16. Durante de...(parte 1)

— Sí, amo.

Fue lo único que pudo responder, ¿Qué más podía decir? Solo debía someterse y hacer todo lo que le habían pedido como muchas veces antes de esta. De niño Liam pensaba que toda su situación era normal, su padre le decía que esa era su manera de demostrarle "amor" y por ser su hijo favorito era el único al que se lo hacía, el único que lo merecía, en aquella época Liam aceptaba todo lo que Edgar quisiera hacer con su cuerpo, era un niño de papá con todas las letras y realmente quería ser el "niñito perfecto de papá", abría su pequeña boca con dientes de leche para que Edgar metiera su viscoso pene en ella, tragaba la leche de su padre si así él lo pedía, mordía la almohada para evitar gritar de dolor e imitaba los sonidos que le escuchaba hacer a su madre cuando estaba con su padre, Liam hizo todo por él, por su querido padre.

Fue cuando tenía 7 años que supo que no todos los padres le hacen eso a sus hijos, ¿Cómo lo supo? Sencillo, estaba en la escuela jugando con bolas de nieve junto a Prim y Jonathan, Prim no estudiaba, según lo que Liam entendía Prim no tenía ese privilegio, pero siempre encontraba el momento justo para colarse en el recreo y a la hora de la merienda, para poder jugar y comer o comer, y jugar.

<<— ¿Qué pasa Prim? ¿Tienes frío?

El niño asintió, Primore no estaba vestido para el frío, su ropa era vieja y desgastada, además de que se notaba que aquellos zapatos le quedaban demasiado pequeños. Liam se quito los guantes de piel blanca que le dio su padre para dárselos a su amigo, Liam sabía que su padre siempre podría hacerle otros más.

— Toma, usa los míos, también puedes tener mi bufanda —  el pequeño se puso de puntillas y enrollo en el cuello de su amigo la suave bufanda, luego se quito los guantes e intento ponérselos también.

Prim pareció extrañado y reacio en aceptar lo guantes, quizás por el temor de ser descubierto y castigado por ello.

— ¿Seguro?

— Claro, mi papá me hará otros, ni siquiera notará que ya no los tengo, le puedo decir que los perdí jugando — confiado Prim tomó el par de guantes y dejó que sus pequeños dedos fueran abrazados por la suavidad de la piel, el niño estaba feliz, era la primera vez en su vida que tenía algo así y que dicho regalo viniera de su mejor amigo solo lo hizo más feliz, Prim realmente quería a Liam, puede que no fuera tan valiente y hábil como Jonathan, pero había algo en su torpeza infantil que simplemente le fascinaba al otro niño, a Prim le maravillaba como Liam podía estar tan alejado de la realidad, al menos de su realidad. Prim hundió su roja nariz en la bufanda e inhaló tranquilo el aroma del niño, Liam olía exquisito, a limpieza, maíz y limón. La sonrisa de Prim despareció cuando miró hacía abajo, Jonathan también pareció alarmado al mirar hacía los microscópicos dedos sonrosados de Liam — ¿Qué es eso?

Jonathan dio un paso al frente y entre sus dedos tomo las pequeñas manos de Liam, mirando consternado la piel morada y rojiza.

— ¿Eso te lo hizo un perro?  

Jonathan y Prim miraron extrañados las marcas de mordidas en las manos, y cuello de su amigo, Liam se miró así mismo y luego sonrío con entusiasmo.

— ¡Son las marcas de amor de mi papá! >>

A veces Liam deseaba jamás haber conocido a Prim, principalmente porque sospechaba que su desaparición tuvo que ver con su cercanía, no obstante atesoraba con gran devoción sus recuerdos con su gran amigo de la infancia, pero también deseaba que nunca le hubieran dicho la verdad, sobre todo porque, de no saberla, no empezaría a resistirse.

Ese fue su mayor error, resistirse, desde ese día todo cambio, todo fue para peor.

