16. Durante de...(parte 6)

Lauren recostó su cabeza sobre la suave hierva, sus dedos pálidos bailaron en el cielo, casi como si intentara romper en pedacitos las nubes sobre ella, la chica se dio la vuelta y agitando sus piernas contemplo a su hermano, el verde pasto media unos 10 centímetros de largo y cubría algunas partes de sus cuerpos. Una semana había pasado, una semana llena de paz y tranquilidad. Los dos chicos Al Bhatt estaban sentados en una zona del jardín en la cual eran prácticamente invisibles hacía los de afuera, la única forma en la que los vieran desde afuera es estar en las montañas del bosque detrás de la mansión y aún así era imposible que vieran quienes eran. Lauren se dio la vuelta, contemplando a Liam quien tenía los ojos tranquilamente cerrados, dejando que el sol envolviera su rostro, Lauren acaricio con la punta de su dedo anular el interior de una flor frente a ella, era un día encantador, totalmente encantador.

— Esto es como un sueño, uno del cual no quiero despertar jamás — confeso Lala recostándose sobre el pasto y cerrando los ojos, inhalando el aire limpio que brindaba el vivir a 20 minutos fuera del pueblo, casi en el campo.

— Sí, se siente bien no tener miedo todo el tiempo — admitió Liam.

— Concuerdo con ustedes — Liam sonrió al ver a Ariam, ella más que nadie parecía más tranquila y feliz, no parecía angustiada ni tenía esa mirada de muerte, por primera vez en su vida no tenía temor y no debía estar en una constante lucha por sobrevivir —, jamás había estado tan tranquila, te veo más feliz Liam, te veo menos fastidiosa Lauren y si las cosas siguen así Ally se va aquedar con toda la herencia, papá la ama — Ariam llevaba una bandeja en las manos, misma que dejo en medio de ella y sus hermanos, con tres tazas con fruta y yogurt en ella —. Dios, quiero que esta felicidad nunca termine.

Era la primera vez en sus vidas que los tres estaban de acuerdo en algo. "Papá" y "Mamá" son títulos muy trivializados, ahora se les da ese titulo a cualquiera, incluso a quienes no lo merecen. Ariam nunca creyó en la posibilidad de tener una mamá y un papá remotamente decentes, pero ahora que Casimiro y Binta estaban en sus vidas se encontró con la sorpresa de llamarlos "mamá y papá" como si fuera algo que había hecho durante toda su vida, fue algo tan natural, tan espontaneo que ninguno de los tres supo porqué lo hizo, solo sucedió. Los tres saludaron a la ventana frente a ellos, Binta alimentaba con un biberón a Heaven y Casimiro jugaba con Ally, y el señor Miño.

— ¡Hola, papá! ¡Hola, mamá! ¡Hola tía Lala! — respondió Ally al saludo, todos miraron asombrados y felices al pequeño bebé que parecía agitar la mano saludando.

Era como el paraíso, todo era tan perfecto que ninguno quería irse de allí, aunque estaban consientes de que más temprano que tarde tendrían que irse del pueblo para poder sobrevivir. Para Liam era fácil sentirse miserable y no tener qué hacer nada más, entendía que su situación no era la mejor, pero también entendía que no tenía excusa alguna para hundirse más en su miseria, el joven solía mirar con furia todos esos vídeos de autosuperación, aquellos tontos videos que muestran que todos pueden salir adelante independientemente de la situación, Liam odiaba esos vídeos porque su mera existencia era un recuerdo de que a decir verdad, él no tenía ninguna excusa para no luchar por su vida o la vida de sus hijos, a lo mejor lo único que necesitaba era un empujoncito, una figura materna sin dientes como Binta, un papá calvo como Casimiro, quizás eso era todo lo que necesitaba, desde que había empezado a convivir con sus nuevos padres Liam quería ser mejor persona, desarrollar algún talento, ser útil, ser el mejor hijo del mundo para ellos.

— Niños, ¡Entren! Parece que va a llover — pidió Binta desde la puerta del patio trasero de la mansión y era cierto, el cielo que hacía segundos estaba azul comenzó a tornarse gris.

