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El cuerpo de Jimin tembló, su respiración se sentía pesada y sus ojos viraban por toda el área que le permitía ver el pequeño espejo. Las risas alegres de las omegas apenas eran perceptibles para sus oídos apagados debido a la sorpresa en su interior. Tenía razón, se sentía diferente.

Una de sus manos se extendió hacia su nuca, el movimiento quedó en el aire, un temor inconsciente de hacer que el color desapareciera. No había una marca gris insalubre y apagada, no era un omega indeseado por las consecuencias de una unión imprevista y no querida.

De repente, recordó la satisfacción en los ojos de Jungkook al ver su glándula más temprano en la mañana, él también estaba cómodo con ese tipo de cambio.

Sus bayanlar estaban emocionadas, felices por decir menos, el olor dulce en el aire era empalagoso incluso para él. El comienzo de lágrimas se veía en sus ojos con vestigios de deslumbramientos de alivio.

Jimin las observa, incapaz de apagar su empatía con ellas, los omegas suelen ser más perceptivos a todo, por lo que rápidamente se vio contagiado con el orgullo en los ojos de las mujeres.

—Alá bizi dinledi. [Alá nos ha escuchado].

Las palabras de Kenia le dan una paz desconocida, su omega se sentía pleno y realizado, un sentimiento ajeno en años de soledad y presión pasada.

Un toque en la puerta detuvo las risas alegres con la rapidez de un chasquido. Jimin perfuma el aire pero es incapaz de reconocer la presencia del otro lado de la puerta, no cuando el olor a sándalo y lluvia se impregnaba con tanta fuerza en cada poro de su piel que era imposible para él notar otra presencia.

—Es Azra —Edith le avisa cuando nota la confusión en sus ojos grises. Jimin asiente.

—Viene con otros alfas —Expresa Kenia después de ayudarlo a incorporarse, sus piernas estaban entumecidas—. Amir debió mandar una escolta para ojos indiscretos en los pasillos.

Jimin se encogió. ¡Los alfas olerían todo!

Con una ligera inhalación sabrían todo lo que ha acontecido en el pequeño espacio privado de Jimin. Su vergüenza parecía flotar en cada momento a tan pocas horas de que comenzara el día.

—Vamos, hürrem —Elit señala la puerta con un gesto de cortesía, Jimin suspira y con ayuda de Kenia y Edith camina hacia la puerta, no sin antes dirigir una mirada al cuadro escondido bajo los rayos que se proyectaban a través de las ventanas. Una sonrisa se extendió en su rostro.

Lo terminaría después.

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La comida y el agua caliente en sus músculos se habían sentido con una satisfacción tan desbordante dentro de él, y por primera vez, no puso objeciones a las vestimentas que habían elegido las mujeres para para usara ese día. Incluso permitió el uso de adornos en sus manos. Simples pero hermosos brazaletes y anillos resaltaron la luz que parecía desprender su persona, según a palabras de Edith.

Cuando Elit propuso el uso del cubridor como cada día, Jimin dudó.

Independientemente de si se trataba como una acción natural omega a mostrar su mordida en presencia de omegas ajenos a su territorio, Jimin tenía la sensación de que ahora no tenía que ocultar nada, sus dedos jugaron con la tela de su blusa de satín.

El sonido del pie nervioso de Azra al otro lado de la habitación no le permitía pensar con claridad, el ruido se escuchaba incluso detrás del biombo que los separaba del alfa. Jimin inclina la cabeza y da una inhalación profunda, el baño había permitido que pudiera tener su olfato más libre.

Azra tenía el vestigio de un olor floral, dulce. El olor de un omega, claramente, era apenas perceptible, pero notorio.

—¿No huelen a girasoles?

Sus damas parpadean confundidas; después, alzan la cabeza para poder oler más a su alrededor. Kenia niega con la cabeza después de un intento fallido.

—No, hürrem, sólo noto las magnolias y crisantemos en su jardín —dice Edith con tono seguro. Jimin alza una ceja y se incorpora, sus damas retroceden.

