🧧!! ' LXIV
Jimin respira con fuerza, desordenando su cabello perfectamente peinado en un caos al que está acostumbrado a diario. En ese momento, Ömer desliza un papel entre sus manos, procurando no tocarlo y actuando con rapidez al traérselo. Jimin baja la cabeza y le sonríe, pero al levantarla en dirección al epicentro de su irritación, se da cuenta de que el escenario ha cambiado de manera imperceptible para él.
Los rasgos feroces y bellos de Bruno se muestran con más claridad, en una expresión que se asienta sobre su ceño fruncido. La comisura de sus labios se curvan mientras enrolla sus brazos a su alrededor en un movimiento que denota control sobre su furia.
Jimin voltea alrededor, y camina mientras el ruido de los pequeños tacones morados de sus zapatos resuenan en sus oídos. Jungkook ya no estaba y su olor era apenas tangible, como el recuerdo de una persona que hace poco estaba parada ahí.
-Joven Beran, bienvenue.
El hombre se alza y acomoda los diamantes alrededor de su cuello de manera nerviosa.
-Hürrem, c'est un plaisir d'être reçu par vous. [Hürrem, un placer ser recibido por usted] -Bruno se inclina con movimientos ásperos, Jimin no responde de la misma manera y le sigue con los ojos-. La Corse, le desea lo mejor para este proyecto.
Jimin alza una ceja y sonríe a medias.
-La Corse, una organización casi tan antigua como La Roja -murmura con tintes despectivos que apenas es capaz de ocultar -, definitivamente considero que es un miembro importante en la Gran Mesa.
-Nuestra amistad se ha afianzado con los años, Hürrem -Bruno envuelve la lengua entre sus dientes, divertido por algo que solo él parece entender-. Una pena que el harem se haya disuelto por ahora. Pero la esperanza de una unión entre La Roja y la Corse no ha menguado, debe saberlo.
-¿Es que acaso estás degradando la presencia de lo que está creciendo en mi vientre? Los servicios de tu clan... -Jimin baja su tono con caligine, con un declive más serio y sin cortesía mira al omega frente a él-, ya no son necesarios.
Bruno le mira con sorpresa fingida, para después soltar una carcajada escandalosa, tan ruidosa y molesta que hace que Jimin tenga el deseo de envolver sus manos alrededor de su cuello pálido, con la sangre derramándose por sus anillos y manos.
-¡Ah, los bebés!
Jimin arruga el papel entre sus manos, su lobo gruñendo por el insulto que se les ha dado a sus cachorros.
-Hürrem, no pensé que fuera tan inepto para creer que eso puede amarrar a un alfa. El número es lo que importa, no quien de a luz, ¿no es esa la regla que había regido desde el imperio otomano?
Jimin alza los labios, y sus feromonas se incrementan por lo que su omega considera una amenaza palpable. Una mosca que zumba para apestar todo lo que toca, un animal que planea contaminar lo que le pertenece.
-Pero qué lengua más afilada tienes -Jimin susurra, sus hombros se irguen y alza la cabeza con ostentación. Bruno hace un movimiento extraño con su mano, denotando los nervios que su lobo esta teniendo por la imponencia que Jimin está aumentando a su alredor-. La Corse ha estado olvidando su lugar, la jerarquía debe de respetarse joven Bruno, y usted está muy por debajo de mí.
Los ojos del omega se afilan, y su máscara de burla se rompe en un gesto parecido al de hace rato. Donde el rechazo de Jungkook Hasmet había pugnado hasta el centro de sus entrañas.
-¿Y qué derechos tiene usted? Un mero criado que salió de la nada -Bruno frunce la nariz, aguantando el impulso de mostrar su cuello mientras Jimin le mira impasible-. ¡Abrir las piernas y dar a luz a hijos del amir no le quitarán ese sustantivo!
Jimin se acerca y le toma con brusquedad del brazo, un movimiento limpio que apenas es perceptible alrededor.
-Te haré una promesa, palabras mías con acero de las que no podrás librarte durante los próximos meses -da una larga inhalación, sacando el aire para que se vapore entre la tensión y enojo que siente-. Rogarás arrodillarte para mi perdón.
Bruno retrocede y bufa con exageración, incapaz de procesar con seriedad las palabras que acaba de oir.
-¿Es así? ¡Asegúrese que lo haga con consentimiento!
Jimin cierra los ojos con paciencia, y mira a su alrededor con tranquilidad. Afortunadamente, el destello de una obra del afamado omega Monet opaca el interés de los invitados para querer voltear hacia ellos. Lo que resulta perfecto para lo que hará.