Los tres entraron en la mansión y se acomodaron en la sala de estar, segundos después gotas de lluvia azotaban los cristales de las ventanas, pero ellos estaban a salvo del infernal clima en aquél hogar tan cálido. Los tres chicos Al Bhatt debían confesar que siempre pensaron que morirían en la plena flor de su juventud, era algo que sabían, algo que todos saben, que tarde o temprano morirán, pero para ellos siempre fue más temprano que tarde, quizás Edgar no lo sabía, pero Liam tenía anotado en un calendario la fecha de su muerte: 7 de noviembre; faltaban cinco años para que ese 7 de noviembre llevará, quizás antes, quizás cuatro, Liam nunca celebro su cumpleaños, a ciencia cierta no sabía que edad tenía, lo que si sabía es que entre noviembre y diciembre su padre sacaba un calendario de su escritorio, y marcaba un año más, era un calendario singular, no tenía días, solo años y meses escritos, Liam lo reviso y se dio cuenta de que dicho calendario era una cuenta hasta que cumpliera la mayoría de edad, hasta llegar a los 21, fue en ese momento, al ver los años y meses tachados con el marcador rojo, azul o verde que Liam entendió que su padre esperaba a que cumpliera la mayoría de edad lo antes posible para poder casarse con él de forma legal, en ese momento Liam escribió algo en su propio calendario, oculto tras su cama "7 de noviembre/10 de diciembre ¿suicidarme?", Liam siempre pensó que moriría antes de cumplir 21.
Ariam llevaba una exhaustiva cuenta de sus años vividos, años en Grimore y demás, cuando recién llegó a Grimore pasaba los días pensando en qué es lo que haría, según su padre solo debía producir bebés por 10 años, uno o dos bebés por cada año, pero entre años le permitiría hacer cosas distintas, según él después del quinto año le permitiría pasar sus numerosos embarazos lejos de Grimore, en alguna mansión en el lugar de su elección, podría viajar a donde quisiera con la seguridad correcta y podría obtener todo cuanto quisiera, al finalizar los 10 años de su "servicio" a Ariam se le entregaría una cuenta bancaría repleta de dinero, tanto que ni gastando un millón por hora podría llegar a gastar todo el dinero en vida, Ariam pensaba que era estúpido, como si toneladas de dinero compensarán los años de infierno, los años perdidos que Ariam tendría que haber aprovechado en hacer las cosas que las chicas suelen hacer, si bien la mayoría de adolescentes se embarazan no lo suelen hacer de formas tan extremas como le sucedió a Ariam, claro que las violaciones siempre están a la orden del día. Ariam quiso resistirse, realmente lo quiso, pero simplemente no pudo, no pudo, cada maldito parto, cada puta cabeza asomándose por su vagina, cada vientre abultado, todo era una tortura, constantemente pensaba en la muerte, pero pronto llegó a la conclusión de que ella no tenia que morir, ella no, ellos sí. Fue gracias a una de las enfermeras cómplices en todo el tema de Grimore que supo que al nacer tres bebés consecutivos con alguna enfermedad o malformación de una misma esclava provocaba que fuera desechada: ella era llevada al quirófano, le quitaban los órganos y extremidades funcionales, el resto lo llevaban a la trituradora hidráulica, a no ser que la mujer fuera demasiado hermosa, en ese caso antes de quitarle los órganos y todo eso, la mataban y hacían una subasta para que algún necrofílico saciara sus deseos, en el caso de los hombres si su producción de esperma bajaba o si se descubría una anomalía genética en él que pudiera ser hereditaria, el mismo destino se aplicaba en él; ser usado por un necrofílico, perder sus órganos y desaparecer bajo cientos de cuchillas. Simplemente dejan de existir. Pero Ariam no iba a esperar que alguno de esos bastardos naciera enfermo, los malditos siempre nacían bien, según su padre eran "bebés de primera calidad", así que comenzó a matarlos, la misma ley de quitar los órganos e ir a la trituradora hidráulica se aplicaba para las mujeres que tenían abortos espontáneo, así supo cuál era su mejor opción, abortar, sin importar si los productos estaban ya nacidos.

