Capítulo 04
Seúl, Corea del Sur.
"Club Hot guys"
Jin se encontraba acompañado por 3 de sus colegas más especializados en el tema de infiltración. Sabían que aquel club estaría repleto de sus enemigos vigilando el lugar, por lo que irían encubierto y si alguno llegaba a ser sospechoso para el enemigo, tenían dos opciones; una, salían "huyendo" por el momento. Dos, atacarían, pero esta última no les convenía, ya que, debían reunir suficientes pruebas para detener al líder de aquella organización y poder meterlo tras las rejas con una condena de todo lo que le quede de vida al maldito mafioso. Ese era el objetivo principal de Kim Seok Jin y no le importaba la manera en la que tuviera que llegar hasta ello. Debía terminar con esa mafia sea como sea y poder salvar de ese mundo a aquella persona.
Yoongi observó a su mejor amigo y jefe, quien estaba inmerso en sus pensamientos y recuerdos. Sabía que podía afectar al operativo, por lo que se acercó un poco más, para comentarle lo siguiente:
—Jin, necesito que estés concentrado —dijo firme, pero sin ser demasiado estricto— Sé qué piensas, por lo que te pido lo dejes por esta noche y te mentalices en el operativo ¿sí? Además, eres el jefe, debes dar el ejemplo.
—Lo siento y gracias.
Tal como su colega y mejor amigo le pidió, él lo hizo, sacando de sus pensamientos ese pasado, el cual seguía siendo doloroso.
Hoseok junto con Yugyeom fueron los primeros en entrar en aquel club. Se habían dado una idea de que se encontrarían, por lo que la sorpresa no fue en exceso.
En el centro de la pista había una tarima, la cual terminaba en una pasarela hasta el fondo tras unas cortinas rojas, enormes. Había 4 jóvenes, quienes seguramente no pasaban de sus 24 años, bailando semidesnudos sobre la tarima. Estaba la barra frente a la tarima, a unos metros de distancia y el local repleto de gente, en su gran mayoría hombres, por no decir todos los presentes. Era el club gay más popular de la ciudad, y hasta, tal vez, del país.
Dos de los tipos sobre la tarima hacían movimientos bastante vulgares y provocativos, mientras que los asquerosos hombres mayores de 40 años colocaban dinero en la diminuta ropa interior de los jóvenes, de paso aprovechaban a manosear y agarrar más de la cuenta. Pero faltaba uno, pues se suponía debían ser 5 los que bailaran esa noche sobre la tarima.
— ¡Joder, hijo de puta! —gritó uno de los hombres encargados de los jóvenes que trabajan como bailarines y prostitutos en el club— ¡Levántate zorra! —el quinto bailarín estaba tirado en el piso, agarrando su abdomen por el dolor que sentía a causa de una patada que le dio el hombre que le gritaba— ¡No seas marica y ve a mover el culo! ¡Maldito chupapollas!
—No...no puedo —respondió en un gemido de dolor el castaño, quien sentía un enorme ardor en el abdomen— Por favor... en serio no puedo, Bang.
— ¡Me importa una mierda! ¡Levántate y ve a vender el culo! —sin miramientos, agarró del pelo al castaño levantándolo con fuerza bruta, sacándole un grito de dolor al menor— Ve y trae dinero, de lo contrario voy a dañarte ese asqueroso cuerpo que tienes, de nuevo.
Bang era el más cruel a la hora de castigar a los jóvenes que no querían trabajar, pero es que el castaño había sido muy dañado la noche anterior, aún estaba muy adolorido, sobre todo en su zona anal. Había hasta sangrado por lo brutal que fueron con él en la orgía donde fue penetrado tantas veces, ni siquiera pudo levantarse solo, tuvo que ser ayudado por un colega de Bang, quien no era tan brutal, es más, llegaba a sentir algo de lastima por los prostitutos que trabajan en ese club. No todos estaban por voluntad propia en ese sitio.