-Abre esto -Jimin empuja el folder al pecho de Bruno sin delicadeza alguna, quien retrocede con sorpresa ante el cambio abrupto de la escena. Apenas y había tenido interés en lo que Jimin tenía entre las manos, intuyendo que se trataba de algún asunto administrativo y aburrido de la misma exposición, no había dado una segunda mirada.
-He dicho que lo abras, si aún quieres contar con tiempo para tener esperanza de vivir te aconsejo que te apresures.
Por alguna razón, impulsado por el instinto que le zumba en su cuerpo ante lo que sostiene en sus manos, Bruno se siente cooperativo y lo abre con una ansiedad que llega de repente. Jimin observa el cambio en el rostro contentible del omega mientras pasan los segundos. Bruno empieza a temblar, abriendo una y otra vez la boca sin decir una palabra su piel se vuelve pálida, casi amarilla.
-El líder de la Corse, Francesco Beran, ha extendido vigilancia por los clanes más pequeños en Turquía, alimentando su sed de envidia hacia La Roja les ha prometido derrocar a Jungkook -Jimin explica con una dicacidad controlada mientras la tranquilidad se mantiene en su rostro. Las fotos y documentos en las manos de Bruno habían sido verificadas tres veces, y los contactos de alcance global de los Hasmet le habían confirmado la traición que la mafia francesa estaba llevando acabo-. Incluso llegó a querer erradicar a los Yilmaz por inseguridad a qué se desarrollaran después de su victoria. Tu hermana, mate de Francesco, incluso llevo una vigilancia interna sobre Ali Yilmaz.
-Yo... no... espera -los dicterios banales de Bruno se habían evaporado con una rapidez sorprendente. Las súplicas no tardaron en amontonarse sobre su boca, con una velocidad que apenas permitía entender lo que en realidad salía. Jimin eleva los labios con ligereza.
-Dime, Bruno, ¿qué pasaría si está información llegará a la Gran Mesa?
El temblor del cuerpo de Bruno se detiene en seco, Jimin se aleja para poder ver lo que su olfato ya ha percibido: miedo y terror en una mezcla desastrosa de agonía.
-J-Je t'en prie, Hürrem.
Jimin sostiene al hombre cuando sus rodillas empiezan a doblegarse con desesperación. Bruno se queda estático cuando le acerca y abraza con suavidad, la realización pasa por sus nervios hasta congelarlo de nuevo.
-Te dije -Jimin saborea las palabras en su boca con placidez-, rogarás arrodillarte por mi perdón.
De repente, una humedad en el hombro de Jimin se derrama con lentitud hasta llegar a su espalda. Los sollozos de Bruno son silenciosos mientras intenta apartarse con brusquedad. Jimin ignora las lágrimas sobre su ropa y continúa afianzando su agarre.
-La información en físico ha sido enviada al núcleo de juntas, en Moscú. Lleva tres horas en ruta, por lo que tienes otras dos para avisar a tu familia e intentar escapar fuera del radar de las otras mafias -Bruno da otro grito ahogado sobre su hombro, Jimin le sostiene a pesar de la desesperación que se marca en el olor del omega, molestando sus sentidos-, es una pena, no poder tener sus cabezas empaladas para adornar la vista desde mi ventana, justo como lo hicieron tan bellamente los Nerit hace pocos días.
Jimin le suelta y Bruno cae con fuerza sobre el piso.
El sonido en eco hace que las personas volteen hacia ellos, Jimin retrocede y Bruno le observa con ojos rojos desde abajo. Sus manos se mueven nerviosas ante la poca fuerza de su cuerpo, pero la adrenalina motivada por el enojo le empuja hacia delante, queriendo agarrar a Jimin con violencia. Un movimiento en la mano de Jimin le detiene, la palma arriba le indica parar y Bruno lo hace. Esa sensación...
El omega retrocede con miedo al ver la multitud, donde hombres alfas se ocultan y permanecen atentos a ellos, observando con advertencia. Un movimiento... y su cuerpo estaré extendido e inerte sobre el piso.
Bruno traga con dificultad, la saliva apenas refresca su garganta seca.
-Joven Beran, ¿se encuentra bien? -la voz de Jimin es calmada y suave, denotando a la perfección una preocupación que claramente no sentía. La gente se acerca, curiosa e impertinente a su alrededor. Bruno jadea y se levanta, sus pies tropiezan dos o tres veces mientras da la vuelta y corre hacia la entrada. Los murmullos siguen incluso cuando su figura se evapora en la multitud de afuera.
