🧧!! ' LXXII

La tentación fue difícil de soportar, encerrados y con tanta distancia sentimental de por medio que parecía estar acortándose, la pequeña chispa se encendió de inmediato. Como siempre lo hacia.

Llegaron con ansias, apenas notando la procuración de los sirvientes en la mansión Mavi al saludarlos. Sabiendo la pesadez que les rodeaba, cada uno de ellos se dispersó haciendo ojos ciegos entre los pasillos. Sus banyalar se excusaron y desaparecieron para llevar acabo las tareas de alto nivel que tenían por su posición.

Jimin se sintió abrumado, y con el color rojizo acentuándose en sus mejillas, Jungkook insistió en acompañarlo por preocupación. Jimin se sentía perfectamente bien para caminar sin escolta, argumentado que lo que pasó en la sesión de Vogue fue un susto sin sentido. Pero, a pesar de estar consciente de eso, se encontró así mismo aceptando la compañía de Jungkook. Fue en la vuelta de un pasillo oscuro y cerca de uno de los jardines cuando se sintió valiente de repente, jalando a Jungkook para besarle con una prisa abrumadora.

Sintió que Jungkook se congeló, y titubeó ligeramente antes de rodear sus brazos alrededor de su cadera. Juntando sus cuerpos hasta donde su ancho estómago les permitía.

—Tus feromonas —Jimin susurra cerca de sus labios, separándose ligeramente-. Rétenlas un poco más, me marean.

Jungkook alza las cejas, y Jimin comprende su confusión. El alfa iba en camino a cumplir su papel para la estabilización de Jimin, tomando la responsabilidad que le tocaba en términos médicos para llevar un equilibrio en el embarazo.

—Hoy... te quiero sólo a ti —Jimin le envuelve, presionándolo contra la pared con dificultad. Jungkook duda, pero se deja mover a la voluntad del omega. Jimin baja sus manos hasta el cinturón y la cremallera de Jungkook, Liberando con ansias el miembro caliente y tenso que siente presionando sus muslos.

Jungkook gruñe en su oído y le toma de la nuca cuando Jimin envuelve sus dedos en el grueso falo. La humedad de la punta le sirve para resbalar su mano con facilidad de arriba a abajo. Jungkook suelta jadeos roncos y apenas audibles antes de reclamar su boca de nuevo con un hambre más voraz.

Jimin disfruta del dulzor de sus labios; probando tabaco y algo de alcohol en su lengua, después de un tiempo se vuelve a separar con burla, haciendo que Jungkook sisee irritado.

Jimin relame sus labios al voltear arriba, donde los ojos dorados de Jungkook le observan con encanto. Sus piernas tiemblan ligeramente mientras baja, y aparta rápidamente la mano de Jungkook cuando le intenta levantar.

—Jimin... —Jungkook le da una advertencia clara, estar de rodillas no es bueno para su estado, lo sabía, por lo que el alfa intenta cargarlo otra vez. Sus manos se cierran en puños y su cabeza se jala hacia atrás cuando Jimin le detiene al poner su miembro en su boca—. Kahretsin. [Mierda].

Jimin abre los labios aún más, dejando que su boca se caliente con la punta salada que le abarca por lo menos la mitad de su boca. Su lengua juega alrededor de la cabeza, haciendo que Jungkook jadee mientras le observa desde arriba. Jimin puede ver la pelea interna en sus orbes, y decide ayudarle a decidir más rápido cuando pasa su lengua por segunda vez en la hendidura del glande. Su mano se mueve a la base, apretando ligeramente antes de subir otra vez y meter aún más a su boca. Jungkook respira con dificultad mientras Jimin chupa con lentitud una pequeña parte de lo que puede llegar a meter hasta el fondo de su garganta.

La mano de Jungkook se contrae en su cabello, con un toque fuerte pero a la vez amable. Casi como si no supiera por qué bando de sus instintos decidirse.

Jimin sonríe mientras embiste su boca con lentitud, Jungkook jadea con más fuerza y Jimin siente su boca arder por el esfuerzo. Pero no se detiene.

Jungkook voltea hacia abajo con otra maldición y le toma del cuello con más fuerza cuando Jimin se niega a retroceder. La boca del omega se separa del miembro con un sonido de lo más provocativo, y su rostro lloroso es llenado por completo con el líquido blanco hasta gotear por su mandíbula.

Jimin respira con dificultad, haciendo lo posible por limpiar sus ojos. Jungkook se arrodilla y lo tumba con delicadeza debajo de él, Jimin siente las cosquillas de la alfombra sobre su espalda y también un poco de frío en sus piernas cuando Jungkook alza los pliegues de su ropa de una pieza hasta su cintura. Los pantalones de maternidad eran una tortura, por lo que se abstenía a usar camisones gruesos para omegas masculinos en gestación. Viendo lo sencillo que Jungkook podía deslizarse entre sus piernas, no se arrepintió de haber elegido el más sencillo para usar en ese día.

