Capítulo 02


Prisión de mujeres, Detroit

Park comenzaba a impacientarse, ya que, según el plan de Hailey, ya debería de haber escapado de la prisión hace una media hora atrás y todavía no había rastro de ella ni de todo el alboroto, que él muy bien sabía que ella podría provocar, es que a ella le encanta ser el centro de atención. Pensó el joven mientras observaba el perímetro a su alrededor.

—¿Es que piensa la esperaré toda la tarde? —se cruzó de brazos mientras seguía apoyando su espalda en un árbol algo alejado de la prisión— Maldita Hai.

De pronto una malévola sonrisa se asomó en los labios de Park al escuchar cómo los perros habían comenzado a ladrar, como el sonido de las balas se hicieron presentes y cómo los gritos de mujeres y seguro las guardias iban en busca de la fugitiva.

Esa había sido la señal que Park llevaba esperando. Siguió observando las altas y gruesas paredes de cemento de la entrada de la prisión, pero seguía sin ver a Hailey, de repente vio algo en la cima de la pared, algo parecido a una mano.

—Está loca —descruzo sus brazos llevándolas ahora a los bolsillos de su pantalón y se encaminó hacia aquellas manos. Ante sus ojos vio el cielo convertido en ojos, aquella mujer lo estaba mirando fijamente y le sonrió ampliamente.

—¡Jiminie! —gritó emocionada para enseguida lanzarse desde aquella muralla. Park enseguida sacó las manos de sus bolsillos para así atrapar a la loca que acaba de tirarse a sus brazos, sin importarle que del otro lado le estaban disparando—.

—Loca de mierda —dijo bajándola de sus brazos después de recibir un enorme beso en la mejilla y luego en sus labios— Pensé harías más alboroto.

—Querido Jiminie no tienes idea de lo que hice allí adentro —aquella típica sonrisita le dejo en claro que seguramente dentro de la prisión armó un gran lío—.

—¡Perra maldita! —gritó un guardia que estaba sobre ellos— ¡Pagaras lo que hiciste, maldita bastarda! —apunto hacia ellos, pero no fue lo suficientemente rápido, no más que Park, para esquivar la bala que salió del arma que tenía éste en su diestra—

—Tan rápido como siempre Jiminie —le felicito Hailey— Y tan bondadoso como siempre —se refirió al hecho de que Park no hirió gravemente al guardia, ya que apuntó en su rodilla—.

—Vámonos —dijo Park guardando el arma en la parte trasera de su pantalón—.

Los guardias comenzaron a disparar desde la parte superior de las murallas y otros abandonaron la prisión soltando a sus perros para que fueran tras la fugitiva y su cómplice. Park sabía que ayudar a la loca de Hailey le traería problemas, pero también sabía a la perfección que, si no la ayudaba, ella sería una enorme espina en su culo.

—¡¿Tenías que dejar la moto tan lejos?! —le gritó la chica calva con tatuajes—.

—Agradece que he venido por ti —respondió tan serio como siempre— Mueve más rápido esas piernas, soltaron a sus putos perros.

Venían tras ellos, al menos, unos 6 perros o esos alcanzó a contar Park. Volvió a sacar su Diamondback de su bolsillo, su objetivo no era matar aquellos animales que eran usados por el hombre para un fin tan despreciable y cruel, pues sabía que podían llegar a perder la vida aquellos seres, quienes seguramente anhelaban ser libres.

— ¿Para qué traes un arma, más encima esa cosa, para rescatarme? Ni siquiera la usas como debes —señaló despectivamente el arma de Park, quien simplemente rodo los ojos— ¡Y no me hagas eso con tus ojos! —lo regañó como siempre hace cada vez que Jimin hacia aquella acción— Maldito niñito.

—Como sigas voy a darte un tiro a ti, pero en la boca para que dejes de cacarear.

— ¡¿Me estás diciendo que soy una gallina?

—Sí, la peor de todas —se burló carcajeándose—.

Sólo ellos dos podían tener esa clase de discusiones en un momento así y sólo con ella, él se carcajeaba de esa manera.

