🧧!! ' LXIII
Jimin se despierta en medio de una neblina confusa, el calor de un cuerpo aferrado al suyo y el olor familiar de la lluvia y sándalo que impregna el aire le hacen consciente de dónde está: el palacete, sus habitaciones, con Jungkook envuelto en las mismas sabanas que él.
Sus ojos se entrecierran ante el ligero destello que la luna les da desde los cristales que dan a su jardín privado, donde observa entre sueños los arbustos que se mecen suavemente con la brisa nocturna.
El sueño le consume, y su cuerpo le exige volver a dormir, pero la voz ligera que oye sobre él no parece ser una ilusión de su mente medio despierta.
La oscuridad no es total, y la silueta de Jungkook sobre él... sobre su vientre, es clara incluso ante su borrosa vista. Era él, Jimin podía identificarlo con el sonido de su respiración y la sensación del cosquilleo que la presencia del alfa le traía cada vez que estaban cerca, la oscuridad no era una limitación a reconocerse mutuamente.
Jimin respira profundo, y sin moverse trata de descifrar lo que Jungkook hace en esa posición que parece incómoda desde donde está. Después de unos segundos largos en los que casi se vuelve a quedar dormido cree poder identificar el sonido ligero que lo despertó en primera instancia. Era Jungkook, hablando. Murmurando suavemente sobre su vientre, sin ninguna presión sobre su cuerpo.
Jimin abre la boca para decir algo, pero la concentración que nota de Jungkook le hace callar de inmediato.
Sus labios se alzan y su corazón se calienta ante la imagen que Alá le regala. Su consciencia se hunde lentamente de nuevo en la oscuridad de sus sueños, con la voz presente de palabras que no identifica del todo.
No planea arruinar un momento que sólo era de padre a hijos.
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La mañana es... inesperadamente desastrosa, no había sorpresa en ello.
Jimin se da cuenta que antes de abrir los ojos en totalidad ya ha terminado de desayunar, en una prisa casi desesperada y en caos por su parte, para después dirigirse al ala especializada donde el pequeño "centro" de cuidado de Jabir se encontraba en sustitución de unas antiguas salas sin función. El alfa escucha atento a los veterinarios de nuevas actualizaciones mientras mantiene un ojo en Jimin desde lejos, quien abraza al tigre que yace inmóvil sobre la cama que es tres veces más grande que los dos cuerpos que están sobre ella.
No hay avances y no hay fecha al despertar de Jabir.
Jungkook nota las lágrimas de Jimin mientras toca su vientre; la esperanza sigue presente en sus ojos, pero el cansancio que trae la tardanza de su aparición también es notable.
Después de unas discusiones más, llega la hora de irse, y Jungkook tiene que jalar suavemente de sus hombros para retirarlo del lado del cuerpo inerte de Jabir. La imagen de los tubos y máquinas alrededor le hacen compartir la pena de Jimin.
Jimin retira sus manos con delicadeza mientras limpia sus lágrimas, y después de unos sollozos silenciosos camina con lentitud y dificultad a la salida. Jungkook asiente hacia las tres mujeres que envuelven a Jimin entre sus brazos.
Elit, Kenia y Edith dan una reverencia profunda hacia donde está él, antes de arrastrar a Jimin lejos para llevarlo a su preparación personal.
Jungkook se queda un poco más a pesar del aviso de sus hombres que informan que sus lastres y berber ya le esperan en sus habitaciones. Sus ojos permanecen sobre el tigre durante largos minutos.
Todos los médicos permanecen quietos, con miedo a seguir su trabajo en presencia del alfa y molestarlo. Después de otra pausa larga Jungkook extiende su mano y acaricia el lomo con suavidad, un toque apenas perceptible por lo rápido y oculto que fue.
Todos se inclinan cuando pasa de regreso a la puerta en un paso lento.
Jungkook antiene su expresión de imperturbabilidad hasta el camino de sus habitaciones, pero el picor que deja en el rastro de sus feromonas denotan la tristeza que aún sigue presente en los pasillos del palacete.
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—Todo parece marchar bien —Bangchan suspira con alivio mientras quita el esfingomanómetro y el oximetro de pulso con un movimiento delicado sobre Jimin—, la presión es normal, la oxigenación y tu temperatura perfectas por igual... —su mirada se mantiene seria sobre Jimin—. ¿Mareos, dolor, algo por lo que pueda perder mi cabeza?
Jimin ríe ante el tono divertido de Bangchan, tan jovial como siempre lo ha sido. Sin embargo, el destello de preocupación por él le hace pensar que su pregunta tenía cierta verdad palpable.
—No, me siento muy bien —Jimin responde con sinceridad, ganando otro suspiro de alivio por parte del alfa.
—Ante cualquier mareo...
—Volveré y no me pondré presión —le corta Jimin, Bangchan no se molesta por eso y asiente con una pequeña sonrisa.
—De todos modos estaré en el evento, junto con el equipo médico encubierto que Jungkook ha requerido por emergencia.
Es el turno de Jimin de dar un suspiro largo.
—Es innecesario, me siento bien —piensa por un segundo antes de finalizar—, nos sentimos bien.