El rastro de su olor acerbo que ha dejado provoca una sensación extraña en el ambiente, pero desaparece tan rápido como una mota de polvo en el aire, fugaz e inservible. No pasan mas de cinco minutos para que todos se resignen y continúen observando la exposición, dispersándose rápidamente mientras se inclinan ante Jimin en vergüenza.
El omega observa al frente incluso cuando percibe a Ömer a su lado, quien parece alarmado por la ignorancia que siente ante lo que sucede.
-Hürrem, ¿está bien? -le susurra ansioso, volteando en ambos de sus lados con advertencia a las personas que se le quieren acercar. Cuando pasa un largo tiempo sin respuesta alguna de su Hürrem, el alfa inhala lentamente y se inclina con moderación-, ¿preparamos el cierre para su pronto descanso?
Jimin tararea mientras piensa, pero termina asintiendo con un movimiento ligero de cabeza.
-¿Donde está Jungkook?
-Ha subido a la oficina secundaria para atender una llamada. Las oficinas en Moscú de los clanes han dado alertas por una nueva información que parece ser importante.
<<Bueno>, Jimin piensa con pausa, «terminó llegando antes».
Su Hürrem hace un sonido satisfecho, por lo cual Ömer no dice nada más y empieza a movilizar trabajadores en silencio para un cierre tranquilo, donde Jimin dirá unas rápidas palabras en agradecimiento sincero.
Las obras en venta y las compras de la galería quedarían en manos de administración y tesorería, quienes se encargarán eficientemente de lo que quede por el bienestar total de su Hürrem embarazado.
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Jimin observa la multitud dispersarse desde la ventana del último piso en su oficina, moviendo los dedos de sus pies descalzos acaricia la cicatriz de la mordida de Jungkook con cierta ansiedad y cansancio que le pesa en sus dedos hinchados. Los medios, con sus cámaras y reporteros, siguen esperando con ansias su salida de la galería, aprovechando de paso para tomar fotos a las personas célebres que se van retirando con calma sobre la alfombra protegida donde esperan el transporte ostentoso que los lleva de vuelta a sus plásticas vidas.
Jimin respira y se muerde las uñas en un gesto que no denota paciencia.
Jungkook seguía ocupado, encerrado con Namjoon y Taehyung en la oficina secundaria al otro lado del edificio. Esperaba que sus acciones no llevaran a Jungkook a viajar nuevamente para otra reunión con los clanes, especialmente cuando se encontraba en la etapa más sensible de su embarazo, donde Jimin se sentía avergonzado por la necesidad que tenía de frotarse con él para marcarse mutuamente con ahínco.
La soledad, extrañamente, no se sentía tan agriamente para lo que esperaba. Por primera vez Jimin disfrutaba del olor limpio de no tener la presencia constante de otras feromonas a su alrededor, acechando en su puerta o espalda.
El último piso estaba libre, con la seguridad concentrándose para que nadie subiera a donde estaba él.
Se sentía bien, escuchar su respiración y el sonido imaginario que se hacía de los dos corazones que crecian dentro de él.
Jimin sonríe y se sienta en la silla móvil que le han remplazado desde hace días, donde puede mecerse cual imagen cliche de un omega en cinta. No le molesta, disfrutar de esa etapa le ha enseñado que no tiene que mostrar debilidad. Aún más cuando tiene la oportunidad de rodearse de los brazos de Jungkook, envidiosos sobre su vientre cual lobo protector.
Imaginar el ronroneo de Jabir cuando despierte y ponga su cabeza cabeza sobre su próximo abultado estómago le hace reír para si mismo, generándole expectativas para que Jungkook haga lo mismo y susurré sobre él.
La imagen en su cabeza es tan clara, hundiéndose en una tranquilidad que el mismo se ha dado mientras espera a su compañero, quien tocará su hombro y lo llevará con seguridad al hogar del que Jimin ya se ha hecho.
Sus ojos se abren, y el ruido de la porcelana caerse sobre el piso de la habitación le hace levantarse y retroceder en automático. Sus ojos se abren y observan la puerta abierta, mostrando el pasillo vacío de ese extenso piso. La imagen de la persona frente a él se pinta con lentitud, con acuarelas rojas y negras que le hacen retroceder asustado mientras cubre su estómago.
-Jimin... -la voz que exhala ese hombre le hace querer vomitar, debilitando su cuerpo cuando termina haciéndolo al lado suyo. Las arcadas quieren continuar con el ardor en su garganta, pero se obliga a detenerse para mantener distancia. Correr si es necesario.