El plan original de Ariam había sido esperar hasta los cinco años y luego, cuando ya estuviera lejos de Grimore, pero todavía embaraza, tomaría un puñado de píldoras con rocas en sus bolsillos, aprovechando algún descuido de los guardias encargados de su cuidado/encarcelamiento y se lanzaría al mar, sería una muerte poética ya que Liam siempre quiso conocer el mar y Ariam lo haría por él, pero también moriría en el proceso, esperaba que no encontrarán su cuerpo y el bebé siguiera vivo, su muerte no habría servido de nada en ese caso, pero si encontraban su cuerpo y el bebé también estaba muerto, sabrían que Edgar Al Bhatt le hizo un daño indescriptible a su hija, algo abominable que ni siquiera el propio infierno sería capaz de contener y cuando ya no le sirvió de nada desecho a su pobre, y hermosa hija embarazada de una violación. Pero Ariam no pudo esperar y los empezó a matar. Solo cumplió 7 años de "servicio" y tras darse cuenta de que no importaba cuántas veces la atarán, golpearan o sedarán ella siempre encontraría formas de matar a los niños decidieron regresarla y reemplazarla con su hermana pequeña, además de ser mucho más barato que seguir manteniéndola. Aún pensaba en aquél plan anotado en el calendario, pero ahora se imaginaba con Liam a su lado, uno con cada niño en sus brazos, los niños dando sus últimos respiros en el pecho de sus padres y ellos, Ariam y Liam, tomándose de la mano, mientras se entran en las frescas aguas del océano en un atardecer hermosísimo, el atardecer más bello de todos y cuando el sol besará el océano ellos ya estarían muertos, flotando en el agua y con cientos de pastillas en su interior. 

Ariam pensaba en esa opción como la ultima, aquella elección angustiante solo sería puesta en marcha si definitivamente no había más que hacer, si UML los encontraba era mejor morir y poner a dormir a sus dulces angelitos. 

Lauren esperaba morir antes de los 25, máximo 30, no porque pensará que algo malo podría pasarle, ella no tenía idea de los planes de su padre para con ella, solo que, según su razonamiento era mejor cortar la fruta cuando esta madura que dejar que se estropee y en su propia mente no podía concebir el envejecer, jamás, por eso ya tenía planeada su muerte: se maquillaría lo mejor posible, mese antes haría rutinas sin descanso de belleza y ejercicio, para verse lo mejor posible; sería una muerte poética, se colocaría su bata de ceda traslucida rosa, comería un postre de fresa con chocolate, su preferido, pero con un toque especial; algo que la pondría a dormir para siempre; luego se recostaría tranquilamente sobre su perfectamente arreglada cama, con su belleza y pose parecería una obra de arte frente a los ojos de quien la encontrará, porque antes de morir haría una llamada anónima revelando dónde estaría el cuerpo, ellos tendrían que encontrarla pronto, así la encontrarían lo mejor posible. Lala quería verse lo más hermosa posible, tanto que los de la morgue se disputarán por atenderla y quitarle el titulo a  Evelyn McHale del suicidio más hermoso del mundo.

Pero, ahora, con la oportunidad inigualable de tener una familia tan hermosa y funcional como la que estaba frente a ellos, leyéndole un cuento a una Allyra que por primera vez podía ser una niña normal y arrullando a un diminuto ser que hacía burbujas de saliva. Binta se alejo poco a poco de la sala, dejando a Casimiro con ambos niños, quien no dejaba de hacer caras raras y voces para cada personaje del cuento, cuando regreso tenía unas revistas y libros en las manos.

— Tengan, niños, eran de Stella y cómo no tenemos internet pueden divertirse con esto.

Lala tomó una revista de moda y se dejó caer en el sofá, cruzando una pierna sobre la otra y estudiando a cada una de las modelos, aunque eran revistas viejas era algo que captaba la atención de Lauren.

— Caray, Stella no solo tenía buen gusto en vestidos, también en revistas — dijo Lala.

— Y en libros — acordó Ariam, sentándose en una silla y abriendo el tomo siete de "biblioteca universal de misterio y terror".

Liam tomó un libro de la pila de revistas y libros que había traído de Binta, la canosa y feliz mujer se sentó en una silla cociendo lo que parecía ser una bufanda celeste, Liam intento fingir que leía, pero no pudo, él no sabía leer, había aprendido de niño pero ya lo había olvidado, entendía algunas letras y reconocía algunas palabras, pero la mayoría eran garabatos sin sentido, intento buscar alguna revista como los catálogos de viaje, solo para mirar por horas y horas las fotos, y viajar con su imaginación a dichos lugares, pero solo encontró revistas juveniles con consejos de citas y de moda. Sin duda alguna Stella y Lala hubieran sido mejores amigas. 

— ¿Sucede algo, Caramelo? — cuestiono Binta al notar la confusión y vergüenza en el rostro de Liam.

—  No, mamá, esta todo bien, solo que...nunca había leído un libro tan extenso.

