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La elegancia y belleza del diseño interior de la enorme casa era un remanso de tranquilidad comparado con la bulliciosa Estambul del exterior. Había aproximadamente diez mil azulejos que se extendían por las cúpulas de la casa y la iluminación refrescante que hacía brillar el mármol blanco de la estructura era debido a los más de cincuenta vitrales que se encontraban en la entrada. Jimin pudo observar la flora exótica por toda la casa y se preguntó si acaso se encontraba dentro de una película de sultanes.

No pudo evitar un sonido de sorpresa cuando vio las tres fuentes de jade que se encontraban al centro.

—Amir, Hürrem. —Delicadas voces se escucharon a su lado derecho, si no hubiera sido por el saludo de las mujeres en la entrada, Jimin hubiera pasado de ellas. Se dio cuenta de que eran las mismas omegas que estaban en el hotel de Londres.

—Ellas serán tus acompañantes a partir de hoy, son omegas educadas en cultura y etiqueta que te ayudarán en todo momento, si tienes una duda, ellas son las que responderán ante cualquier cosa. —Le informa Jungkook y el omega lo mira confundido.

—Creí que solo tendría compañía cuando tuviera que salir. —Le recordó Jimin.

—Ellas no son guardaespaldas, no entran en el término —Respondió serio el alfa. Jimin apretó los dientes enojado, el maldito sabía jugar con las palabras. Iba a responder algo más cuando las mujeres se le acercaron.

—Por aquí, Hürrem. —Le indicaron en sintonía todas, casi robóticamente. El omega volvió a cuestionar al alfa con la mirada.

—Te mostrarán tu habitación, como te dije, si tienes alguna pregunta ellas te responderán. —Jungkook pensó antes de continuar—. Tengo... unas cosas de las que encargarme, volveré antes de las cuatro, no dudes en pedir a los sirvientes lo que quieras, no intentes nada fuera de lo acordado. Adiós.

Antes de que el castaño pudiera contestarle, el alfa ya le estaba dando la espalda para retirarse con todos sus hombres pisándole los talones. Vio la figura de Jungkook irse con un paso apresurado. Lo último que escuchó fue el sonido de los autos.

—No se preocupe, Hürrem. El señor Hasmet siempre ha tenido poco tacto en cuanto a sentimientos se refiere. Pero estoy seguro de que si lo eligió a usted como su mate, debe tener algo especial dentro de usted. —Dice Berat a su lado con una sonrisa amable. Jimin sintió un poco de tristeza al observar la felicidad en los empleados de la casa; seguramente pensaban que su efendi lo había marcado por amor y cariño. Jimin sintió remordimiento cuando recordó las circunstancias del porqué su unión—. Hürrem. —Volvieron a llamar las mujeres. Con un asentimiento, las siguió por la enorme mansión.

Mientras pasaban por los enormes pasillos y subían escaleras, las coloridas pinturas llamaron la atención de Jimin por completo. A pesar de que su padre lo obligó a estudiar negocios, su corazón siempre había estado en el arte. Tenía muchos cuadernos con retratos hechos por él y uno que otro cuadro que había hecho cuando su padre no estaba en casa.

—Hürrem, sus cámaras privadas. —Había estado tan concentrado pensando en su padre que Jimin no se dio cuenta de las enormes puertas de mármol blanco frente a él.

—Oh... —apenas pudo murmurar el omega cuando el espacio se abrió frente a él—. ¿Esto es de... Jungkook?

—No, Hürrem, esta parte de la casa es completamente suya. —Le contesta una mujer pelirroja.

《¿¡Es mío todo esto!?》

El omega tenía el sentimiento de shock más grande que ha tenido en toda su vida. No era una habitación única, frente a él se abrió un enorme espacio que parecía más un pequeño departamento, todo con el toque de Oriente por supuesto.

Había una enorme cama en la que estaba seguro que cabían por lo menos cuatro personas y frente a esta había un set completo de sala. En el techo se encontraban pinturas que le recordaron a la Capilla Sixtina.

Su sorpresa incrementó cuando vio un enorme balcón, que tenía el mismo espacio que un cuarto promedio, cuando avanzó hacia este vio que estaba lleno de vegetación y que tenía su propia fuente de jade. ¡Una fuente de jade!

—El palacio de Agrabah. —Susurra para sí mismo viendo los detalles precisos en toda la arquitectura.

—Lo siento, Hürrem, no sabemos a qué se refiere —Habló esta vez una castaña de ojos grises. El omega las volteó a ver sorprendido.

—La película de la lámpara de deseos. —Les explicó. Cuando vio la confusión en sus delicados rasgos decidió rendirse—. Ya veo, está bien, después veámosla juntos.

—Si es algo que quiere Hürrem, lo haremos felices. —Indica por fin la última mujer, una morena alta.

—No hay necesidad de tanta formalidad, pueden llamarme Jimin. Después de todo estaremos mucho tiempo juntos, me gustaría algo de familiaridad en este lugar. —Dijo el castaño con un suspiro mientras observaba el espacio. Las mujeres lo vieron con pánico mientras movían las manos frenéticamente.