— ¿Quieres que vuelva a dañarte la mano? —tiró de nuevo del cabello al menor, quien trató de no llorar, pero le estaba siendo muy difícil, pues le dolía mucho el abdomen y ahora la cabeza producto de los jalones de Bang— ¿Y? ¿Irás a trabajar o prefieres que te encierre y castigue? Mira que con las ganas que tengo de castigar algún puto como tú, no me importaría desquitarme contigo.
—Iré...iré a trabajar —el castaño fue soltado con brusquedad, cayendo al piso. Segundos después se levantó, listo para regresar a la tarima, como en noches anteriores y dejarse tocar por esos asquerosos a quienes odiaba con toda su alma—.
Muchos de los hombres comenzaron a gritar exageradamente cuando vieron salir al castaño a la tarima. Varios de ellos notaron que algo le sucedía, pero a ninguno le importaba, simplemente querían verle mover el culo, poner dinero dentro de su diminuta prenda de vestir y tocarlo, tocar su polla y culo, para después pagarle a Bang y llevar al pobre muchacho hasta alguna habitación y follárselo.
—Este lugar llega a ser asqueroso —comentó Jin, una vez que entró junto con Yoongi minutos después que sus otros dos colegas— Seguro muchos de esos viejos asquerosos están bajo la influencia de drogas.
—Probablemente —comentó el pelinegro, quien observaba a su alrededor, sin dejar escapar ningún detalle. A su derecha vio como un tipo rubio platicaba misteriosamente con dos hombres de unos 45 años, quienes guardaban algo en sus bolsillos— Bingo —sonrió de lado al saber ya quién vende la droga en el club, o al menos uno de los tantos vendedores que debe de haber en el sitio— Se nota que es un novato.
Jin miró hacia la dirección en que miraba su amigo. Un par de minutos y descifró la manera de vender el chico. Quien le enseñó el manejo de todo aquello, debía estar furioso por ver el fracaso de su discípulo, ya que, hasta alguien no policía, habría notado que es un vendedor de droga, pero para ellos era mejor de esa manera, tendrían que esforzarse menos, justo que esa noche Yoongi no tenía ganas de esforzarse.
Por otro lado, Hoseok había visto la manera tan brutal en que trataron al quinto bailarín. Sintió lastima por aquel castaño, pero supuso que se lo merecía, pues si estaba en ese lugar, trabajando de puta, sería justamente por ser una basura de persona. Siguió observando a los jóvenes en la tarima, deteniendo su atención, nuevamente en el castaño, notando como estaba aguantando las ganas de llorar, pues sus ojos estaban cristalizados por las lágrimas que se acumularon. También notó el asco que sintió el joven cuando un cliente le agarró la polla y tocó con descaro.
—Debe ser brutal trabajar aquí —le escuchó comentar a Yu, mientras seguía observando al castaño, quien terminó por derramar un par de lágrimas— Tener que soportar que te toquen de esa manera. No me gustaría trabajar en un lugar así o tener alguna relación con personas de ese tipo.
—Si están trabajando en este lugar, debe ser porque les gusta —comentó Hoseok viendo como el castaño limpiaba otras lagrimas que comenzaron a deslizarse por sus mejillas— Creo.
—Lo dudo. ¿Has visto el rostro y mirada de cada chico que trabaja aquí? Seguro los chantajean con algo. Siento lastima por cada uno de ellos.
—Supongo que yo igual.
El castaño sintió que lo estaban mirando fijamente, por lo que comenzó a buscar a la persona que lo estaba observando, topándose con unos ojos negros, una piel no tan pálida. Le calculó unos 30 años, tal vez menos o quizás más. Era un tipo guapo, de cabellera negra, alto, delgado y, sobre todo, odió que lo estuviera mirando con lastima y un poco de asco. Por lo que dejó de mirarlo y se concentró en su baile, mentalizándose en que después, más tarde tendría que dejarse hacer y deshacer por aquellos asquerosos que lo habían tocado.