—Eres la Cleopatra de la nueva y poca estable época Jimin Claire, las decisiones que Jungkook tome ante tu seguridad pueden ir más allá de lo que Julio César hizo por su propia mate.
Jimin tuerce la boca ante la infantil, y rara, analogía de Bangchan, pero no dice nada y se concentra en escuchar los regaños de su alimentación a la que había puesto poca responsabilidad en verduras y cereales en los últimos días.
Cuando la voz de Bangchan se deja de escuchar en la habitación, surgen otras que la sustituyen: más ruidosas, alteradas y preocupadas.
Jimin sentía que el día pasaba con una velocidad apenas perceptible ante sus ojos y los nervios llegan como un balde frío sobre su cabeza.
—¿Donde está Namjoon? —Jimin murmura apagado mientras Kenia acomoda las pesadas y rojas gemas que envuelven sus orejas con una delicadeza cuidadosa. Las reliquias de Eylem eran menos cómodas de lo que pensó, pero eran un mártir necesario para la imagen de pertenencia que tendría hoy.
—En camino, Hürrem —responde Edith tranquila. Sus manos, hábiles como siempre, no tiemblan cuando pone el cubridor de perlas y diamantes dorados sobre el cuello de Jimin.
—¿Ha mencionado algo? —Jimin no puede evitar sentirse ansioso por la falta de información, y se siente internamente aliviado por no tener en adición el malestar de la corona sobre su cabeza, el dolor en ella aumentaría si se tratara de un evento a puertas cerradas y su estrés ante eso sería rápidamente perceptible.
—No, Hürrem, ¿hay alguna razón para un mensaje extra? Se lo comunicaremos de inmediato —Elit, quien había estado moviendo y regañando a los otros sirvientes que los acompañaban en la sala, se detuvo un momento para dirigirse por completo a él. Jimin mueve su cabeza en negación, no quería poner mas presión sobre los hombros ya tensos de los trabajadores que corrían a su alrededor.
Elit parece dudar, pero Jimin le da una sonrisa ligera para que la mujer vuelva a sus deberes. Elit mantiene sus ojos, pero deja el asunto con obediencia cuando capta el mensaje de Jimin.
—Todo saldrá bien, Hürrem, los adelantos que nos mostró de la apertura son magníficos ¡Nuestro Hürrem es increíble! —la inocencia en la voz de Kenia es acompañada por la ignorancia que tiene en el asunto, que al igual que Edith, interpretan su estrés en una respuesta de nervios por la galería.
Jimin tenía plena confianza en las tres por igual, incomparable sobre la de otros; pero, Edith y Kenia tenían nervios débiles y eran susceptibles a cualquiera de sus cambios de humor. Elit pensaba antes de actuar o decir algo, era más cuidadosa ante cualquier acción que tuviera.
—Hürrem —Edith le llama con dulzura—, todo estará bien.
Jimin alza los labios ligeramente, moviéndose en una posición más cómoda sobre el sillón observa de reojo la prenda morada que cuelga a unos metros delante de ellos. La etiqueta de diamantes con letras doradas que forman el nombre de Azteck le adorna la manga derecha del "vestido", poniéndole algo orgulloso.
—¿Es así?
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Jungkook se mantiene intranquilo, Jimin lo nota. Lo ha notado desde que salieron del territorio Hasmet con nueve autos de compañía.
Su atención, aferrada y severa, se mantiene sobre el estruendoso ruido que acompaña al helicóptero que se encuentra siguiéndolos a su entrada de la capital.
—¿Es de los nuestros? —pregunta serio, con un tono de reproche que hace tensar a la alfa que los condujo en silencio. La mujer presiona el aparato dorado en su oído, para después asentir con seriedad profesional.
—Es de una televisora, el equipo B ya ha mandado un mensaje a la empresa de este para una advertencia.
—Déjalos —Jungkook se recarga en el cuero del asiento, su expresión se ve más relajada por la aclaración de la imposibilidad de un peligro, por lo que su tono baja a uno más suave—, sabíamos que no era un evento que pudiéramos controlar del sistema mediático.
Jimin voltea hacia arriba, donde el helicóptero da vueltas para esquivar los edificios que hay en el camino. Después de eso su atención es captada por algunas motos que se mantienen lo suficientemente alejadas del circulo protector de las camionetas para que los conductores en ellas saquen de manera hábil cámaras y teléfonos que se dirigen en su dirección. Los vidrios están blindados, pero eso no los detiene del intento.
Un suspiro de sorpresa sale de su boca cuando siente el roce de la mano de Jungkook en su espalda descubierta.
—İtiraf etmeliyim ki, annemin enfes bir tadı var. [Debo de admitir, mi madre tiene un gusto exquisito].
Jimin inclina la cabeza con ligero coqueteo, dando su propio recorrido al traje satinado que se ciñe sobre la musculatura de los brazos y piernas de Jungkook. Las hebras negras de su cabello, peinadas en direcciones salvajes y arregladas por igual le hacen tener una imagen elegante pero sincera a la naturaleza del temperamento incuestionable del alfa. La mirada de fogosidad que Jungkook le estaba dirigiendo en ese momento... Jimin se siente avergonzado por la imagen de una fantasía vivida que pasa por su cabeza en el momento.