-No, nо, nо... -Jimin susurra débilmente, irritado por la debilidad en su voz y en su lobo. Sus ojos se alzan, esperando encontrar la misma soledad de la que hace poco disfrutaba.
Pero no llega, haciéndolo temblar y caer sobre el escritorio con asco.
Su padre, ¿su padre?... ¡Sí! El mismo hombre que le ha vendido y le ha dado sustos nocturnos por el miedo de que lo encuentre y lleve lejos para atarlo de nuevo a la tristeza que había manchado sus días de niñez con sangre. El terror le observa con una expresión de melancolía que jamás había visto.
Su cabello es más cenizo y faltante desde que lo había visto, y sus dos granates brillan con debilidad sobre su maduro y expresivo rostro. Jimin cubre su boca cuando el impulso de querer volver a vomitar le recorre el cuerpo.
-Jimin... -su nombre suena con un eco que le lastima los oídos, haciendo temblar sus piernas cuando nota que se acerca con lentitud hacia él. Jimin busca a tientas sobre su ropa, donde su arma debe de estar.
Se siente desfallecer cuando nota que está ausente, sin protección y sin fuerzas para gritar.
-¡No! -Jimin alza una mano, deteniendo al hombre con un paso seco-. No te acerques, gritaré con fuerzas. ¡Sabes que lo haré!
-Hijo...
-¡No! ¡Cállate! ¡Cállate!
Él no está aquí.
No... no... no.
-Jimin, respira -un tono serio surge en el alfa, trayendo recuerdos en Jimin de días que le consumían por reproches y regaños.
Jackson Claire frunce el ceño con ligereza, notando con una fuerte decepción el estado febril en el que ha puesto a su hijo. Sus manos se mueven a los lados, en un tic nervioso al que se ha acostumbrado después de varios años en su vida empresarial.
Una vida que había perdido desde hace algún tiempo, y de la cual había dejado de acostumbrarse estando fuera de ella.
Jimin aprieta las manos, nota el sudor en su espalda y retrocede para después alzarse con dificultad para mantener la mirada sobre el hombre frente a él. El instinto de protección ha surgido ante el shock que su omega siente, perdido entre el miedo de que le puedan hacer algo a sus bebés.
-No me llevarás, si estás consiente de dónde estás debes estar al tanto de la familia que me ha tomado -Jimin escupe con veneno en la lengua, sin preocuparse por la agresividad que muestra su mirada. El mareo continúa afectando su vista, pero la necesidad de protección sobrepasa esa debilidad.
Su padre retrocede ligeramente, sorprendiendo a Jimin por un momento. Jackson jamás había mostrado tal actitudes frente a él, mucho menos después de presentarse como omega de manera decepcionante para él.
Su padre voltea hacia abajo, golpeando el talón de sus pies con un movimiento extraño para Jimin, quien no baja su guardia incluso cuando la tensión retrae sus músculos.
El omega da una breve mirada a la figura de su padre, confundiéndolo un poco cuando nota el estado enfermo en el que se encuentra. El traje de pliegues impecables ha desaparecido, sustituyendo los colores elegantes por un traje azul apagado que tiene botones rotos y sueltos. Un oberol viejo, de los que siempre usaban las personas de mantenimiento y limpieza en los edificios corporativos de la capital. Jimin traga con dificultad, sintiéndose ajeno ante esa extraña imagen.
-No he venido por ti. No he intentado hacerlo desde que sé que te encuentras bien.
Los labios de Jimin tiemblan, inseguro de creer en las pájaras de un hombre que jamás fue sincero.
-¿Cómo has dado conmigo?
-Te vi... en varias revistas y periódicos. Las noticias de tu unión con Jungkook Hasmet volaron hasta América, pero lo de hoy... -Jackson reprime una sonrisa, sabiendo que Jimin no la consideraría amable. Sus ojos pasan de arriba a abajo sobre el cuerpo de su hijo, notando la marca de ropa que porta por sus años en el alto mundo sabe muy bien lo que esas telas significan-. ¿Cuánto llevas?
Jimin relaja los hombros, tragando con dificultad. La duda sobre si responder o no pasa por su mente unos segundos, borrándose cuando el recuerdo de dónde está le hace volver. Él no podría hacer nada aquí.
-Acabo de cumplir tres meses. La familia Hasmet espera que nazcan en mayo.
-¿Nazcan? -su padre abre los ojos con sorpresa, un destello de tristeza se ve sustituido por la emoción. Jimin no le responde-. Ya veo...
-¿Qué haces aquí? -Jimin pregunta con brusquedad, inseguro de considerar salir corriendo.
