3- Zoey & Jasper
La coleta rubia de Zoey Queen se balanceó hacia los lados al tiempo que la capitana de las animadoras negaba vehementemente con la cabeza... ¡Tan difícil era realizar una simple pirámide! Se cruzó de brazos, y tras una rápida mirada a su reloj de pulsera volvió a alzar la vista hacia su equipo:
—¡Otra vez! —ordenó.
A pesar de que todavía eran las ocho y veinte de la mañana, el campo de fútbol del ECA ya presentaba casi el mismo bullicio que en una noche de partido. El equipo de animadoras, vestidas con su uniforme negro, rojo y blanco, y el pelo recogido en la coleta reglamentaria, ensayaba junto a la base de las gradas, mientras que los futbolistas (capitaneados por el rubio de oro, Ryan Farleck) ya llevaban una hora corriendo alrededor del campo y practicando las jugadas que tanto su capitán como su entrenador, Andrew Campbell, habían elaborado durante las vacaciones.
Emma Matthews, situada al lado de Zoey, se llevó las manos a la cintura y giró el rostro hacia su mejor amiga, clavándole sus ojos azules rebosantes de exasperación.
—Entiendo que estés empeñada en llevarte el campeonato este año, Zy —dijo—. Pero sinceramente, no quiero empezar el curso toda sudada. Necesito una ducha antes de ir a clases —señaló.
Ambas rubias se conocían desde que tenían uso de razón. Emma sabía perfectamente que para Zy, pocas cosas eran más importantes que la competitividad y el orgullo de coronarse campeona en los nacionales... Aunque, una de ellas era, sin duda, el afán de la capitana por mantener su reputación como reina del Emerald Coast Academy.
Y todo el mundo sabe que una reina siempre debe estar impecable.
Zoey volvió a echar un vistazo a su reloj. Un resoplido escapó de sus labios al comprobar la hora que era, necesitaban entrenar mucho más, pero al parecer esa mañana ya no les quedaba tiempo. Le dedicó un breve asentimiento a su amiga y se llevó a los labios el silbato que le colgaba del cuello.
Al instante, sus quince animadoras dejaron de realizar la rutina que estaban ensayando, para acudir a la llamada de su capitana.
—Muy bien, podéis ir a las duchas, pero os quiero aquí después de la comida para las pruebas —ordenó en tono tajante.
—¿Pruebas? —intervino sorprendida una chica morena—. El equipo ya está completo.
—Cierto, olvidé decirte que estás fuera del equipo, Laurel —respondió Zoey con total naturalidad—, igual que Claire.
Ambas aludidas abrieron la boca con estupefacción.
—¿Por qué? —preguntó Claire.
La capitana puso los ojos en blanco, ¿de verdad eran tan estúpidas que iba a tener que explicárselo?
—Cielo, hazme caso, no te humilles más y devuelve el uniforme —dijo sarcásticamente a la vez que se agachaba para recoger su bolso de deportes.
—Tenemos derecho a saber por qué nos expulsas —insistió la chica en un extraño arrebato de valentía.
La capitana enarcó una ceja y le clavó una mirada cortante:
—Porque es más que obvio que ambas os habéis excedido con el helado durante las vacaciones, y por mucho que me duela dejaros fuera —añadió con una sonrisa cínica—, los equipos de gordas no ganan campeonatos. ¿Algo que objetar?
Las dos chicas cerraron la boca. Una de ellas dirigió una última mirada esperanzada hacia Emma, su subcapitana y la única capaz de conseguir que Zoey cambiara de opinión... aunque eso casi nunca sucedía.
—A mí no me miréis —se limitó a responder la rubia de ojos azules—. Sois voladoras, no se puede realizar un triple carpado en una coreografía si las voladoras pesan más que las postes y las bases —explicó en tono pragmático.
Tras las palabras de la subcapitana, las animadoras comenzaron a dispersarse a toda velocidad, por si acaso alguna más caía ante sus carismáticas líderes. Sin embargo, Emma interceptó a una de ellas antes de que se alejara.
—Cassidy espera —Posó una mano en el hombro de la chica bajita y morena, con unos impresionantes ojos verdes y mirada dulce—. ¿Has visto a Beverly?
