23. Amaaaaaaaba.
Edgar no tenía ninguna razón para ser así.
No había ninguna razón en específico por la cual Edgar fuera así. Algunas personas simplemente nacen así. No hay ningún trauma o evento catastrófico que le cambió la vida, sí, su padre era un pedazo de mierda pero siempre existe la oportunidad de superarse, de ser mejor, Edgar la tuvo pero no la tomó. Solo le gustaba ser así.
No tenía un trauma o enfermedad trágica capaz de excusar tan aberrante comportamiento, simplemente nació así. Las personas siempre intentan ver lo mejor de aquellos monstruos, quizás por una cantidad considerable de ceros a la derecha en distintas cuentas de bancos en el mundo, cara bonita o un cuerpo del sueño, Edgar tenía las tres: dinero, un rostro atractivo y un cuerpo perfecto. Desde niño se negó a envejecer, haría ejercicio por cuatro horas todos los días y solo comería cosas de origen natural, tendría a los mejores dietistas y entrenadores del mundo saltando tal alto como él quisiera por un par de miles que solo eran basura para él, pero no solo tenía a los dietistas haciendo todo por él, también a los jueces, a la policía y todo aquél ente que pudiera significar algún beneficio para él. Edgar tenía a todos en la palma de su mano. A veces Edgar fantaseaba con ser capturado, imaginaba estar en su jet privado rumbo a algún lugar cuando la policía rodeará su avión, sabía que sus hombres y sus contactos no permitirían eso, pero le gustaba imaginarse matar a todos esos uniformados e imaginarse a sus viudas llorando sobre las múltiples lapidas de color gris, de vez en cuando incluía a Liam en sus fantasías, no lo hacía muy a menudo porque siempre su mente divagaba y llegaba a los peores escenarios posibles, pero cuando lo hacia con especial atención al detalle y con mucha imaginación podía llegar a disfrutarlo: a lo mejor le estaría haciendo el amor como un salvaje cuando lo capturarán, él los mataría por solo ver la desnudez de su niño; pero en ocasiones miraba todo desde un punto de vista realista y todo se volvía aterrador; él era salvaje, sabía como usar un arma y tenia entrenamiento militar, además de saber el metodo del fracti, una clase de pelea cuerpo a cuerpo, con la excepción de que en este se le enseña a la persona a como desmembrar a otra con sus propias manos, es realmente fácil, solo debes saber las zonas más débiles del cuerpo y los músculos correctos que golpear, en poco tiempo podrás destrozar a una persona; si bien podía desmembrar a unos cuantos policías no podría proteger directamente a su niño y sabía que se lo podrían quitar en cualquier momento. No le gustaba pensar en eso. Por eso y otras razones nunca lo dejo ir o salir sin su permiso o compañía de la mansión, Edgar necesitaba tener el control de la situación, de su niño.
Aún así sabía que si de alguna manera lo capturaban él sería liberado en el acto, no solo por su dinero y contactos, también por la oleada de estúpidas hormonales que por ver una linda cara piensan que es inocente o simplemente minimizan todo, cuando pensaba en eso no podía no imaginar a una jauría de perras idiotas publicando estupideces en redes sociales sobre liberarlo o recolectando firmas para reducir su condena, incluso ya había pensando en un nombre para su club de fans, sabia que irían a su juicio (si es que había alguno) con sus tontos carteles, cartas de amor o sus patéticas ediciones en tiktok de videos o fotografías suyas con canciones como "Criminal" de Britney Spears, Serial Killer de Lana del Rey o alguna canción similar. Se imaginaba con Ted Bundy, Isabella Guzman o Cameron Herrin desde el infierno burlándose de aquellas estúpidas que solo piensan con la vagina, claro que también habrían imbéciles con el pene demasiado duro como para pensar con claridad defendiendo sus acciones, pero por lo general son mujeres, todo porque siempre se les inculcó esa horrorosa idea de "domar a la bestia". A veces Edgar quería partirle la cara a las chicas de su comunidad, todas eran sumisas y perdonaban cualquier cosa, de cierta forma a él le repugnaba la sumisión femenina, adoraba la sumisión absoluta de Liam, pero a penas Lala inició su vida sexual y la descubrió mandándole fotos desnuda al chico solo para que él no terminará la relación fue, y le partió la cara al desafortunado, y chantajista muchacho, lo mando a Grimore pero también le dio una paliza a su hija. El primer novio de Lala era la clase de chico que bailaba sobre las pestañas de las mujeres, saltando de vagina en vagina pero por alguna razón creía merecer tener a una chica oficial que estúpidamente siempre lo esperaba con los brazos y piernas abiertas, a penas Edgar notó que Lala empezó a desarrollar esa actitud tan complaciente la cortó de raíz, antes muerto que permitir que alguna de sus hijas fuera "la chica perfecta" de los hombres en general.