-He querido verte, desde ese día que te fuiste jamás deje de buscarte. Lo último que quedó de nuestra fortuna fue para intentar localizarte -el tono de Jackson es suave, casi cariñoso. Jimin no puede evitar chasquear la lengua con molestia por eso.
-¿Sin mi el trato que hiciste para venderme ya no valía? No uses la excusa de una paternidad que jamás sentiste.
El alfa alarga una ceja, pone un pie sobre el otro y retrae sus manos en los bolsillos rotos de sus pantalones.
-Jimin, la razón por la que pare tu búsqueda es... te encuentras en el lugar que debes estar -Jackson da un paso adelante, confundido por la reacción que su hijo muestra, quiere acercarse-, el señor Hasmet no me dió muchos detalles de tu vida, pero me alegra haber hablado con él, dar la corporación por tu felicidad es...
-Ne demek istiyorsun? [¿Qué estás diciendo?] -Jimin le corta abruptamente, desesperado por la inseguridad que su padre muestra. Todas las luces rojas se han desvanecido, pasmándolo en un estado en blanco por lo que ha escuchado-. ¿Qué... has dicho?
Jackson observa el desorden de emociones que los ojos de Jimin muestran, desestabilizándolo un poco por el recuerdo que le trae la ferocidad que una vez su madre tuvo. Los mismos ojos grises perdían un brillo característico cuando el miedo se mostraba en ellos.
-Jungkook Hasmet... -su voz duda con un temblor extraño en el apellido. Jimin lo mira desesperado, haciendo que Jackson deslice las palabras sin pensarlo-, su familia es con la que estabas destinada a unirte.
Jimin queda estático en su lugar, sintiendo en su cuerpo un temblor que recorrer sus entrañas apenas y es capaz de exhalar con dificultad. Sus oídos empiezan a zumbar, haciendo doler su cabeza. Jimin intenta procesar la información, pero su mente se siente nublada y confusa, incapaz de asimilar lo que ha salido de la boca del hombre frente a él. La borrosidad que le consume es parecida a ese día, en el mismo lugar, cuando le dieron la falsa noticia de su esterilidad.
No... está vez es mucho peor, quiere arrancarse los oídos.
-Jimin, ellos estaban al tanto de ti. Jungkook Hasmet fue quien hundió la corporación... m-mi plan no fue jamás venderte, hijo, yo...
-¡Reacciona!
Jackson cierra la boca, incapaz de actuar ante la desesperación que su hijo muestra. La respiración desigual en Jimin le asusta, más aún cuando él es el que se acerca y le toma con brusquedad.
-¡Explícate!
El alfa lo observa con tranquilidad por un segundo, evaluando y tratando de entender este tipo de reacción. La realización llega lentamente, haciéndolo dudar en las siguientes palabras.
-Tú no sabías.
-¿Yo? Dime, yo... ¡Papá háblame!
-Te han mentido, ¿qué te han dicho? -Jackson le toma los hombros y Jimin sólo quiere correr.
-No, tú estás mintiendo, me quieres confundir, eso...
-Jimin, ¿qué te han dicho?
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La familia Hasmet, hegemónica de siglos y con deseos de extensión hacia el Occidente hizo un trato. La pronta caída de la corporación MAG fue clave, trayendo y moviendo sus hilos por toda la red de negocios de una de las empresas más grandes en el continente para su caída no fue difícil.
El grupo se había debilitado, como el núcleo de la misma familia que la adueñaba.
Alissa Claire tenía una deuda después de todo, su pertenencia como hatun del harem de Kadir Hasmet le adjudicaba la obligación de lo que debía. Su escape al comienzo de la revuelta de la Beyaz Güllerin Savaşı no impidió el juramento que su familia hizo a La Roja en nombre de Alá. Ella sabía que algún día vendrían, con la seguridad de tomar su matrimonio y embarazo con otro alfa como traición le arrebatarían a su hijo, quien para desgracia había nacido en su casta.
La presión de tener que ver la pérdida de humanidad en su hijo en pro de servir como una incubadora le ardía hasta las raíces de su cabello. La indolencia de su alfa, el peso de la jaula de su vida y el estrés del miedo ante la expectativa de la llegada que no quería le carcomió hasta matarla.
La mató.
-Ellos llegaron, como tu madre esperaba.
Jimin respira débilmente mientras intenta seguir escuchando. El frío del piso le ha empezado a entumecer las piernas, pero está seguro de no tener fuerzas para levantarse.
Su padre se mantiene de pie, observándolo desde arriba como siempre lo ha hecho. Puede que la expresión sea diferente pero ha llegado a un punto en el que a Jimin no le importa.