Tranquilamente Liam estaba jugando con pinturas, en ese tiempo Liam estaba convencido de que podría hacer su propia fortuna en base a vender sus dibujos, aunque más que dibujos eran manchas de pinturas sin forma o textura, completamente...¿Abstracto? Sí, Liam recordaba el rostro maravillado de su padre al ver cada uno de sus dibujos, felicitándolo por su talento innegable. Al terminar una de sus pinturas (misma que tituló Morsamiroballo palabra que ni siquiera el propio Liam sabía qué significaba), el niño fue a bañarse, estaba lleno de pintura amarilla y azul, tenía el cabello con parches blancos y las mejillas de color verde, Liam recordaba colocar su dibujo debajo de la cama para que Lala no lo quemara y Ariam no se burlará de él, luego fue al baño, confiado de que podría jugar en el agua un buen rato, la pequeña criatura a penas se había quitado sus tenis con velcro cuando, en el reflejo del agua en la tina, pudo ver a un hombre de pie, justo detrás de él.

¿Quieres que papá te ayude a bañar? Príncipe, ¡Tienes pintura hasta en la conciencia! — dijo Edgar, empezando a quitarse la ropa.

¿Su repuesta? Un simple y adorable "No, gracias", pero claro, Edgar no era la clase de hombre que aceptaba un "no" por respuesta, tras la tercera vez que pregunto y Liam se negó las cosas se volvieron malas...muy malas.

¿Por qué no quieres bañarte con papá, Liam?

¡Porque no y ya! — respondió el niño molesto dejando caer su jabón de narcisos en la bañera.

¿Qué te pasa? Tú nunca eres así, ¿Acaso no quieres más marcas de amor de papá?

—  No me gustan las marcas — dijo el niño con un puchero. Edgar abrió los ojos sorprendido.

—  ¿Qué...?

—  ¡Mis amigos me dijeron que esas marcas no son de amor!

Liam no recordaba mucho más que la luz sintética de la bombilla sobre su cabeza y sentir un leve hormigueo del cuello para abajo, Liam estaba preocupado, no podía pasar tanto tiempo allí solo, necesitaba ir por sus pinturas, sus pinturas se iban a dañar y nadie las querría comprar.

"No quiero estar aquí" pensaba Liam sintiendo las manos de su padre debajo de su estomago "Por favog, no quiero estar aquí", Liam apretó los ojos cuando sintió algo introducirse en su interior, dolía, dolía mucho, era una cesación punzante y húmeda, una inyección, el niño solo podía comparar esa sensación con una inyección...luego el inyección salió y se volvió a meter, volvió a entrar en su interior y luego salió, pero esa no era la visita a un doctor, no estaba el consultorio o la enfermería...solo estaba la tina y el niño veía su reflejo en ella, ¿Cuándo se quito la ropa? ¿Por qué su padre hacía esas caras tan raras? ¿Por qué esa inyección dolía tanto?

Deja de llorar, ¡DEJA DE LLORAR! — Liam se asusto por los gritos de su padre, pero más se asusto cuando el hombre hundió el rostro del niño en el agua tibia. 

Liam abrió los ojos y se sorprendió por lo que vio: azul, todo era azul, el azul más azul del mundo, el azul más hermoso del mundo; las paredes eran azules, el cielo era azul, ¡Incluso el aire era azul! El niño se sorprendió al sentirse repentinamente más liviano pero mayor fue su sorpresa cuando sus pies se separaron del suelo, elevándose poco a poco de los azulejos del piso del baño. También había agua, mucha agua, pero por más infinidad que hubiera Liam no se sentía ahogado, no se ahogaba o asustaba, solo flotaba, flotaba entre el agua azul.
El niño sonrió cuando un grupo de peces paso por su lado y, moviendo sus regordetas piernas, el niño fue tras ellos, Liam nado sobre la bañera, sobre el jabón y los perfumes, al pasar al lado de su padre el niño solo intento seguir nadando, pero el hombre lo detuvo. Liam empezó a llorar cuando sus pulmones fueron nuevamente llenados por aire. Su padre parecía preocupado, pero no dejaba de sentir a la inyección una y otra vez, entrando y saliendo.

No te vuelvas a desmayar — ordeno el hombre apretando las caderas del pequeño.

Cansado el niño recostó su cabeza contra el borde la bañera, hundiendo la punta de sus deditos en el agua. 

Quiero volver — susurro — quiero nadar con los peces....no...¡No quiero estar aquí! ¡No! ¡Duele! ¡Papá, por favog! ¡Duele mucho! Me duele...