La mayoría de hombres en realidad no quieren una mujer, solo quieren a otro hombre con cuerpo sexy, una versión masculina y con senos de sí mismos pero absolutamente hueca. Quieren una chica que ame el sexo en todas sus formas (pero solo las formas que a él le gustan), que sea siempre sexy, que le guste eructar pero por alguna razón adore cocinar, que lave la ropa, que les planche y que solo sonría cuando él le diga que siempre será la chica número 1, su tierna y adorable leona, cuando en realidad ya tiene la maldita arca de Noe esperandolos. La clase de chicas que sin importar lo mucho que una situación les moleste se contienen para no molestar a su hombre. Edgar golpeó a Lala hasta que le ardieron las manos, todo mientras le gritaba <<¡Dejalo terminar la relación! ¿Si ves que no era tan difícil? Solo deja que te termine o terminalo tú, ten algo de dignidad, tonta del culo>> Con Ariam jamás tuvo ese problema, ella era dominante, una bestia salvaje igual que él, a veces Edgar se sentaba frente a la cama de Ariam y la observaba dormir, ella era tan parecida a él y eso le aterraba, ni siquiera era biologicamente suya pero era su copia exacta, al menos mentalmente. Sino fuera legalmente estéril pensaría que Analeigh de alguna forma logró embarazarse de él, y de allí nació Ariam, aunque sabia que era imposible.
Desde que Ariam era una niña Edgar supo que ella era la indicada para reemplazarlo como líder del negocio, tenía la actitud, falta de empatía y la belleza manipuladora que todo buen traficante debe tener si se quiere escalar hasta lo más alto de la escala social. Perfecta para heredarlo todo, incluso a Liam. Desde entonces intento activamente deshacerse de ella.
En realidad Edgar nunca planeó enviar a Ariam a Grimore, podría ser más fuerte y poderoso si lo hacía, pero jamás le haría eso a su primera hija, al menos así fue hasta que notó que ella era el refugio de Liam, su lugar seguro. No importaba cuanto Ariam lo golpeara o insultara, él siempre la buscaba para protegerse, como un perro fiel. Tomó la decisión de enviar a su hija a Grimore cuando encontró a Liam durmiendo debajo de la cama de Ariam, Liam siempre tuvo problemas para dormir, pero allí, debajo de la cama, aferrándose al peluche del señor Miño y una manta blanca envolviendolo estaba profundamente dormido, como el niño que era, sin temores o preocupaciones. Casualmente a Ariam le llego el periodo una semana después, era el destino.
