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Jungkook estaba fastidiado.

A pesar de que la insensibilidad era uno de los adjetivos propios al que tradicionalmente las personas relacionaban con él, junto con la irascibilidad y la crueldad, momentos como estos realmente ponían nerviosos a sus hombres.

Su autocontrol le permitió mantener sus feromonas lo más bajas posible. No quería provocar un accidente al alterar la concentración y control de Ömer al volante. Namjoon iba a su lado, concentrado en su propio nudo de ideas. Era una de las pocas veces que él se lo permitía, el tomar su lugar al lado de Jungkook, como su mano derecha.

Namjoon tenía la mala costumbre de ser extremadamente modesto, con un puesto tan grande en el mundo que los regía, el moreno tendía a ser poco avaricioso en la mayoría de cosas. A pesar de la insistencia de Jungkook en remarcarle su puesto como sağ el, Namjoon aún tenía el hábito de comportarse como cualquier miembro de la fuerza militar de la Roja.

Nunca pedía nada, no objetaba y cumplía con todo lo que Jungkook demandara; sin embargo, había sentido una brecha que los dividía en los últimos meses. El gama se preguntaba si su advertencia era la razón por la que había tal distanciamiento. El apego entre sus hombres y Jimin era un alivio casi silencioso para él, pero la relación que el omega tenía con Namjoon le causaba cierta incomodidad a su lobo.

Dar vuelta a tal asunto sólo lo estaba poniendo de mal humor, por lo que se decide concentrarse en estudiar los ladrillos de cada casa o establecimiento que pasaban. Prefería poner su atención en los problemas del trabajo o la situación obligada del harem que hundirse en esas aguas.

Había intentado redirigir la línea de sus pensamientos en otra dirección diferente a lo que le había puesto de ese humor, pero el silencio de su mente bailaba una y otra vez hacia el eco de la pregunta de Jimin.

"¿Por qué te desagrada el matrimonio?"

Jungkook toca su cabeza con irritación al recuerdo; la curiosidad en los ojos cristalinos de Jimin esperando por una respuesta sincera lo ha perseguido desde que salió de casa. No quería retroceder en la unión que habían formado, pero había cosas para las que no estaba listo. Expresarse le resultaba difícil, el explicar ciertas actitudes de su parte por vestigios de una infancia controlada y fallida era una pérdida de tiempo para él, especialmente cuando el núcleo de todo estaba en la relación de su familia.

Como todo lo arcaico en las costumbres de su familia, el matrimonio era una de las bases importantes para la estabilidad de su clan. La mordida era una muestra de poder, pero el título que se otorgaba como hasekiera rigurosamente deseable.

¿De qué servía que tu retrato estuviera en la casa principal, o tu marca recién hecha en la curvatura de tu cuello? ¿De qué servían las joyas y regalos cuando no hay un título que confirmara el poder que tenías?

Anek Hasmet, su fundador, había sido el único amiren unirse en matrimonio con su pareja, por lo que el poder de Eylem al ser visto como su igual era algo desesperadamente anhelado por todas las parejas de los regentes de la Roja. Todos en la línea, hasta llegar a Jungkook, habían tenido un harem, incluyendo a su padre.

Jungkook había visto lo que la ambición y el poder causaban en lo que llamaban el verdadero amor. A pesar de que su madre fuera la primera pareja de su baba y su posición tenía preferencia por la línea sanguínea con los Yilmaz, ella nunca fue la única. Su valor disminuía aún más al ser una alfa, por lo que su puesto no era seguro.

Jungkook había tenido más hermanos y hermanas aparte de Hoseok, pero ninguno de ellos pudo nacer y vivir más de tres meses. Esos vínculos que jamás pudo concretar habían sido víctimas de la indiferencia gélida de su padre, la competencia ardua en el harem, la presión del consejo y la envidia asfixiante de su madre.

El matrimonio, al igual que el nacimiento de herederos y la obtención de títulos y favoritismo, eran sólo formas para escalar al poder, no había amor verdadero en eso.