La aludida negó con la cabeza, algo sorprendida de que la hermana mayor de su mejor amiga no supiera de ella.
—No, pero hablamos ayer —explicó—. Ella y Jasper pasaron la noche en Hollywood, al parecer el estreno de la película del señor Hansen se alargó más de lo previsto. De todos modos, dijo que estarían aquí para la primera clase.
Emma asintió agradecida. El instinto protector hacia su hermana menor era algo que no podía evitar, más aún cuando sabía que se había escapado con su novio para pasar el fin de semana en Hollywood y poder acudir al estreno de la última película producida por Craig Hansen.
Ni Beverly Matthews ni Jasper Hansen eran precisamente responsables, más bien todo lo contrario, y si de algo estaba segura Emma, era de que el padre de Jasper no se iba a molestar en atenderlos. Probablemente les pagaría una habitación en el Hilton y les conseguiría pases para la fiesta post alfombra roja, pero lo más seguro era que ni siquiera acudiese a saludar a su hijo... Al igual que hacían la mayoría de los padres entre la clase alta de Malibú. Para ellos el trabajo siempre iba primero que la familia.
—Cuando la veas dile que más le vale haberme traído un autógrafo de Emma Watson, o excusa presentarse en el próximo entrenamiento —intervino Zoey, acercándose a ellas dos.
Cassidy asintió.
—Se lo diré —respondió antes de alejarse de ambas rubias.
Emma frunció el ceño y miró a su mejor amiga.
—Es broma ¿no?
Zoey solo sonrió divertida y enganchó a su subcapitana del brazo echando a caminar con ella hacia los vestuarios del instituto.
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Luke Anderson, Nick Gallaher y Cassidy Travers intercambiaron una mirada divertida al ver a su amigo, Jasper Hansen bajar de su Lamborghini con las gafas de sol puestas y una expresión resacosa en el rostro.
La zona de aparcamiento del ECA no tenía nada que envidiarle a una exposición de coches de alta gama. Casi todos los alumnos, ya fueran magos o muggles, tenían auto propio y, desde luego, no eran autos cualesquiera.
Cassidy soltó un suspiro de alivio al ver a Beverly Matthews bajar del asiento del copiloto, con la misma expresión resacosa que su novio, pero por lo demás luciendo un aspecto impecable. La melena rubia perfectamente peinada, el maquillaje justo para disimular la noche de fiesta, y sus preciadas gafas de Prada estilo aviador, otorgándole un toque moderno al uniforme escolar.
La verdad, nadie podía negar el parecido entre las dos hermanas Matthews. Con las lentes de sol puestas era complicado distinguir a Beverly de Emma.
—Veo que la fiesta se alargó más de lo esperado —dijo Luke en tono burlón, acercándose a Jasper—. ¿A qué hora terminó?
—No terminó —contestó Jasper divertido y algo fanfarrón, aunque sin poder disimular el tono cansado—. Tuvimos que irnos en el mejor momento.
—Decidme, por favor, que no habéis venido conduciendo desde Hollywood, después de haber pasado la noche de fiesta —exclamó Cassidy preocupada.
—Tranquila, Cass, usamos un traslador hasta mi casa y allí cogimos el choche de Jasper —explicó Beverly—. ¿Y tú por qué tienes el pelo mojado? —preguntó mirando a su amiga.
—Me acabo de duchar, te has perdido el entrenamiento de animadoras —explicó Cassie.
—Imagino que Queen se habrá cabreado —comentó Nick.
—Ha dicho que si vuelves a faltar te echa del equipo, Ever —respondió la morena suavizando el tono lo máximo posible para dirigirse a su amiga. Cassidy odiaba dar malas noticias.
La aludida esbozó una sonrisa de superioridad. No dudaba en que Zoey echaría a cualquier otra, pero ella era de las mejores animadoras del equipo, así que la capitana no podía permitirse perderla si quería clasificarse para los nacionales.
—Entonces, ¿a cuántos famosos habéis visto? —preguntó Nick.