—Terminaré de arreglarme yo mismo, necesito hablar con Azra.

Los bellos rostros de las omegas se contornean en curiosidad, pero respetuosas como siempre, no dicen nada. Después de una reverencia larga y una sonrisa discreta, se retiran de las habitaciones de Jimin.

—Azra —el castaño llama después de largos segundos—, puedes ver.

Jimin siente los pasos del albino mientras se acerca, su figura se detiene un momento antes de asomar su cabeza con duda sobre el biombo. Jimin le sonríe y le da un gesto para que pase.

Niños, siempre tendrán esa imagen.

—Hürrem —el alfa inclina la cabeza, Jimin camina hacia él y lo levanta por los hombros.

Sus ojos dan una mirada rápida abajo de él. El alfa estaba descalzo, era algo que había notado desde que Azra se encontraba esperándolo afuera de su estudio junto a otros guardaespaldas. Elit había hecho gestos de regañó hacia él pero Jimin la detuvo. Quería creer que había tenido una noche agitada por el trabajo ordenado, pero con el olor dulce sobre él tenía sus dudas.

Aún así, decidió no decir nada.

—Azra, ¿qué encontraste?

El alfa tiene un cambio de expresión, el antes reverente rostro se vuelve a matices serios.

—Después de investigar cada uno de los últimos contactos de los omegas en las últimas semanas logré tener una identificación constante con un hombre —las palabras de Azra se vuelven casi mecánicas—, no es alguien simple, su nombre es Juslem Arrez, ya se encuentra en... —la voz del alfa duda—, ya no significa ningún peligro para hürrem, me he encargado.

Jimin abre los ojos sorprendido, aprecia el cuidado que los alfas de la eve mostraban cuando tienen que mencionar ciertos asuntos o acciones en su presencia. Jimin tiene una ligera incomodidad, pero no es causada por el significado que hay detrás de esa información, sino por la normalidad que ha llegado a sentir cuando la escucha.

—¿Quién era este hombre? —cuestiona mientras vuelve a sentarse frente al espejo. Azra da una larga exhalación.

—Lo conocía, la mayoría de los miembros de nuestro clan llegaron a tener un breve encuentro con él —el alfa baja la cabeza y tuerce la boca, Jimin lo observa atento a través del espejo—. Era uno de los guardias personales de Ali Yilmaz.

El omega presiona los dientes.

Pasa un momento más hasta que recarga su espalda sobre la silla de plata y observa el techo, las pinturas de la miniatura otomana logran acomodar sus ideas dispersas en ocasiones.

Su cabeza gira hacia el reloj dorado sobre la pared a su izquierda. Tenía tiempo hasta su reunión con la madre de Jungkook.

—Llama a Mariam, indícale que hoy tendrán un día libre de trabajo en la galería, Sol galeri permanecerá cerrada por hoy.

Azra parece realmente pasmado cuando parece captar las intenciones de Jimin.

—¿A dónde planea ir, hürrem?

Jimin abre una de las cajas sobre el tocador. Su mano toma la tela transparente y la pone alrededor de su cuello.

—Planeo hacer una visita de negocios.

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Alexander suspira observando los moisacos coloridos y brillantes, el sonido del agua corriendo por la fuente frente a él le relaja a niveles grandes. El movimiento de la hamaca hace que quiera cerrar sus ojos con cada arullo; pero su atención se encuentra sobre sus pies, sus talones chocan y se mueven de arriba hacia abajo. Una sonrisa alegre se extiende mientras toca su mano derecha, la mano que apenas había tenido un mínimo contacto con el bajá de la Roja.

El alfa lo había llevado hasta la puerta del ala común y se había inclinado respetuosamente ante él para despedirse. Alexander jamás había visto que un alfa hiciera tal acción con un omega, ni siquiera los que trabajaban para su familia tenían la consideración de tal gesto. No podía estar más que sorprendido por la diferencia de imagen que había tenido de la cultura antes de llegar ahí.

Su estado tranquilo se corta cuando escucha pasos cerca, su primer instinto es bajarse de la hamaca y ocultarse detrás de las plantas. Si era uno de los sirvientes se mostraría escéptico al verlo despierto.