-El rostro del líder había cambiado, La Roja cambiando con él. Sus exigencias no estaban más en el omega que se les había prometido desde Alissa, sino en la adquisición de todo lo que una vez poseímos.
-Jungkook... -su nombre raspaba en su garganta, con irradiaciones de amor y furia por igual-, él me dijo que apoyaría a MAG a incorporarse de nuevo. Tú estarías bien.
Su padre chasquea la lengua, enojado y enfurecido por lo que ha escuchado no trata de ocultar el desdén en su voz.
-Él me exprimió por completo, llevándose hasta la última migaja de la casa.
Jimin cierra los ojos, la pesadez le ha debilitado los sentidos. Su visión se había vuelto doble y su estabilidad no duraría mucho.
-Incluso se llevaron las pinturas de tu madre.
Jimin se pierde en si mismo después de eso, escuchando destellos de murmuros que su padre estaba diciendo. La imagen de Jungkook se disuelve en su mente, y la marca en su cuello había empezado a doler desde hace un buen rato. Quería arañar esa parte de su cuello, borrar cualquier incomodidad que le diera.
-Si yo ya no era lo que querían, ¿por qué me prometiste a ellos? -se escucha a sí mismo, sintiendo su propia voz lejana. Su padre hace un ruido extraño, arrodillándose a donde está.
-Sabiendo que ya no quedaría más, quería asegurarme de que siguieras en una buena condición de vida. Pensé que estarías en alguna familia subperteneciente al clan, pero llegar hasta aquí... -Jackson arrastra sus palabras, con un tinte que Jimin cree confundir con el orgullo-, lo siento hijo. Lo siento mucho.
Jimin solloza en silencio, su padre acerca una mano para tocarlo pero él la empuja con brusquedad. Jackson no intenta volver a tocarlo en un buen rato, dejando que la tristeza se desahogue en Jimin.
Después de varios minutos, Jimin arrastra sus pies y manos para levantarse. Su padre le observa mientras camina nuevamente detrás del escritorio. Las lágrimas se deslizan sobre su rostro mientras una expresión endurecida le acompaña.
-¿Veinte millones serán suficientes? -Jimin carraspea mientras desliza su firma sobre la libreta de cheques. Jackson le observa consternado y confundido.
-Jimin...
-No vuelvas, por favor no lo hagas..
El alfa se entumece mientras ve a a Jimin caminar hacia él, su mano se extiende mientras su cuerpo tiembla. Jackson cierra los ojos con pesadez y un suspiro largo se desliza en sus labios viejos.
Jimin se cansa y desliza el papel en uno de sus bolsillos desgastados. Su padre no se mueve y se queda ahí por un rato.
Después de varios minutos en un silencio pesado e insoportable Jackson da un paso hacia tras, alzando sus manos para volver a ponerse la gorra del uniforme que le cubre. Jimin observa con el rostro alto mientras su padre retrocede con lentitud.
El alboroto surge después de un momento, justo después de que se marcha. Namjoon entra corriendo a la habitación, preocupado y tenso. Su mano se aprieta sobre el arma en su pantalón. Jimin alza una mano, deteniendo a Namjoon cuando está a punto de dar media vuelta.
-Déjalo irse -susurra bajo. Namjoon gira hacia él sorprendido, cambiando su expresión por una realización silenciosa al ver el estado de Jimin-. Él no volverá.
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Jungkook no muestra alguna expresión cuando le observa bajar por la puerta trasera de la galería. Alejados del bullicio en la puerta principal, donde las cámaras y personas aún seguían, se da el tiempo de ver el hombre frente a él. Jimin jadea cuando el alfa toma su mano, apretándola con cariño.
-¿Estás seguro de tu decisión? Mis hombres todavía puede ir por él.
Jimin sonríe ligeramente. Jungkook siempre lograba tener todo en control, vigilando de extensión a extensión sobre todo su ser.
-Esta será la última vez que lidiaremos con él, no es necesario perseguirlo, él no me buscará más.
Jungkook mantiene sus ojos sobre él, con un destello de escepticismo y duda por sus palabras secas. Después de eso compone su expresión, mostrando una comprensión que Jimin duda de ser verdadera.
-Como desees.
<<Sí...», Jimin piensa, «como desee».
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El camino hacia el palacete se siente como un sueño olvidable, difuso entre nieblas y aire denso que le impide a Jimin pensar con claridad.
La mano de Jungkook que sostiene la suya le arde en la piel, y las lágrimas le exigen ser liberadas aún cuando se siente desfallecer.
-Hürrem.
-Amir.