—  ¿Enserio? Pero solo tiene 107 paginas.

Ariam dejo escapar una risita y apartando la vista del libro miró a Liam con ternura.

—  Liam no sabe leer, mamá.

— ¿De verdad? — exclamo sorprendido Casimiro —  ¿No le enseñaron?

Ariam regreso la vista a su libro, sin dejar de leer.

— Sabía lo básico, pero solo leyó durante tres meses, luego nunca más lo hizo y cómo era tan pequeño lo olvido, todavía puede entender algunas palabras pero es porque memorizo como se veían, de resto no.

— Pobre niño, ¡Aparte de que negaron la felicidad de la infancia también le negaron la educación! ¡Que barbaros! —  rezongo Casimiro enojado.

— Entonces ¿Qué quieres hacer, caramelo? ¿Te traigo un poco de fruta o un juego de mesa? —  en ese punto Liam tenía hasta las orejas sonrosadas e intentaba ocultar su vergüenza debajo del libro.

— Yo...— Liam no quería parecer demandante, pero la cálida sonrisa de su mamá le hizo saber que sin importar qué, todo estaría bien —. Me gustaría ver algún catalogo de viaje, tienen lindas fotos, mamá. 

— ¿Catálogos de viaje? —  Binta parecía dudosa.

— Recuerda linda, Stella tenía muchos en un baúl.

—  ¡Es cierto! ¡Ya mismo te los traigo! — Binta parecía intentar correr, pero sus flacas piernas la hacían caminar con lentitud.

 — Stella solía pedir esos catálogos de viaje, nos contaba por horas a su madre y a mí a qué lugares iría una vez que pudiera escapar de UML — continuo Casimiro con una sonrisa de boca cerrada, Ally miraba a su abuelo con enojo y señalando con el dedo su libro grito.

— ¡Abuelo! ¡El cuento! ¡Abuelo! ¡Termina el cuento! ¡No podré vivir sino sé qué paso con el Gigi! —  el hombre de inmediato volvió  a la lectura, era un cuento infantil aparentemente muy popular, se llamaba "Las Aventuras De Gigi Y Pam".

Ally abrazo al señor Miño contra su pecho y miró con detenimiento los dibujos del cuento. 

— Aquí están —  Binta llego con una pila de catálogos en las manos, las paginas estaban amarillentas por los años, pero la curiosidad de ver qué lugares Stella deseo conocer hizo de Liam un chico muy feliz —. Intente limpiarlos, pero es posible que tengan un poco de polvo todavía.

— Gracias, mamá, gracias papá.

Respondió Liam deleitándose con en el aroma a viejo del papel y la sensación suave de las hojas.

— Mamá —  llamo Ariam —  ¿Puedes hacerme una trenza? Así en la mañana no tendré el cabello tan enredado.

— Con gusto, mi niña —  Binta saco un peine de un cajón en la sala, literalmente Binta tenía peines en toda la casa, lo hacía porque a Stella le gustaba tener hermosos peinados y su cabello siempre impecable, pero no le gustaba peinarlo, así que esa tarea era 100% de Binta, según les habían contado cuando Casimiro intento peinar el cabello de Stella le hecho crema de manos en vez de crema para el cabello, lo cual derivo en que estuviera grasoso por semanas — Me recuerdas mucho a Stella

— ¿De verdad? — pregunto Ariam entusiasmada, si Stella era tan hermosa en pintura y en fotografías sería magnifica en la vida real, y si ella se parecía a Stella significaba que Liam tarde o temprano caería cegado por su belleza.

— Sí, si fueras rubia y menos pálida serían casi como hermanas — contesto Binta terminando de hacer una sencilla trenza en el cabello castaño de su hija.

Lala contemplo de la escena frustrada y celosa.

— ¡Mamá! ¡Yo también quiero que me hagas trenzas! — Binta, ignorando el tono mandón de Lauren acato la orden — ¿Yo también te recuerdo a Stella? — interrogó la chica.

— Sí — respondió Binta —, de hecho Stella solía usar un flequillo como el tuyo, pero a los lados, además de que también era una amante de la moda.

— Me hubiera gustado que Stella pudiera conocer a sus hermanos más pequeños y a sus sobrinitos — dijo Casimiro. Todos los ojos de los presentes se posaron sobre el cuadro de Stella en la sala —. Pronto, cuando ya no haya peligro, mandaremos a hacer unos cuadros de ustedes, quizás un cuadro familiar también, ¿Eso les gustaría?