Jin prefirió dejar el operativo hasta ese punto. Ya habían conseguido a un vendedor, por lo que observarían un poco, ya que, según Yoongi, podrían llegar hasta el pez gordo, o sea al maldito que Kim quería atrapar sea como sea. Irían en reiteradas ocasiones aquel club, mientras más pruebas obtuvieran sería mucho mejor, de paso, tal vez lograrían que cerraran aquel prostíbulo gay, seguro ayudarían a los jóvenes que trabajaban en ese lugar o quizás no.
Cuando Jimin despertó, sonrió al ver aquel rostro que, en muchas ocasiones había sido y sigue siendo el primero en ver cada mañana. Hailey había sido por varios años su "manta" para que él pudiera quedarse dormido en cierta época de su infancia y parte de su adolescencia. Le gustaba ver su rostro para luego cerrar sus ojos y evitar aquellas pesadillas de "ese" día de su niñez. Se removió un poco para poder despertar de esa manera a una adormilada y placida Hai sobre su cuerpo, quien gruñó al ser molestada mientras dormía, odiaba de sobremanera que la molestaran mientras tenía algún dulce y mojado sueño que incluyera alguna de sus tantas chicas o con aquel hombre, quien le robó el corazón y se encargó de destruirlo de la misma manera en que la enamoró.
—Joder Hai —se quejó Jimin alejando completamente a la mujer calva de su cuerpo, ya que, ésta lo golpeó en su entrepierna por molestar su dulce sueño— Eres una maldita de mierda —siguió quejándose mientras acarició su entrepierna, para disminuir el dolor, mientras que ella le mostraba el dedo corazón, para enseguida estirar su cuerpo—.
—Maldito enano, no me dejas dormir —después de estirar sus brazos, piernas y completamente su cuerpo, se acomodó en el "sillón", mirando a Jimin— Mi sueño estaba en lo mejor.
—Seguro ibas a follarte a alguna tipa —comentó Tony entre risas— Y después quien sabe que más harías en tu sueño.
—Pues tenía a dos hermosas rubias, con unas tetas enormes y deliciosos culos, pero este enano de mierda cortó toda mi diversión.
—Por supuesto, luego mojarías mi pantalón, no es como si quisiera andar con tus fluidos vaginales en mi ropa, loca de mierda.
—Recuerdo que una vez tuve que limpiar... —Hai se detuvo, mencionar aquello no sería una buena idea, mucho menos si ese recuerdo llevase a Jimin a sentirse asqueado y muy dolido— Olvídalo. ¿Qué haremos ahora? —miró a Tony, quien agradeció en un susurro el que ella no prosiguiera con lo que sería una broma para ellos, pero algo más para Park—.
—Debo ir por información —comentó el alto del trío— Necesito saber que está pasando en Michigan, creo que podríamos llevarnos una sorpresa.
— ¿Qué quieres decir? —preguntó seriamente Jimin— Explícate Tony.
—Ya sabes que de un día para otro puede formarse un gran alboroto por aquí, por eso prefiero ir por información y no llevarnos una sorpresa.
— ¿Crees que "él" ya podría haber dado con nosotros?
—Si, por eso prefiero ir un momento a las calles y enterarme de los últimos acontecimientos. Tengo gente que sabe todo de Michigan y si se vuelve peligroso nos iremos a Livernois, para "él" sería difícil meterse en ese lugar.
—Debimos irnos enseguida allí, entonces —comentó la única mujer en el lugar, cruzándose de brazos estando aún sentada—.
—No es algo fácil —le habló Park— Digamos que mientras estuviste en la prisión, la última, yo me metí en ciertos problemas en Livernois.
— ¿Qué mierda hiciste, Jimin? —se levantó enseguida Hai de su lugar y se acercó al nombrado— ¿Qué clase de problemas? ¿otra vez con drogas?
—Sabes que hace mucho no me meto en esa clase de problemas, por algo hui de "él" ¿no?
