Capítulo 5:
No llevábamos más que una semana de Octubre y ya había empezado la temporada de lluvias. Las hojas empezaban a cubrir el suelo y el aire olía a humedad. Era mi época favorita del año. En el insti todo iba bien. Jake había seguido insistiendo pero ya estaba acostumbrada. Alex y yo no habíamos vuelto a hablar salvo en un par de ocasiones que tuvo que irse y algún día que me avisó por mensaje de que no asistiría. Faltaba bastante más de lo que esperaba. Recordé el día en que escuché la llamada telefónica y oí algo de una operación. Efectivamente la semana siguiente hubo dos días que no vino. ¿Le sucedería algo? Sam había preguntado a Ian pero lo único que le dijo es que siempre había faltado mucho por temas personales y que al principio no le afectó a los estudios pero que a finales del año anterior no asistió al último mes de clase y no se pudo presentar a los exámenes. No sabía si sería capaz de preguntarle más adelante a Alex directamente ya que dudaba que llegaramos a tener mucha confianza. Me tocaría conformarme con que pudieramos llevarnos bien.
Llegué a clase, segundos antes de que sonara el timbre. Bien, no he llegado tarde. Mis amigos me aplaudieron y me acerqué a ellos haciendo reverencias y saludos.
- Parece que alguien ha llegado a la hora - me felicitó Helena.
- Ya, ya. Chicos por favor que me sonrojo - bromeé sentándome detrás de ellos.
La profesora de mates entró poco después. La clase se volvió de lo más aburrida y dejé de entender lo que la profesora explicaba en la pizarra. Helena y yo acabamos cuchicheando sobre sus planes con Noah para el finde.
- Señorita Barnes. Tal vez preferiría estar en primera fila para evitar la tentación de distraerse.
Mierda. Recogí mis cosas y me dirigí a la primera fila al hueco libre junto a Alex.
- Vaya, señorita delegada. ¿No debería dar ejemplo? - se burló.
Le fulminé con la mirada sin poder evitar sonreír.
- Veo que aún no has encontrado la definición de amabilidad en el diccionario - le respondí alzando una ceja.
- ¿Diccionario?
Puse los ojos en blanco y no me quedó otra que prestar atención a la profesora. Los últimos minutos nos mandó unos ejercicios de deberes y nos dejo el resto de la clase para empezarlos. Empecé a hacerlos y aunque mucha gente había empezado a hablar, mi compañero no era el más adecuado para eso. ¿De qué podría hablar con él? La respuesta llegó a mí en ese momento.
- El otro día vi el libro que estabas leyendo.
Le miré sorprendida y esperé unos segundos antes de contestar.
- ¿Lo has leído?
- Sí. Es un autor increíble.
- Entonces te gusta la ciencia ficción. ¿Te leíste la trilogía de 'La estrella azul'?
- Me encanta. Es de sus mejores obras. Si te gusta este autor deberías leer a Arthur Jackson. Tiene un estilo similar.
- Claro que lo he leído. Tengo su libro de 'El despertar' firmado. Estuve cinco horas de cola cuando fue a Gredsy.
- Eso está a dos horas en coche.
- Lo sé. Y yo fui en bus.
Alex se rio sorprendido.
- Yo nunca he ido a una de sus firmas.
- Pues deberías. Es un señor encantador. El mejor minuto de mi vida.
Comenzamos a hablar de muchos otros libros y acabamos metidos en el tema de cine. Cuando la clase terminó y la profesora se fue estábamos teniendo una conversación muy animada y no me di cuenta de que entraba el profesor de Historia. Comenzó la clase, aunque eso no nos impidió hablar en susurros.
- ¿Crees que este profesor también te regañará por hablar? - se burló.
- ¿Y qué va a hacer? ¿Ponerme en primera fila?
Alex se rió. Fue en ese momenro que escuché su risa que me di cuenta que hacía un mes que habían empezado las clases y estábamos declarándonos la guerra. Intenté no pensar en ello y volvimos a centrarnos en la clase. Para cuando terminó, estábamos hablando de la nueva película de super héroes que se estrenaba este viernes.