— Sí, eso nos gustaría mucho —  respondió Liam sabiendo los sentimientos de sus hermanas. 

— ¿Somos los primeros niños en sus misiones? Me refiero, si ya han tenido a más chicos de nuestra edad —  cuestiono Lauren, todavía celosa pero feliz del peinado que le hizo su mamá.

— A decir verdad es nuestra primera vez haciendo esto, nos habíamos puesto en contacto con los rescatistas, pero nadie quería ponernos en esta clase de misiones porque somos viejos, pero no perdimos la esperanza, siempre que estábamos a punto de rendirnos recordábamos lo mucho que nos hubiera gustado que nuestra Stella fuera ayudada por personas buenas como nosotros.

— Stella estaría orgullosa de ustedes — aquellas palabras de Ariam hicieron que ambos ancianos sonrieran.

Todo estaba tan bien, tan feliz, tan perfecto, por primera vez en su vida Ariam entendía el significado de la canción a la cual se atribuía el nombre de su hijo más joven, Heaven Is A Place On Earth, sí, el cielo era un lugar terrenal y ellos lo habían encontrado.

Más tarde, aquella misma noche, Liam estaba acostado en la cama más cálida y cómoda del mundo, con perspicacia analizaba cada foto de los catálogos e imaginaba a Stella en ellos: caminando por el amazonas, bailando sobre las aguas de una playa cristalina, visitando la muralla de la antigua China y demás.

— Liam, ¿Estás despierto? — susurro una voz del otro lado de la puerta.

— Sí, mamá, lo estoy.

Binta asomó su cabeza entre la puerta y casi bailando se acerco al muchacho.

— ¿Cómo te sientes, caramelo?

— Bien, no...no me había sentido tan bien en mi vida — admitió Liam conmovido de recibir tanto amor.

— ¿Eres feliz, caramelo? — Liam asintió entusiasmado.

— Muy, muy feliz, mamá, tú y papá me han dado la mayor alegría de mi existencia.

— ¿Y cuál es esa?

— El ser un niño, cuando estoy con ustedes solo soy un niño, no tengo que preocuparme porque me violen, me golpeen o dañen a mis hijos. Aquí solo soy yo, un chiquillo inexperto con mucho que aprender, aquí no soy padre, no soy esclavo, solo soy hijo — Binta parpadeo sorprendida, ¿Tanto daño le habían hecho al pequeño frente a ella? Binta se acerco más a Liam y lo abrazó, dándole un beso en la frente.

— Ya mi niño, ya, todo esta bien, lo esta, aquí eres libre y mientras yo viva lucharé para que tú, tus hermanas y los pequeños nietos sean libres.

— Gracias, mamá — Liam intento ignorar sus pesadumbres, pero no podía evitarlo, de todo corazón Liam no creía merecer tanto amor, Binta saco una cajita, una cajita de regalo y se la extendió a Liam — ¿Qué es, mamá?

— Para saberlo tendrás que abrirlo — Liam lo hizo y su pesar regreso, era la bufanda, la bufanda que Binta estaba haciendo, era para él.

— ¿Enserio me las estás dando? 

— ¡Por supuesto! Ya les hice unos vestidos a tus hermanas, a tí te haré un traje, pero por ahora quise darte esta bufanda.

Liam abrazó la bufanda, tenía el olor a crema de manos de Binta, un olor sumamente satisfactorio para él.

— Gracias, mamá — BInta lo tomó de las mejillas e hizo que el chico la mirará a la cara.

— Escuchame, Caramelo, no eres un esclavo y nunca lo serás de nuevo, duerme tranquilo mi niño que mamá y papá velaran tu sueño.

Liam asintió feliz y se recostó en la cama, Binta no se fue hasta que él se pudo quedar dormido.

"¡Oh, dulce y hermosa Stella! ¿Dime cómo puedo ser como tú? ¿Cómo puedo ser merecedor de su amor?" pregunto Liam a la figura difusa de Stella, ella solo le sonrió y dio varias vueltas, su cabello rubio volaba en el aire, pero entre más vueltas daba más naranja se volvía, hasta que ya no era Stella. Lorie miraba Liam desde el jardín, con sus ojos saltones enrojecidos de tanto llorar.

"Me olvidaste" dijo la fantasmal mujer.

"No, yo no..."

"Me olvidaste, ¿Por qué te fuiste y me dejaste?"

