🌙 Mamá, ¿sabías que el sexo te vuelve menos amargada?

Capítulo 2


Taehyung regresó del hospital con una sonrisa brillante. Su princesa estaba luchando como una guerrera del Amazonas, la doctora Yoona dijo que había presentado una mejoría evidente con el nuevo tratamiento.

El tratamiento. La sonrisa de Taehyung se desvaneció al instante, su princesa mejoraría con los medicamentos y cuidados especiales... Pero eran muy costosos y tomaría mucho tiempo juntar el dinero para la próxima sesión.

Necesitaba quedar en cinta lo antes posible para que Jungkook pague el adelanto y poder cubrir los gastos médicos de Somi.

— ¿Tannie... Dónde estás pulgoso?— su ceño fruncido revelaba su molestia. Yeontan había dejado un rastro de croquetas que iba de la sala hasta la cocina.

El pequeñín se dignó e hizo acto de presencia. Taehyung le sacó la lengua. Tannie le ladró y volvió a su escondite super secreto.
Taehyung no tuvo de otra mas que limpiar.

— Eres un consentido, Yeontan ¿Me escuchaste? Un consentido— riñó al can y este le respondió con un ladrido. Tae bufó.

Y es que no era para más, Taehyung le masajeaba sus patitas traseras más de lo necesario, le daba las croquetas una por una... Ya sabes, cosas para hacer de los perros unos mimados.

Cuando Taehyung terminó de recoger las croquetas, se dio una bien merecida ducha y se puso su pijama más cómoda. Tomó una rebanada del pastel que había comprado unos días atrás y se puso a calificar el trabajo de sus alumnos pequeños.

— El dibujo de Shuhua es tan colorido...— sonrió enternecido. Shuhua era una niña con una gran imaginación para sus cortos cuatro años, era una de sus favoritas y su madre era una de sus grandes amigas también. — ¡Oh, Jinwoo ha mejorado un montón!— susurró maravillado con el folio de su pequeño.

Y cuando estaba a punto de calificar el penúltimo dibujo, la sensación de estar olvidando algo lo azotó como ventisca en invierno.
Arrugó la nariz y contó los folios. Uno, dos, veinte... Estaban completos. Echó una mirada rápida a la puerta de su departamento y estaba cerrada. Vio los tazones del consentido y estaban llenos.
La estufa estaba apagada, el refrigerador cerrado, había regado las plantas... ¿Qué era lo que faltaba?

Su celular sonó y casi se cae de la silla. Se apresuró a el antes de que Adele cantara hello, can you hear me. Su ceño se arrugó cuando vio que lo llamaba un número sin registrar.

Qué raro.

— ¿Hola..?—contestó algo dudoso. El extraño al otro lado de la línea rió y el cerebro de Tae hizo click.

Oh, dios. ¡Oh, dios!

El había olvidado la cita que tenía con Jungkook esa noche. ¡Eso era lo que había olvidado! ¡Menudo torpe que era!

— Lo supuse— comentó divertido cuando Taehyung jadeó muy audiblemente

— ¡Lo siento tanto, Jungkook-ah! El trabajo me tuvo muy ajetreado—se excusó y no era una mentira del todo así que estaba bien— ¿Aún estás en el lugar donde iba a ser nuestro cita? Dime dónde es y no tardaré en llegar.

Jungkook se carcajeó y Tae pudo jurar que lo sintió negar del otro lado de la línea.

— De hecho— comenzó—, acabo de salir del trabajo igualmente, le pedí tu número a Seokjin hyung y ahora mismo estoy conduciendo para llegar a tu casa y organizar nuestra cita.

— ¿¡En serio!?— saltó airado, ignorando el cómo había conseguido su dirección, eso no importaba ahora.

— Soy un hombre que cumple lo que promete, Taehyung-ah.

— De acuerdo, verás...— relamió sus labios— Ahora mismo estoy en pijama y estoy terminando de revisar los dibujos de mis alumnos...

— No tengo problema con ello, podría ayudarlo, profesor Taehyung— Tae cubrió su cara con una mano, eso fue muy vergonzoso.