—A Hürrem está prohibido decirle de otra manera que no sea Hürrem. —Le explicó la castaña. Jimin suspiró cansado, realmente necesitaba mucho de sí mismo para acostumbrarse. No pudo evitar extrañar el trato familiar de los pocos empleados en su casa.

—Bien, pueden tutearme entonces —Sonrió el omega. Nuevamente las mujeres negaron.

—Hürrem es Hürrem. No podemos faltarle el respeto de ninguna forma. —Aseveró la pelirroja.

—Pero... bueno, está bien —Se toca las sienes cansado—. ¿Pueden decirme sus nombres o es necesario que vivan en el anonimato también? —pregunta esta vez.

—Yo soy Edith. —Dijo la pelirroja.

—A su servicio Kenia, Hürrem. —Se presentó la castaña después.

—Y yo soy Elit. —Finalizó la morena.

—Es un gusto conocerlas. —Respondió más aliviado Jimin al saber sus nombres. Las mujeres se inclinaron como todos lo hicieron en la entrada.

El castaño decidió no decir nada más. Cuando se levantaron se dirigieron a él.

—Es hora de prepararlo, Hürrem. Después, le pediré a Kija que prepare la comida para usted, ¿hay algo especial que quiera? —Habló Edith. Ignorando la pregunta de la comida, Jimin cuestionó.

—¿Prepararme para qué exactamente? —Empezó a sentirse cansado. No irían a conocer a Recep Tayyip Erdoğan, ¿o sí?

—Para que conozca a la señora Hasmet, Hürrem. —Contestan las tres al unísono.

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Jungkook sentía la adrenalina adentrándose en sus venas, por cada segundo que pasaba en ese lugar desierto sentía su sed de sangre incrementar. Sus hombres pudieron oler las feromonas de peligro y dieron dos pasos más atrás de él. Las personas al lado de la otra mesa también sintieron el peligro en el aire.

—¡Rompiste el trato! —Exclamó enojado Stick, el segundo al mando en la familia Yilmaz.

—¡Nunca hubo un trato! —Contesta Seonghwa, el primo más cercano de Jungkook.

Con cansancio, el turco cerró los ojos para intentar apaciguar su enojo creciente. Tener a la familia que mató a su baba frente a él era un reto increíble para su autocontrol.

Apenas llegó a Turquía, su hermano llamó diciéndole que los Yilmaz exigían una reunión urgente, amenazando atacar las sedes que tenían en el país si no se presentaban. Un ataque directo conllevaría a una guerra que estaba en comienzos de apaciguarse y el alfa no quería más gente inocente involucrada en sangre. Todo esto surgió por su reciente unión, de la cual los Yilmaz ya estaban bien informados. Sabía que era cuestión de tiempo para que se supiera de Jimin.

—¡Debías unirte con mi hermano! —Arrebató nuevamente Stick, ignorando las palabras de Seonghwa y enfocando sus insultos en el Hasmet frente a él.

—Yo no... —La mano de su madre, que se encontraba al lado suyo, apretó con fuerza la suya. Indicándole que una amenaza o grosería no era bienvenida en ese tipo de situación ya delicada, por respeto a ella decidió callar.

—Esta guerra ha llevado en decadencia a los dos clanes, hay muchos alfas prometedores que apenas van tocando el sabor de la vida en ambas familias. No es necesario llevar esto a algo de lo que será difícil salir. —Por fin habla Klaus, el asesino de su padre y la cabeza del clan enemigo.

—Estoy completamente de acuerdo, Klaus. —Respondió su madre con un asentimiento. Jungkook sabía que ella también estaba controlando su ira ante el alfa Yilmaz.

—Has marcado a otro omega, eso ya es algo de nuestro saber y en toda Europa, sin embargo... —Susurró sugerente Klaus. El AG ya sabía por dónde iba—, si marcas a Ali y te casas con él, la marca en el otro omega no será tan fuerte como la que tendrá mi hijo, todo esto contando que los dos son gama. Esta llamada a la paz debe no ser solo dicho por palabras, únete con mi hijo, Jungkook. Podrías tomar a tu otro compañero como un consorte cualquiera.

Jungkook escuchó los susurros molestos de sus hombres detrás de él. "¿Cómo puede faltarle el respeto a nuestro Hürrem de esa forma?", decían enojados, el alfa los miró con advertencia para que se callaran.

—Jungkook. —Le llamó su madre. El turco pudo ver la insistencia en sus ojos para que aceptara el trato. Dudó un momento y estuvo a punto de aceptar, pero recordó la promesa que le había hecho a Jimin. Él siempre cumplía con su palabra, y aunque una parte de él sabía que solo la unión entre los dos clanes podría detener la sangre, también estaba presente que si aceptaba la unión, los únicos que se beneficiarán más serían los Yilmaz, después de todo la familia que tenía control total sobre Turquía era la de Jungkook. No tenía por qué estar ahí, su padre le había enseñado como controlar y subir la seguridad ante situaciones como esa, había una forma de evitar la sangre. Y eso era recordarles a los Yilmaz quién mandaba ahí.