El niño grito al sentir como su padre le jalaba del cabello, provocando más dolor en sus caderas...¿O era más abajo? Liam no entendía porque esa inyección dolía tanto, tampoco porque su padre metía esa extraña inyección que colgaba de entre sus piernas, esa inyección grande y con raíces singulares, ¿Por qué le ponían la inyección allí? El doctor siempre lo hacía afuera, no adentro, en esa zona no se debía meter nada más que el papel higiénico, entonces...¿Por qué? ¿Por qué esa inyección dolía tanto? ¿Por qué escuchaba aplausos? ¿Por qué su padre hacía sonidos extraños y caras raras?

No, no quiero estar aquí.

Pensó Liam, sintiéndose débil y cerrando los ojos, aún con sus dedos hundidos en el agua.

Quiero ir a nadar con los peces, debo volver.

Y al abrir los ojos allí estaba, el azul, el azul por todas partes, en todo lugar, solo azul y más azul, y Liam amaba el azul. Los peces nadaron a su alrededor y Liam los siguió, soltándose del agarre de su padre

¡Tranquilo, papá! ¡Volveré antes de que sea la hora de megendag!

Le dijo el niño al hombre, al hombre que no podía o no quería nadar entre los peces. Liam nado sobre su habitación, sobre su cama y hasta su ventana, los peces pasaron debajo del cristal y Liam los siguió, los siguió tranquilo y feliz, el olor a narcisos estaba plagado en el agua y entre más subía, más difícil respiraba.

¿Por qué? ¿Por qué no puedo gespirar? 

Inconscientemente Liam se asusto, siempre que era incapaz de pronunciar la "R" su padre le daba un coscorrón en la cabeza, el niño se cubrió la cabeza con las manos y espero el golpe, pero no paso nada y al abrir los ojos un pez violeta nadaba frente a él, Liam lo siguió y el azul en blanco se convirtió.

Liam saltaba entre las olas del mar, un mar con flores de narcisos sobre el agua. Liam estaba feliz, feliz nadando entre los peces, el cielo blanco y el mar azul, los narcisos flotando en el agua...todo...¡Todo hacía a Liam tan feliz! El niño corría detrás de las olas y escapaba de ellas cuando se devolvían, enterraba sus dedos en la arena y bailaba con un pez de las aletas. Liam saltó de alegría cuando a la lejanía vio una isla verde que se acercaba lentamente flotando en la mar, siendo arrastrado por las olas, pero su sonrisa desapareció cuando la espuma blanca empezó a escurrir por sus piernas, le hacían cosquillas, la espuma le hacía cosquillas, pero no lindas cosquillas.

No quiero volver —  murmuro el niño mirando a la espuma escurrirse por sus pies.

Liam sabía que esa espuma venía de su interior, pero no el porqué.

Con tristeza se agacho y acaricio los pétalos de narcisos flotando en el agua, realmente no quería volver, no quería seguir sintiendo esa inyección, ese dolor ¿Por qué su padre lo lastimaba? ¿Acaso no era su hijo favorito? ¿Entonces porqué hacía que espuña blanca saliera de su interior? Liam levanto la vista y se encontró con un conejo surgiendo desde el mar, el conejo salto apurado y llego a su lado, moviendo su pequeña nariz rosa y su esponjosa cola como la espuma del mar.

—  Si quieres te puedes quedar.

Dijo el conejo.
Liam aplaudió feliz.

—  ¿Ensegio? ¿Me puedo quedag?

—  Sí, aquí puedes decir "No" las veces que quieras, te escucharemos y no te tocaremos si así lo quieres, aquí en el mar...nadie te puede obligar a nada que tú no quieras, aquí jugaremos y reiremos contigo.

Liam aplaudió de alegría pero pronto fue golpeado por una enorme ola la cual lo jalo al interior del mar, la espuma blanca golpeo el rostro del niño y envolvió su cuerpo, había espuma por todas partes, en todo lugar, la espuma...la espuma estaba por todas partes.

¿Qué pasa, Liam? ¿Por qué pareces tan asustado? — Liam miró a su padre sorprendido, ¿Dónde estaba el mar? ¿Dónde estaba el conejo, la isla y los narcisos?

No pasa...¡Ay! ¡Duele!... No pasa...no pasa nada...— Liam entrecerró los ojos, no le gustaba sentir cosas viscosas entre sus piernas, tampoco le gustaba tener sus pantalones colgando —. Solo quiero volver al mar...¡Quiero jugar en la playa!

— Esta bien, hijo — susurro Edgar besando los labios rosas del niño —, juega en la húmeda espuma de papá.