Antes de que Jasper se dispusiera a relatar con todo lujo de detalles su encuentro con Johnny Depp, o como James Franco lo había invitado a su fiesta de cumpleaños, un flamante Aston Martin pasó a bastante velocidad cerca de ellos, salpicando la camisa de Jasper al pasar por un charco, y provocando que Cassidy casi cayera al suelo al apartarse, por suerte Luke la sujetó a tiempo.
—¡Ten más cuidado imbécil! —gritó Jasper.
El coche aparcó a escasos metros. Los cuatro chicos que bajaron, se acercaron a ellos, con la naturalidad y la calma del que no sabe en dónde se acaba de meter.
—Lo siento —dijo el que iba delante, un muchacho alto moreno y realmente atractivo, con una sonrisa traviesa y despreocupada—. Todavía no me he acostumbrado al cambio de marchas automático —se disculpó.
—¿Desde cuándo el ECA admite a catetos de segunda? —le dijo Jasper a Luke en tono petulante, e ignorando deliberadamente al que se acababa de disculpar.
La sonrisa del moreno se transformó en una mueca de sorpresa que apenas duró un segundo, pues enseguida fue sustituida por una expresión burlona.
—Déjalo, James —murmuró uno de los dos jóvenes castaños que iban con él.
—Tranquilo, Lysander, si yo soy todo amor —James sonrió, mientras Fred y Lorcan intercambiaban una mirada divertida. Ese pijo no sabía con quién se acababa de meter. James sacó la varita del bolsillo trasero del pantalón—. De verdad que lo siento, no pretendía estropear tu uniforme —volvió a disculparse irónicamente y sin dejar de sonreír en ningún momento—. Deja que te limpie la camisa.
Jasper frunció el ceño.
—Ni de coña, no pienso dejar que un idiota me apunte con la varita.
James ignoró a Jasper. Su mente trabajaba a toda máquina, sopesando que hechizo sería más efectivo para bajarle los humos, ¿quizás un encantamiento tragababosas?, ¿un calvario? No, no... ¡Un densaugeo! Sí, sería perfecto, fijo que al pijo ese se le quitaba el complejo de estrella de Hollywood en cuanto se viera con los dientes largos hasta el suelo.
El mayor de los Potter alzó la varita, pero enseguida fue imitado por Luke, Beverly y Cassidy, que no pensaban quedarse de brazos cruzados mientras Jasper era "amenazado".
Fred, Lorcan y Lysander no se quedaron atrás, en cuanto vieron que eran tres contra uno, sacaron sus propias varitas para apoyar a James, mientras que Jasper y Nick, aunque sorprendidos por un instante, pronto apretaron los puños, preparados para lo que pudiera pasar... Eran muggles, pero también sabían defenderse.
—James ¿qué está pasando?
El tono preocupado de Liber logró que el mayor de los Potter girara el rostro hacia ella, encontrándose a la chica acompañada de sus tres amigas, Albus y Scorpius, que observaban la escena con gestos de sorpresa.
—Perfecto, Potter —El sarcasmo en la voz de Agatha era más que evidente—. Ni siquiera han empezado las clases y ya estás buscando problemas —La rubia aplaudió un par de veces, remarcando el cinismo en sus palabras.
—¡Ey! Que no he sido yo el que ha empezado —protestó James.
Ya todos los presentes habían bajado las varitas, de manera que el momento de inquietud había quedado atrás, al menos en teoría, pues algunos cruces de miradas se sentían más tensos que una varita preparada para lanzar un hechizo.
Tras unos segundos particularmente incómodos, Jasper Hansen decidió romper el silencio:
—Hola, Liber, me alegro de verte —Su tono denotaba cierta culpabilidad, aunque bien disimulada—. No sabía que habías vuelto.
Verla, ahí, de repente... lo había pillado totalmente por sorpresa. Estaba seguro de que en otra época habría sido él, el primero en enterarse de la vuelta de Liber, no en vano habían sido más que mejores amigos durante años. Sin embargo, las cosas entre ellos no habían terminado precisamente bien...
Por su parte, Beverly clavó una mirada de odio en la recién llegada, al tiempo que se apresuraba en pasar un brazo alrededor de la cintura de su novio, pegándose a él todo lo que su fisionomía le permitía.
