otoño 2
No mintió, ahora el departamento parecía el triple de lujoso que antes con nuevos muebles, esculturas y cuadros que iban acorde a los colores cálidos. Si antes ese lugar parecía un lugar sobrio, ahora parecía un lugar donde el otoño era eterno.
— Mandare a revisar con un experto mañana mis cuadros, así que no intentes nada — comentó el alfa mientras se quitaba el saco de su traje azul
— No se de que hablas — se encogió de hombros y miró la cámara de seguridad en la esquina izquierda y obviamente ahora había otra del otro lado. Ambas de última generación. Definitivamente no podía sacar algo grande.
— También mis joyas están contadas y bien resguardadas en mi caja fuerte. Con clave de 15 dígitos y huella dactilar — Mark le dio una sonrisa y Donghyuck se resignó.
— ¿15 dígitos? Interesante — eso sería un reto — Apuesto que a tu closet se puede acceder nada mas con una contraseña, ¿Tipo caja fuerte o tiene algún sensor?
— ¿Por qué tan interesado en eso? — ya no era el mismo tonto de siempre, vio por donde iba. Pero a pesar de todo, Donghyuck todavía tenía sus tácticas.
Se bajó el pantalón con la ropa interior como si no fuera nada, quedando solo con la camisa blanca que le llegaba a sus muslos con cuidado de no revelar mas arriba. El alfa solo abrió los ojos hasta más no poder y se le fue el habla.
— Es su ropa, no quiero más su olor en mi piel. — empezó que quitar uno botón a la vez y lento. Dio justo donde mas dolía a los alfas, por una extraña razón no les gustaba el olor de otro en lo suyo.
— Jesucristo bendito y crucificado que murió por nosotros en la cruz clavado. Amén — murmuró el alfa mientras veía cada vez más pedazos de la piel morena expuesta. El omega solo se rió de su forma de maldecir a su manera, era de esperarse de él.
Mark lo sabia, en serio aunque pareciera que no conocía su juego. Le tentaba, le hacia perder el control que no estaba seguro si tenía desde el principio, no desde que ese olor de miel y avena ya no estaba en su piel y solo estaba el olor de otro alfa; así es como era tan frágil y guiado como perro por el omega que no temía en usarse para controlarlo, siempre a merced de mayormente su recuerdo, incluso cuando paso escasas horas con el nada mas antes. Era remotamente imposible que alguien hiciera tantos estragos en su vida y la cambiará de tal manera como lo había hecho el menor. Pero, había cambiado gracias a él y no sabia si para bien o para mal, se había vuelto muy quisquilloso en cuanto la seguridad, incluso su madre le parecía ridícula la seguridad del departamento de su hijo, también se llenó de una pasión que le llevó a reinventar en el negocio de la ropa que ni él mismo entendía, solo eran noches solitarias donde se despertaba con el recuerdo de una piel tostada casi besada por el sol y lunares en su cuerpo donde extrañamente podía recordar la ubicación de cada uno de ellos sin problema y cuando se hacia el amanecer tenía una nueva colección de ropa y un nuevo éxito asegurado. Haechan había llegado a destruir y rehacer su vida en solo horas, pero por más cosa le trajo, a su vez se llevó bastante. Alguien no puede caer dos veces por la misma piedra, no podía caer en un simple juego de nuevo donde sabia que si despistaba unos segundos el menor podría romper con todo.
No sabe donde saco el control mental de colocar su saco encima del menor justo cuando este se quitó la camisa dejándola deslizarse por su cuerpo. Trago saliva al ver esos lunares en su espalda con los que tanto recordaba a veces, los que anhelaba tocar y contar de nuevo. Tomo su mano y lo guió al baño donde también había otra contraseña mas que poner, se había vuelto un poco paranoico.
— Ni creas que te dejaré acercarte a mi closet, se que no eres tan tonto para saber que esa ropa vale dinero — Suspiro cansado y abrió la puerta del baño dejándolo pasar — Te traeré ropa yo y si quieres intenta salir por la ventana, pero te recuerdo que estas en el piso 21.
