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La humedad de la llovizna del día anterior empañaba las ventanas y los reflejantes que daban al exterior. En una mañana tan fría no había el sonido común de los pájaros o el ajetreo común de las mañanas en el palacete. Los estragos del pánico y desesperación del ambiente casi imposibilitan el rezo de las mañanas por los sucesos recientes en la noche, pero las súplicas a Alá por la salud de su hürrem fueron imperativas para todos los trabajadores de la casa. Más aún cuando los gritos del omega seguían presentes entre las brechas de sus recuerdos.

Jimin, especialmente, no podía dejar de rezar en su mente.

Su cabello estaba despeinado y seco, las ojeras en su rostro estaban tan moradas que le hacían parecer enfermo. Si pasaba la mano por su cara podría sentir el resto de las lágrimas secas que exprimieron sus ojos hasta que no quedara más que un rojizo enfermizo.

Incluso seguía usando la misma ropa de ayer, la molestia por una limpieza personal no estaba en el rango importante de sus preocupaciones actuales.

Había personas alrededor que iban y venían; veterinarios de todas partes del país, los mejores a palabras de Jungkook. Había mandado jets y transporte exclusivo para traerlos lo más pronto posible. Un llamado de los Hasmet siempre era algo importante que atender.

Al igual que él, habían estado cuidando a Jabir toda la noche, tratando de mantener el hilo delgado de vida. Las posibilidades ya iban en números bajos.

Jimin observa alrededor sin levantar el rostro de la cama donde estaba Jabir, sus ojos ardían reclamando horas de sueño, pero sabía que su corazón no podría estar en paz si intentaba cerrar los ojos. No en un espacio tan grande y ruidoso.

Una de las mejores habitaciones del palacete se había vuelto prácticamente un lugar de estudio y cuidado, con máquinas de una tecnología que el omega jamás había visto. Pero estaba agradecido, de otra forma Jabir ya estaría muerto, si no fuera por todo esto.

—Hürrem —hay un toque en su hombro, Jimin no tiene que girar para saber quién es, no cuando había captado el olor de las feromonas conocidas a su lado desde hace unas horas—. Hürrem, debe descansar, todos están preocupados por usted.

Jimin no le responde a Namjoon, su mirada permanece en la respiración ligera y alarmantemente lenta del tigre frente a él.

Cuando Namjoon quiere seguir convenciéndolo, Jimin habla.

—Él es el único hijo que jamás podré llegar a tener.

Namjoon aparta los ojos con una expresión dolida. Este tema seguía siendo sensible para todos.

—Cuando llegué aquí, en un lugar tan grande e imponente, no podía pensar en nada más que el miedo que todo esto me causaba —Jimin siente su voz temblar, su pecho duele mucho—. Fue lo mismo cuando lo conocí. Tuve el ignorante y común pensamiento cuando lo vi frente a mí... una bestia, un animal muy grande y bravío —el omega extiende una mano, la cual tiembla cuando toca el pelaje de Jabir—. A pesar del miedo que seguramente capataba en mí, seguía viniendo a mi lado. Él era el único que en ese entonces no me veía como el hürrem de aquí, sólo era Jimin, y él estaba bien con eso.

Namjoon se arrodilla a su lado.

—Una orden, hürrem, es todo lo que necesito.

Jimin lo voltea a ver, los ojos del alfa son tan expresivos, con sólo verlos sabe que el enojo es un sentimiento común entre ellos. No tiene que preguntar a qué se refiere el moreno, más aún cuando él mismo se había tenido que controlar para no dar una orden de muerte.

La estupidez no era uno de sus adjetivos, sabía que los omegas de las otras mafias tenían que ver con esto. El pensamiento sólo hacía enojarlo más.

Ellos estaban en sus camas de sábanas de seda y respirando en su territorio, sin nada que los molestara. En cambio; Jabir estaba ahí, tumbado y sin posibilidades de recuperar movilidad completa cuando despertara... si alguna vez lo hacía.

Jimin detiene las caricias en seco cuando percibe la voz de Jungkook en la otra habitación que conectaba a donde estaban; eran más claras ahora que había vuelto de su oficina con el doctor principal de todo este equipo. Tenían que ser los resultados, la biopsia que les llevó toda la noche.

Jimin aprieta sus dientes esperando la confirmación de lo que ya suponía.