-Jungkook -Un chasquido cercano lo llevó fuera del pozo de recuerdos oscuros. La mano de Bangchan estaba cerca de su rostro, invadiendo su espacio personal, como siempre. Jungkook le dio un manotazo y gruñó irritado.

-Ah, tan violento como siempre -Bangchan voltea los ojos y se da la vuelta para seguir por los pasillos negros de la sede de investigación.

Jungkook gira el anillo en su mano y observa al personal en pose de reverencia. Había tenido un lapso donde su razón había estado ahogada en el lado oscuro de su mente, no se había dado cuenta de cuándo llegaron y cómo había llegado hasta la puerta principal.

Acciones poco comunes emanaban de él siempre que llegaban a involucrar a Jimin.

Con un suspiro molesto decide seguir a su amigo.

-Más te vale que valga la pena, Bangchan - advierte mientras saca un cigarro del bolsillo de su abrigo, encendiéndolo mientras verifica la presencia del olor común de las feromonas de sus hombres atrás de él, cuidando su espalda y pisando sus talones.

-No tienes idea -la voz de Bangchan suena casi emocionado, si Jungkook no lo conociera lo suficiente no creería que ese tono chillón fuera el habitual de siempre. Su amigo está apunto de decir algo más cuando vuelve a girar hacia él, pero su boca se queda abierta en confusión.

-¿Qué? -cuestiona Jungkook molesto. Bangchan lo observa pasmado y está a punto de tropezar varias veces antes reír sonoramente.

-¡Nada, nada, pero... amigo mío, jamás pensé que fueras ese tipo de alfa!

Jungkook frunce el ceño.

-¿De qué hablas?

-El olor de tu omega está en cada centímetro de tu piel. El matiz da un claro mensaje de advertencia para cualquiera que quiera acercarse a ti. ¡Jamás pensé que te dejaras perfumar!

Jungkook se detiene lentamente, aparta el cigarro en su mano y acerca la manga de su abrigo a la nariz. El olor de fresas y tulipanes le golpea de inmediato. ¿Cómo no se dio cuenta?

Lanza una mirada gélida atrás de él, sus hombres apartan la mirada de inmediato. Namjoon sólo lo ve indiferente mientras alza los hombros.

-Lamento arruinar tu luna de miel, pero esto es importante también -Bangchan ríe mientras acelera el paso antes de que Jungkook pueda intentar golpearlo. El gama truena los dientes y decide seguirlo en silencio.

Su lobo tenía divergencia en los pensamientos acerca de esta nueva marca que Jimin había dejado. Él, como hombre, se encontraba encantado.

Una diminuta sonrisa quiere asomarse desde la esquina de sus labios.

Las luces alrededor van tomando matices más bajos a medida que pasan los laboratorios y las salas, Jungkook observa a través de los ventanas los cuartos de estudio, hace uno que otro gesto cuando los doctores o científicos pasan y se inclinan.

-Si mis suposiciones son correctas este tipo de descubrimiento definitivamente será un parteaguas para el estudio ABO -Bangchan ajusta su bata mientras empieza a divagar en sus propias palabras susurradas. Jungkook chasquea los dedos cerca de su oído.

-Al punto -exige Jungkook cansado, los olores mezclados molestaban su sentido agudo del olfato.

-Estuve estudiando las pocas muestras de sangre de tu hürrem. Indagué hasta el núcleo de sus células y encontré alteraciones minúsculas. Definitivamente hay un cambio biológico en él, Jungkook -Bangchan disminuye su velocidad una vez que llegan a la oficina que había proclamado como suya, una mirada es suficiente para que Jungkook interprete el mensaje-. ¿Has oído de la metamorfosis AOG, verdad? Un mito que ha sido incomprobable hasta nuestros avances científicos de hoy día.

Jungkook exhala el humo casi pausadamente.

-Esperen aquí.

Los alfas atrás de él asienten, quedándose estáticos en el pasillo.

Mientras Jungkook y Bangchan se adentran a la oficina, el gama logra percatar nuevamente la chispa de incomodidad en los ojos de Namjoon. Aún así, no dice nada.