Quizás el motivo de su repugnancia a dicha actitud que tanto amaba en Liam era Analeigh, ella era la mujer perfecta, la clase de mujer que puede ocasionar la cuarta guerra mundial y con un par de lágrimas convencer a la humanidad de su inocencia. Edgar la adoraba de pies a cabeza, besaba sus pies y veneraba su sombra. Ojalá todas las mujeres fueran tan majestuosas como ella, pero ninguna podría compararse a su adorada Analeigh, aquella reina capaz de cambiar de pieles cual serpiente. Ella era su ejemplo a seguir, al igual que Edgar, Analeigh conoció a su esposo cuando era un bebé, ella lo moldeo y crío como quiso, todo para convertirlo en el esclavo sumiso y perfecto que era, Reagan se desvivía por complacer a su esposa y dueña, obediente, entregado, hermoso y feliz, sobretodo feliz, así era Reagan, aquél joven pelirrojo era feliz al lado de su abusadora, dueña, esposa y torturadora, ella lo hizo ser incapaz de diferenciar entre el dolor y el placer, y le enseño a amarla sin importar si le daba besos o le cortaba los dedos, él simplemente amaba todo lo que ella hacía con él, era feliz siendo un esclavo sexual, no había algo que Edgar anhelara más que Liam fuera feliz con él. ✨Metas✨
Todo lo que era Edgar alguna vez lo fue Analeigh, ella era su musa, su ejemplo a seguir, Analeigh siempre estaría mil pasos delante de él, pero Edgar seguía fielmente las huellas que dejaban sus tacones de quince centímetros.
Uno de esos pasos era ser jamás atrapado, pero le encantaba fantasear con todo lo que podría hacer, debía admitir que estar siempre en el anonimato era aburrido, quería ser reconocido, que todos vieran lo que él podía hacer y que nadie lo podría detener, se imaginaba secuestrando a sus posibles fans y vendiendolas para órganos o esclavitud sexual, sería fácil, buscaría a tan tontas criaturas y con la excusa de "agradecer" su ayuda, y las haría desaparecer, tendría buenos clientes porque la mayoría de esas chicas son niñas sin afecto materno o paterno y a las personas como Edgar y Analeigh les encantan los niños, en especial los pequeños. Siempre es divertido hacerlos llorar hasta que comiencen a sangrar.
Nunca supo con exactitud cuándo comenzó ese gusto por los niños pequeños. A diferencia de Humbert Humbert no tuvo una ninfula o ninfulo el cual empezó todo, no tuvo una Anabel que murió por tuberculosis dejándole el corazón roto y una percepción distorsionada del amor. A lo mejor fue por haber crecido viéndolo, en UML no existe la pedofilia, igual que en Sodoma y Gomorra todo lo que causa placer se esta permitido, pero solo para aquellos de alta alcurnia, a los plebeyos se les da la tarea de obedecer y complacer dichos placeres. Su padre fue uno de ellos, Edgar odiaba a su padre, no solo por el hecho de entregar a su hermana pequeña Sue a Grimore solo por ser mujer (aunque Edgar no tuvo ningún problema en violarla y hacer que otros la violaran para engendrar hijos de Grimore), tampoco porque fuera un padre repugnante que amaba dejarle moretones en el cuerpo pero —¡Ey! ¡El 90% de padres del antiguo continente latinoamericano lo hacen! Su padre lo dejaba inconsciente en el suelo por su propio bien, porque lo amaba — no lo hacía a menudo, a decir verdad Edgar casi nunca lo veía y cuando lo hacía no podía esperar para volver a quedarse solo. Quizás era algo hereditario, Edgar recordaba a su padre siempre con un niño o niña, siempre menores de 10 años, siempre estaban desnudos y caminaban en cuatro patas como un perro o se arrastraban por el suelo, también llevaban correas de perro, cadenas gruesas que siempre eran tiradas por la cruel mano de su padre. Cuando empezaban a crecer el padre de Edgar les cortaba las piernas y los brazos para hacerlos parecer más jóvenes de lo que eran, antes de eso los niños ya no tenían cuerdas vocales, tampoco dientes u ojos, todos se les quitaba para que fueran juguetes adecuados, un juguete no necesita pensar, hablar, ver o tocar (bueno, a veces sí se necesita que toquen), lo que sobra se quita, así de simple. De pequeño Edgar solía preguntarse qué pasaba con esos niños, su padre siempre tenía un niño nuevo, cada año, máximo tres, pensaba que se los regalaba a sus amigos — de ahí fue que Edgar aprendió que las amistades y los contactos lo son todo en la vida — hasta que un día lo vio: su padre lo llamó, le enseño como preparar un esclavo porque él sabia que tarde o temprano lo tendría, los alfas, los reyes como él, como los hombres de su familia siempre tienen esclavos porque sus deseos siempre deben ser complacido. Debía azotarlos a la vez que usaba un juguete en ellos, también incluir pinzas, agujas y cuchillas, cera caliente, electrocutar sus zonas intimas y golpear sus caderas hasta que se rompan. Todo para que no distingan del dolor y el placer, a veces algunos todavía tenían ojos y los hacia ver videos bastante horribles, y cuando ya era demasiado mayor para causar una erección el padre de Edgar se los comía, así de simple, se los comía mientras los follaba — ¡De ahí lo heredó Ariam! ¡Idéntica a su querido abuelo! —, para ser sincero no fue tan impactante como Edgar lo esperaba, fue incluso decepcionante.