Sus cejas se alzan y su boca se abre al ver a Emilia caminar tranquilamente hacia el pasillo que da a su habitación. Se supone que desde hace horas debía estar ahí, el acceso de alimentos o agua estaba a la mano con un gesto suyo, a excepción de él, por lo que no había razón para que siguiera deambulando tan tarde.

Retiene su olor nervioso hasta que la puerta de la omega se escucha cerrar. Alexander se despabila dándose toques en sus mejillas, sería mejor dormir.

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Süreyya Operasi, una casa de ópera construida en 1927, siendo una de las primeras en el lado asiático de Estambul, las entradas a cualquier función tenían que comprarse con meses de antelación.

Jimin había llegado al distrito de Kadıköy con un ligero desbalance de emociones; esta vez no había dos camionetas siguiendo el Maserati donde viajaba, eran cuatro.

—Hürrem, me temo que esta vez será imposible para mí hacer que esto no llegue a oídos de amir. Visitar uno de los territorios de los Yilmaz es difícil de ocultar.

Jimin observa el edificio tranquilo, repasado las palabras que Azra ha dicho. Cuando Taehyung le abre la puerta, se da cuenta de que es demasiado tarde para retroceder.

—¿Has hecho la llamada? —pregunta mientras ajusta su abrigo blanco. Taehyung asiente a su lado.

—El joven Yilmaz ha aceptado verlo.

Jimin da un ligero vistazo a los hombres que bajan de las camionetas que les acompañaban, otros permanecen dentro, seguramente para cubrir la delimitación del edificio. Logra identificar algunos rostros conocidos, como el de Tristán y Yoongi, le alegraba tenerlos cerca.

Ali Yilmaz había tenido la consideración de una plática sincera, aceptando sin alguna objeción invitó a Jimin a su campo de trabajo. Por supuesto, al igual que la medicina y el área del salud, los omegas solían especificarse en campos artísticos por la percepción aguda de los sentimientos y su ambiente. Por lo que no era una sorpresa que el omega gama cantara ópera.

Jimin casi ríe por la obviedad de la actitud teatral que parecía tener el hombre de ojos morados.

Su atención se ve interrumpida cuando cuatro hombres salen de las puertas de cristal. Los alfas alrededor de Ethan inmediatamente se ponen en guardia.

—Joven Claire, mi señor lo espera —un hombre rubio y alto da un paso dubitativo al frente al ver la amenaza latente que pintaba el entorno. Jimin asiente y hace una seña para que los hombres de su lado retrocedan, todos obedecen en automático.

Los betas al frente dan pasos hacia atrás y abren las puertas para él. El castaño apenas puede respirar mientras empieza a caminar adentro.

Estaba solo, había una o dos personas caminando pero nada más. Habían cerrado la casa de ópera por la visita inesperada.

Jimin dirige su mano en uno de los bolsos de su abrigo, donde el arma que Jungkook le había dado se encontraba cargada, tocarla constantemente le daba una especie de seguridad.

Sus cejas se mueven juntas cuando pasan dos puertas grandes, el hombre rubio que lo había recibido había estado dirigiendo el camino por los ostentosos pasillos. Jimin sentía la presencia constante de sus guardaespaldas a un pelo de distancia tras de él.

Después de bajar unas pocas escaleras, una enorme puerta de vidrio es abierta para él a medida que se acerca. El beta que lo guiaba retrocede y le hace un gesto para que pueda pasar. Jimin lo mira escéptico pero decide mantener su paso seguro.

Su mano agarra con fuerza el arma cuando identifica una figura conocida sentada en un largo sillón rojo, al igual que él, había alfas protegiéndolo a su espalda.

Jimin casi tropieza cuando logra captar con más detalle a la persona frente a él.

La piel blanca y tersa estaba mallugada y morada, sus dedos estaban cubiertos de vendas y gasas, al igual que la extensión de su cuello. Cuando Ali alza la cabeza, Jimin apenas es capaz de mantener su expresión neutral.