— Bien, entonces te veo aquí— y colgó. Kim suspiró y corrió a su habitación para poder elegir lo que iba a ponerse.
Nada provocativo, por favor...

— ¿Camisa de rejilla..?— murmuró, pero la descartó casi al instante. Al final sólo se pondría un jersey color perla y un pantalón negro que se ajustaba en puntos específicos. Arregló su cabello y estaba listo.

Sonó el timbre y fue a tropezones hasta la puerta, verificó que su peinado estuviera bien y le abrió la puerta a Jeon.

Cristo dulce...

— Wow, estás... estás de maravilla— La boca de Taehyung se hizo una O perfecta, Jungkook se sacudió orgulloso.

— Gracias, tu igualmente estás excelente— sonrió y Taehyung se hizo a un lado para que el pudiese pasar. Kook se quitó su saco negro y lo puso en el perchero de la entrada. Kim tragó saliva.

¿Jungkook siempre había estado así de musculoso o sus muslos eran los que daban esa impresión?

— ¿Tae?

— ¿Eh?— salió de su ensoñación y lo miró a la cara, había un poco de incomodidad en su rostro. ¿¡Había olvidado recoger sus calcetines de gatitos gordos!?

— Verás, amo los perros pero este pequeñín está mordiendo mi pantalón con demasiada euforia— sonrió incómodo y Tae quitó a Yeontan de las pantorrillas de su futuro ligue de una sola noche.

— Yeontan, no está bien morder los pantalones de los invitados— regañó dándole una palmadita en su trasero, no fue fuerte... Ni siquiera una nalgada.

Tannie se fue a su cama esponjosa y le gruñó a Jungkook. Eso, demuestrale quién manda.

— Jimin y Yeontan... Será difícil— masculló Jeon tan bajito que Taehyung no pudo llegar a escucharlo. El pelinegro le sonrió.

— ¿Q-Qué tal tu día?— el rubio cenizo casi se azota contra la pared por hacer una pregunta tan estúpida como esa. Se supone que era sexo sin sentimientos, no tenía por qué indagar en la vida de su amigo.

— Pesadísimo. Tuve una junta con los diseñadores más malcriados del continente asiático— gruñó, sentándose en el sofá de cuero negro que adornaba la pequeña sala. Taehyung asintió compresivo, sabía lo pesado que era el trabajo de Jungkook.

— ¿Estás trabajando para una nueva colección?— preguntó curioso, Jeon asintió— ¡Impresionante!

— Ni tanto, Tae. Yo sólo ordeno, manejo y superviso... Lo impresionante no lo hago yo— sonríe y Taehyung arruga su nariz.

— Te subestimas, CEO Jungkook— guiñó el ojo el rubio cenizo y Kook sólo atinó a sonrojarse de una mejilla.

— Olvidaba que conoces todo de mí...

— Sólo conozco lo que tú dejas ver. No lo sé todo— respondió con simpleza, con una mirada cálida que reconfortó el corazón de Jungkook, sólo por un momento. Sólo un poco.

— Puede...

Taehyung de repente se sintió incómodo y Jungkook lo notó. Ambos telepáticamente decidieron cambiar de tema.

— ¿Y en qué trabajas exactamente, Tae?— el rubio cenizo se sentó a su lado y la mirada se le iluminó. Amaba hablar de su trabajo y lo dejaba en claro con cada brillo en sus ojos.

— Soy profesor en el jardín de niños que queda a unas calles— sonrió de oreja a oreja—. Amo a mis pequeñines y sinceramente, ellos son los que me enseñan a mí, son tan lindos... ¡Ah! Y también tengo la cafetería en la que ya has estado, sólo así puedo llevar los costes de-

Se calló a si cuando cayó en cuenta de lo mucho que había soltado. No le podía decir sobre Somi. Eso sería una gran problema para él y para Jungkook.
Y no es como si se avergonzara de hablar de su pequeña princesa, para nada. Pero era un tema que era mejor guardar para su propio conocimiento y el de los doctores del hospital. Ni siquiera Seokjin hyung sabía.

Lástima que Jungkook no pensara igual.