A él le parecía una estupidez, ¿para que invertir tanto tiempo y dinero en algo que se iba a comer? Que desperdicio de dinero y tiempo.
Con el tiempo Edgar tuvo sus propios esclavos, solo que él no se los comía, usualmente los vendía a quien los quisiera o directamente les sacaba los órganos para la venta, él no era como su padre, era inteligente y no desperdiciaba algo que podía darle dinero. La vida no era extraordinaria pero tampoco quería suicidarse, con quien sí quería acabar era con su padre, no porque lo odiaba ni algo similar, simplemente a Edgar le causaba ansiedad ver como desperdiciaba tanto dinero en esclavos que después se comía o en asesinar a sus enemigos en vez de sacar provecho al máximo de lo que el cuerpo humano puede ofrecer, pero él no tuvo que hacer nada, alguien lo mató por él y simplemente Edgar se volvió el nuevo líder del negocio.
Por aquel entonces fue cuando conoció a Analeigh y ella se encargó de su padre, solo Analeigh fue capaz de vencer a un diablo como lo era su padre, desde entonces la adoraba.
Por un tiempo Edgar fantaseo con la idea de casarse con Analeigh, ella era perfecta en todos los sentidos, pero siempre lo rechazó, se enteró que ella tenía dos hermanos mayores y uno menor que también les gustaba matar personas, ellos estaban teniendo hijos, asi que si no podía tener a Analeigh al menos podría fantasear con ello al tener a sus sobrinos, claro que ella no tenia ningun problema con el tema del incesto así que ahí también vendría algún hijo de ella. Fue realmente fácil hacerse con los niños, solo fue a Grimore a buscó bebés con características similares a los hermanos de Analeigh y la propia Analeigh, ya con los bebés de reemplazo en su poder solo tuvo que pagar y el hospital se volvió un escenario de teatro donde hasta el conserje tuvo un papel y pudo llevarse a los bebés por la puerta delantera. Tanta era su adoración por ella.
La primera fue Ariam.
Decir que fue una decepción fue poco, siempre estaba enojada, siempre llorando, parecía odiar la vida y odiarlo a él por no quitársela, Edgar contemplo la idea de regresarla a sus padres biológicos en varias ocasiones, pero le daba demasiada pereza volver a hacer el intercambio de bebés además los hermanos de Analeigh eran peligrosos, no tanto como ella pero si eran personas de temer, no lograría salir ileso si devolvía a la niña y no quería ganarse más enemigos de los necesarios, tampoco quería ganarse de enemiga a Analeigh, ella lo mataría sin dudarlo. Entonces decidió que era el momento de conseguir una madre. Escogió a Marianne por una razón: era linda, pequeña y claramente manipulable; Marianne tenía 13 años cuando Edgar "la salvo", de no haber sido escogida por él la habrían asesinado para obtener su carne.