—Vale, lo siento, pero no quiero verte metido con esa mierda de nuevo —lo abrazó— Entonces —después de unos minutos se separó de él y lo miró intensamente— ¿Qué hiciste mientras me divertía en la prisión?
—Nada grave Hai —comentó Tony al ver que Jimin no diría nada y ella seguiría preguntando— Nada de lo que deba arrepentirse.
—No les creo, pero por ahora no preguntaré más.
—Bueno... ustedes esperen aquí, yo iré y tardaré al menos una o dos horas. Hay alguien que sabe todo de Michigan, pero es algo complicada.
— ¿Una mujer? —preguntó interesada Hai— Podría acompañarte.
—Tiene como cincuenta años, seguro su vagina está llena de arrugas —comentó Tony divertido— Pero su hija es joven, pero no sé si le van las tías.
—Tranquilo, cuando toque allá abajo le bastará para que yo le guste.
—Aunque te diga que no, igual irás tras de mi —dijo resignado el alto—.
—Exacto —sonrió Hai—.
—Entonces iré con ustedes, no me fio de la loca de mierda, quizás qué vaya a hacer si la tía esa que dices —miró a Tony— Llega a gustarle a la loca y se niega a un polvo.
— ¡Oye! A las que son bonitas y bien deliciosas no las obligo, más bien me doy el trabajo de encantarles con mis tácticas.
—Lo que sea, voy con ustedes y punto.
—Como quieras —comentó Hailey, quien ya se encaminaba hacia la puerta para abandonar el lugar— Si no se apuran los dejaré atrás.
— ¡No sabes el puto lugar, loca de mierda! —le gritó Park, algo fastidiado—.
— ¡Cierto! —respondió ella riéndose— ¡Tony date prisa y llévame hacia mi chica nueva!
—Ya voy, ya voy —Tony se encaminó hacia fuera de la casa riéndose por lo despreocupada que podía llegar a ser Hailey, pero si ella no fuera de esa manera, la vida de su mejor amigo (Jimin) estaría peor de lo que ya está—.
Una vez que los tres abandonaron su nuevo escondite, Hailey no dejo de preguntarle a Tony cómo era la chica que le presentaría, pero éste insistía en que él no iba a presentarle a nadie, que había sido ella quien se invitó sola y que él se dirigía a ese lugar con otro objetivo, no el de "presentarle a su nueva chica". Por otro lado, Jimin prefirió ignorar la estupidez de ese momento de Hai y sólo caminar estando alerta a cualquier tipo de suceso que pudiera ocurrir a su alrededor.
— ¿Quién es la mujer que te dará información? —preguntó curioso Park y debía de hacerlo, pues esa persona bien podría estar de parte de "él" o tal vez amenazada por esa persona—.
—Tranquilo Chim Chim, ella no trabaja para "él". Sabe quién es, pero jamás accedió estar bajo sus órdenes, podría decirse que ella manda por esta zona, es bastante respetable a pesar de ser una "retirada".
—Cuéntame más sobre ella, ya que al parecer sabe de bastante del tema.
—Ella creció en un barrio bastante problemático, siempre había riñas. Creció con un padre que traficaba droga y una madre líder de un prostíbulo famoso en Detroit. Toda su vida vivió ambos mundos. Su mamá la obligó a prostituirse a sus catorce años y lo dejó cuando cumplió treinta, cuando se enamoró, pero el muy hijo de puta la abandonó cuando ella quedó embarazada, seguro creyó que el bebé no era de él por el pasado de su mujer.
—Vaya vida de mierda.
—Si, cuando él la dejó, ella decidió seguir su vida y se cambió a Michigan, para ese entonces ya todos sabían quién era ella, la conocían como "la gorda que asesino a su marido con un tenedor"
—Me agrada —comentó Hai— Espero llevarme bien con ella.
—Seguro entre locas se entenderán —soltó Jimin— ¿Algo más?
—Por supuesto. Durante los años que se prostituyó siguió con el negocio de su padre ya que, lo asesinaron frente a ella y su madre. Dos años después su mamá se volvió loca y se asesinó.