Había una cicatriz en la frente del omega, no era muy grande, pero se veía profunda y en curación.

A pesar de la fealdad que debían mostrar los hematomas y la nueva marca en el rostro del gama, Jimin se siente ligeramente deslumbrado por la belleza tan desbordante del otro hombre, como si las imperfecciones fueran más que esporas en la nieve blanquizca y perfecta.

—Hola, hürrem —la voz de Ali es baja y tranquila; apenas da una mirada hacia Jimin, ya que su atención está absorta en la taza de té en su mano. Después de unos segundos, le hace una señal para que se siente en el sillón al lado del suyo.

Jimin da dos pasos y se sienta con parsimonia, algunos de los alfas que lo acompañaron le siguen y se sitúan detrás, como Taehyung y Azra, otros permanecen en la puerta.

Ali alza la cabeza y sonríe ligeramente.

—Alfas, tan protectores como siempre.

A pesar de los ojos apagados del omega, Jimin capta la chispa de agudeza que había notado en Ali desde la primera vez que lo conoció. Aún se mantenía ahí.

—He venido por un asunto, tú ya deberías saber cuál —Jimin decide atacar directo, la pesadez entre los dos bandos se siente con más ahínco. Ali le da un vistazo pero no deja de tomar su té, incluso con pequeños movimientos y ligeros temblores en sus dedos, sus acciones se veían elegantes y hermosas.

—Tengo mis sospechas —Ali frunce su nariz, el olor a sándalo y lluvia estaba impregnado por todo el cuerpo del castaño. Su lobo se había movido incómodo pero retuvo el sonido lamentable dentro de su boca—. También deberías saber que Juslem ya no trabaja para mí.

—Tengo mis sospechas —Jimin imita al omega de cabellos blancos. Ali sonríe con burla, después extiende su taza y uno de sus hombres la toma. Taehyung y Azra dan un medio paso cuando Ali se incorpora y camina hacia Jimin.

Retrocedan.

Jimin respira incómodo al notar el cambio en el lugar. Da una mirada a su espalda, dándose cuenta de que sus guardias parecían en un estado pasmado. Sus muñecas temblaban y la estabilidad de sus armas era tambaleante.

Así que la voz en los omegas gamas no era un mito.

Se decía que era casi tan poderosa como la de los alfas; sin embargo, mientras la voz en ellos era causante de acciones llevadas por el temor y la dominancia, la voz de los omegas gama era irresistible y apaciguadora. Casi como un veneno de efecto lento.

Jimin saca la pistola de su abrigo y apunta sin dudar hacia el omega que se dirigía a él. El efecto fue casi inmediato, dado que los hombres de Ali también le apuntaron.

El omega Yilmaz no tropezó ni un centímetro, y cuando estuvo a menos de un metro de Jimin, con la pistola casi sobre su frente, hizo un gesto hacia uno de los betas a su lado. Un sobre amarillo fue a sus manos, para acabar sobre el regazo de Jimin.

El castaño no retrocedió hasta que Ali volvió a sentarse. Todos guardaron sus armas en un chasquido inseguro.

Jimin se siente escéptico, pero aún así decide ver lo que hay dentro de la carpeta amarilla. Eran fotos.

—Juslem era mi escolta principal desde que era pequeño, durante años jamás había puesto en duda su lealtad hacia mí —la voz del omega se corta, Jimin nota un atisbo de dolor en sus ojos. Eso fue hasta que llegaron esas fotos.

Jimin estudia las imágenes, donde el hombre de nombre Juslem estaba reunido con otra mujer alta y castaña, posiblemente alfa. Jimin identifica ligeramente el fondo del lugar donde estaban, pero no estaba seguro.

—Esa es...

—La Catedral de Notre Dame, Francia —Ali le acompleta, esparciendo las dudas restante en Jimin—. La mujer en la foto es Elaska Beran, mate del líder de la Corse.

Era la hermana de Bruno, los iris grises de Jimin no fallaban. Había reunido suficiente información antes de que los omegas llegaran a Estambul, sabía ese tipo de datos.