La mano de Jungkook sobre su cintura mientras daba movimientos en círculos sobre sus caderas no ayudaban para controlar sus propias fermonas, alteradas y sinceras ante la presencia de Jungkook.
Jimin quiere besarlo, pero el movimiento incómodo de la alfa mientras cierra y abre los ojos en concentración lo detienen. Inhala ligeramente, captando la intensidad del olor que se encierra en el auto y los ahoga en él.
Las feromonas de Jungkook se han vuelto casi familiares a las suyas, de tratarse de unos meses atrás podría haberse desmayado por la fuerza de dominación en ellas.
Sí, ha estado cambiando.
—Güzel. [Hermoso] —susurra Jungkook dando un beso ligero detrás de su oreja, comprendiendo sin reproche la preocupación de Jimin por otros se mantiene recto durante el resto del camino y no insiste en tocarlo de más.
La tranquilidad que habían compartido en la seguridad del interior del auto se ve frenada por un momento; justo cuando se acercan a la avenida y calles principales del Sol Galerisi que se encuentran cerradas y sin circulación. Jimin nota a viva imagen la magnitud del evento: centenares de personas, civiles y de alta clase a su alrededor, caminando y arremolinándose en la entrada.
Había invitado gente importante y varios organismos internacionales que darían de qué hablar, por lo que el conocimiento de su fracaso en la limitación de la mediática se hizo ver apenas llegaron al centro de todo, donde la seguridad batallaba con la insistencia de los reporteros del pasillo principal que daba a la entrada de la galería. Las luces de las cámaras habían empezado desde hace un rato con la llegada de los artistas e inversores del proyecto, pero el sonido de los obturadores de las cámaras se duplicaron a la par de los murmullos una vez les abrieron las puertas del Bentley.
Jungkook mantiene su máscara sería al salir, y apenas perturbado por los flashes en su rostro extiende una mano hacia Jimin en un gesto galante. Jimin suspira y cierra los ojos al tomarla, dejándose jalar con suavidad al exterior en caos.
—Haşmet Bey, şurada!
—Lütfen, lütfen, kısa bir röportaj!
—Fotoğraflar, çok sayıda fotoğraf çekin!
Jimin se siente abatido apenas da un respiro alrededor, las deprecas y voces a su alrededor le incomodan en un tiempo récord. Jungkook nota eso y lo toma de la cintura mientras caminan, provocando más alteración a su alrededor.
Jimin trata de ofrecer una sonrisa y levanta la mano con vergüenza una vez pasan, los reporteros parecen encantados con eso e intentan acercar los micrófonos con insistencia sobre la vallas, provocando que los guardias se enojen y los empujen hacia atrás.
Jimin alza la mirada y observa la figura de Belma en la entrada, rodeada con una seguridad que hace que la gente retroceda sin querer intentar hablarle. Da una ligera sonrisa y extiende sus brazos hacia ellos mientras se acercan, confundiendo un poco a Jimin mientras lo toma del rostro y besa su mejilla.
Jungkook desliza una mano por la espalda de su madre y se apresura a besarla en la frente con respeto, el ruido en el ambiente no apaga su voz con volumen fuerte una vez se inclina hacia ella para decir algo.
—Ya kardeşim? [¿Y mi hermano?]
Belma niega con pesadez y le da golpecitos en el hombro.
—Gelmeyecek, bu sabah Malta'ya gitti. [No vendrá, se ha ido a Malta esta mañana].
Jimin da un vistazo a Jungkook, notando una breve confusión en su rostro que pasa muy rápido por sus ojos, parece querer decir algo, pero su boca se cierra en una línea disgustada.
Jimin parpadea en comprensión, la presencia de Hoseok en el clan ya era casi inexistente, comprendía que Jungkook se sintiera desplazado y ansioso por él. Más aún después del periodo al que los miembros del grupo Ilamaban Beyaz Ölüm, donde el fratricidio entre los hermanos y hermanas de Jungkook empezó, causando así el incremento de ese sentimiento de protección que él tenía hacía su hermano, quien ponía en respuesta mas trabas y muros con la familia.
—Entremos, hay una pequeña rueda de prensa que he preparado —Belma ignora el humor de Jungkook y los insta a apresurarse al interior. La alfa toma el otro brazo de Jimin, dando una mirada satisfecha mientras ve su atuendo. La primera dama ha podido llegar, apenada por la ausencia de su esposo la señora Erdoğan ha pedido la oportunidad de hablar contigo más tarde.
Jimin siente la garganta seca, ¿pláticas serias e importantes tan pronto?, esta vida de sociedad no dejaba de ponerle incómodo, por lo que se limita a dar un asentimiento minúsculo para satisfacer los caprichos de Büyük Valide, quien da otro suspiro satisfecho para después erguir su cabeza en el momento en que entran a las instalaciones de la galería.