- Voy a ir a verla con Ian. ¿Te quieres venir? - me preguntó.
- Guau.
- ¿Qué?
- Lo estaba pensando antes pero... hace unos días eras el ser más despreciable sobre la faz de la Tierra y ahora me apetece ir al cine contigo.
Se quedó unos segundos mirándome y asintió lentamente.
- Prefería pasar el año sin tener que hablar con nadie y tú eres muy plasta.
- ¡Oye! - respondí ofendida.
- Tienes que admitir que eres muy insistente - se rio.
- Vale, vale. Señor prefiero estar solo. Vete a ver si te cogen como vampiro en la próxima película cutre.
Ante mi comentario estalló en carcajadas.
- Alice. Noah y yo vamos a tomar un poco el aire. ¿Te vienes? - me ofreció Helena.
- Id vosotros. Si eso luego os busco - le respondí.
Asintió y cogió del brazo a Noah antes de salir.
- Ahora que nadie puede oír tu respuesta. ¿Quieres que vayamos? Te prometo que son buena gente.
- Ya te he dicho que prefiero pasar el año sin tener que hablar con nadie. Ve tú si quieres.
- ¿Pero por qué?
- No creo que sea asunto tuyo.
- Sabes lo insistente que puedo ser - bromeé.
Forzó una risa mientras apartaba la mirada.
- Solo quiero terminar los estudios y ya. Hacer amigos para un año me parece una perdida de tiempo.
- ¿Quién dice que tengan que ser para un año?
- Ian podrá confirmártelo pero digamos que mi día a día es un poco movidito. La amistad es solo un estorbo. Ian es mi único amigo y no necesito más.
- ¿La amistad es solo un estorbo? ¿Desde cuando?
- No voy a explicártelo todo así que no vas a poder entenderme. Solo lo prefiero así.
- Pues como veas. Pero tener amigos aunque solo sea para un curso no te puede hacer ningún daño.
- Si te sigo diciendo que no seguirás insistiendo en que vaya con tus amigos, ¿verdad?
- Es probable - me reí con fingida inocencia.
Suspiró y se puso en pie.
- ¿En serio? - pregunté sin poder creérmelo.
- Tú misma lo has dicho. ¿Qué daño puede hacer? Pero me debes una.
- Tendré que conformarme - me reí mientras me ponía la chaqueta.
Fuera me encontré con Helena y Noah besándose en un banco.
- De frente podrán observar una pareja de chimpancés en celo - bromeé.
- Alice. Soy mucho más guapo que un chimpancé - respondió Noah ofendido.
- ¿Defenderte a ti mismo es lo primero que se te ocurre? - se quejó Helena.
- Tienes razón. Perdón cariño. Alice, cómo se te ocurre ofender al chimpancé comparándolo con Helena.
Me eché a reír mientras Helena se abalanzaba sobre su novio.
- Si habéis terminado me gustaría presentaros a Alex - dije señalándole a mi lado.
- Yo soy Helena.
- Noah. Un placer - dijo poniéndole el puño.
Alex lo chocó y nos sentamos al lado de mis amigos. Mantuvimos una conversación de lo más normal y sin preguntas personales, lo cual pareció tranquilizar a Alex. Cuando volvimos a clase seguí sentada a su lado y durante la comida también se unió a nosotros.
- Puede que no me importe si te sientas conmigo en clase. Parece que soy muy buena compañía - me dijo cuando vio que volvía a ponerme en primera fila.
- No sabía que eras tan modesto. En ese caso dejaré que me hagas compañía en los descansos en vez de vagar solo por los pasillos como en una película dramática.
- Gracias, hermanita de la caridad - se burló.
Le saqué el dedo fingiendo estar molesta.
- Cuide sus modales, señorita delegada.
- Te lo buscas tu solito, idiota.
Ambos nos reímos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top