— ¿Los costes de qué?— preguntó con un genuino interés y Taehyung se mordió el apice de la lengua.

— ...¿De mi crucero a las Bahamas?.. ¡Sí, los costes de mi crucero!— se paniqueó al instante, era malísimo mintiendo y se notaba ¿verdad?— Sí, ya sabes. De esos cruceros super lujosos que duran como un mes, sí.— Tejió aún más la mentira para hacerla más creíble y el pelinegro por primera vez frunció el entrecejo, no muy convencido del todo.

— ¿Así que no puedes con los costes de un crucero a las Bahamas?— rió con burla y Taehyung debió sentirse ofendido de no ser porque era una mentira tonta— De acuerdo, perdón. Pero podrías habérmelo dicho y con gusto pago ese crucero... Y vamos juntos.

¡Santa madre de Dios! ¿¡Jungkook había puesto su mano sobre el muslo de Tae en una casi propuesta indecente o era Yeontan que había venido a ladrarle para marcar territorio!?

Tae bajó la mirada a su regazo para comprobarlo y, vaya vaya, era la estilizada y cincelada mano del azabache. Cristo dulce.

— P-Pues verás... Yo— se quedó mudo cuando la mano de Jungkook fue subiendo más por su muslo.

— ¿Tu...— ronroneó, repito, ronroneó y Taehyung sintió que se moría ahí mismo.

— No podría... Hacer eso— dijo con un hilillo de voz y eso pareció divertirle a Jungkook porque le regaló una sonrisa que no era como las de conejito, no. Era de un tigre a punto de domar a su tigresa. Ya saben a lo que voy—. Jin hyung dijo que sólo era concebir y ninguna otra interacción— jadeó cuando la mano del pelinegro llegó al borde de su pantalón. Tragó saliva.

— En efecto... Pero yo puedo elegir el lugar donde concebiremos a nuestro bebé— susurró, acercando su rostro al de Gelatina-Kim, mirando deseoso sus labios en forma de corazón—. Me gusta hacerlo en piscinas— guiñó un ojo coqueto.

¿Dónde había quedado el Jungkook tímido que había visto en la cafetería y en la mayor parte de su infancia? Taehyung estaba confundido. Se sentía engañado también.

— Jungkook...— siseó cuando la mano traviesa del azabache se coló por debajo de su jersey. Jeon se fue directamente a segunda base.

— Ese es mi nombre— El rubio lo sintió sonreír sobre su cuello, corrió su rostro a la derecha y sus ojitos chocaron con los de Yeontan; automáticamente entró en un estado de nervios-vergüenza-pánico.

Apartó a Jungkook de encima suyo y fue corriendo como un rayo hasta su cocina. Se puso su delantal y prendió la estufa.

— ¿Quieres cenar? Claro que quieres cenar. ¿Qué dices? ¿Que quieres chocolate caliente y bombones? ¡Perfecto, en breve termino la cena!— gritó con un tono gracioso y el rostro rojo de la vergüenza.

Aunque no entendía muy bien por qué pero se moría de pena. Se supone que eso era lo que tenían que hacer, Jungkook se la metía, el la recibía, llegaban al clímax y quedaba en cinta. Fácil y rápido. Jungkook a lo mejor ni duraba más de cinco minutos así que sería menos tortura. ¡Pudo haber sido esta noche y no lo volvía a ver!

Da igual, Yeontan lo miraba raro. No le daría esa imagen a su hijo-no-hijo.

Estaba tan entretenido rompiendo los trocitos de chocolate que no se dió cuenta del momento en que Jungkook entró a la cocina.

El pelinegro posó sus manos en la cintura de Tae y apoyó su mentón en el hombro del mismo. Sonrió con suficiencia cuando sintió a Kim erizarse.

— No preguntaré sobre cómo es que sabes que me gusta tomar el chocolate con bombones por las noches— cerró los ojos y se dejó llevar por el perfume dulce que Taehyung usaba—. Y por las mañanas me gusta pero-

— Con leche y galletas de chispas— terminó la oración el rubio, sonriendo cuando recordó ese detalle de todas las veces que Jeon se quedó a dormir en su casa.