Edgar realmente amaba a Marianne y amaba su relación con ella, un amor de una sola "a" pero suficiente para no desearle la muerte, al menos no todos los días. De vez en cuando le hacía el amor, pero no era tan satisfactorio como hubiera deseado. Marianne era bonita: cabello castaño, ojos azules y la barbilla partida, piel pálida y demasiado delgada; parecía un pelícano con sus piernas largas y delgadas; ella se adaptó muy bien a su nuevo rol como esposa y madre, todo el tiempo estaba maquillada e impecable, siempre se aseguraba de verse bien y aprendió a cocinar, no era una experta pero si era buena; cada vez que Ariam lloraba Marianne se paraba de un salto de la cama e iba a auxiliar a la bebé; pero el gusto por la vida matrimonial le duró a Edgar tres meses. Comenzó a ignorar a Marianne y ella hacía hasta lo imposible por complacerlo, pensando que si no lo hacía él la regresaría a Grimore. Dormían en cuartos diferentes y solo se veían para las comidas, y eso que Edgar le ordenaba a Marianne que alimentará a Ariam lejos de él, por lo tanto no comían juntos tan seguido. Con el tiempo incluso oirla caminar por los pasillos le provocaba náuseas. Le gustaba que ella fuera tan sumisa, sin personalidad, prácticamente Marianne despertaba cada día dispuesta a ser una simple sombra en la casa, Edgar no la veía como una mujer, para él ni siquiera era una persona, por eso no le causaba tanto asco su actitud tan complaciente, ella solo sonreía y asentía animadamente a cada orden que Edgar le daba <<¡Oh, claro que cariño! Pasa por encima de mi sin ningún problema, ¡Soy la esposa perfecta!>> En realidad nunca se casaron, no de forma legal o religiosa, Edgar nunca tuvo interés alguno por casarse con algo que valía menos que una vaca.
Después llegó Lala.
Edgar podía jurar que la niña intentó pedirle ayuda a las enfermeras cuando se la llevaba, no dejaba de gritar y llorar, retorciendo sus microscópicas extremidades de un lado a otro, parecía que decia <<¡Hello! ¡Me están secuestrando! ¿Qué no hay nadie que haga su trabajo aquí?>>, siempre quiso hacerla testigo, así que trato de no encariñarse con ella, pero le dio siempre lo que quiso y más, una especie de disculpa por adelantado.
Y finalmente llegó Liam. Valió la pena la espera. Dos errores, un acierto.
Liam no fue como sus hermanas, era callado y miraba a todas partes con curiosidad, en aquél entonces sus dos ojos eran azules y se abrían de par en par con cada objeto. Mientras Edgar se llevaba al niño él no lloró, tampoco se movía brutalmente como lo hicieron los otros, solo miraba fijamente a Edgar, apenas pestañeaba, en sus ojitos Edgar vio la inocencia y curiosidad infantil que jamás había visto en su vida, y lo amo, supo que por alguna razón el niño se sentía seguro con él, le encantó esa sensación. Tener algo tan pequeño como para estar en sus brazos, algo tan indefenso, algo que proteger. Edgar sintió a Liam tan suyo en ese momento que se lo quiso comer. A penas entraron al auto el niño cayó dormido y Edgar se dedicó a mirar su pequeño pechito subiendo y bajando con cada nueva respiración, el bebé estaba tranquilo con él, por lo tanto era suyo. No podía decir lo mismo de su otro acompañante no deseado, se retorcía como si suplicará piedad, Edgar estuvo tentado a mandarlo a dormir de un balazo, pero eso despertaría a su pequeño.
Lo intento, Edgar lo intento, pero fallo y un día simplemente se encontró teniendo extraños pensamientos pecaminosos mientras le cambiaba el pañal al bebé. Aquella criatura de regordetas y rosadas mejillas era un pequeñísimo ser humano de tan solo tres meses, pero ya se podía ver lo hermoso que sería al crecer, aunque para Edgar ya lo era.
