Me fui, de tus manos cálidas, de tus senos no perfectos, me fui de la miradasusurrante, no podía quedarme aunque así lo quise, las horas ya no valen, mucho menos los días. Sabías que no volvería y te ofrecí conmigo venir, te auto-saboteas para herirte menos al final, como método de protección, pero yo aún sigo acá, sin ti, y tú allá sin un nosotros, cómo haré si no quiero otra maldita piel sino la suya, esa que conozco y recorría con los ojos vendados, maldito los gobiernos que hacen huir, malditos políticos y su veraz mentira, maldito todo aquél que aleja a quienes no quieren, y solo desean juntarse en las profundidades de la tierra y de sus cuerpos. Se deshace la noche cuando las lágrimas del que no llora brotan, y los gritos guturales de los callados salen a recorrer la oscuridad, aquí estoy sin ti, si, sin ti. Tierra desconocida y perenne sin la única que conocía mejor que mi propia carne, siento la muerte próxima, a la vida del tal «nosotros» desvanecerse y las ganas de matar a flor de piel.