Los perros los alcanzaron, por lo que Park le lanzó un arma a la fugitiva calva, ambos se detuvieron y fueron rodeados por los perros, quienes al escuchar "ataquen" se lanzaron hacia Park y Hailey. Estos apuntaron hacia los perros frente a ellos. Por el lado de Park, los animales salieron heridos en sus patas traseras, mientras que por el lado de ella acabaron muertos. Jimin se lamentó por aquellos que terminaron atacando a la calva.

Volvieron a correr para seguir huyendo, quedaba menos para llegar hasta la moto que esperaba por ellos en la carretera. Los guardias iban quedando cada vez más atrás de los que huían de ellos. Los fugitivos, porque ahora Park también lo era, corrieron mucho más rápido que los guaridas a cargo de la seguridad de la prisión de mujeres, y era de esperarse de dos personas que fueron entrenados y criados en el mundo de la mafia.

Park fue el primero en subirse a la moto, se puso su casco, dándole uno a Hailey, quien tuvo un nostálgico recuerdo. Ambos huyendo una vez más en aquella vieja moto de su Jiminie.

Una vez ella subió en la parte de atrás, rodeo la cintura de Park y apoyó su torso en la espalda de él.

— ¿Qué hiciste exactamente allá adentro? —preguntó Park antes de dar marcha—.

—Algo muy divertido —sonrió—.

Jimin hizo andar la moto, escapando completamente de la prisión. Rápidamente comenzó a alejarse por la carretera. El viento pegaba fuerte contra su ropa y cuerpo. Sonrió al sentirla cerca de nuevo. Al sentir a su Hailey cerca suyo, otra vez. Ya no se sentiría del todo solo, al menos había regresado ella a su vida.

Mientras tanto ella iba sonriendo, recordando su despedida en la quinta prisión en la que había estado durante un par de años. Siempre terminaba huyendo de esos lugares con la ayuda de su querido Jiminie. La jefa de las guardias en esa prisión sabía el historial de aquella prisionera, pero aun así no dudo en enredarse con ella. No la amaba, pero no podía negar lo deliciosa que era al momento de follar, movía de una manera increíble sus dedos y ni que hablar de su maravillosa lengua, aquella parte de su cuerpo (de Hailey) la llevó al cielo muchas veces, dándoles los orgasmos más exquisitos que su marido jamás le dio en su miserable vida. Y la calva se aprovechó de ello, pero también disfruto como aquella mujer de 40 años le regaló unos orgasmos que ninguna otra mujer le dio antes, porque si se refería a hombres, sólo uno la ha llevado al cielo y al infierno al mismo tiempo.

La jefa de las guardias la notó densa, ansiosa y emocionada, sabiendo que de esa manera sería mucho más delicioso y satisfactorio follar, por lo que la agarró del brazo y la llevo hacia las regaderas de la planta baja de la prisión, algo que estaba dentro del plan de la calva. Sin pronunciar palabra alguna, se lanzó a la boca de la ojos color azul cielo y devoro sus labios. Ésta enseguida metió su diestra dentro del pantalón de la jefa, acariciando la zona intima. Gimió al sentir húmeda a su chica dentro de la prisión. Dentro de los meses que estuvo en esa prisión, lo único bueno en ella era el follar con la jefa de las guardias.

—Me encanta cuando estas mojada Emma —lamió el labio inferior de la mujer, quien la tenía acorralada en una de las regaderas— ¿Quieres que te folle ahora?

—Por algo te he traído hasta aquí —gruñó ansiosa esperando ser penetrada por aquellos dedos maravillosos— Házmelo, ahora.

—Como guste mi jefa pervertida —devoró sus labios mientras introducía dos dedos en la vagina de Emma. Estaba tan mojada que no necesito lamer sus dedos antes de meterlos—.

Emma gemía como sólo Hai podía hacerla gemir, jadeando y tratando de controlar su respiración, pero le era difícil controlarla, mucho menos cuando Hailey metía y sacaba sus dedos con rapidez y los metía con fuerza, algo que a su chica le volvía loca. Siguió con su actuar para luego moverlos de forma circular, sin dejar de besar o más bien, comerse los labios de la jefa.

— ¿Te gusta, ¿verdad? —le pregunto en un susurro la calva a Emma— Te vuelve loca.

—Mucho —respondió lamiendo los labios de la calva—.