—Tiene un horrible historial familiar —dijo Hailey observando su alrededor, ya que se adentraron en ciertas calles donde, si te ven se acercan y matan— Odio tener que vigilar por donde camino.
—Tranquila Hailey, por aquí no te harán nada si saben que eres conocida mía —dio Tony— Viví un par de años con la señora a la que vamos a ver y saben que podría volverse loca como lo fue años atrás si asesinan a su "hijo adoptivo". Los que no se salvan son los polis.
— ¿Por qué?
—Porque por aquí se vende mucho de todo —respondió ahora Jimin— Por eso es por lo que "él" está tan interesado en adueñarse de este lugar, pero al parecer la líder de este sitio no le hará las cosas fáciles.
—Dudo que llegue adueñarse de este sitio. Se podría decir que mi "madre adoptiva" está muy bien protegida y la gente que la sigue es mucha, hasta en Livernois hay personas que darían la vida por ella.
— ¿Por qué? —preguntó Hai curiosa—.
—Les salvó la vida a muchos, como también le quito la vida a otros. Ustedes mejor que nadie sabe cómo funciona nuestro "mundo".
—Lo sabemos —comentó Hai, quien de pronto se entretuvo viendo a ciertos tipos, quienes golpeaban a otro, al parecer la víctima era nuevo por el lugar y peor aún, andaba solo—.
—Nada de entrometernos, Hai —le advirtió Jimin— No es asunto nuestro.
—Ya, pero está solo y los otros son seis, eso es injusto
—La vida es injusta, lo sabes.
—Como sea —sin darle importancia a las palabras de Jimin, Hailey se acercó corriendo hacia los tipos. Cuando llegó hasta ellos agarró del pelo a uno y lo tiró con fuerza al piso. Otros dos al ver aquello se acercaron a ella para golpearla, pero como la calva no tenía ganas de pelear mano a mano sacó su arma y apunto a la entrepierna de uno— Un paso más y juro que le daré a tu asquerosa polla, amiguito.
—Maldita bastarda.
Hailey no sabía a quien acababa de "salvarle" la vida en ese momento. Se arrepentiría, de cierta manera, pero ya estaba hecho.
El policía Jeon, quien le había mentido a la arrendataria y a su hija Zoe, se encaminaba por las calles de Michigan, siempre estando alerta, claramente, ya que gracias a su trabajo sabía y había ganado por experiencia el hecho de que en lugares así, donde asesinan a los policías, es donde debe tener mucho más cuidado y sobre todo, no dejar ir ningún detalle, ya que, eso significaba que no sólo droga se trafica en ese lugar, sino que, también hasta personas u objetos tecnológicos para ser vendidos a líderes con mucha pasta y luego ser vendido en el mercado negro o importado a otro país.
JungKook sabía que alguien iba tras suyo, lo había notado dos cuadras caminadas después de salir del lugar donde se había comenzado a quedar el día anterior, pero prefirió no saberlo y así no ocasionar más sospechas de las que ya daba. Cuando se estaba acercando a una nueva cuadra fue atacado, sólo que jamás imaginó que sería tan rápido quien lo seguía, enseguida supo que era más de una persona, porque había sido agarrado de ambos brazos y luego las piernas, después de ser atacado con un certero golpe en la cabeza, pero no había sido lo suficientemente fuerte como para dejarlo inconsciente, gracias a su entrenamiento en la policía, se había enfrentado a tipos mucho más grandes que él y obviamente fuertes, claro está, durante sus años trabajando como policía, los criminales a los que siguió en su momento y aprensó, eran algunos grandes, altos, gordos, como bajos, delgados, pero agiles.
—Sabemos que no eres un puto policía —soltó el tipo que golpeó su cabeza— Como también sabemos que no eres de por aquí, así que dinos, ¿de dónde diablos eres?
—No es asunto de ustedes —respondió JungKook estando aún en manos de sus agresores, ya que, todavía lo tenían agarrado de ambos brazos y piernas— No busco problemas.