Las olas acariciaban los pies y la arena le provocaba cosquillas, Liam miraba al cielo blanco y plateado, las nubes parecían rocas pesadas a punto de caer, el niño caminaba viendo grandes gotas de agua flotar lejos del mar, con narcisos y peces violetas en su interior, y el conejo en medio de ellos, el conejo estaba feliz, feliz nadando entre los peces.

La musica de ambiente resonaba en el lugar y Liam no sabía que pensar, él solo quería estar en el mar y jugar, pero ya no era un niño que fácilmente podía escapar de la verdad e ir hacía el mar, no, ahora debía mantenerse en su cruel realidad, su padre se enojaba cuando eso pasaba, siempre quería tenerlo, no solo su cuerpo, Edgar también quería que la mente de su hijo estuviera con él.

Cuando estás inconsciente no estás allí, pero eso no evita que el monstruo se vaya, el monstruo siempre esta allí...siempre, listo para llenarte con su espuma de mar. 

— Bonita fiesta, ¿No Liam? — al mencionado los escalofríos casi lo hacen gritar.

Thomas parecía feliz de ver a Liam, lo curioso es que de no saber lo que Liam sabía de seguro estaría aliviado de tener un rostro conocido con el cual charlar, la imagen de Thomas abusando de aquellas mujeres no dejaba la mente de Liam y eso Thomas lo sabía.

— ¿Sucede algo, Liam? Pareces nervioso — el muchacho respiro con tranquilidad, quizás Thomas en realidad no lo había visto, a lo mejor estaba demasiado ocupado abusando de las chicas como para prestarle atención.

— No, todo esta bien — para cualquiera que no supiera lo que pasaba vería en esta fiesta un deleite visual, el oro y las joyas abundaban por doquier, los vestidos caros y los trajes a medida eran lo principal, pero para alguien como Liam, alguien que sabía lo que pasaba veía esta fiesta como lo que era: una reunión para alardear de las riquezas y escoger al perro de mayo; pobre de aquél que fuera escogido para ser el perro de mayo — ¿Esta disfrutando de la fiesta, señor Woods?

Thomas saco un cigarrillo y con tranquilidad lo encendió, comenzando a fumarlo.

— Sí, como siempre tu padre se luce, a menudo pienso que no puede superarse más, pero siempre me equivoco, ¿Te importaría acompañarme? Quiero hablar contigo de algo.

— Por supuesto — el cerebro de Liam era incapaz de pensar en algún motivo o circunstancia por la cual Thomas quisiera hablar con él.

— Será solo un momento, realmente no quiero perderme de la fiesta de tu padre, ¡Ese hombre siempre me sorprende! — Thomas le dio una calada a su cigarro para tomar a Liam de la mano y llevarlo a una habitación al lado del pasillo principal —. Claro que...nada me sorprendió tanto como tu y Lorie en Grimore.

Él lo sabía, ¡Oh, carajo! Thomas lo sabía.

Liam intento poner resistencia y soltarse, pero con suma facilidad Thomas lo adentro en la habitación, cerrando la puerta detrás de él, Liam esperaba ver a personas con machetes listas para lanzarse hacía él para matarle, pero para su sorpresa y mayor temor la habitación estaba sola.

— ¿Por qué temes? Si eres inocente no tienes nada que temer — dijo Thomas en un tono de voz gutural.

El hombre se quito la capa negra larga y la lanzó a una silla en la habitación, al igual que los demás en la fiesta Thomas estaba vestido en una especie de hibrido entre ropa del siglo diecinueve y ropa actual, bastante frívolo y sofisticado para el gusto de Liam. Thomas se quito uno de los guantes negros y lo dejo al lado del abrigo, Liam intento no pensar en lo que Thomas querría hacerle, pero entre más lo intentaba más notaba similitudes, porque Liam ya había estado en esa situación cientos de veces, no solo con Thomas, también con su padre, con los amigos de su padre...y Ariam, en especial con ella. 

— ¿Sabes la gravedad de lo qué hiciste, Liam? — el chico intento fingir inocencia, pero rápidamente supo que Thomas no le creería, por eso intento dar algo de empatía, quizás así Thomas no sería tan brusco con él.

Liam pensó con cuidado sus palabras, pero le era difícil pensar con el amenazante hombre de cabello rojo frente a él...rojo, Liam se sorprendió al darse cuenta de que solo había una persona con el cabello en un tono remotamente similar.