—Lo que viene ahora me gustara mucho más —Emma cerró con fuerzas sus ojos al sentir un tercer dedo en su vagina y como estos se fueron desplazando hacia su clítoris, estaba lista para el placer que sintiera en esa zona, pero jamás pensó que la maldita de Hailey tiraría con fuerza de esa parte de su aparato reproductor, utilizando tanta fuerza que la jefa cayó de rodillas al piso, recibiendo un rodillazo en el rostro por parte de la calva—.

—Maldita...perra...

—Lo siento jefecita, eres deliciosa, pero no puedo quedarme —guiñándole el ojo derecho y con las llaves de las rejas en su zurda, las cuales las robó con rapidez del bolsillo de Emma. Abandonó las regaderas corriendo—.

Las guardias no tardaron en verla correr por los pasillos de la prisión, sobre todo cuando vieron las llaves en su mano. Dieron el aviso de que una prisionera intentaba fugarse y enseguida comenzó el bullicio en el lugar. Mientras corría, la calva terminó golpeando a varias prisioneras que se interponían en su camino como a guardias. Abrió con rapidez las rejas, por suerte cada llave tenía escrito para que reja pertenecía, ya lo sabía de antemano gracias a follarse muchas veces a Emma, quien por cierto era ayudada por dos guardias más, quienes la sentenciaron por haberse metido sexualmente con una prisionera, sobre todo con Hailey. cuando por fin llegó a la última reja, la cual daba con la puerta de acceso hacia la entrada/salida de la prisión, prefirió cambiar su última parte del plan y trepar por aquella enorme muralla. En el pasado muchas veces tuvo que huir por murallas, por lo que no sería difícil para ella, además sabía que afuera de la prisión su Jiminie esperaba por ella. Cualquier persona en el mundo podría fallarle, menos él.

Cuando lo vio abajo, esperando por ella, no pudo evitar sonreír enormemente y lanzarse a sus brazos. Después de todo sabía que él la atraparía. Lo demás era parte del plan de Park, él siempre planeaba lo que ocurriría fuera de la prisión una vez ella lograra escapar.

—Te extrañaré, Emma —susurró la calva con una sonrisa traviesa en sus labios, recordando haber lastimado el clítoris de su chica, quien seguramente no querría saber nada de ella más que para vengarse en un posible futuro—.

A varios kilómetros de la prisión de mujeres, exactamente en una vieja casa, la cual podría derrumbarse en cualquier momento con el diminuto movimiento de la tierra, Park se adentró en aquella casa siendo seguido por Hailey, quien por cierto no dejaba de sonreír como una idiota o más bien como alguien que acababa de escapar de prisión.

— ¿Qué se supone que sigue ahora? —preguntó Jimin sentándose sobre un desgastado sofá, el cual tenía los resortes fuera de su lugar. Miró fijamente a la mujer, quien cambio drásticamente su rostro, pasando de una radiante sonrisa a seriedad y frialdad— ¿Y? ¿Qué haremos entonces?

—Esperar.

— ¿Esperar? —preguntó molesto— ¿Y qué se supone que vamos a esperar? Sabes que es lo que más odio hacer.

—Ya debe estar por llegar.

Inmediatamente Park se levantó de su asiento y agarró con fuerza uno de los brazos de Hailey.

—El acuerdo fue no meter a nadie más en tu fuga.

—Primero, suéltame el brazo y te calmas imbécil —le dijo enojada. Park enseguida le soltó el brazo también enojado— Eres tan idiota cuando te dejas llevar por tus emociones Jiminie.

—Pues no me hagas enojar loca —se cruzó de brazos— ¿A quién esperamos?

—Cuando llegue lo vas a saber.

—Si es alguna de tus putitas...

—No soy tan perra como para meter alguna de mis chicas en este tipo de líos, además, de momento es mejor que me mantenga alejada de esas cosas.

—Claro, de lo contrario él te cortará las tetas y la vagina.

—Exacto. Aún tengo muchos planes para mi vagina y tetas, ya sabes a lo que me refiero —se relamió el labio inferior mirando con coquetería a Park, quien le hizo un gesto de asco—.

—Loca de mierda.