Jimin gime en expectativa mientras observa a Jungkook arremangarse la camisa, para después escupir en su mano y presionar dos dedos en su entrada. Jimin le detiene y lo jala hacia él.

—Así, está bien, estoy lo suficientemente dilatado.

Jungkook retrocede y le da una extraña mirada, pero antes de que Jimin pueda reafirmar su posición, Jungkook se alinea y se desliza en él con una lentitud irritante.

Jimin voltea los ojos ante el calor que le llena en sus partes bajas, y pone una mano sobre su boca cuando los jadeos se vuelven muy altos. Jungkook le besa los nudillos y mueve su brazo con delicadeza, haciendo que Jimin desate su voz por completo. Cada embestida profunda hace que Jimin tiemble de pies a cabezas, y la lengua de Jungkook dentro de su boca sólo le hace prenderse aún más.

Desde hace rato habían escuchado voces lejanas, muy atrás y con ignorancia a lo que pasaba a metros de ellos, y por su propio gusto decidieron ignorarlas. Ahora se escuchaban con más fuerza, peligrosamente cerca de donde estaban.

Debían ser alfas, haciendo sus guardias nocturnas en las alas de Jimin.

—Mírame —Jungkook toma su barbilla, sorprendiendo a Jimin por la dureza tan repentina—. No prestes atención a otros alfas cuando estés conmigo.

—¡Ahh!

Jimin grita con fuerza cuando Jungkook le aprieta las piernas, haciendo que el alfa llegue a un punto dulce que siempre vuelve loco al castaño.

—Más... más rápido —exige, apretando sus uña sobre la espalda de Jungkook, quien niega su petición con vehemencia.

—No, no podemos, lo sabes —Jungkook jadea con otra embestida lenta pero letal, con una suavidad que Jimin jamás habría podido relacionar con ese hombre a la hora de compartir cama. Antes de que Jimin pueda llegar a quejarse de nuevo, Jungkook toma sus labios y se adueña de ellos, el omega se derrite de inmediato mientras siente su interior apretado.

No falta mucho para que llegue a la cima de un éxtasis que se siente gloria. Jungkook se retira de él con los dientes apretados y toca un par de veces su miembro endurecido antes de liberar su interior sobre los muslos de Jimin, quien no puede formular palabra alguna por la energía que ha consumido en esta inesperada actividad. Su peso ha aumentado por tres, pero Jungkook siempre le alza con una facilidad que le resulta atractiva. Jimin exhala calmado sobre el cuello del alfa mientras es conducido a sus habitaciones. En la puerta solamente hay un alfa, quien rápidamente se pone de rodillas cuando Jungkook llega hasta sus puertas.

—Vete. —Jungkook le ordena sin darle una mirada, y el alfa retrocede obediente. No hay más sirvientes cerca a los que correr debido al Hajj, por lo que no habría que molestarse por dejar las puertas abiertas o no.

Jimin siente las sábanas acariciar su cuerpo, haciendo que se acurruque con más satisfacción en ellas. Jungkook se aleja en algún momento, y Jimin abre los ojos cuando siente un trapo de seda húmedo sobre su cuerpo, limpiándolo.

—Duerme.

Jimin se deja ser y vuelve a cerrar los ojos. En algún momento siente que Jungkook le arropa con parsimonia, acariciando su cuerpo cada vez que puede. Cuando Jimin siente que se vuelve a alejar, le toma del brazo, helando al alfa en el acto.

—Quédate —la voz de Jimin se vuelve dura, haciendo que sus palabras se puedan interpretar casi como una orden. Al ver el rostro en blanco de Jungkook, de repente se siente sumamente avergonzado—. Es decir... necesito tus feromonas. Me he cansado demasiado y me siento algo débil.

Jungkook se vuelve a él por completo después de decir eso, trepa sobre él después de quitarse los zapatos y la camisa y pasa del otro lado de la cama en un movimiento que a Jimin le parece casi elegante.

Jungkook toma una de sus manos y la lleva a sus labios, Jimin inhala tembloroso cuando Jungkook le empieza a perfumar desde ahí.

El alfa le observa y le jala con delicadeza sobre su pecho, Jimin se siente obediente y deja guiar su cuerpo sobre el de Jungkook. Su respiración se acompasa y su mente se tranquiliza en el momento en que su cabeza toca la piel desnuda del hombre que le abraza.

Las feromonas de Jungkook le abrazan con cariño por casi una hora, después se detienen, y Jimin capta la respiración tranquila del alfa. Se ha dormido, Jimin aprieta el cuerpo de Jungkook y se trepa casi sobre él, sin causarle algún disturbio en su sueño entierra su rostro en su cuello, inhalando profundamente y tranquilizando a su lobo en el acto. A pesar de la calma que le inunda, es imposible para él dormir. No puede.