Jimin escucha el sonido de aplausos apenas ponen un pie dentro y no puede evitar sentirse abordado de inmediato; quiere imitar el orgullo de Belma y la seriedad de Jungkook, pero su temple fluctúa cuando los flashes se lanzan de nuevo a su cara; eran menos, pero no más soportables.
Tampoco ayudaban los números rostros que le sonreían con pomposidad marcada, rostros que había visto sólo en revistas importantes y de gente odiosa.
Jimin voltea hacia arriba, dándose cuenta de la magnitud y tamaño del lugar de repente, perdiendo así toda familiaridad que había tenido en los últimos meses. Mariam había hecho un trabajo impecable que con certeza satisfacerá las agudas críticas de esta gente, por lo que Jimin se asegura de darle una sonrisa desde donde está: a unos metros de distancia de una de sus esculturas favoritas, de la mano de su esposa y su pequeño hijo. La sonrisa es devuelta con una reverencia de parte de la pareja y tanto él como Jungkook responden con un saludo formal lejano.
—Haşmet Bey! [¡Señor Hasmet!].
La realidad mediática no puede ser evitada por más tiempo, por lo que son abordados por el grupo selecto que Belma ha elegido para hablar con exclusividad. El nombre en el gafete de la mujer beta, alta y castaña como adjetivo de su clase, se lee con rapidez ante los ojos de Jimin. Ángela Gortari, reportera estrella de la revista Forbes.
Belma le da un apretón ligero en el brazo, despidiéndose con elegancia para después caminar recta hacia un grupo de invitados alejados a ellos.
La señorita Ángela llega hasta Jungkook y Jimin en un paso severo pero no apresurado, su equipo de dos personas le siguen con pequeñas cámaras y micrófonos.
—Señor Hasmet —saluda de nuevo, su equipo y postura concentrándose exclusivamente en Jungkook, no en él—, un honor conocerlo por fin —su sonrisa se extiende hacia donde se encuentra Jimin—. ¡Su omega es ciertamente bello! Ahora veo por qué lo ha mantenido en una celosa privacidad.
Jimin tensa su rostro, escuchar el primer adjetivo a su persona le daba respuestas de hacia donde se conduciría la entrevista.
—Siempre he sido privado con asuntos de mi persona, el medio debería estar acostumbrado ante eso desde hace tiempo —Jungkook no muestra ninguna sonrisa, pero su tono se muestra amable y accesible, por lo que la reportera toma eso como una puerta segura para seguir.
—Observando aquí y allá se ve la arquitectura y financiamiento del proyecto, dígame, ¿cuánto dinero le ha soltado a su omega?
Jimin muerde el interior de su mejilla con fuerza, esperando con ansiedad que el bufido sarcástico no salga de su boca. La mayoría de las empresas grandes de mediación empresarial estaban conformadas de alfas para alfas, era claro que iban a tomar el proyecto a su nombre como un mero caprichoso de "ligera revolución".
—Mi mate ha financiado en totalidad todo lo que ves y pisas, con su exclusivo capital de su trabajo y obtención Jimin ha llevado todo esto solo. Mi apoyo sólo se reduce a estar a su lado el día de hoy como su alfa Jungkook lo empuja con un movimiento ligero al frente, dejando que la cámara lo enfoque en totalidad. Si esperas entrevistar a alguien, la mejor opción para ti es concentrarte en el autor de este trabajo.
La mujer retrocede sorprendida, no parece disgustada pero la confusión es clara en sus ojos. En un mundo donde los omegas apenas tienen voz, es difícil ver momentos donde los alfas retrocedan en el punto brillante de eventos así.
La señorita Ángela vuelve su atención hasta él, la segunda mirada que le ha dado en esos quince minutos para ser precisos, su boca se abre y se cierra insegura, lo que denota la inesperada variable de una entrevista que no iba ser dirigida para Jimin.
Sus ojos viran nerviosos por un rato, pero el interés vuelve a recuperarse cuando examina el atuendo de Jimin. Y como si de un premio de feria se tratase, la emoción se ilumina en su rostro con más brillantez.
Por supuesto, el conocimiento de la marca era tan exclusiva como su público al que era dirigido, por lo que era difícil interpretar su uso incluso dando una segunda mirada al omega que la porta.
Pero Ángela Gortari era una reportera que trataba con la elite con una frecuencia suficiente para leer incluso entre el significado de la ropa que ostentaban. Sabiendo la seriedad de los trabajadores de Forbes, y en un intento de mantener la exclusividad de la premisa, Jimin sabía que Ángela no diría nada relacionado a su estado estando en público.
La mujer acomoda su ropa e indica a su equipo centrar toda la atención hacia Jimin, la sonrisa en su rostro se mantiene y la avaricia en sus pupilas se extiende con cada segundo que observa lo observa de arriba abajo.
—¡Por supuesto! Qué grosero de mi parte, una disculpa sincera señor Claire —su tono es casi señorial—. Por favor, permítanos conocerlo mejor. Estoy segura de que el mundo volteará hacia su dirección con más frecuencia a partir de ahora.
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La figura de Namjoon en el lugar genera una atención inmediata apenas entra y camina alrededor, su traje, extrañamente diferente al negro que siempre usa, capta el brillo guardado en sus ojos con una fuerza atrayente que influye con eficacia en los omegas y mujeres betas del evento.