— ¡Oye! No le hables así a tu madre —tanto Hailey como Park giraron hacia el dueño de la voz. Por la puerta entraba un joven alto, moreno, pelo negro, quien al posar sus ojos en Jimin, sonrió— Chim Chim.

— ¡Tony! —gritó sorprendido Jimin, para enseguida sonreírle. Park sentía un agradecimiento infinito hacia su amigo Jones, al igual que un cariño especial— Te ha metido en toda su mierda —miró a Hai, quien le sonrió con burla— Acordamos algo y rompiste el trato.

—Venga Jiminie, sabes que jamás cumplo mis tratos contigo —se colgó del cuello del menor— No te enojes o te llenaras de arrugas y tienes una carita demasiado adorable para eso.

—Aléjate loca de mierda —la empujó—.

—Extrañaba ver a madre e hijo discutir como si fueran los mejores amigos —comentó sonriendo Tony— Por cierto, Hailey, armaste una grande con la jefa de guardias en esa prisión. Que dolor debe de sentir aún en el clítoris.

— ¡¿Otra vez hiciste eso?! —le gritó enojado Park—.

—Ya sabes mi fascinación por dar placer y tirar de ello después —soltó indiferente— Además no tienes clítoris, así que no finjas que te duele o algo así.

—No, está claro que no tengo, pero sí que tengo una polla y dos testículos y sé muy bien cuanto duele que tiren de estos últimos.

—Era parte de tu entrenamiento Jiminie, no me culpes.

—Como sea —Park prefirió no hablar de aquellos días, sobre todo el tener que recordar aquel dolor tan insoportable—.

—Entonces —habló Tony— Vamos al lugar donde nos esconderemos. Ellos ya han comenzado su búsqueda y créeme Chim Chim, no se irán sin ti.

—Que mierda más jodida —se volvió a sentar en el sofá viejo y gastado— Hailey me estas metiendo cada vez en más líos.

—No me puedes abandonar ahora Jimin, me lo prometiste.

—Sabes que jamás te abandonaría, aunque vuelvas mi vida patas arriba —se levantó del sofá y caminó hacia la puerta de aquella antigua casa— Venga, vamos al lugar que mencionó Tony.

Los 3 comenzaron a encaminarse hacia el lugar que Tony se encargó personalmente de "limpiar" para que ellos pudieran esconderse. Jimin llevaba viviendo de esa manera hacía meses, sólo que ahora su vida "peligraba" más por el hecho de estar junto a Hailey. Definitivamente esa mujer volvía loca a Jimin, pero después de todo, ella era lo único que tenía, hasta ese momento en su vida.


***


Mientras tanto en Seúl, Corea del Sur.

JungKook llevaba más de una hora tratando de convencer a su jefe para que le diera aquellas vacaciones que el año pasado rechazo por voluntad propia. Ahora las necesitaba con urgencia y su superior no quería dárselas ya que tenían un caso en particular que resolver, pero Jeon insistía en que de eso podía encargarse su colega y amigo Hoseok junto con Yugyeom.

—Por favor, Jin, sé que pueden resolver "ese" caso sin mi ayuda. Necesito mis vacaciones —insistió tratando de contener toda la rabia que se acumulaba en su interior— Además esta semana regresa Yoongi, él es mucho mejor que yo.

—Él tiene otros asuntos que resolver. Sabes que es nuestra última oportunidad para atraparlos, necesito a toda mi gente aquí.

— ¡Exijo mis vacaciones! —le gritó sin poder contenerse más— Jamás te he fallado y siempre cumplo con mi deber y esas vacaciones debes dármelas.

—No hay caso contigo JungKook —el mayor soltó un suspiro, asintiendo al final— Firmaré enseguida tus vacaciones. Tienes los 2 meses.

—Gracias.

Así como el año anterior no había aceptado sus vacaciones, tampoco años anteriores. Prefería mantenerse en su trabajo antes que pasar tanto tiempo en su casa, sumergiéndose en los recuerdos de él y su amado hermano mayor.

Mientras su superior terminaba el papeleo de sus vacaciones, se dirigió a su oficina para llevarse consigo toda la información sobre su hermano y el viaje a EE. UU.

—Al final si irás —Jeon se sobresaltó cuando escuchó la voz de Yugyeom—.