El saludo amable de los sirvientes y alfas en el palacete le traen un sentimiento extraño al ver sus rostros sonrientes.
¿Ellos sabrían?
Jimin niega con la cabeza, sabía que no era posible, no con las restricciones en el sistema de seguridad de La Roja.
Tanto él como ellos eran ajenos a su razón de estar aquí, ignorantes de la verdadera situación que les rodeaba.
-Oğlan.
Su cabeza, su cabeza a zumbaba con dolor.
-Jimin -Jungkook le vuelve a llamar una vez llegan a la privacidad de sus alas, las que hace poco días empezaban a compartir para no dormir separados.
Jimin suelta un quejido cuando Jungkook le toma por los hombros. El alfa alza las cejas con extrañeza, volteando a Jimin con suavidad para alzar su cabeza.
-Neler oluyor? [¿Qué sucede?] -Jungkook le acaricia la mejilla, perfumándolo en el proceso como un gesto familiar. Desde hace rato... algo no se sentía bien.
Jimin mira a Jungkook con ojos extraños. Provocando una impaciencia extraña en el alfa. Las comisuras de sus labios empezaron a bajar hasta que Jimin volvió a hablar.
-¿Es cierto?
Jungkook inclina la cabeza confundido, la serenidad en su lobo parece estar desapareciendo con cada segundo que miraba a Jimin. Sí, definitivamente había algo mal.
-Sé más específico, Jimin -exige con una caligine extraña.
-Lo que él dijo... ¿es verdad?.
El toque de Jungkook sobre su piel se desvanece de inmediato, Jimin siente una punzada en todo el cuerpo, viajando de la punta de sus pies hasta las hebras de su cabello. Las lágrimas han decidido desbordarse con fuerza una vez alza los ojos para ver a Jungkook.
"¿Es realmente el matrimonio forzado por lo que escapaste?'
"Es realmente por el miedo que le tengo a él; si me voy, se que me encontrará".
"Quiero estar contigo".
"¿Mami? ¿Qué haces allá arriba?"
"No más mentiras".
-Sí, es verdad.
El ardor en su nuca, le dolía. La marca estaba provocando un extraño disgusto en él, y su corazón se encontraba perdido en un mar de desesperación increíble. Su lobo, oculto en su interior, no reaccionaba.
Jimin siente temblar sus labios mientras las comisuras se levantan ligeramente.
-Mi madre, ¿lo sabias? -Jimin pregunta con un hilo de voz. El rostro impasible de Jungkook le asustaba, así como la ausencia de sus feromonas a su alrededor.
-Sí, también estaba al tanto de eso.
-¿Al tanto? -Jimin escupe, sorprendido por la tranquilidad que Jungkook le muestra en el orbe de sus ojos: ¿Acaso crees que estás hablando con tus subordinados? ¡Contesta correctamente!
La tensión en la habitación se espesa mientras Jimin siente el cambio agrio en sus feromonas. Jungkook no responde a ellas, ni dice nada. Jimin siente su enojo desbordarse.
<<¡Habla! ¡Di algo!», piensa con amargura.
-No había manera de que supiéramos que las acciones de mi familia conducirían a esa trágica consecuencia. Cuando me enteré de lo que mi padre había hecho intenté protegerte, mantener la verdad alejada para que no te sintieras aún más afectado -la voz de Jungkook se siente rasposa a sus oídos, casi como si no la reconociera cada parte de su cuerpo-, sabes las reglas en mi familia. Tu madre fue... una coyuntura impredecible.
Jimin traga la bilis en su garganta, la mención de su madre fue más difícil de lo que había pensado que sería. El recuerdo doloroso de su muerte seguía aterrando sus sueños cada tantas noches. La facilidad con la que Jungkook exhalaba tales palabras con seguridad, realmente le daba asco.
-¿Y mi padre? Entre las promesas que hicimos al conocernos... me mentiste -lo hiciste, lo hiciste, lo hiciste.
-Jimin... -Jungkook murmura, preocupado por la palidez que el omega estaba teniendo frente a él decide acercarse con cuidado. Su lobo le exigía anteponer su seguridad sobre cualquier explosión de emociones que podrían perjudicar el estado de Jimin.
-¿Me amas?
Jungkook detiene sus movimientos, y sus ojos se ensombrecen por la confusión mientras mira a Jimin, quien le observa con un rostro desesperado y frustrado. El aroma del omega, cargado de feromonas intensas, llena el aire a su alrededor, creando una tensión palpable que lo incomoda. Puede sentir cómo las barreras en su corazón se tensan, mientras su lobo interior ruge, exigiendo expresar lo que realmente siente.