— Sí, sí— rió risueño, concediéndole el punto—. Junghyun le dibujaba flores, bigote y barba a Jin hyung.

Taehyung se puso rígido cuando mencionó a Junghyun, Jungkook no lo pasó en alto.

— ¿Todo bien?— preguntó preocupado, el rubio asintió poniendo una sonrisa falsa que Kook miró de reojo.

— ¿Cómo está él?— quiso saber, poniendo la pregunta en un tono amargo y con un apice de dolor. Kook no lo entendió.

— Pues... Ha estado en Tokyo desde hace casi cuatro años. No nos dijo mucho, sólo que era trabajo— arrugó la nariz con incertidumbre y Taehyung sólo contuvo las ganas de enterrarle un cuchillo en la vena ahorta a Junghyun.

— Mmm, ya veo...— Resentido, Taehyung aplastó el chocolate con ambas manos y lo aventó con brusquedad.

— ¿Todo bien?— preguntó Jungkook, impresionado por la fuerza de Taehyung. Kim asintió— Ustedes se llevaban bien...

— ¿Verdad que sí?—la voz de Taehyung salió monótona y el azabache se separó por fin del menudito cuerpo del rubio.

Ambos decidieron no hablar más.
El resto de la cita fue incómoda, Taehyung no soltaba a Yeontan y cada vez que Jungkook se quería acercar al rubio, el can le ladraba con resentimiento, percibiendo el decaído ánimo de su amo y que no pudo haberselo causado alguien más que el.

Yeontan: 1, Jungkook:0.








🐅














Al día siguiente, Jin le había llamado. Cosa que no extrañó a Taehyung, ya que ambos se llamaban regularmente.

Lo que sí le sorprendió fue la razón.

— ¿¡Que mamá qué!?— gritó y se escuchó la risa nerviosa del mayor, Taehyung lloriqueó.

— Lo que escuchas, hermanito. Mamá le clavó su tenedor a la ama de llaves... Muy amigable por cierto.

Dios. Su madre era una mecha corta.

Ahora mismo estaba aparcando su auto en el porche de su madre. Infló el pecho, preparándose para la batalla espartana que se desenvolvería cuando pusiera un pie dentro. Metió su copia de llave y abrió la puerta, tan pronto como su rostro se asomó al pasillo, Jin estaba de pie. Esperándolo con una mirada inquietantemente dulce.

— ¿¡Y la señorita Eunha!?— Sacó unas gasas y alcohol de su bolso. La sonrisa del mayor se amplió más.

— Taehyung-ssi... No tengo un tenedor clavado en la mano, tranquilo— La mujer de edad media salió con una gran sonrisa, enseñándole sus manos para que Taehyung verificara su perfecta integridad.

— Entonces...— No entendía nada. ¿Entonces a quién le había clavado el tenedor su loca madre?

— Verás— carraspeó Seokjin y Eunha se fue a la cocina. Cobarde, pensó Tae—. Mamá quería hablar contigo...

— No tengo nada que hablar con ella— gruñó. No iba a limar las asperezas que tenía con su madre. Ella lo convirtió en un cero a las izquierda, era entendible que le tuviera rencor.

— Tae— empezó la reprimenda, el nombrado rodó los ojos—. Sólo escúchala, en serio la vi arrepentida...

— ¿Y por qué no llamó ella?

Bueno, Taehyung tenía un punto. Si tan arrepentida estaba la señora Taeyeon, llamar a Taehyung le hubiera concedido varios puntos positivos. Pero al pedirle a su hijo mayor que lo hiciera, Taehyung en serio prefería darle el saludo que su perdón.

— Ya sabes cómo es. Lo importante es que quiere arreglar las cosas contigo, con su hijo menor.

— Da igual, dile que baje y se disculpe. Ya me quiero ir— ordenó el rubio, Seokjin rió de forma nerviosa negando con la cabeza.

— Está haciendo la cena, se disculpará cuando pruebes su jajangmyeon.

Taehyung se cruzó de brazos, molesto.

— Pues ya qué...