— Tú y Lorie son los únicos pelirrojos del pueblo, ¿Verdad?

Thomas sonrió caminando hasta quedar frente a Liam, dejando que el humo del cigarrillo lo envolviera por completo.

— Exacto, con solo ver su cabello supe que jamás la haría producir, no conmigo, ¿Sabes? El nivel de natalidad en nuestras perfectas comunidades ha estado en declive los últimos siete años, no podemos arriesgarnos a producir un bebé defectuoso — Thomas le lanzó el cigarrillo hacía Liam, el chico retrocedió pero Thomas camino con firmeza hacía él, hasta acorralarlo contra la pared —. No la habría tocado, nunca, pero gracias a ti a penas la capturen le van a quitar las extremidades, ¿Sabes por qué? — Liam negó en el momento en el que Thomas lo sujetaba de las manos con fuerza, los dedos largos y huesudos de Thomas se cerraron alrededor de las muñecas Liam, y sin esfuerzo alguno subió las manos del chico sobre su cabeza, Thomas se relamio los labios mientras frotaba con su pierna la intimidad del muchacho, Liam se mordió los labios para no gritar, aunque no pudo contener un quejido de sorpresa cuando el pelirrojo hombre beso su cuello y luego descendió hasta el collar en su cuello —, porque no se necesitan brazos o piernas para parir a un niño — susurro Thomas en el oído de Liam, con su cálido aliento golpeando la oreja del chico, la mano de Thomas acaricio las piedras preciosas incrustadas en el cuello del muchacho y lo miró con lastima, y perversidad —. Se parece mucho a un collar de esclavo, ¿No crees? — Thomas repartió un camino de besos por el collar, apretando con una mano las muñecas de Liam y con la otra la cintura del chico — ¿Me pregunto por qué será? A lo mejor Edgar ya desea una esposa real — Thomas soltó una breve risa burlona —, digo, esposo real.

Thomas empujo con fuerza a Liam contra la pared y lo giro haciendo que el rostro del chico quedará contra la roja pared, Thomas introdujo sus dedos dentro de la camisa de Liam y apretó su abultada intimidad contra la espalda del muchacho, el cual era muy bajo a su comparación.

— Quizás deba decirle a tu padre las travesuras de su hijo, ¿Qué opinas, Liam? ¿Qué castigo le pondrá papá a su niño preferido? — Liam abrió los ojos asustado y comenzó a temblar, Thomas soltó una sonora carcajada y libero las manos del joven, no sin antes despeinarlo con sus dedos que minutos antes lo estaban sujetando —. Eres tan tierno cuando te asustas, lastima que...— Thomas se llevo las manos a su cabeza y las bajo hasta su nuca, peinando su perfecto cabello color rojo sangre, una sonrisa picara adorno su rostro y sus ojos miraron de un lado a otro, como si no quisiera ser escuchado — soy un hombre fiel, muy fiel, ya tengo a mi propio esclavo y es perfecto en todos los sentidos — Thomas comenzó a alejarse, todavía sonriendo —. Tu padre tenía razón, si consigues esclavos pequeños es más fácil domesticarlos y volverlos obedientes, claro que...mi copo de nieve me ha provocado uno que otro problema, si me entiendes — Thomas señalo una marca de dientes en su muñeca, el pelirrojo suspiro y su rostro se torno en un gesto de decepción —, ojalá fuera igual de obediente que tú, así no tendría que castigarlo y lastimarlo, pero bueno — Thomas se encogió de hombros en un gesto de cansancio —, es joven, aún se puede corregir su mal habito de desobedecer — la mirada de Thomas se volvió sombría y una sonrisa de rabia eclipso todo rastro de bondad en su rostro —. Esta vez no le diré nada a tú papito querido, pero a cambio tendrás que hacer algo por mí — Thomas se dio la vuelta y abrió la puerta —, te lo diré en el momento oportuno, espero que estés dispuesto a todo — Thomas miró hacía la multitud en el salón y una mueca maliciosa surgió cuando vio a cierta castaña con un bebé de cabello rubio cobrizo en sus brazos —, sería una lastima tener que reemplazar a mi copo de nieve por tu querido cielo — el mundo de Liam se desplomo, Thomas...Thomas ¿Planeaba tomar a Heaven como suyo? No, Liam no lo iba a permitir, no iba a permitir que dañaran a su bebé —, pero...— la expresión de Thomas nuevamente se volvió sombría — para mi copo de nieve no existe reemplazo alguno.