Jimin nota la tranquilidad en sus pasos mientras se acerca a Jungkook, quien se disculpa de inmediato con el grupo de directores que lo jalaron de su lado desde hace un buen rato.
Jimin pierde el hilo de la conversación posterior a la apertura que estaba teniendo con los autores de las nuevas obras en exposición, y a pesar de sus mejores esfuerzos, el interés sobre su emoción de nervios ha encontrado otra dirección más importante para él. Los templetes de Jungkook y Namjoon se mantienen en una normalidad que no le alerta, pero la tensión que su propio cuerpo siente lo hace mover con ansiedad sus manos sobre el swarovski de la tela de su ropa. Jimin está a segundos de disculparse para retirarse y caminar entre los dos alfas, y deprecar por respuestas a la orden que le encomendó al moreno, con la mayor privacidad posible. Afortunadamente, sus movimientos son detenidos y antes de que pueda caminar en dirección contraria, mover la lengua y girarse, se da cuenta de que Namjoon ya está caminando hacia él. Agradece con creces no tener que justificar una grosería cuando los artistas notan el cambio de dirección en su atención y se despiden con susurros de agradecimiento y disculpas hacia él.
Namjoon da una reverencia y le sonríe, Jimin se siente aliviado por un segundo, la familiaridad del gesto le calma de inmediato.
—Lo siento por la interrupción, Hürrem —su voz es calmada y dulce—, esto... —Namjoon da una vuelta sobre sí mismo, admirando los cambios alrededor desde la ultima vez que fue—, Hürrem esto es increíble, mis felicitaciones por todo el trabajo que ha hecho. Todos estamos orgullosos de usted, me aseguraré que las noticias sean numerosas.
—Büyük Valide se hará cargo, no te preocupes, necesito tu presencia como el apoyo suficiente aquí —Jimin sonríe en su dirección, haciendo que la tensión aún presente en los hombros de Namjoon disminuya ligeramente.
Jimin traga en seco, dudando ahora de hacer una pregunta cuya respuesta posiblemente no le gustará.
Namjoon esta ansioso, pero mantiene esas emociones a raya incluso en sus feromonas, inescrutables y en calma.
—Hürrem, es mejor hablar de esto en casa, cuando termine aquí —Namjoon habla por fin, en un susurro que se siente devastador. Al ver que Jimin frunce su ceño en una expresión de temor, agrega—. Estaré aquí, al igual que amir, quien jamás dejará su lado.
—¿Él... lo sabe?
—Incluso en el respeto a la privacidad de Hürrem, es imposible que algo acontezca en el interior de La Roja sin que él lo sepa.
Jimin inclina la cabeza, dándole la razón. Por supuesto que sí, Jungkook tenía un sentido muy agudo incluso en las aguas que se movían ocultas de su vista, lo habia demostrado muchas veces, incluso cuando quería mantener una distancia a la libertad de Jimin.
Namjoon trata de calmarle, sonriendo y manteniendo una distancia, Jimin lo nota incluso en su estado de ansiedad del momento, lo había notado desde hace un largo tiempo: Namjoon mantenía una separacion de acuerdo a las normas de La Roja.
Las cuales siempre había ignorado, con todos sus estatutos y exageraciones, pero la presencia de los ojos de Jungkook en su espalda observándolos retrae al alfa un poco. Una amenaza por un secreto tácito que sólo parecían saber entre ellos.
Jimin parece ido, la seguridad de Azra, las implicaciones de otras mafias y el evento en transcurso se juntaban como una bola sin forma en su cabeza, rodaba y saltaba sobre ella con el único fin de molestarlo. El descontrol de sus emociones se sentía extraño, y había pasado con más frecuencia para tomarlo normal; sin embargo, Bangchan había calmado sus nervios hace unos días, explicándole que el descontrol en sus emociones y feromonas eran en gran medida causadas por el cambio en su cuerpo. Para su disgusto o no, estaba actuando como un omega masculino en embarazo.
Pensar en eso sólo incrementa su incomodidad por un par de segundos más, y su balance sólo vuelve sin tardanza cuando nota el cambio en la expresión de Namjoon, que parece consternado y confundido por una vista más allá de la espalda de Jimin.
Naturalmente, Jimin voltea. Y sus ojos se abren en igual sorpresa cuando nota al invitado.
Jimin contiene la respiracion mientras observa la figura en negro a lo lejos, casi perdida entre las pocas sobras del lugar y el niqab que portaba. La túnica larga y holgada de color negro, adornada con bordados dorados y plateados, caía sobre su cuerpo como una cascada de tela. Las manos y los pies de la figura estaban cubiertos con guantes y calcetines del mismo color y tela, completando el atuendo modesto y cubierto de la cultura islámica.
El extraño, un omega que reconocería en cualquier lugar, observa una de las pinturas con detenimiento. Sus ojos, como dos joyas incrustadas en su rostros que sólo los hacía aún más impactantes eran un rasgo básico y único en los de su clase.
