la sensación en el cuello de Jimin, dirigió su mano a la marca. Ante el tacto frío de la mano de Jungkook, el castaño soltó un jadeo cubriendo su boca en el acto.

—¿Duele? —Le preguntó en un susurro el alfa.

—N-No. —Trató de componerse Jimin, pero las feromonas de Jungkook en respuesta a las suyas realmente no ayudaban.

Sabía que la mordida de un alfa paraba el celo en los omegas; sin embargo, aún quedaban restos de su calor en su cuerpo. Pudo escuchar cómo Jungkook daba una profunda inhalación en su cuello, captando el olor dulce desde la fuente.

Jimin inclinó su cabeza mientras sentia una de las manos del alfa alzando la tela de su shenti y tocar los muslos de manera lenta, yendo arriba de la rodilla hasta su cadera, donde apretó fuertemente. La mano que estaba en su cuello se deslizó por su cintura y se detuvo en su pecho para rozar por un momento uno de sus pezones sobre la textura de la tela.

El omega suspiró mientras daba completo acceso al alfa en su cuello. Todas las alarmas en su cabeza volvieron a sonar como en la noche de su celo, y como en ese momento, las volvió a ignorar. Sus lobos volvieron a ganar a su consciencia y dominaron por completo sus sentidos. Las feromonas de ambos dominaron por completo el lugar, combinándose de una manera perfecta que confirmaba que eran totalmente compatibles; el alfa de Jungkook gruñó en aprobación ante eso y Jimin no pudo negar que había una atracción más allá de sus personas entre ellos. La mano en la pierna de Jimin se detuvo en la curvatura de sus glúteos y el omega respingó en expectativa, cuando su otra mano se deslizaba lentamente por su pecho para tocar entre sus piernas la mano de Jungkook se detuvo abruptamente en su vientre. Como si volviera a la normalidad, se alejó apresuradamente de Jimin, quien trató en poner a trabajar de nuevo su cerebro.

Se giró a ver al turco, no quería admitirlo pero su omega se preguntó por qué se detuvo.

—Espero estés cómodo con tu estadía. —Dijo el alfa con un tono más claro, como si su voz también se estuviera recuperando de los últimos segundos. Su expresión que normalmente era estoica y sin emoción miraba a Jimin de una manera extraña que el omega no entendió—. Mañana vendrá un doctor a revisarte en la mañana, descansa por hoy. —Continuó el alfa volviendo a su expresión seria. Jimin no contestó y después de unos segundos Jungkoon le dio la espalda para retirarse del lugar.

Cuando la puerta se cerró, Jimin trató de regular su agitada respiración.

¿Qué carajos había pasado?

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Aile: Familia.

Manti: Platillo turco, consiste en pequeñas albóndigas hechas a mano rellenas con carne picada de cordero o ternera que luego se cubren con una cremosa salsa de yogurt.

Shenti: Es como una falda para hombres, pero no tan sensual.

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