—Llegamos hace cuatro días, fui a tu casa con Chris, pero Mackena nos dijo que estabas en Hollywood con tu padre —explicó la menor de los Blanchard esbozando una sonrisa dulce pero incómoda, e intentando obviar la actitud de la rubia.
James enarcó una ceja:
—Espera ¿conoces a este pij...?
—No nos has presentado Liber —intervino Rose dando un paso al frente y posando una mano en el hombro de su amiga, al tiempo que le clavaba una mirada cortante a su primo mayor.
—Sí, perdón —La chica se mordió el labio, tratando de disimular los nervios. Señaló al grupo que la rodeaba—: Estos son mis amigos de Hogwarts: Lorcan y Lysander Scamander, Fred Weasley, James y Albus Potter, Scorpius y Agatha Malfoy, Rose Weasley y Dominique Weasley —A medida que los iba nombrando, los aludidos hacían un breve gesto de saludo, o esbozaban una sonrisa (muy forzada en el caso de James, los gemelos y Fred).
—Un placer —contestó Jasper, sin afanarse demasiado en disimular el sarcasmo.
—¡Sois familiares de Harry Potter! —exclamó Luke.
—¿De quién? —preguntó Jasper sin demasiado interés.
—Harry Potter —repitió Beverly con exasperación—. Lo hemos dado en clase de Historia de la Magia, Jasper.
—Derrotó a Lord Voldemort y salvó al mundo mágico —explicó Cassidy.
El chico esbozó una expresión impresionada, pero se apresuró en borrarla.
—Mira por dónde, la pequeña Liber sabe con quién codearse —comentó Luke socarrón.
—¿Vais a estudiar aquí este curso? —preguntó Beverly.
—No, que va —respondió Lorcan irónicamente—. Llevamos los uniformes puestos porque vamos a participar en un flashmob a lo High School Musical —A la vez que hablaba improvisaba algunos divertidos pasos de baile.
Fred y James soltaron una carcajada y chocaron el puño con el menor de los gemelos, mientras Lysander trataba de disimular una sonrisilla y Beverly enarcaba una ceja.
Liber suspiró brevemente, antes de señalar al grupo de californianos:
—Ellos son Jasper Hansen, Beverly Matthews, Cassidy Travers, Luke Anderson y.... —se detuvo al llegar a un chico alto de pelo azabache y ojos grises, con una mirada muy diferente a la del resto... mucho más madura y seria.
—Nicholas Gallaher. Llegué el año pasado —se auto presentó el chico—. Me han hablado mucho de ti, Liber Blanchard —añadió con una sonrisa.
Ella se sonrojó levemente, pero asintió resuelta. Eso explicaba que no lo conociera, pues la última vez que había estado en California había sido dos veranos atrás.
—Todo cosas buenas, espero —dijo Albus en tono calmado, dando un paso al frente y clavando la mirada en el californiano que acaba de hablar.
—Por supuesto —respondió Nick con total naturalidad.
El sonido de la campana anunciando el inicio de las clases consiguió evitar otro potencialmente incómodo momento. Los diferentes grupos que los rodeaban comenzaron a dispersarse.
—Nos vemos en clase, ¿no? —comentó Jasper mirando a Liber.
Tras el asentimiento de la chica, los californianos comenzaron a alejarse. Beverly se colgó del brazo de Jasper atrayéndolo hacia ella en un gesto deliberadamente posesivo, no obstante, esto no evitó que él se girara una última vez para sonreírle a la menor de los Blanchard.
Cassidy pasó ante ella, y Liber la saludó en un intento de volver a hablar con la que había sido su mejor amiga durante su tiempo en el ECA, pero la morena se limitó a torcerle el rostro y seguir a Beverly y al resto de su grupito.
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Hy! ^_^
Aquí otros dos nuevos personajes que estaba deseando que conociérais. Zoey es bastante perra pero yo la amo igual jaja, y Jasper... bueno, queda mucho por ver de él. ¿Alguna opinión sobre ellos?, ¿y sobre, Beverly?, ya que estamos xD
Besos, nos vemos en el próximo ;)
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