Muerte y otras drogas

Se fue, el amor de los tiempos en blanco y negro, el de las rosas y poemas, ya nadie quiere a nadie, ¿Quiénes somos? No lo sé, soy viento o tierra, cielo o agua. Soy lo que pocos logran llamar, soy espíritu, energía, soy el maldito bien y el mal, ése, si, ése, soy yo. Más tú, no te conozco como conozco mis palmas, no tengo idea si te gusta Rubén Darío o Bukowski , si te capturó la letra de Benedetti o las de Cortázar, NO LO SÉ, lo que sí he de intuir es que me llamas, con tu voz seduce dragones y tus ojos de serpiente, negros como el ébano de la noche sin luna, tus pensamientos de damisela corrupta, alterada por el hambre de carne humana, firmeza y suave tacto. Sé que piensas, por eso huiste, allá donde mis ojos no lograban tocarte aunque mis manos sí, no entiendo, las disculpas están de más cuando la carne ya no se toca, siento, siento, siento, como la muerte toca a mi puerta a diario para salir de picnic al valle de las sombras grises y muertos parlantes, sabe que ya no estás conmigo, sabe que ya no tengo vida aunque finja que sí, rey de tormenta negra, dueño de la tez que a tus huesos está pegada, soy el amor que se fue, soy rosas y poesía, soy quien ya no quiere a nadie.

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