Por lo que la certeza de la presencia de Ali Yilmaz era ya un hecho en el lugar que lo empieza a notar a pesar de las telas que le cubren. Namjoon lo mira con inquietud, esperando una indicación.
—Hürrem, hiçbir Yılmaz'ın topraklarımızda bulunma izni yok. Yol tarifine ihtiyacım var, lütfen. [Hürrem, ningún Yilmaz tiene el permiso de estar en nuestro territorio. Necesito indicaciones, por favor] —la voz de Namjoon es áspera, con un acento de desprecio que se detiene con dificultad en la pronunciación de ese apellido. Su rostro muestra una expresión ajena a lo que Jimin siempre había visto en Namjoon, y las feromonas del alfa incluso se elevan un poco. Jimin comprende la reacción, la cual no era ajena a lo que había visto antes en los miembros del clan cuando la mención de la familia Yilmaz se traía a la mesa, viendo la furia creciente de Namjoon le hace ver que el asunto entre los dos grupos debe ser tan grave para incluso provocar una reacción así en el alfa.
—Lo siento, Namjoon. Pero Ali es un invitado mío.
Namjoon se vuelve hacia él, como si hubiera recibido una bofetada. En su mirada se refleja la ansiedad y la preocupación, con un toque de incredulidad.
—Hürrem... es peligroso —musita Namjoon mientras baja la vista, concentrándose en la zona debajo del pecho de Jimin, donde un pequeño bulto marca la presencia de su embarazo.
—Tal vez esta es una pequeña migaja de acercamiento pueda traer una paz futura —Jimin susurra con calma, pero la desconfianza en los ojos de Namjoon no mengua—. Sabes que me ha ayudado.
Namjoon sigue mirando fijamente el bulto en el estómago de Jimin, como si estuviera buscando alguna respuesta en él. Jimin se siente incómodo bajo su escrutinio, pero no puede evitar sentir empatía por su preocupación.
Finalmente, Namjoon se aleja un poco y se pasa una mano por su cabello, como si estuviera tratando de controlar sus emociones.
—Lo siento, Hürrem. No quería ser grosero contigo. Sólo quiero protegerte a ti y los bebés —dice Namjoon con sinceridad. Jimin siente un alivio al escuchar sus palabras y le sonríe agradecido. Sabe que Namjoon puede ser un poco cerrado y terco a veces, más aun cuando su lealtad hacia él y hacia La Roja es innegable.
—Tamam, anladım. [Está bien, lo entiendo].
Namjoon levanta los labios con dificultad, inseguro, pero finalmente decide retirarse con una inclinación breve para dejar a Jimin con sus asuntos futuros. Aún así, Jimin sabe que estará cerca, y por el movimiento de sus hombres alrededor, sabe que Jungkook también ha dado cuenta de la presencia de Ali ahí.
Sin embargo, cuando se gira a buscar a Jungkook y lo encuentra, no hay ninguna alteración en su expresión que denote una reacción parecida a la de Namjoon. Jungkook se mantiene erguido y sereno, sus ojos oscuros y penetrantes enfocados en él. No hay ni un solo músculo en su rostro que se mueva, ni una ceja que se arquee, ni un gesto que sugiera algún tipo de sorpresa o desagrado ante la presencia de Ali. Parece imperturbable, y se mantiene así hasta que su atención vuelve de nuevo a la conversación que tenía con otros invitados.
Jimin arquea una ceja, ignorando la indiferencia de Jungkook empieza a caminar hacia donde Ali aún se mantiene, casi inmóvil y en silencio como una estatua. Se acerca lentamente, tratando de no llamar demasiado la atención. Se siente extraño al ver a Ali allí, en ese lugar, en ese momento. Había esperado una invitación rechaza después de ninguna confirmación.
—Salam aleikum, Jimin —Dice Ali, sin mirarlo cuando llega a su lado sin decir nada.
—Aleikum salam, Ali —responde Jimin con una sonrisa tensa. No sabe muy bien qué decir, y por un momento se siente como si hubiera olvidado cómo hablar con él. Más aún cuando una versión diferente de Ali se le presentaba con cada vez que lo veía; sin vida, sin desafío y tenacidad.
Jimin da una mirada rápida hacia abajo; incluso entre el grosor de la tela el cuerpo de Ali se veía más pequeño, y era difícil notar el estado de este cuando solo había una rendija en sus ojos para verlo.
Aún así, el olor de Ali era fuerte, denotando su presencia como el gama de primera clase que era. El segundo género siempre será una distinción que no se ocultara jamás en su sociedad.
—La Roja, buradaki varlığımdan memnun değil. [La Roja, no está feliz con mi presencia aquí].
La voz de Ali era suave y amable, pero Jimin podía detectar una nota apagada en ella. Suspira, tratando de olvidar el estado fúnebre en el que lo vio la última vez.
—Eres mi invitado, tú integridad y seguridad te las garantizo de buena fé.
Ali finalmente gira su cabeza hacia Jimin y le mira fijamente a través de la rendija en su niqab. Jimin no puede evitar notar cómo sus ojos brillan con una extraña intensidad bajo la sombra del velo.