Jimin estaba empezando a poner las piezas juntas, una sonrisa de suficiencia se extendió por su rostro serio. Esto estaba yendo más fácil de lo que esperaba. Sus ojos vuelven hacia Ali con un pique de confusión.

—Si te traicionó, ¿por qué no...? —el castaño dejó las palabras al aire.

El otro omega se acomodó en su asiento.

—Si uno de tus hombres más cercanos te traiciona, ¿tendrías el valor de matarlo, hürrem?

Jimin se movió incómodo, no se acostumbraba a que el otro hombre lo Ilamara así, el tono de burla no estaba implícito en su voz, pero era extraño. Aún así, las palabras de Ali le hacen pensar profundamente, por lo que no puede mantenerse recto y no dar una mirada atrás de él.

No podría, incluso cuando el sentimiento de furia y traición le carcomiera la sangre, no sería capaz de siquiera dar una orden indirecta.

—Sé que usarás esta información sabiamente, pero no te confíes —Ali vuelve a llamar su atención—. Los mellizos no te serán un problema, Andrea no es más que una noble con cabeza hueca y Alexander prefiere ser parte de su sombra. Bruno es inteligente, pero no más que Emilia.

Jimin frunce el ceño, la había colocado como la más débil, al ser parte de la Roja esperaba que tuviera claro su lugar.

—Ha sido la más educada —confiesa en una extraña confianza, había estado manteniendo su guardia baja. Ali ríe ligeramente.

—Por supuesto que lo es, pero te aseguro que es la persona con más deseos de matarte.

Jimin escucha la respiración irregular de Taehyung, la mención de la muerte de su hürrem había provocado un olor ácido en las feromonas de todos los alfas que lo acompañaban.

—No tiene ninguna oportunidad —responde Jimin seguro.

—Su familia está encargada en la creación de armas biológicas y toxinas naturales del clan, toma lo que te digo como una advertencia amistosa —Ali hace un movimiento de desdén con su mano. Jimin frunce los labios, pero no dice nada—. Me temo que no puedes permanecer más tiempo aquí, mi padre y hermano ya deben saber que estás aquí. Será mejor que te vayas.

Jimin asiente en acuerdo, se levanta cansado y acomoda la prenda sobre él. Es hasta que avanza a la puerta que nota los ojos de Ali sobre su cuello.

Un suspiro de olor amargo pasa rápidamente, apagándose tan pronto como vino. El omega de cabellos blancos aparta la mirada y rodea sus hombros con sus propias manos.

—¿Él está bien?

Jimin no tiene que preguntar a quién se refiere.

—Lo está, me he encargado de eso yo mismo —contesta sin ningún tono de reproche. La figura triste y demacrada del otro omega ha logrado calarle en sus nervios—. Gracias, Ali.

El omega no responde, Jimin le da la espalda y empieza a caminar por el mismo lado por el que llegó.

Cuando Ali vuelve a perfumar el aire se da cuenta de que el omega castaño ya no se encuentra en la casa de ópera. Definitivamente sería castigado por esto.

—¿Lo has notado? —pregunta al aire, todos saben bien a quién se dirige.

Ibrahim da un paso al frente, su mirada permanece respetuosamente sobre el piso.

—Lo he notado, mi señor —responde con su voz automática.

—Cualquier omega hubiera vomitado por la presión de mis feromonas, un desmayo no me hubiera sorprendido —Ali toca su cuello, una mirada triste pasa por su rostro cuando le arde. Era más razonable, no estaba en un punto donde las peleas innecesarias entre omegas le interesaran, o con nadie en general, ya no sentía tener las fuerzas o el interés para eso.

Aún así, su instinto actuó de inmediato al captar la presencia de otro omega en su territorio, por lo que no pudo contener su olor. Sin embargo; no había tenido un efecto perceptible en el castaño, por lo que era imposible no encontrarse extrañado con tales resultados.

Definitivamente había algo que ha cambiado en Jimin Claire.

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Miniatura otomana: La pintura miniatura es un arte otomano que se desarrolló en la edad de oro del imperio turco.

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