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El silencio y la tranquilidad en el palacete no eran algo que se consideraba común a medio día. Pero tampoco era un evento improbable, más aún cuando las turbulencias de los últimos días había avivado la tensión en el ambiente.

Exceptuando el sonido de la manecilla del reloj en una esquina del cuarto, no había otra astilla que rompiera con el silencio entre boca y boca de las personas sentadas alrededor de la mesa de jade.

Jimin observa el rostro tranquilo de Belma, su mano quiere levantar su propia taza de té pero el entumecimiento de sus músculos no le permite otra acción más que la de respirar.

—Debes saber la razón de esta reunión privada —la voz elegante de la alfa suena con claridad en el amplio espacio que les rodea.

—Tengo una idea, büyük valide —la voz de Jimin suena casi rasposa, pero es capaz de ocultarlo.

—Entonces iré al punto —expresa la mujer, sus uñas largas trastabillan sobre la mesa en un movimiento molesto—. Deja de arruinar el futuro de nuestro imperio, no hundas más nuestra imagen.

Jimin cierra los ojos y aparta la mirada. Esperaba eso, pero no se encontraba preparado. Preferiría estar en una reunión como la de hace unas horas, de vida y muerte frente a Ali Yilmaz. Cualquier situación menos esta.

—Señora Hasmet, si me permite...

—¿Cuándo dejarás de ser tan egoísta? —la voz de Belma interrumpe a Jimin, sus feromonas empiezan a hacer presión para doblegar a su lobo. El castaño agradece que estuvieran solos, no quería involucrar a los sirvientes en un conflicto de esta índole—. No me sorprende que seas tan necesitado de atención, los omegas siempre ruegan por cuidados y afecto, eso es entendible, pero querer mantener tu puesto cuando ya no aportas nada a este clan es inepto de tu parte.

—Yo... —intenta comenzar nuevamente Jimin, haciendo oídos sordos a las palabras agudas.

—¿Aún te llamas a ti omega? Has puesto el título de hürrem en un nivel terriblemente bajo. ¿Cómo esperas ser la base de este imperio cuando no eres capaz de hacer lo mínimo para garantizar su futuro? ¡Ni siquiera has seguido el tratamiento que nuestros doctores te han recomendado!

Jimin traga pesadamente. El tema de su infertilidad lograba sacar punzadas desde el fondo de su corazón, ver la poca empatía que tenía esa mujer como madre le hizo ver la realidad de esta situación.

El desprecio que sentía sólo hacía que quisiera vomitar.

Alfas, todos iguales.

—Si büyük valide ha terminado con sus acusaciones falsas y palabras huecas, por favor, permítame explicarle esta vez a mí —los ojos de Belma se agrandan, luciendo casi alarmados por el reto que percibía en la palabras del omega—. Le recuerdo que la decisión de con quién pasar la noche sólo recae en el amir regente. No me culpe por las acciones que su hijo ha tomado.

La boca de la mujer se tuerce en burla.

—¿Ahora sabes atacar? ¿Un poco de poder y ya crees dominar todo? Recuerda tu lugar, sólo eres un omega que vino de la nada, llegaste a este lugar por meros encantos de suerte.

Jomin inhala lento.

Paciencia. Paciencia. Paciencia.

—Mi género como omega y mi posición ha sido cuestionada desde que puse un pie en esta familia, mi probidad careció de valor alguno cuando mi capacidad de procrear se conoció como inexistente. He sido juzgado muchas veces por mi papel de omega, pero no permitiré que mi título como hürrem se vea manchado por incriminaciones.

—¿Hürrem? ¿Aún te crees merecedor de tal titulo? —el desdén de la alfa es perceptible en sus ojos, inconforme con sus insultos venenosos, añade—. No eres más que un omega de sólo palabras.

Jimin aprieta su mano bajo la mesa, sus feromonas estaban empezando a responder a las de Belma.