—No habrá unión. —Expuso Jungkook decidido. Los hombres al otro lado de la mesa empezaron a manifestar su enojo, Klaus los calmó con un gesto.

—Sé sabio, Jungkook. —Le sugirió.

—Tú deberías ser sabio, te recuerdo que estás queriendo empezar una guerra con la familia más grande de este país y de las más poderosas en este mundo. Sabes muy bien que incluso la Bratva eligió una vía amigable con nosotros. —Afianzó Jungkook. La expresión de Klaus se oscureció.

—Mi hijo ha hablado, la decisión está hecha. —Afirmó su madre con él. Belma sabía que no podría hacer cambiar la decisión de su hijo, había visto la determinación en sus ojos de la misma forma en la que su padre la tenía hace tantos años.

—Si así lo quieres. —Murmuró enojado Klaus. Jungkook se levantó de la mesa, no tenía nada más que hacer ahí, sabía que su madre todavía tenía cosas que discutir con su hermanastro. Le indicó a sus hombres que se quedaran con ella, él tenía que tomar aire y tranquilizarse por un momento.

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Con un suspiro cansado dejó la taza de porcelana en la mesa, el hombre a su lado hacía lo que podía para mover los abanicos de manera que le dieran más aire, fallando miserablemente. Ali rodó los ojos molesto para quitarle un abanico y refrescarse él mismo. Con una expresión irritada miró su reloj para comprobar la hora, ¿cuánto tiempo lo iban a mantener en ese lugar?

—Molesto. —Murmura para sí mismo. Le había insistido a su padre y hermano que quería estar presente en la reunión con los Hasmet, después de gritar por toda la casa, los dos aceptaron a regañadientes. Después de todo era su unión de la que hablarían; sin embargo, jamás pensó que iba a ser en una fábrica abandonada y deconstruida. Una parte de él pudo entender eso, las reuniones de ese tipo siempre se llevaban a cabo en lugares abandonados, especialmente para no llamar la atención si había la posibilidad de fuego cruzado.

No lo dejaron entrar al lugar exacto de la reunión y lo mandaron con protección a un espacio de la fábrica, enojado había exigido que le llevaran su propio sillón y la mesa para que pudiera tomar su té habitual de la tarde. El guardaespaldas inútil que mandaron con él incrementó su molestia al ver que no podía ni siquiera usar un abanico correctamente. Iba a quejarse nuevamente cuando escuchó unos pasos fuertes, al ver quién era se incorporó rápidamente. Su corazón empezó a latir rápidamente y no pudo evitar las feromonas de emoción de su cuerpo.

Era Jungkook, el hombre del que estaba enamorado desde que tenía seis años y el único alfa que dejaría que lo marcara. Con nerviosismo arregló sus ropas lo más rápido que pudo, el alfa aún no se había dado cuenta de su presencia y vio como empezó a fumar, perdido en sus pensamientos.

Cuando notó las feromonas dulces, por fin dirigió su mirada a Ali.

—Jungkook... —Suspiró feliz saludándolo. A pesar de no haber visto al alfa en dos años, aún reconocía al niño en su rostro que jugaba con él mientras sus familias tenían reuniones amistosas. Las cuales habían acabado cuando su padre mató al de Jungkook, el omega recuerda haberse puesto fúrico con su padre por arruinar la oportunidad de unión con el alfa de sus sueños.

—Ali. —Murmura la voz gruesa de Jungkook. El omega sintió sus manos temblar ante el sonido de su nombre.

Sabía que a pesar de lo que había pasado entre sus familias, Jungkook siempre se mostraría cordial con él y aunque sabía que no debía confundir su caballerosidad con cariño, sintió su corazón hundirse cuando le informaron que el alfa ya había tomado a alguien como mate. Nunca olvidaría el rostro de Stick, su hermano, cuando lo encontró en la bañera llena de sangre después de enterarse de la reciente unión de Jungkook.

—Jungkook, yo... —Comenzó Ali.

—Nos vemos después, Ali. —Dijo antes de retirarse del lugar. El OG sintió su corazón romperse una vez más.

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Jungkook se sintió molesto consigo mismo al no darse cuenta de la presencia del omega, sabía de los sentimientos de este hacia él. Lo cual lo ponía en un dilema difícil al tratarse de su amigo de infancia y el hijo del asesino de su padre.

Sintió el dolor ya común en su cabeza comenzar al ver la mirada herida en Ali, cuando el olor de su madre lo distrajo. Por el enojo en su cara, sabía que la reunión con Klaus no había ido del todo bien.

Se paró a su lado y le susurró molesta.

—Espero que este omega valga la pena, Jungkook. —Sin nada más que contestar, la vio retirarse del lugar en el Mercedes.

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Bratva: Mafia rusa

Baba: Padre.

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