Capítulo 16.
— ¡Ya llegó por quién llorabas! — la puerta de mi habitación se abrió de par en par, causando que yo saltara en la silla, donde me encontraba sentada. —Uy, no me dijiste antes que hoy tocaba noche de cuidado personal, hubiera traído todas mis cremas y mascarillas— me giré para poder ver a mis dos mejores amigos, sentándose en mi cama.
—No pensé que vendrían a verme hoy, de ser así, tuviera algo más que ésta bata— señalé mi vestimenta, a lo que ellos negaron.
—Puedes andar como quieras, frente a nosotros, tranquila— Naruto sonrió, mientras pronunciaba esas palabras.
—Gracias al cielo, ésta cosa me estaba dando calor, estaba pensando en quítamela, antes de que entraran— me levanté, retirando la bata. Los ojos de Sasuke casi se salieron de sus orbitas, mi rubio favorito soltó un silbido.
—Itachi definitivamente no la tiene fácil. Dios, estás deslumbrante— me giré para ver mi reflejo.
Mi nightie de color negro era deslumbrante, uno de mis favoritos sin duda.
—Gracias, gracias, pero no es para Itachi. ya le he dejado muy claro que no la tendrá fácil conmigo, ni un poquito— Naruto soltó una carcajada, Sasuke frunció el ceño.
—Si no es para mi hermano, ¿entonces para quién? ¿tienes una cita hoy? — negué, recostándome justo en el medio de ambos.
—Para mi. Yo soy mi cita, al menos que quieran acompañarme— rápidamente el Uzumaki se levanto, dejándome desconcertada. Bueno, no solo a mí, cierto azabache por igual parecía estar perdido en todo este asunto
—Vuelvo en un segundo— indicó Naruto, no sin darse media vuelta, antes de salir por la puerta. —Voy a por mis bóxer favorito, las cosas o se hacen bien, o no se hacen— no pude evitar reír con todo mi ser.
—Bueno, en lo que ustedes se arreglan, iré a buscar algo de vino— al pronunciar esas palabras, el Uchiha se levantó de un salto.
—No te debes tomar las molestias— casi de inmediato Sasuke negó.
—No es una molestia, además, tarde o temprano el cabeza de chorlito se hubiera antojado de una copa, y tu ya lo conoces— asentí, mientras le veía partir.
Amaba la relación que mantenían esos dos. Eran amigos, compadres, y se amaban de una manera única. Es como si estuvieran hechos el uno para el otro, o mejor dicho, para complementarse entre si.
Se respetaban y cuidaban, rara vez les había escuchado discutir, siempre trataban de hacerlo solo entre ellos, en la comodidad de su habitación, sin la necesidad de tener a más personas a su alrededor.
En fin, era maravillosa.
—Ya he vuelto— Naruto entraba envuelto en su bata de baño, con estampados de zorritos. —No habías tenido la oportunidad de verme con éste, lo he comprado hace poco, y Sasuke todavía no lo ha estrenado, ya verás, lo volverá loco— asentí, creyendo plenamente en él.
Solo este chico, que frente a mi se encontraba, tenía la capacidad de volver loco, al menor de los hermanos Uchiha.
—Bueno, deja que me ponga la bata nuevamente, enciendo el aire acondicionado y empezamos una rutina facial, ¿te parece? — el rubio asintió, al tiempo que se sentaba en la cama.
— ¿A dónde ha ido Sasuke? — me preguntó, desconcertado.
—Ha dicho que debía prepararse correctamente para tu aparición, por eso se ha ido a no se donde— me coloqué nuevamente mi bata de baño, al tiempo que el ojiazul encendía el aire. —Es broma, fue a buscar vino— aclaré.
—No tenías que aclararlo, lo sé perfectamente. Si Sasuke se fuera a preparar para mí, probablemente lo hubiera encontrado desnudo, y tu en alguna otra parte del lugar, tratando de no imaginarnos en el proceso— la sinceridad de este chico siempre me dejaba abrumada, mas aún con esa sonrisita traviesa que se traía.
—Eres incorregible— suspiré.
—Bueno, probablemente hubieras acabado en la habitación de Itachi, ambos jugando a hacerse el difícil con el otro, con las ganas hasta el último agujero negro de todos los universos existentes, de comerse las bocas, y quizá algo mas— abrí la boca para tratar de responder, sin embargo nada salió de mis labios.
— ¡NARUTO! — exclamé, unos segundos después, sintiendo los colores subir a mis mejillas.
El ojiazul rió.
Unos cuantos minutos más tarde, acompañados por la canción de fondo que había colocado, me encontraba aplicándole una mascarilla al Uzumaki.
—Envidio con todo mi ser tu piel, Dios, de verdad no sé como te las arreglas para tenerla tan perfecta— Naruto se limito a sonreír un poco.