[🐯]









La cena llegó después de casi dos horas de preparación. Desde entonces, ninguno se anima a iniciar el tema de conversación.

Taeyeon come en silencio y con la elegancia evidente de ser la reina de su casa. Puff.

Seokjin se nota más que incómodo, realmente tenso y contar chistes no forma parte de sus planes. No con Taeyeon teniendo un tenedor tan cerca de ella.

Y Taehyung, bueno, el disfruta la comida.

— ¿Sigues trabajando en esa escuela de tan poca clase?— Taeyeon es la primera en lanzar la bomba, dándole una mirada cero encantadora a su hijo menor. Taehyung ni se inmuta.

— Trabajaría en una escuela mejor si mi madre no me hubiera echado de casa a los dieciséis.

Taehyung:1, Taeyeon:0

El rostro de su madre se deformó en mil u una emociones. Ahora mismo está con el ceño fruncido y echando humo de las orejas.

Algo que odia Taeyeon es que le recuerden lo que hizo mal porque: 1-es real, 2-le avergüenza y 3-ventilan la horrible persona que es.

Bendito sea el padre de Taehyung. Se divorció a buena hora de su esposa mecha corta.

— Vaya, no sabía que tenía un hijo tan malcriado— atacó de nuevo la rubia, volviendo la vista a su plato. Tomó sus palillos y continuó comiendo con una cadencia que hastiaba a su hijo menor.

— Lo hubieras sabido si hubieras estado a mi lado en todo el proceso de mi crianza y no en tiendas de ropa cara y maquillaje con tus amigas.

Wow. Taehyung:2, Taeyeon:0

Seokjin carraspeó— Tae, tranquilo— pidió el mayor y su hermano pareció responder a la voz suave de Jin. Se acomodó en su sitio, guardando la compostura y las ganas de aventarse contra su madre.

— Eres igual a tu padre. Yo quería dialogar contigo como se debe pero ante la más mínima palabra saltas y te exhaltas.

— Sí, soy igual a mi padre. Sé defenderme de palabras tan venenosas como las tuyas. Papá me crió para prevenirme de tus manipulaciones de víbora— El desdén es palpable en el tono de voz de Tae. La rubia ni se inmutó, adoptando su tradicional semblante frívolo y distante.

— M-Mamá...— titubeó el pobre Jin que hasta ese momento se había mantenido sereno, no quería pelear con su madre... Pero era toda una mecha corta, de verdad.

— ¿Necesitas algo, Seokjin?— preguntó con molestia. El de hombros anchos asintió.

— Dijiste que te ibas a disculpar con Taehyung. Cuento con ello...

— Quería hacerlo pero es un incompetente como tu padre. Ese tipo los mima demasiado.

Taehyung suspiró y terminó su comida, rezó porque Taeyeon no le haya puesto veneno.

— Lo mismo digo, madre. No quiero tus disculpas y aunque me las pidieras te rechazaría— sonrió con suficiencia y vio a su madre tensarse, su sonrisa aumentó—... Oh, y antes de irme... Mamá, ¿sabías que el sexo te vuelve menos amargada?

Y Taehyung salió del comedor antes de que su madre le terminara clavando el tenedor en la yugular. Antes de irse pudo escuchar las risas contenidas de Jin y el jadeo ofendido de Taeyeon.

La cena había terminado mejor de lo previsto.

Encendió su auto y puso marcha rumbo a su departamento. Cuando llegó a un semáforo en rojo, justo en ese momento, le llegó un mensaje.

Era Jungkook preguntándole si podían verse en el restaurante de comida italiana que quedaba casi a las afueras de Seúl. Sí cómo no, estaba súper cerca de la casa de su madre en la otra punta de la ciudad.

Pero vamos, es Taehyung y aunque lo niegue, ya quiere adelantar la noche de pasión que tendrá con Jungkook en ese crucero en las Bahamas.

Sí es que era en el crucero y no en el estacionamiento del centro comercial.















🌻🐅🌻

Kiubo😔💙💙💙💙

He estado pensando en tae... cada vez lo veo más delgadito... espero que sólo sean cosas mías.

recuerda tomar awita💖💖😚

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