— ¿Qué buscas entonces?
—Repito, no es asunto de ustedes.
Ya que no mostró intención de querer colaborar, los tipos que lo tenían agarrado de sus extremidades, lo soltaron, comenzando a golpearlo en varias partes de su cuerpo. Otros dos observaban lo que estaba ocurriendo, mientras que los dos restantes, incluyendo en estos dos al que lo golpeó en la cabeza, miraban a su alrededor para cerciorarse que nadie los miraba. Jeon se cansó de recibir tantos golpes, creyó que con esos sería suficiente para que los otros pensaran que no sabía defenderse, realizó un movimiento rápido, llamando la atención de quienes vigilaban, ya que, los otros cuatro tenían toda su atención en él, pero no la suficiente como para ver con anticipación que Jeon se movería. Cuando quiso dar su primer golpe, vio como uno de los sujetos fue lanzado con mucha fuerza hacia atrás.
—Maldita bastarda —dijo uno de los sujetos, mientras Jeon observaba la espalda de la mujer que le "salvó" la vida. Se detuvo un momento en observar la cabeza calva—.
—Y bien amiguito, ¿le dirás a los inútiles que se retiren o le disparo a tu polla asquerosa? Tú decides, pero trata de no pensar mucho, mi mano se cansa y podría terminar disparando por error —dijo con una divertida, pero maliciosa sonrisa en sus labios— ¿Entonces?
—Vámonos —soltó el tipo que tenía en peligro su polla— Ya no hay nada que hacer aquí, además llegó Tony —comentó cuando vio de reojo acercarse al nombrado junto a otro tipo más bajo, pero con una intensa y peligrosa mirada afilada—.
—Tienes buen instinto —comentó aun sonriendo Hai— Tranquilo, el enano no les hará nada, claro, si se atreven a tocarme, dudo que alguno salga de acá con algún hueso en buen estado.
—No será necesario, nos vamos.
Tanto el que fue apuntado con el arma como sus amigos, se retiraron, antes saludaron a Tony con respeto y éste simplemente les ordenó que se marcharan. Jeon seguía observando la espalda de la mujer, levantándose poco a poco, no vaya a querer lastimarlo a él ahora. Si algo sabía bien, era no confiarse de nadie, ni siquiera porque le salvaran la vida.
—Gracias —dijo cuando notó que Tony le quitó el arma a Hailey—.
—No deberías caminar solo si eres nuevo en el barrio —comentó Tony observando detenidamente a Jeon— Pero a mí sí vas a responderme. ¿De dónde eres? ¿Qué haces aquí?
—Busco a alguien —JungKook sintió la intensa mirada sobre su cuerpo, dirigiendo su atención hacia quien lo miraba de tal manera que le congelaba cada parte de su ser— Creo que ya...
—Jodida mierda —musitó Jimin, pasando de observar intensamente a Jeon, para enseguida ignorarlo olímpicamente, girar sobre sus pies y encaminarse hacia donde se dirigían antes de que la loca de mierda decidiera salvarle el culo—.
— ¡Espera! —le gritó JungKook, queriendo acercarse, pero Tony intervino parándose frente a Jeon— Permiso, pero debo hablar con él.
— ¿Lo conoces? —preguntó enseguida Hailey sintiéndose incomoda con la insistencia de Jeon, más por la reacción de Jimin—.
—Eso creo... ¡Mochi no te vayas! —gritó hacia Jimin, quien siguió su camino, ignorando a Jeon— Lo conozco, sé quién es.
JungKook al ver que no lo dejarían seguir a Jimin, volvió a realizar el movimiento rápido, pasando a Tony, quien se sorprendió mucho al igual que Hai, para correr hacia Park y detenerlo.
—Eres Mochi, mi Mochi, sé que eres tú —soltó ansioso, emocionado, contento, con un sinfín de emociones en su interior y con claras intenciones de llorar— Eres mi hermano, lo eres. Sabía que estabas vivo, Jimin soy yo, JungKook, Nochu, tu Nochu.