Su lobo gruñe cuando escucha la palabra, no hay advertencias para la furia que le empieza a llegar a dosis fuertes. Namjoon aprieta el agarre en su hombro cuando se incorpora.

—¿intencional? —su voz es tranquila y neutra. El ajetreo que inundaba la habitación había decaído para dar inicio a un silencio largo. Jungkook entra a la habitación después de un momento, incluso una figura perfecta como él se veía perturbada después de una noche cansada.

El alfa no había tardado ni una hora en llegar a su lado en la noche, movido por un sentimiento de desesperación a través del vínculo que iba maximizando su fuerza. No pudo controlar su cuerpo antes de caer por la preocupación cuando vio el estado de Jimin al llegar, frenético entre los brazos de guardaespaldas que trataban de apartarlo del cuerpo de Jabir.

El sufrimiento del omega no había despertado nada más que furia y exasperación en su lobo. Ver el estado del tigre había movido una fibra sensible incluso en él.

Recuerda aferrar el cuerpo de Jimin al suyo, y obtener golpes involuntarios por parte de él hasta que pudo calmarlo con su olor.

Viendo la expresión de Jimin ahora, no podía contradecir lo que sus ojos ya expresaban. No le quedaba más que ser condescendiente. Se acerca a él, pero Jimin sólo mantiene su mirada en el veterinario detrás del alfa.

Cuando Jungkook se acerca, Namjoon retrocede del lado de Jimin.

—Repítalo —pide Jimin con voz dura. Cuando ve que el hombre voltea a ver a Jungkook para una aprobación, su enojo aumenta—. Le he dicho que lo repita, no necesita permiso de mi alfa para que me lo diga.

¿Un omega hablándole así a un alfa, que aparte es académico importante? La sorpresa en la habitación no se deja esperar. Siendo la familia Hasmet, no se podía evitar el escepticismo en esa situación.

El doctor acomoda los papeles en sus manos y se apresura a aclararse la garganta cuando los ojos de Jimin se oscurecen más.

—Ajola, es un tipo de planta usada para el relajamiento muscular, su uso no es recomendado por los fuertes efectos que tiene, una dosis fuerte provoca paralización. Los estudios de sangre del mamífero permitieron un diagnóstico en el que se ve los restos de esta sustancia desde hace días, algo extremadamente mortal —el hombre acomoda sus lentes pequeños y continúa—. Es posible que lo haya ingerido por comida.

Namjoon frunce el ceño.

—Toda la comida de los animales es traída por tiendas específicas, la comida pasa a las cocinas y los cuidadores esperan a que los animales terminen la comida para evitar precisamente esto. El alimento de Jabir siempre es vigilado, al igual que con todos —el brasileño se dirige a Jimin. El omega piensa por un momento, eso era cierto.

Ninguno de los hatuns podría acercarse a su comida, los animales del palacete eran extremadamente cuidados por todos.

Jimin razona silenciosamente.

—Hay una comida que no es vigilada —murmura después de un rato—, Jabir siempre come de la cesta de frutas que se deja en mi habitación. Esa fruta es preparada para mí, pero se la dejo toda a él. Permanece en la habitación por días hasta que Jabir la termina.

Jimin presiona sus labios con fuerza, sus ojos buscan la mirada de Jungkook.

—Esa fruta —el alfa se dirige a los hombres al fondo de la habitación, ocultos mientras a los laboratorios principales, quiero un custodiaban de cerca a su hürrem—. Llévenla resultado inmediato.

Los alfas asienten y se apresuran a salir con una mirada consternada.

Esto era grave.

Jabir no era el objetivo principal. Nunca lo había sido.

—Tráiganlos —dice el omega después de un momento largo de tensión—, a todos ellos.

Namjoon le da una mirada a Jungkook, los hombres en la puerta que custodian la sala se forman para recibir indicaciones para una segunda confirmación de su parte. Jimin vuelve a mirar a Jungkook, quien no tarda en dirigirse a sus hombres después del mensaje indirecto en los ojos del castaño.

—Háganlo.

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Alexander respira con dificultad. Su cabeza duele y punza varias veces, trata de permanecer tranquilo para ocultar su olor amargo en el espacio amplio.

Su lobo se sentía rechazado.

Azra se fue, deslizando su cuerpo rápidamente lejos de él para perderse entre la borrosidad que la lluvia hacía.