Con cuidado extendió su mano sobre el niño y lo acarició a través de la manta blanca que lo cubría junto al peluche del señor Miño, el pequeño pecho del niño subía y bajaba de forma tranquila con cada respiración que daba, su diminuta boquita rosa en forma de corazón estaba entreabierta, en un hermosa y tierna "O", aunque tuviera sus ojitos cerrados Edgar deseaba ver esos dos ojitos, uno de ellos se estaba tornando de un color distinto, al principio se preocupo pero el doctor le dijo que todo estaba bien y a el hombre le fascinó la idea de tener algo de tan singular belleza, por eso levanto su mano hasta las regordetas mejillas del infante y las pellizcó con fuerza, provocando que el bebé abriera sus ojos asustado y empezara a llorar a todo pulmón.
Liam lloró mucho, demasiado, es lógico, tenía tan solo tres meses, pero Edgar no lo pensó mucho, después de todo los bebés lloran, lloran todo el tiempo...¿No? Fue por eso que no se detuvo, sin importar cuanto el bebé lloró, Edgar no paro, fue como si estuviera en un trance, completamente seguro de que lo que hacía estaba mal pero también absolutamente seguro de no poder parar. Le quito su ropita de color celeste, le quito el pañal, introdujo un dedo, luego otro, introdujo sus dedos, uno a uno, en su interior y no se detuvo, no hasta que su cadera cedió.
¡Crack!
Edgar les dijo a los doctores que su esposa, Marianne, lo dejo caer y por eso tenía los huesos rotos. No le creyeron, pero con un poco de dinero guardaron silencio y Edgar pudo volver a casa con su dulce y tierno bebé con la cadera destrozada.
Edgar realmente intentó controlarse, le colocaba somníferos en la comida y abusaba de él mientras dormía, a veces manchaba su pañal con sangre, pero cuando se está dormido no se siente nada, así que no había ningún problema. ¿Verdad? El niño sólo dormía y Edgar aprovechaba el tiempo, asi fue, hasta que un día, cuando Liam tenía cuatro años, decidió que no debía controlarse más y lo violó, abuso de su hijo tantas veces que se volvió en una rutina. El hombre quería escucharlo gemir, suplicar por más o simplemente escucharlo decir "te amo papá" mientras lo hacía, pero un niño tan pequeño que apenas si sabía hablar con claridad no podía comprender que eso estaba mal. De corazón Edgar creía y esperaba que Liam se acostumbrara e incluso le gustara, pero no fue asi, sin importar cuántos regalos le dio, cuántos juguetes le compro, cuantos besos le dio...Liam lo odio, incluso intentó escapar con sus jovencísimos hijos, mismos que Edgar le había dado al amordazarlo y amenazar a sus hijas para que se acostaran con él.
Edgar amaba a Liam, un amor como de siete "a", Edgar lo amaaaaaaaaba. Lo amaba tanto como a su propia vida. Realmente lo amaba. No podía decir que no quería a sus hijas, las toleraba, pero si pudiera volver a hacerlo todo desde el principio no las robaría de nuevo, esperaría pacientemente a su adorado bebé y sería feliz sin ese +1, para ser sincero sus demás hijos no le causaban alegría alguna, eran más sus pesares que sus dichas. Era como si ellos fueran algo adicional que nunca quiso pero aprendió a tolerar, como cuando quieres comprar alguna linda camisa, suave, tersa, con dulce olor y cuyo interior es muy suave, pero para comprarla también tienes que comprar los calcetines de colores chillones y nada bonitos que vienen con ella. Una oferta irrechazable, pero también innecesaria porque estás dispuesto a pagar lo que sea por la camisa.
El amor tiene muchas formas, a veces se siente bien, otras mal, pese a sus esfuerzos Liam lo había rechazado, otra vez. Edgar amaba a Liam, un amor como de siete "a", Edgar lo amaaaaaaaaba, pero de la misma forma que lo amaba podía llegar a odiar como él lo hacía sentir, el amor de Edgar por Liam era infinito, pero su constante desprecio comenzaba cansarlo. El hombre miró con atención un fierro al lado de la chimenea, quizás era hora de hacer algo de lo que el desgraciado de su padre le enseñó.
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