—No te conozco —soltó Jimin zafándose con brusquedad del agarre del menor—.
Lo odiaba, Jimin odiaba al tipo frente suyo, odiaba ver esos ojos negros grandes, llenos de lágrimas y una emoción que podía reflejarse en su mirada. Odiaba que lo agarrara, que lo tocara, que estuviera respirando tan cerca suyo. Odiaba la presencia de JungKook.
— ¡Si me conoces! —le gritó el menor derramando un par de lágrimas— Pude reconocerte a penas te vi y sé que tú a mí también. Podría reconocerte aun con los ojos vendados Jimin —soltó limpiando sus lágrimas— Dime que me recuerdas. No podrías olvidarme, no a tu amado hermano menor ¿verdad?
—Te repito, no te conozco —y sin importarle que su hermano menor estuviera frente suyo, llorando y con una mezcla de emociones, volvió a girar sobre sus pies y siguió su camino—.
Cuando quiso seguir una vez más a Jimin, una mano delicada, pero con mucha fuerza, lo detuvo. Al girar un poco su rostro, vio la cabeza calva.
—Ha dicho que no te conoce y dos veces —dijo Hailey bastante molesta— No lo sigas, no si quieres tener alguna oportunidad de hablar con él de nuevo.
—Vamos —dijo Tony pasando por el lado de ambos para seguir a Park—.
Hailey soltó el brazo de JungKook, pasando por su lado para seguir a Jimin y a Tony, quien iba un par de pasos atrás del menor. Ella sabía que aquel chico, a quien acababa de salvar había molestado mucho a Jimin, lo supo cuando vio aquella mirada vacía en Park, hacía mucho que no veía tan apagada la mirada de su adorado enano. El recuerdo la llevo hacia el pequeño niño, quien llorando le pidió no lo abandonara y que nunca se fuera de su lado, su corazón se estrujó, ya que, pensaba que nunca más volvería a ver tanta tristeza y odio en los ojos cafés de Jimin.
Aquella fiesta, a la cual Jimin no quiso ir, pero que no pudo negarse cuando su amada madre se lo había pedido con una hermosa sonrisa, decidió aceptar y convencer a su adorado hermano menor que también aceptara a ir, usando la mejor táctica para JungKookie, la carne. Si tan sólo hubiera cerrado sus ojos y no ver la "hermosa", pero falsa en realidad, sonrisa de su madre, tal vez habría evitado muchas cosas.
—Jimin. ¿Jimin? ¡Oye enano! —le gritó Hailey, quien llevaba llamándolo hace ya cinco minutos— ¿Regresaste al presente o sigues recordando el pasado?
—No jodas ahora, Hailey —sentenció enojado Park—.
—Me es imposible no joderte, pero esta vez no es eso. El chiquillo de hace rato viene tras nosotros y ni siquiera intenta pasar desapercibido, simplemente nos sigue como si nada.
—No cambia —susurró Jimin apretando sus manos en un puño— Ignóralo.
—Claro, sería posible si no sintiera su intensa mirada sobre mi cabeza y también si no supiera que te ha enfadado. ¿Quién mierda es ese chiquillo? ¿te lo tiraste alguna vez, acaso?
Jimin se detuvo en seco al escuchar aquello, rápidamente giró sobre sus pies y encaró a Hailey.
—Dije que lo ignores.
—Con esta actitud de mierda y más el tono que acabas de usar en mí, ha causado mucha curiosidad, pero por ahora lo dejaré porque, aunque sé que no eres capaz de matarme, sí que te atreverías a darme un golpe, así que fin del asunto.
—Bien —Jimin le dio la espalda y siguió caminando, siendo ahora Tony quien iba varios pasos más adelante que los otros dos—.
JungKook los observaba varios metros atrás, pero su atención estaba más en Jimin, a quien por fin había encontrado. Le habría gustado que su reencuentro fuera mucho mejor o al menos un abrazo, pero Park lo ignoró completamente, le dolía que no lo "recordara" ya que creía que, por ser hermanos, jamás lo "olvidaría".