Antes de que su cuerpo se entumezca, decide incorporarse con cuidado. Sus pies descalzos caminan de aquí para allá en toda la extensión de la habitación en silencio, sus manos se mueven rápidas y sus ojos recaen todo el tiempo en el alfa dormido sobre su cama mientras se desliza en el abrigo lila. Se acerca con cuidado y se arrodilla del lado donde se encuentra Jungkook, su mano se alza por inercia y, con un cuidado que le sorprende, acomoda un mechón rebelde que cae sobre los ojos del hombre dormido frente a él. Sus dedos no se detienen ahí, y se deslizan hacia abajo, perfilando con suavidad el rostro de Jungkook, bajando lentamente hasta su cuello y pecho.

Jimin se alza y pone su oreja cerca del lugar donde su mano reposa. Los latidos de Jungkook le inundan la cabeza, sin dar permiso a que otro sonido le llene por completo los sentidos. Una sonrisa pequeña se desliza por los labios de Jimin cuando un movimiento entusiasmado llega desde su vientre.

Sabe que va tarde, especialmente cuando siente que su cuerpo se adormece por el tiempo que no ha contado desde que reposó su cabeza en el pecho de su alfa. Con un tirón doloroso se obliga a separarse, sus manos tiemblan y sus piernas no reaccionan por una fracción de segundo cuando intenta incorporarse. Su cuerpo sabe, y reacciona en consecuencia a sus instintos.

Con un quejido, logra dar tres pasos hacia atrás mientras mantiene su mirada sobre la cama. Le es difícil apartar los ojos, sintiendo que, en un gesto desesperado de su cuerpo, le arden.

Su garganta exhala otro sonido lastimero al apartar la mirada y empezar a caminar hacia la puerta. Una vez cruza el umbral, su cabeza se siente fuera de si al intentarse no voltear, y con un último suspiro que le vacía los pulmones por completo, cierra la puerta con sumo cuidado, sintiéndose horrible en el acto.

Sus pasos no vacilan después de eso, y empieza a correr, casi desesperadamente, por los pasillos cercanos a sus alas. No hay vigilancia cerca, exceptuando los puntos obligatorios que ya conocía, por lo que deslizarse hasta el segundo piso es demasiado fácil. Dolorosamente fácil. Sus sentidos se caducan desde ahí, yendo con cautela por las esquinas que le llevan hasta la única terraza de ahí.

El olor de girasoles incrementa mientras se acerca haciendo silencio, sabe que un movimiento brusco podría asustar al pequeño omega que buscaba desde hace rato.

Cuando ve el destello de una melena dorada a lo lejos, es difícil reprimir una risa. Por supuesto que uso el ala este, era tan predecible que intentaría tirarse desde ahí.

—Alexander.

Su voz paraliza de inmediato al omega frente a él, y el miedo no llega tarde a sus ojos cuando se da cuenta que lo ha identificado en la oscuridad. Las manos de Alexander se aferran a la orilla del barandal con fuerza y Jimin alza una mano en advertencia.

—No lo intentaría, sabes que te romperás algo al caer, si es la pierna la que resulta ser, tendrás problemas para correr si es necesario.

Alexander aprieta los labios con fuerza y sus ojos se vuelven inseguros de inmediato. Jimin sabe por su olor que los riesgos que ha dicho no le imperan demasiado, no lo suficiente para detener sus planes. Al dar una mirada rápida a su figura, quiere tocarse la frente con exasperación. La tela negra que envuelve a Alexander será fácilmente detectable en los campos de flores moradas de la mansión, y la seguridad en los patios externos no menguó en lo absoluto. El escape improvisado del joven Cariporsi estaba destinado a fracasar de todas las formas posibles.

—Alexander, ¿quién crees que dejaba pasar las cartas de Azra? —Jimin intenta otra vez, y al parecer esta vez funciona, ya que toda la atención de Alexander recae en él de inmediato—. El remitente falso de tu familia puede engañar a todos, pero a mí no.

El omega baja la cabeza en un signo sumiso debido a sus palabras. Posiblemente sintiéndose en descubierto, Jimin sabe por experiencia que su lobo le hará escuchar.

—Te ayudaré, les ayudaré a ambos. Estás en un territorio que no conoces, débil ante los caminos de escape en este país.

Alexander abre los ojos con sorpresa y cautela, dejando que su mirada se arrastre por la figura de Jimin para verlo atento entre la oscuridad que le envuelve. Al ver cierta aceptación, y, en una ligera chispa que pasa por sus ojos, Jimin decide tirar la bomba que ha guardado entre los dientes

—Iré contigo.

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