Thomas salió de la habitación dejando a Liam desconsolado. Su bebé...su bebé...¿Su bebé sería usado como moneda de cambio? ¿Sería esclavizado y abusado? Liam camino hasta la puerta y vio a Ariam pasearse arrullando a Heaven en medio de la multitud, el bebé alzaba sus manitas a todo aquél que se le acercaba y balbuceaba cosas inentendibles, su pequeño cuerpecito...tan pequeño y tan débil...¿Acaso sería corrompido por las manos de Thomas? Fue Edgar quien impuso dicha "moda" entre los patrocinadores, escoger a esclavos desde bebés para educarlos y moldearlos según su voluntad. 
Al escuchar el anuncio del mayordomo de que la cena estaba lista Liam camino con la cabeza baja hasta la gran mesa de kilometros de longitud, el joven intento sentarse entre Lala y Ariam, pero uno de los meseros le indico que su puesto estaba al lado de Edgar, como siempre.

Liam apretó sus manos contra sus costados y miro la escena intranquilo, ¿Cómo saber que vives rodeado de psicópatas, sociópatas y maniacos? Simple: mirás a tu alrededor y te das cuenta de que el único imperfecto eres tú.

La conversación era de lo más normal, preguntas imprudentes, charlas típicas, comparaciones de riquezas y más cosas aburridas, Liam se mantuvo en silencio, con la mano de Edgar acariciando su muslo, lo único que el joven muchacho hacía era apretar los dientes con cada nuevo pellizco y apretón por parte de su padre hacía su cuerpo, y revolver la crema de brócoli con guisantes en su plato, Liam no tardo mucho en notar que toda la mesa estaba servida con sus comidas preferidas, pero por más que su estomago rugiera e implorará ser llenado Liam no podía comer, ¿Por qué? Sencillo, los diamantes lo estaban ahogando, lo asfixiaban, Liam solo quería quitarse ese maldito collar de esclavo, ni siquiera podía respirar de tan solo tenerlo.

— ¿Y qué quiere la pequeña Allyra para navidad? — inquirió Analeigh llevando a sus carnosos labios una copa de vino, claro que casi al instante la aparto de su boca y la coloco sobre la mesa con un gesto de asco, a lo mejor no le gustaba el vino.

— ¡Yo quiero ser la esposa de Jonathan! — declaro la niña a todo pulmón. 

Jonathan se atraganto con su bebida, Ariam dejo de cortar la carne y Lauren escupió un guisante que cayo en el plato de la persona frente a ella. Toda la mesa estaba en silencio, con  la mirada fija en el patriarca del pueblo, quien por fin libero el muslo de su hijo y su rostro se ilumino como si acabara de recibir la verdad otorgada por la mismísima gracia divina.

— Si eso es lo que mi niña quiere ¿Te importaría Jonathan tomar a Ally como esposa? — Liam miró suplicante a su padre, rogándole que no continuara, pero las risas en toda la mesa y la mirada alegre de la niña opacaron al preocupado del joven, jovencísimo padre —. Si quieres puedo darte la autorización necesaria, soy su tutor legal, no habrá ningún problema.

Liam quiso protestar pero el pie de su padre frotando su entrepierna lo hizo callar.

— Lo lamento mucho, señor Al Bhatt, pero lamentablemente no me agradan las chicas rubias — Jonathan parecía sumamente nervioso y Ally a punto de llorar.

Edgar asintió decepcionado y Liam respiro aliviado.

El resto de la cena todo transcurrió con normalidad o la "normalidad" en la que los chicos Al Bhatt estaban acostumbrados en vivir. Al finalizar la cena todos se dirigieron al gran salón para charlar y demás, pero cuando Liam intento seguir a sus hermanos las manos de Edgar lo detuvieron, el hombre se inclino sobre el niño y con una sonrisa soberbia le dijo:

— Es hora, hijo — Edgar tomó entre sus dedos un mechón del cabello de Liam y besándolo dejo escapar sus más oscuros pensamientos —. realmente no quiero compartirte, pero debo, al menos por ahora, en...ocasiones se deben hacer sacrificios por un bien mayor, cuanto desearía ser yo el único que bese tan deliciosa piel — Edgar soltó a Liam y el muchacho supo a dónde debía ir.