—Gracias por tu preocupación, pero no debes preocuparte por mí. Yo sé cuidar de mí mismo —dice Ali con seguridad.
Jimin asiente, y mira hacia la pared donde Ali había estado observando una de las pintura. Se acerca más y se detiene a su lado, intentando ver lo que Ali veía.
El nombre familiar en la placa dorada se observa con claridad, haciendo que Jimin sonría por la melancolía que le trae la imagen ante sus ojos.
"¿Cómo uno se salva?", en letras grandes y elegantes. Jimin observa la pintura con atención, notando cada detalle de la mujer arrodillada en el agua. Los colores fríos y oscuros del fondo, la sangre en las piernas de la mujer y la expresión perdida en su rostro. Siente la misma tristeza que sintió la primera vez que vio la pintura, y recuerda el momento en que Rosie le contó a piel la historia detrás de ella.
De repente, una pregunta se le viene a la mente.
—¿Por qué le gusta esta pintura? —pregunta Jimin, sin quitar la vista de la obra.
Ali no responde de inmediato, y Jimin se pregunta si ha tocado un tema delicado, por lo que se arrepiente con vergüenza. Pero después de unos segundos, el otro omega finalmente le responde.
—Me recuerda la naturaleza sincera de nuestra desesperanza —dice Ali, con una voz más suave de lo habitual.
Jimin asiente, entendiendo lo que Ali quiere decir. Él mismo ha pasado por ese desespero, siendo casi tan palpable en su memoria no puede controlar su mano de camino a su vientre. Ellos están aquí, se recuerda con seguridad y consuelo.
—Es una obra de arte poderosa —dice Jimin, finalmente apartando la mirada de la pintura y volviéndose hacia Ali—. Me alegra que esté aquí para que más personas puedan verla.
Ali le observa, notando con discreción el movimiento suave de Jimin. Sus ojos se fruncen en una expresión extraña. El olor a su alrededor también cambia.
—Felicidades —murmura bajo.
Jimin se queda mirando a Ali, desconcertado por las palabras y el cambio de tema. Sin ninguna otra palabra de Ali, decide tomarlo con una gratitud por el evento en marcha. Pero antes de que pueda responder con cortesía, Ali toma una bocanada de aire y continúa hablando.
—Supongo que debería felicitarte por haber encontrado tu lugar en el mundo. No todos tienen esa suerte.
Jimin se tensa en incomodidad, sintiendo de repente el gélido ambiente volviendo entre ellos. Por primera vez en mucho tiempo no puede controlar el sentir que la felicidad frecuente que tiene por haber encontrado a Jungkook se ve empañada por la melancolía en los ojos de Ali. Él sabe lo que eso significa, ha visto esa misma mirada en el espejo muchas veces. Es la mirada de alguien que ha perdido algo irremplazable.
Ali mira el cuello de Jimin, donde las perlas apenas cubren la rojez de una marca estable y fuerte, la brillantez en ella hace una punzada de envidia hacia Jimin. Él tiene algo que él nunca tendrá, algo que Jungkook nunca le dará. Las promesas de una niñez cálida entre ellos se han evaporado con la sangre y el rencor. Lo ha comprobado una vez más aquí, cuando Jungkook apenas mantuvo sus ojos hacia él antes de girarse con indiferencia y desprecio.
La furia por eso ya no le consume, especialmente cuando la cáscara dentro de su cuerpo crece con cada inhalación dada de cada día.
—Agradezco la invitación, me aseguraré de mantener la diplomacia entre nosotros y retirarme antes de causar un escándalo mortífero para ti —Ali susurra mientras gira y señala alrededor con un gesto de mano tan efímero y elegante que Jimin asocia con una danza clásica cuyo nombre no recuerda en ese momento.
Jimin asiente con comprensión después de un rato, notando las cámaras y ojos en aumento a su dirección. ¿En qué momento la discreción se hizo un crimen en este país?
—Allah Hafiz —Ali asiente con la cabeza y hace una leve inclinación antes de comenzar a alejarse, su figura alta y delgada desvaneciéndose entre la multitud de gente que da a la salida.
Jimin hasta ahora lo nota, Ali ha venido solo.
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Jimin siente una punzada profunda en el centro de sus pies, que aumenta con irritación por cada diez pasos que daba. Se sentía hinchado, con hambre y fastidiado de sonreír hacia alfas que no conocía del todo.
Las conversaciones escasas con figuras omegas y betas importantes han sido su refugio de la presencia de ellos, encontrando con favoritismo especial las palabras de la primera dama, cuya emoción se derrama en ellas sobre la importancia de estos espacios inclusivos en la sociedad moderna. Jimin no recuerda haberse arrebolado tanto en una conversación de diez minutos, por lo que es imposible no sentirse idealizado incluso después de la despedida de la señora.
—Jimin —una mano firme envuelve su cintura sin previo aviso, la voz de Jungkook es relajante en su oído mientras le acerca—. İyi misin? Yorgun görünüyor musun. [¿Estás bien? Pareces cansado].
Jimin gira para encontrarse con el rostro cercano de Jungkook, lleno de preocupación. Una pequeña sonrisa se forma en su rostro con consuelo, recordando la imagen que Jungkook le ha dado de noche.