— ¿Esto es confinamiento hasta que traigas a la policía? Por que si es así, pues tengo mi derecho a una llamada telefónica — el omega parecía molesto aunque se acomodaba en el saco — Se que tengo ese derecho.
— Es confinamiento hasta que sepa que hacer contigo — Cerró los botones del saco con dificultad, pero era lo mejor, entre menos piel viera mejor. Luego sacó su teléfono del bolsillo y lo desbloqueo — Solo una llamada y no te preocupes todas las demás aplicaciones están bloqueadas.
— ¿No crees que estás exagerando un poco? — Comentó el menor separándose de el y sentándose en la gran mesa de mármol del lavamanos.
— Te llevaste 10 jarrones y un cuadro gigante de un piso 21 sin que nadie te viera, además de mi teléfono donde te transferiste de mi cuenta de banco a otra en el extranjero casi 50 mil dólares. No creo que estoy exagerando — Paso su mano por su cara frustrado.
— No se de que hablas — concluyó con una sonrisa el menor — Yo no he robado jamás en mi vida — casi puso una cara de indignación ante tal acusación — Pero si yo fuera tú, pensaría algo mejor que el nombre de tu primer perro y la fecha de nacimiento de tu madre para tu clave de banco.
— ¿Cómo sabías que era eso? — Sabía que el menor estaba confesando ya que no había cámaras en el baño.
— Tú no sacas una prenda sin antes estudiar el mercado o los colores que están de moda. Para que todo se haga perfecto se requiere planeación previa. — Movía sus dedos por el teléfono — Y conocer suficiente a la persona, las redes sociales ayudan mucho en eso sabes. Es una lastima que ya no seas tan activo como antes.
— Así que no fui cualquiera que decidiste robar ese día.
— Siempre me subestimas, Mark. Ese es tu gran problema — Tecleaba enviando un mensaje y eso preocupo a Mark, no podía ser que ya había averiguado su clave — Tiendes a suponer que yo no puedo abrir todas tus puertas — comentó con gran satisfacción — Recordar números o palabras es difícil mas si son al azar para las contraseñas, por eso tendemos a colocar algo que siempre recordaremos como nombres o fechas. En tu caso seria diferente, ya sabes que se de nombres y algunas fechas, así que tendría que ser algo mas. Como algo que solo tú sabes, por ejemplo, el monto exacto de cuanto te robe en wones exactamente. Pensé en eso cuando dijiste clave de 15 números pero sería muy alta, me faltarían 5 números, así que completamente seria la de tu teléfono.
Quedó paralizado por un momento, había dado justo en el clavo, 86.446.569,62 wones para ser exactos. Un monto que solo conocían el y Haechan, que cualquiera podría pensar que es al azar, tal vez fue demasiado estúpido o Haechan tenía demasiada suerte o tal vez lo conocía muy bien. Puso ese monto porque pensó que nunca volvería, un criminal nunca vuelve a la escena del crimen, y ahora estaba ahí con su teléfono. Iba acercarse para quitárselo pero el chico alzo su pierna y deteniéndolo con su pie en su estómago, fue algo suave, pero solo la vista de sus bien formadas piernas hacían de un desastre de el.
— Solo estoy usando Gmail, tenía que enviar un correo y ya — menciono para devolverle el teléfono al alfa después de unos segundos y bajar su pierna — Anda ve por la ropa, a menos que te quieras bañar conmigo en esa gran tina que tienes.
Mark agarró su teléfono y salió rápido del baño, sabia que si se lo decía de nuevo iba a quitarse la ropa y meterse en la tina con él, después se lamentaría. Cerro la puerta detrás de él y revisó sus cuentas, sus notas, sus documentos, todo; incluso reviso el correo que Haechan envió
De: MinhyungML@ gmail.com
Para: TKSCLDSH4@ gmail.com
Asunto: Ubicación SC
EL primero
Había enviado solo un numero, nada mas en ubicación. Como si eso dijera mucho.
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