El alfa tenía razón, para cuando los hombres de la Roja llegaron el intensificador ya se había borrado de su cuerpo, al igual que el olor del bajá.

—Si no dejas de suspirar, reduciré aún más tu alimento —Andrea susurra a unos metros alejada de él. Todos estaban en la sala común que conectaba sus habitaciones, Alexander había estado más alejado por obvias razones; ni siquiera su dama, Hela, se había atrevido a hablar a un lado suyo—. Deja de llorar, Alexander. Eres un Cariporsi, somos miembros de la 'Ndrangheta, siempre vamos por el premio mayor.

Alexander cierra sus ojos con pesadez.

—A este paso ni siquiera tú tendrás avances, Andrea. Jungkook Hasmet no se ha presentado a nosotros, ni nos ha mandado a llamar —Bruno se mueve alrededor de la fuente de la sala una y otra vez, practicando lo que él llamaba "danza del vientre" con claro fracaso—, con el omega tan viejo que tiene pensé que estaría más interesado.

—No lo llames Jungkook, estás en territorio de la Roja, aquí es amir.

Emilia estaba cerca de la puerta, haciendo nada y pensando en todo a la vez. Por primera vez Alexander no le tomó el interés que siempre le causaba la actitud extraña de Emilia, su mente estaba apagada y oscura.

Se sentía realmente lastimado. No por el rechazo, sino por el daño que ha visto que le causó al alfa.

Pensando tanto en sí y en la decadencia de su vida, casi no se da cuenta de los pasos fuertes en la puerta. Todos se paralizan en sorpresa cuando la puerta es abierta con violencia.

Eran hombres de la Roja. Hombres de Jungkook Hasmet.

—Andrea y Alexander Cariporsi, Emilia Nerit y Bruno Beran —uno de ellos da un paso al frente, todos permanecen en silencio mientras se adentran al lugar—. Por órdenes de hürrem, y por confirmación del amir regente de nuestro clan, serán llevados a un juicio privado donde se les juzgará por sus actos.

La reacción es inmediata. Alexander se incorpora cuando los empiezan a rodear.

—¿Cuáles son los cargos? —exige Bruno con expresión seria.

—Intento de asesinato, daño a uno de nuestros miembros y traición al trato actual entre las mafias.

════ ∘◦❁◦∘ ════

—Déjenos solos.

Jimin no se inmuta cuando Jungkook da la orden atrás de él, su atención sigue en Jabir incluso cuando todos se apresuran afuera.

Namjoon se mueve cerca de él y toma su mano para dar el gesto tradicional de llevarla a su frente.

—Todo estará bien, hürrem.

Jimin lo gira a ver y le da una ligera sonrisa.

—Namjoon —Jungkook vuelve a hablar—. Déjame hablar con mi mate.

Jimin nota el cambio notable en toda la figura del moreno, pero no hace lo contrario a lo que Jungkook le ordena, por lo que se vuelve a alejar de él. No tarda mucho para que sólo estén ellos dos.

Jungkook se arrodilla a su lado, su mano buscando el lugar que ha reclamado como suyo en él. Jimin se relaja al toque en su mejilla y observa al alfa.

—No tienes que decirme nada, tus ojos lo dicen todo.

Jungkook tuerce la boca ante las palabras del castaño. Era cierto.

—¿Tan legible me he vuelto para ti? —el alfa trata de aligerar todo. Jimin da una media sonrisa y se inclina para recostarse en su hombro. Jungkook lo sostiene de cerca.

—El Öğüt y las mafias reaccionarán de inmediato. Si uno de los omegas es el culpable querrán una reunión.

—Si uno de ellos fue el que le hizo esto a Jabir, no me importaría enfrentarme a todo —Jungkook lo voltea para que le vea los ojos—. Te han intentado asesinar, Jimin, un crimen así no puede ser perdonado.

Jimin tiene que controlar su cuerpo para no sucumbir de nuevo al llanto. Estaba muy cansado, no sabía cuánto tendría que soportar.

Cuando siente su cuerpo temblar, se recarga aún más en el pecho de Jungkook.

—Te amo —susurra el omega.

Jungkook siente la tensión desde el pecho de Jimin, sus manos lo sostienen con más fuerza y su lobo se encoge. Jimin empieza a sollozar cuando Jungkook le da un beso en la cabeza.

<<Ojalá lo hubiera dicho en mejores circunstancias», piensa amargamente.

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