Siempre era el mismo lugar, siempre las mismas paredes de color rojo, siempre. Liam subió las escaleras y entro en la habitación de invitados número 22, con cuidado abrió las puertas del armario y entro en su interior, al tocar la pared del fondo del armario busco a ciega las perillas, al encontrarlas las giro revelando una habitación fantasma, una habitación secreto, dicha habitación no estaba en los planos de la casa, tampoco registrada, era la habitación más grande de toda la mansión: una habitación roja sin ventanas, con una cama en el centro, cadenas colgando del techo, estructuras en las paredes y suelo con armarios repletos de cualquier objeto sexual que pudiera ser colocado dentro, fuera o sobre Liam. El chico comenzó a desvestirse y con resignación comenzó a colocarse el traje rojo con encaje sobre la cama, mismo que dejaba al descubierto su pecho. Liam supuso que la amiga de su padre sería una dominatriz o algo similar, ninguna mujer era gentil con él, al contrario, eran las más crueles, las que más lo hacían sangrar, las que más lo hacían llorar o desmayar, les gustaba eso, que Liam fuera débil, fácil de dominar. Liam era un respiro de aire fresco en un mundo lleno de penes dominantes. 
Liam tomó una venda de color vino tinto y la coloco sobre sus ojos, con cuidado se coloco de rodillas en el centro de la habitación y espero, solo espero, en secreto Liam ansiaba que la amiga de su padre no fuera cruel, aunque sonara raro e impropio Liam soñaba con tener una pareja, a una mujer a su lado, estaba claro que su padre jamás se lo permitiría, pese a sus muy desafortunadas circunstancias Liam no dejaba de fantasear con ello, con tener a una compañera, soñaba con conocer a una mujer que lo hiciera sentir algo más que asco por su propio cuerpo, que lo enseñará a amar y amarse así mismo, por ello cientos de fantasías locas relacionadas a conocer a dicha mujer llenaban constantemente la cabeza de Liam, era algo que lo ayudaba a soportar su vida: Liam imaginaba que una joven escuchaba hablar de él gracias a su padre que lo había abusado hace años y se maravillaba tanto con el chico que decidía ir a buscarlo a su hogar, imaginaba a la muchacha matando a su padre y a todo aquél que quisiera apartarlos, ella lo tomaría de la mano y le quitaría el collar del cuello, dándole tan ansiada libertad; también imaginaba que alguna mujer que lo venía a violar se enamoraba de él, no un amor carnal, un amor verdadero, lleno de amor y cariño, del deseo de ser felices, no había día en el que Liam no deseara ser rescatado y pese a ser enfermizo Liam quería ser liberado, no le importaba si pasaba de las manos de un violador a otro violador, solo quería ser libre aunque eso significara tener que entregar su cuerpo de vez en cuando.

— Vaya, ¿Qué este precioso regalo? — Liam trago saliva nervioso al escuchar la voz femenina y el sonido de la puerta cerrándose, con llave.

Liam escucho el sonido de los tacones golpear el suelo y una risa en voz baja. El sonido de los tacones se volvió más y más cercano hasta el punto en el que Liam los pudo sentir detrás de él, el niño sintió unas manos desatando la tela de sus ojos, cuando su visión fue reestablecida Liam observo con tristeza la mirada de distintos colores de Analeigh, al verla sus deseos de que fuera diferente murieron junto con la posibilidad de no sangrar.

— Me pregunto ¿Qué haré con un cuerpecito tan lindo? — la voz de Analeigh era dulce pero firme, lista para ordenar y que Liam obedeciera, la mujer acaricio con sus largas uñas el collar de Liam y sonrió con amor, una sonrisa casi...maternal.

— Haga conmigo lo que desee, estoy a su completa disposición.

Analeigh se sentó en la cama de piernas cruzadas y con un chasquido le ordeno a Liam que se acercará a ella, Liam lo hizo, se acerco a ella en cuatro patas, él mejor que nadie sabía qué hacía a las personas como Analeigh feliz.

— ¿Cualquier cosa? — Liam recostó su cabeza sobre el muslo de Analeigh y la miró de forma suplicante.

— Lo que desee, solo soy un objeto esperando ser tomado y utilizado.

Esas palabras fue justo lo que Analeigh necesito para ponerse de pie de un golpe y con la punta de su tacón pisar el muslo de Liam, ella sonreía con perversidad, Liam aguanto las lagrimas, todas las mujeres eran iguales.