Pero en ese momento, mientras mira a Jimin, comprende que no puede seguir ocultando la verdad de lo que arde en su interior. Sus ojos se llenan de un miedo feroz, su mandíbula se tensa y su voz tiembla ligeramente cuando finalmente habla.
-Jimin, lo siento.
Las palabras de Jungkook resuenan en el aire, cargadas de pesar y arrepentimiento. Jimin lo mira con los ojos entrecerrados, con el latir de su corazón desvaneciendo lentamente. El silencio se extiende entre ellos, llenando el espacio con un sentimiento inexplicable.
Jungkook se acerca lentamente a Jimin, su expresión reflejando una mezcla extraña que le desborda. Aunque su voz había sido escasa, sus ojos revelan una tormenta de emociones que luchan por salir a la superficie.
Sus pasos se detienen en seco cuando el olor de sangre llega hasta sus fosas nasales, tensando su cuerpo y alma hasta la médula. Su mirada se desvía hacia el vientre de Jimin, donde el aroma se intensifica y desborda sin control. Sus ojos se abren desmesuradamente cuando observa hilos rojos deslizándose por las piernas de Jimin, quien observa hacia abajo en blanco.
-¿Esto? Sangre -Jimin siente su estómago arder desde adentro, con una punzada que parece clavarse hasta sus entrañas. El dolor era insoportable, al punto en que el sudor se extendía sobre su frente en un tiempo increíblemente rápido.
Sin pensarlo dos veces, Jungkook se precipita hacia Jimin, tomando su cuerpo al caer de rodillas sobre el mármol. Con manos temblorosas, lo sostiene con cuidado, evitando cualquier presión adicional sobre su cuerpo débil y tembloroso.
Jimin se encuentra sumido en un estado de aturdimiento. La realidad a su alrededor se desvanece, y se siente como si estuviera atrapado en un vacío blanco y sin forma. El dolor físico y emocional que experimenta es abrumador, dejándolo sin palabras, sin acciones, sin capacidad para procesar lo que está sucediendo.
Frente a él, la escena se desarrolla en un torbellino de movimiento y sonidos indistinguibles. Cuando el charco carmesí se extiende en el piso, su lobo lo trae con fuerza a la realidad que estaban viendo sus ojos.
-Bebeğim. [Mis bebés] -susurra con dificultad. Jungkook tiembla sobre él mientras grita, llamando por ayuda. Jimin jadea cuando una contracción extraña retiembla en su estómago-. Jungkook, yavrularım. [Jungkook, mis bebés]
-Jimin, quédate -Jungkook cubre el rostro de Jimin entre sus manos, las cuales estaban manchadas por gotas pequeñas de sangre. Jimin empieza a gritar, sintiendo cómo las contracciones se intensifican y desgarran su cuerpo. Cada latido de dolor lo atraviesa, y su voz se mezcla con los sonidos caóticos de la habitación. Sus manos se deslizan sobre el piso, tratando de parar la sangre que se desliza con lentitud.
Alá, por favor.
Por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor, por favor... ¡Te lo suplico!
-¡Trae a mis bebés de vuelta!
Los bramidos y baladros se estrecharon con fuerza entre las cuatro paredes. Cuando varias personas, cuyos rostros se desfiguraban en la visión de Jimin, corrieron hacia él con expresiones de preocupación y urgencia, siguió gritando. Los jadeos y alaridos del omega se deslizaron por los pasillos, y aún cuando la negrura a su alrededor se extendió sobre él, siguió gritando con una voz vacía.
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Esa noche, mientras la desesperación llenaba cada centímetro del palacete, la oscuridad se extendió sobre el clan.
El vacío y la muerte inundaron las habitaciones y corredores, sin dejar que alguna palabra irrumpiera en la desesperación del lugar. La habitación se llenó con el silencio ensordecedor de la despedida. Las máquinas continuaban su monótono zumbido, y el sufrimiento del tigre persistía en cada latido. Su cuerpo yacía inmóvil en una habitación apartada, conectado a máquinas que apenas mantenían su existencia. Los latidos de su corazón se debilitaban gradualmente, como un eco que se desvanecía en la penumbra.
Mientras Jimin luchaba por encontrar estabilidad en medio de la agonía, Jabir dejó de respirar.
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La Gran Mesa: Es el convenio entre todas las mafias organizadas.
Beyaz Güllerin Savaşı - Guerra de las Rosas Blancas: Guerra que se dio entre las familias unidas al clan de La Roja. El fratricidio de los hermanos de Jungkook, se les llama Rosas blancas por la muerte de omegas y bebés.
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