—Sí, iré —respondió JungKook ya calmado después del susto— Lo siento, pero debo ir.

—Lo sé, como también sé que, aunque quiera detenerte y retenerte a mi lado, te irás de todas formas.

—Lo siento Yu, pero...

—Tranquilo Kookie, después de todo siempre supe que llegaría este momento —suspiró resignado—.

— ¿Cuál momento?

—En el que me abandonarías por primera vez a causa de tu amado hermano —caminó hacia el escritorio de Jeon, sentándose sobre el objeto de madera— Y algo me dice que no será la primera vez que tenga que verte marchar de mi lado por causa de él.

— ¿También crees que está vivo?

—Si eso te hace feliz, sí.

Jeon quiso agregar algo más, pero Yu estiró su brazo hacia aquel joven que tanto ama. No podría no apoyar a JungKook con el asunto de su hermano mayor, pues sabe mejor que nadie lo importante que es ese tema para él. Desde que lo conoció hace 9 años atrás, ha sabido lo indispensable que es el recuerdo de esa persona para su Kookie. En ocasiones llegó a odiarse por sentir que Jimin era un enemigo para él y su relación con Jeon, pues a pesar de estar "muerto" lo sentía más vivo que nadie entre ellos dos.

Agarró el brazo derecho de Jeon y lo acercó hacia su cuerpo. Su pareja se dejó hacer, quedando frente a frente con Yu, quien le sonrió.

—Me gustas mucho, lo sabes ¿cierto? —Jeon asintió dejándose llevar por la caricia de su pareja en su mejilla— También sabes que te quiero mucho ¿verdad? —volvió asentir Jeon— Y porque te quiero mucho, voy a esperar aquí por ti.

Por un par de minutos ambos se miraron, olvidando la regla principal del recinto, la cual consiste en que no se permiten ese tipo de situaciones entre los colegas, pero lo olvidaron y se dejaron llevar por el gran cariño que ambos sienten el uno por el otro. Jeon acercó su rostro, disminuyendo la distancia de sus cuerpos. Sintió la respiración de Yu chocar con sus labios, para enseguida rozar estos y besarlo.

—Gracias por todo Yu —dijo una vez que dejaron de besarse a causa de la falta de oxígeno. Volvió a mirar fijamente a su pareja, quien volvió a sonreírle, dándole a entender que todo estaba bien— Cuando regrese, serás al primero que visitaré.

—Ya sabes dónde buscarme Kookie —besó los labios del policía— Estaré esperando por ti en ese lugar.

Yugyeom ha estado enamorado de Jeon desde que lo conoció, podría llamarse a esto un "amor a primera vista", luego quedó perdidamente enamorado del policía a medida que lo fue conociendo, pues todo de él, le fascina. Las pocas veces que le vio sonreír con sinceridad, sintió como tocaba el cielo. Y Jeon, por su parte, nadie sabía que sentía realmente ese joven policía, a menos que se tratara de su amado hermano mayor.

Volvieron a besarse por unos momentos. Ambos sabían que ese sería su último beso, por quien sabe cuánto tiempo.


***


Jungkook ya se encontraba en el aeropuerto de Seúl. Llevaba puesto un jeans azul, el cual le quedaba algo ajustado, una camisa blanca, algo grande, pero le gustaba vestir de esa manera, ya sean playeras, polerones o camisas, pero siempre un par de tallas grandes, su calzado deportivo, una gorra y su mochila, el resto de su equipaje ya estaba abordo. Inhalo y exhalo un par de veces, se sentía demasiado nervioso, asustado y preocupado.

Miró hacia atrás un momento, recordando la noche anterior y el llanto de su madre. Le rogó tantas veces a su hijo que no fuera, que olvidara todo y comenzara realmente a vivir, pero él se negó a todas esas veces y siguió adelante con su decisión. Él no descansaría hasta traer de vuelta a su amado hermano mayor, porque si, ahora estaba más seguro, que ese Park Jimin era su amado hermano.

—Traeré de vuelta a mi hermano, mamá. Lo juro.

Pero Jeon no era consciente de que el Park Jimin que se encuentra en EE. UU había, justamente, huido de Seúl a causa de él (JungKook) y su familia.  

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