"¡Lorie! ¡Te juró que...!" pero ella solo se dio la vuelta y desapareció.

Liam despertó al ser sacudido violentamente por Casimiro.

— ¡Despierta, niño! ¡Vamos, despierta!

— ¿Qué pasa? — pregunto Liam asustado, Casimiro corrió al armario de Liam y saco un abrigo y un par de botas.

— ¡Deben marcharse!

— ¿Qué? ¿Por qué? — Liam temío que ya se hubieran aburrido de él, su padre siempre se lo decía "¿Quién amaría a una puta tan usada como tú? Solo yo te amo, Liam" quizás tenía razón.

— ¡Es Edgar! ¡Ha llegado al pueblo y esta revisando casa por casa! — Liam sintió que su mundo se derrumbaba — ¡Vamos! — Casimiro le coloco el abrigo a Liam y él, todavía en estado de shock se coloco las botas — ¡Maldición! — exclamo Casimiro mirando por la ventana, una fila de autos se acercaba —. Ya esta a aquí, vamos — el anciano se aferró a su bastón y a la mano de Liam.

Bajaron las escaleras lo más rápido posible y llegaron a la sala, donde estaba Binta abrazando a Lala y Ariam, las tres lloraban.

— Las amo mucho, mis niñas, hacía tanto que deseaba tener otra hija, tenerlas fue un regalo del cielo.

— Mamá — sollozó Lauren abrazando a Binta.

— Yo también te amo, mamá — dijo la voz ahogada de Ariam aferrándose a la mujer.

— ¡Abuelo! — grito Ally corriendo hacía Casimiro — ¡No quiero irme, abuelo! — el anciano se agacho y abrazo  a la niña — ¡Dejame quedarme contigo!

— No, pequeña, conmigo no estarás a salvo — el hombre soltó a la niña y le dio un beso en la frente —. Ve con tus padres y tía, cuida de tu hermano, ¿Vale?

— Vale — respondió Ally haciendo un puchero.

— ¡Mi niño, lo siento! — Binta abrazó a Liam con fuerza — ¡No pude cumplir mi promesa! ¡Perdoname, caramelo, por favor perdoname!

— ¡No hay nada que perdonar, mamá! Hiciste lo mejor que pudiste, te amo mamá — Liam extendió su brazo y el resto se unió al abrazo: Lala, Ariam, Casimiro, Heaven e incluso Ally se unió al abrazo aferrándose a la pierna de Casimiro —, te amo papá, gracias por todo.

Liam tomó a Heaven de los brazos de Lala y Ariam alzó a Ally, que tristemente agitaba su mano en señal de despedida.

— Pero no supe como acabo el cuento — dijo triste la niña, Casimiro le sonrió.

— Gigi se reencuentra con Pam y ambas vuelan juntas por el espacio exterior en la nave espacial de Gigi, llegando al planeta de las mascotas — respondió el hombre.

— ¿Enserio? — exclamo sorprendida.

— Sí y fueron felices por siempre — Casimiro hacía un esfuerzo inhumano por no llorar, no quería perder a sus hijos y nietos, aquellos muchachos que tantas alegrías les habían causado.

— Vayan por el bosque en lineá recta, hay un auto en la carretera, la llave esta enterrado en un árbol al lado derecho del auto, tiene el número 44 escrito con rojo en las raíces. 

La pareja de ancianos acompaño a los niños hasta la puerta trasera del patio, que daba directamente hacía el bosque, allí les dieron un beso y un abrazo a cada uno, sino fuera por el sonido de autos deteniéndose frente a la mansión les habrían dado otra ronda de abrazos. 

— Los volveremos a ver, niños. Los amamos — dijeron los ancianos agitando sus manos en señal de despedida.

Los fugitivos corrieron hacía el bosque, cuando entraron en el se dieron la vuelta y vieron a quienes en una semana les habían brindado el amor que en toda una vida no les habían dado. Binta saco una escopeta de garaje al lado de la puerta trasera y junto a Casimiro entraron de nuevo a la mansión, justo cuando tocaban en la entrada.

Liam, Lala y Ariam se adentraron más en el bosque, intentando mantener tranquilos a sus hijos y no llorar por lo perdido, en su corazón guardaban la esperanza de volver al lado de sus amorosos padres, querían volver, debían volver. Y mientras escapaban pudieron escuchar los disparos amortiguados proviniendo de la mansión.

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