Jeon nunca se caracterizó por hacer lo que le dijera, por ello decidió seguir a su hermano mayor, a pesar de que este le dijera que no lo reconoce y que Hailey le recomendara no le siguiera, pero ¡estaba emocionado y sumamente feliz! Había encontrado a su hermano mayor después de años de búsqueda, no se iba a ir y volver a perder de vista a su amado Mochi.
— ¿Por qué van hacia esa dirección? —se preguntó Jeon al ver que se dirigían hacia el lugar donde él había decidido quedarse lo que fuera necesario mientras encontraba a su hermano mayor— ¿Por qué el alto moreno saluda con tanta familiaridad a la dueña del lugar?
Jeon notó una sincera sonrisa en el rostro de la señora que le hizo una sola pregunta, de si era o no policía, quien por cierto dejo de sonreír cuando saludó a Jimin.
Tony le dio un fuerte y necesitado abrazo a su madre adoptiva, a pesar de todo lo que ocurrió entre ellos dos, ambos se querían mucho y siempre recordarían los pocos momentos que pasaron juntos, aunque el alto decidiera "seguir" al bastardo que quiere arrebatarle su "hogar" a su mamá.
Él le presentó a su madre a sus amigos, Jimin y Hailey. A la calva la saludó con respeto y una falsa sonrisa, pero a Park, a quien saludó después de Tony, aquella sincera sonrisa se esfumó con sólo ver aquellos intensos ojos, los cuales tenían una extraña mezcla de melancolía y odio.
—Él no entrara en mi casa, Tony —sentenció mirando con desagrado a Park—.
—Entonces yo tampoco entraré a tu casa, nunca más —soltó molesto el más alto de todos los presentes—.
—Bien, no es necesario que digas eso —suspiro molesta y cansada la mayor (en edad)— Pueden entrar, todos —miró con molestia a Park, quien simplemente la ignoró, pues no entraría a un lugar donde no lo querían—.
—Esperaré aquí —dijo firme ante la mirada de Tony— Averigua lo que necesitamos y nos largamos.
—Supongo tienes otro motivo también —soltó Hai refiriéndose con la mirada hacia Jeon, quien observaba a unos cinco metros alejado de ellos— No hagas, ni digas, ni mucho menos decidas sin que yo esté presente ¿de acuerdo? —Hailey pocas veces usaba un tono tan serio para referirse hacia Jimin, por lo que éste supo que podría suceder si la contradecía—.
—De acuerdo.
Hailey entró al lugar después de Tony y la señora, mientras Jimin se sentaba tranquilamente en una silla algo vieja fuera de la casa, supuso que la señora se sentaba en ella en el verano para observar que todo marchara bien en su barrio, como también pensó que simplemente estaba de adorno, pero que le sería útil en ese momento.
— ¿Qué hacen aquí? —escuchó la pregunta Jimin, pero la ignoró, como también la presencia mucho más cerca de JungKook— Jamás fuiste bueno en ignorarme, Jimin.
—Llevo ignorando a ciertas personas durante muchos años, tú no eres la excepción —soltó sin mirarlo— Y te pediré sólo una vez esto, aléjate y no me busques más.
—Le hice una promesa a nuestra madre y es el llevarte de vuelta con ella, con nosotros...conmigo —dijo con la voz quebrada, disminuyendo el metro de distancia que había entre ellos— Por favor, hermano, no finjas no reconocerme cuando acabas de hacerlo.
—No soy tu hermano. No soy la persona que buscas.
— ¡Lo eres! —le gritó para enseguida abrazarlo, a pesar de que Jimin se sorprendió no cambió su posición ni reaccionó aquel gesto desesperado y necesitado del menor— Eres mi amado hermano mayor, mi Mochi. ¿Sabes cuantos años llevo buscándote?
"Lo sé". Pensó Jimin.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top