—Vine a este país en contra de mi voluntad, encadenado a una unión que no quería y con un hombre que parecía despreciarme, adopté y aprendí las costumbres, la lengua y la escritura hasta volverlas fuego en mi piel —el oxígeno alrededor se estaba volviendo cada vez más asfixiante, mientras la voz de Jimin iba tomando volumen Belma se encontraba pasmada por la intensidad del olor que emanaba del omega—. ¡Sin importar cuánto extrañara mi patria o el ligero sentido de identidad que tenía conmigo mismo, me ordené a aceptar el papel que me impusieron, siguiendo reglas y obligaciones incluso cuando la mayor parte de mi razón no estaba presente! ¡Cuando mi lobo estaba casi inexistente dentro de mí tomé la responsabilidad de la Roja mientras Jungkook no estaba aquí, no tuve ayuda de ninguna de las ramas principales o del consejo, no cuando estaban más interesados en ver a quién meter a la cama de mi mate!

Belma golpea la mesa con furia contenida, los gruñidos empiezan a emanar de su pecho. Sus manos tiemblan y se aprietan hasta romper la porcelana en sus manos.

—¡Pequeño mocoso! ¡Estás frente a mí, estás hablando con la madre del amir actual! ¡Büyük valide!

—¡Y usted está aquí, hablando con el mate de su hijo y hürrem dirigente! ¡Título que me permite ser la voz de esta dinastía!

Jimin se incorpora de su silla mientras mantiene la mirada. Belma se siente mareada y extrañada ante la situación. ¿Cómo es que este omega tiene tanta presencia?

Los ojos de la alfa estudian a la figura frente a ella, ninguno de los dos cede en el extraño conflicto que se ha formado entre ellos.

A lo lejos y casi sin un entendimiento claro, suena el adhan desde la mezquita de Ayasofya, llamando a la segunda oración del día. Mientras los parlantes proclaman el "Hayya 'ala-s-Salah" Jimin se permite unos segundos para volver a un estado de mente tranquilo.

Las feromonas se apaciguan poco a poco, al igual que el calor del enfrentamiento.

Es hasta que Jimin da un suspiro largo que vuelve a tomar asiento. Toda la atención de Belma sigue descansando sobre él, después de unos minutos en el mismo silencio inicial, la expresión de la mujer cambia a un brillo de reconocimiento, como si se acabara de dar cuenta de algo.

—Tú...

—A partir de este momento  —le interrumpe el castaño—, he determinado por la autoridad y derecho de mi posición, que usted, Belma Hasmet, no se inmiscuirá en asuntos del harem. No sin mi previo permiso.

La alfa abre los ojos sorprendida, sus facciones se tuercen al borde de la histeria y su aliento se atora en su pecho. Jimin la observa impasible, estudiando el caos en los ojos de Belma.

—¡Muhafızlar! —llama Jimin al aire. En cuestión de segundos tres de los alfas que custodiaban la puerta entran a la sala, sus expresiones son duras e inexpresivas.

—Hürrem —los tres se inclinan por unos segundos hacia él, después se incorporan y se dirigen a hacer lo mismo con la mujer—. Büyuk valide.

—Büyük valide'ye bizzat camiye kadar eşlik edin. Daha fazla namaz vaktinizi çalmak istemiyorum. [Escolten personalmente a büyük valide a la mezquita. No quiero robar más de su tiempo de rezo].

Otro crujido horroroso suena apenas Jimin termina de hablar. Belma había lanzado contra el piso lo que quedaba de la taza en su mano, el omega apenas da una mirada hacia los pedazos de porcelana que se expanden sobre el mármol.

—Jungkook sabrá de esto —la voz de Belma tiembla de enojo, el rencor suena en cada sílaba. Jimin voltea la mirada e ignora los pasos pesados que pasan a su lado.

Sus ojos se cierran lentamente en la soledad que le permite la habitación vacía, el sonido del adhan se apaga pausadamente.

Alá es grande.

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Adhan: El Azan, es la llamada a la oración que los musulmanes usan con el fin de atraer a los fieles a las mezquitas cinco veces al día, para la realización de sus oraciones.

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