Pasó a paso.
—Estoy bien, sólo un poco cansado. Son demasiados alfas alrededor —responde Jimin, con una mano firme en la de Jungkook.
—Ordenaré que nos recojan, mi madre se encargará de lo demás. Debes descansar.
Jimin niega con la cabeza.
—No, no quiero irme todavía. Prometí que estaría aquí hasta el final.
Jungkook alza las cejas, midiendo con cuidado sus palabras ante la insistencia de Jimin. Por un momento, se siente tentado a llevarlo en brazos y sacarlo de allí sin más... incluso con el aumento de su peso Jimin era muy fácil de llevar, no llevaría mucho tiempo antes de que estuvieran de regreso al auto.
Jungkook piensa con paciencia, decidiendo por fin con un suspiro inconforme el no hacerlo. Tendría que aguardar las apariencias por ahora, por el bien de Jimin y su preocupación ante su sentido inquebrantable de profesionalidad.
—Un mínimo rastro de molestia que note en tu olor, uno... —Jungkook cepilla su mano sobre la marca escondida en el cuello de Jimin, con una irritación de su temple casi deleitante—, y pediré concluir todo para llevarte en brazos.
Jimin aparta la mano de Jungkook que se estaba empezando a colar en su ropa, el calor en sus oídos aumenta y la breve inclinación de Jungkook buscando sus labios no ayuda.
—Amir —les llaman desde atrás, parando las desventuras de Jungkook en seco. Jimin voltea, notando que Ömer ha llegado hasta ellos con un sigilo que le asusta. Era la primera vez después de meses que Jimin lo ve.
Ömer, después de Namjoon, era el más cercano a Jungkook, y siempre se encargaba de seguirlo a donde fuera, como una sombra constante a su espalda. Con una presencia tan cerca a Jungkook, fue casi imposible que Jimin no notara su ausencia desde hace un mes, por lo que preguntó discretamente de su paradero. Taehyung le había dicho que Jungkook lo mandó a Francia, con una orden discreta que no compartió. Con eso, Jimin incrementó sus sospechas en la Corsé, y después de su reunion en la casa de ópera con Ali decidió mandar a Tristán detrás de él.
Tristán llegó hace una semana, con nueva información, por lo que la aparición de Ömer era de esperarse después de acompañar a Jungkook a la reunión en Kiev hace unos días.
—Hürrem, es un alivio para mi ver su rostro después de varios días —el alfa se acerca y toma su mano para ponerla en su frente. Jimin sonríe tranquilo ante el gesto ya familiar.
—Ömer, me has abandonado por tu jefe —Jimin palmea su espalda con cariño, haciendo que Ömer retroceda con las mejillas rojas y los ojos bajos.
—Ruego a Alá para que me ayude a que Hürrem me perdone.
Jimin ríe ligeramente, dando más palmadas consoladoras en la espalda del alfa. Jungkook suspira y hace un gesto para que Ömer lo mire.
—Sorun ne, Ömer? Sadece dikkati omega'mdan uzaklaştırmak için mi sözünü kestin? [¿Qué pasa, Ömer? ¿Has interrumpido sólo para quitarme la atención de mi omega?].
Ömer niega nervioso ante el escrutinio denso de Jungkook, haciendo que Jimin voltee de mala manera hacia él.
—Mis disculpas por interrumpir. Pero hay una persona que desea hablar con usted, amir.
Jungkook cambia su expresión y alza la cabeza para ver detrás del hombro ancho de Ömer. Jimin sigue su mirada, encontrando rápidamente a la figura alta y elegante que los mira desde lejos. Bruno Beran, el nombre que ha rondado en su cabeza desde hace unos días.
Jimin baja sobre su orgullosa postura, notando la mirada intensa de él hacia Jungkook, llena de deseo y codicia.
—Birisi pes etmedi. [Alguien no se ha rendido] —Jimin sisea convencido. Jungkook no responde y alza una ceja, después de eso se gira hacia él y le da un beso rápido detrás de la oreja, Jimin se encuentra buscando el contacto con gusto.
—No desaparezcas de mi vista —le susurra con galanteo, Jimin asiente y observa su espalda mientras se aleja.
Su boca cae cuando Bruno alza sus brazos y besa a Jungkook en la mejilla. Ömer rasca su cuello incómodo y Jimin frunce su ceño aún más cuando ve un segundo beso en la mejilla contraria.
—Ömer —Jimin dice con calma sin apretar su mirada al frente.
—¿Si, Hürrem?
—Por favor, pídele a Mariam que me traiga el portafolio del cajón bajo llave de mi oficina.
—Enseguida, Hürrem —Ömer responde rápido y da una reverencia apresurada antes de dejarle solo.
Jimin se siente indispuesto a hacer cualquier movimiento y chasquea la boca molesto cuando sigue el movimiento de la mano de Bruno sobre el brazo de Jungkook, quien no hace ninguna expresión o gesto ante eso.
Después de mucho tiempo Jimin encuentra la imposibilidad de Jungkook molesta.
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