— Bien, prepárate, lindo, esta noche te haré gritar hasta desmayar — Analeigh tomó uno de los látigos y levanto la mandíbula de Liam, desde el suelo ella se veía aún más imponente —. Quitate la ropa — ordeno, Liam obedeció y se desnudo bajo la mirada atenta de la mujer, Analeigh miraba con devoción el cuerpo de Liam, era como si nunca hubiera visto a un niño desnudo en su vida, pero pronto la timidez golpeo a Liam cuando recordó las múltiples cicatrices que cubrían su cuerpo. Ella debía estar asqueada. Liam intento cubrirse pero un azote en sus manos lo impidió — ¿Quién te dio permiso de moverte?

— Nadie...

— Dueña — completo Analeigh, Liam lo acepto, casi siempre sus violadores preferían ser llamados como "Amo, maestro, dueño, señor, señora, reina, majestad, alteza, etc", una forma más de demostrar dominio hacía él —. Si la dueña lo pide, te mueves, ni siquiera tienes el derecho de respirar sin mi permiso, ¿Entendido? — Liam asintió pero un latigazo en el pecho le hizo saber que esa no era la respuesta que su dueña buscaba — ¿Entendido? — repitió su dueña.

— Sí, mi dueña — respondió Liam sintiendo el ardor en su piel.

— Mucho mejor — Analeigh se aparto de la cama y con el látigo la señalo —, acuéstate — ordeno, Liam lo hizo y una vez estuvo sobre la suave tela vio a Analeigh sentarse a su lado y acariciarle el cabello, un hueco se produjo en el estomago del chico, nadie nunca había hecho algo así con él — ¿Qué edad tienes? 

— Yo no...

— ¿Qué edad tienes? — demando saber Analeigh con voz severa y fría. 

— 16 — respondió, aunque al instante se arrepintió, nadie debía saber que era menor de edad.

— 16...— repitió Analeigh pensativa — ¿Desde hace cuanto te hacen esto? — Liam se sorprendió por el repentino interés de la mujer, pero respondió sin dudarlo.

— Desde siempre, creo...no lo sé, siempre me lo han hecho.

Liam miró exaltado a la mujer, ella...ella tenía lagrimas en los ojos y antes de que Liam pudiera procesarlo los labios carmesí de Analeigh estaban sobre su frente.

— No te tocaré, eres demasiado hermoso como para ser usado sin amor.

Liam no creía lo que sus ojos veían, Analeigh...Analeigh solo se fue...ella no lo toco...no lo violo...ni siquiera lo hizo hacerle sexo oral...nada...nada, ella no le hizo nada. Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de Liam, ¿Qué sentía? ¿Alivio? ¿Sorpresa o deseo por la única persona que lo tuvo desnudo pero que no abuso de él? Aún sin creer lo que sus ojos había presenciado Liam tomó su ropa pero no se la puso, esperaba a que ella volviera, pero no fue así, los minutos transcurrieron y ella no volvió, ella no lo toco, tampoco lo violo. Con una gama de nuevos sentimientos golpeando su cuerpo Liam empezó a colocarse la ropa, pero vaya fue su sorpresa al notar algo en el bolsillo de su camisa, intento ignorarlo y terminar de vestirse, pero no pudo con la curiosidad, y lo que vio lo sorprendió.

Liam acaricio el objeto en sus manos y el entendimiento de la situación lo hizo llorar.

Era un juego de llaves.

Una copia exacta de cada una de las llaves que cada puerta y vehículo de la mansión.

Liam salió de la habitación y miró a la multitud apretando el juego de llaves en su bolsillo.

— ¿Hiciste lo que te pedí? — Edgar acaricio la cabeza de Liam y él asintió, mirando por el rabillo del ojo como Analeigh cargaba a Heaven y entre la mantita de algodón del bebé dejaba caer un juego de llaves, para después darle al bebé a Ariam quien desapareció por el pasillo con el bebé y las llaves.

— Sí, amo — respondió Liam conteniendo las lagrimas de emoción.

Un juego de llaves, una salvación.

Analeigh no quería violarlo, quería salvarlo.

NOTA: Habrán (creó yo) tres capítulos 16, serán fuertes, muy fuertes y a partir de este capitulo las cosas se pondrán color de hormiga, perdón por no actualizar pero no he comido hace una semana y realmente me siento mal, pero bueno, hice lo mejor que pude.

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