—Si vieras la fortuna que me gasto en cremas y el cuidado personal, estuvieras clara— me detuve un segundo, para apreciar la aplicación que le había hecho.
—Ya veo. Tengo una duda que me quita el sueño— estiré la mano, par alcanzar el producto, necesitaba más en algunas zonas de su cara.
—Pues no te la guardes— sus manos se movieron, hasta sostener mis caderas.
— ¿Cuál de los dos domina, Sasuke o tú? — Naruto sonrió de forma pícara, pero antes de que me pudiera responder, la puerta se abrió, llamando la atención de ambos.
—Lo siento, traté de quitármelos de encima, pero se han pegado a mi peor que un par de garrapatas— tres dioses griegos, Uchihas sementales, entraban en mi pequeña morada.
—Oh, eso parece divertido, quiero que me pongas a mi también— Shisui se acercó hasta mi tocador, donde nos encontrábamos Naruto y yo.
—No, te tocara esperar tu turno Uchiha— emitió el rubio, acompañado de un gruñido.
—Te recomiendo que te alejes, Shisui, esos dos se comportan de forma muy primitiva cuando sus rutinas son interrumpidas— ambos asentimos, otorgándole la razón a Sasuke.
Al pelinegro no le quedó de otra, más que ir y sentarse junto a sus primos, en mi cama.
— ¿Por qué no ponen música más animada? — cuestionó, alargando su mano hasta el celular de Naruto, el cual estaba conectado por bluetooth a las bocinas de mi habitación.
—Pon lo que quieras— agregó Naruto, colocándose en pie y observando su rostro. —Eres un tesoro aplicando estas cosas. Vamos, siéntate, es tu turno— obedecí, tomando asiento en la silla.
Naruto procedió a recoger mi cabello en su totalidad con una pinza.
— ¿Algún buen samaritano que nos sirva algo de vino? Sasuke, mi amor, tienes cara de ser uno— no pude evitar reír por lo bajo.
—Deja a mi hermano por unos segundos, ya trajo el vino, yo lo sirvo— ese era. . . Itachi.
Mi dios griego personal.
—Oh, a ti no te tenia catalogado como un buen samaritano— sentí el cristal deslizarse por mis manos, no dude en llevarme la copa a los labios.
—Que delicia de vino— musité.
—Puedo asegurarte que mi novio tiene buen gusto, por algo está conmigo— Naruto y sus ocurrencias. El amor propio que se trae éste rubio, ni el mismo sol se le compara.
—Déjame ayudarte, ¿Cómo se aplica ésta cosa? — llevé la copa de vino a mis labios por segunda vez, degustando mejor en esta ocasión.
— ¿Quieres aprender a aplicar una mascarilla? Wow, eso es nuevo. Nunca pensé que vería al gran Itachi Uchiha interesado en éstas cosas— una risa grave bailó por mis oídos, y puedo jurar que me estremecí.
—Es a mí mujer a quien se la vas a aplicar, debo aprender para cuando ya no le sirvas— mi garganta se cerró y devolví todo el vino que había tomado, a la copa.
Observé a Itachi, el cual tenía un brillo divertido en sus ojos.
Naruto alzó las cejas, mientras tomaba de su vino, yo no sabía cómo reaccionar, me había dejado fuera de posición, sin yo siquiera intentar hacer una movida.
Para rematar, el Uchiha me arrancó la copa de las manos, y le dio un largo trago a mi bebida, la cual estaba repleta de mi saliva, gracias a que prácticamente la había escupido de vuelta en la copa.
Sentí mis bragas humedecerse y maldije por lo bajo.
—Nunca un vino me había parecido tan delicioso— lenta, muy lentamente sus labios se acercaron a mi oreja. — ¿Quieres jugar en las grandes ligas? Aprende las reglas, y la primera es, que a mí nunca se me provoca— remarcando su palabra, deslizó la yema de sus dedos por la tela, acariciando mis senos y mirando a través de ella.
Casi ardí en el mismo fuego del infierno, al ver cómo devoró lo que pudo alcanzar a ver, de lo que ocultaba mi bata.
—Cuídado— me las arreglé para decir, su lengua recorriendo con disimulo mi oreja. —Estamos en público, fiera— le aparté de mí, y le rogué con la vista Naruto que me ayudara con esto.
—No me molesta que los demás vean como pretendo adorarte a tí y a tu cuerpo— rápidamente me giré para verlo acercarse a mi cama, donde se encontraban sus familiares.
El maldito se había atrevido a decirlo en voz alta.
—Mujer, que tensión entre ustedes, es muy caliente todo esto— murmuró Naruto, mientras comenzaba a aplicarme la mascarilla.
—Me mojé, Naruto— declaré, estando en total confianza con el.
—Yo en tu caso, fuera una cascada— mordí con fuerza mi labio inferior, para no reír.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top