15. Antes de...
¿Cómo reconocer a un monstruo? No, no los monstruos de cuentos de hadas o aquellos que se ocultan debajo de la cama, esos son inofensivos, los verdaderos monstruos a los cuales se les debe temer son tan comunes que fácilmente puedes vivir con uno de ellos sin darte cuenta. Liam sabía que estaba rodeado de monstruos, algunos inofensivos para él (pero no para el resto de la humanidad), unos más peligrosos y mortales que otros. Desde una edad temprana Liam tuvo que aprender que los monstruos se ocultan bajo una sonrisa encantadora y voz dulce, Liam aprendió que los monstruos no se ocultan en la oscuridad, los monstruos conducen Mercedes y Ferraris, hacen eventos de caridad cada tres meses, ayudan a las viudas y huérfanos, los monstruos van fielmente a la iglesia todos los jueves, los monstruos donan sangre cada vez que pueden, apoyan a futuros talentos y sobre todo, los monstruos están dispuestos a tenderte una mano en tiempos de necesidad sin esperar nada a cambio. Sonrisa perfecta, perfecta sonrisa, mirada compasiva y amabilidad abismal. Así se veían los monstruos, eso hacían, eso hacen.
Al menos así eran son los monstruos que Liam había conocido.
Y cuando el muchacho vio a su padre saltando por la mansión, y anunciando que su mejor amiga, Analeigh Keller venía en camino Liam temió lo peor, el chico no supo el porqué, pero la sonrisa radiante de la preciosa mujer lo hizo estremecer, en especial por su gran cercanía con su padre. Edgar tenía la pared de su oficina adornada con cientos de fotografías, el 80% de dichas fotografías era de Liam, 5% de sus hermanos e hijos en general, pero el 15% eran de ella, de aquella mujer con cabello rojo difuminado, incluso Edgar tenía una foto de ella en su escritorio. No es que Liam fuera celoso, pero siempre que preguntaba por ella su padre solo la miraba con añoranza y decía que ella era una "diosa" en todos los sentidos posibles.
Ningún chico Al Bhatt la conocía, no cara a cara, todo lo que sabían era que su padre tenía una insana obsesión por ella, pero era...distinto, era casi como si Edgar la admirará tanto que no se sintiera merecedor de siquiera habitar el mismo planeta que ella y si el ególatra de Edgar Al Bhatt se sentía así ante una mujer siete años menor que él, algo verdaderamente malo estaba pasando, por ello Liam sabía con certeza que aquella enigmática mujer con sonrisa de sol y rostro de luna, era, por mucho, peor que su amo.
Liam siguió peinando su larga cabellera con los gritos de Lauren como banda sonora, Lauren se paseaba por la mansión con una bata de ceda y las largas pestañas postizas arrugadas como un par de arañas colgando por sus mejillas, Lauren gritaba como un alma en pena y no dejaba de asaltar el armario de Ariam presa del pánico, y no era la única, en toda la mansión se podía sentir un basto aire de pánico, la visita de Analeigh y el hecho de que su padre estuviera redecorando la suite principal no le daba confianza a nadie. Ella sin duda no era como los demás monstruos que Liam conoció, en el fondo esperaba estar equivocado y que ella solo fuera una benigna mujer con una personalidad tan hermosa como su apariencia, Liam aprendió y comprendió que cuando los monstruos conocían a alguien inocente, a una luz en medio de la oscuridad, tenían dos opciones: Corromperlos, destruirlos y convertirlos en un monstruo más del montón o...atesorarlos y protegerlos de los demás monstruos; Liam ansiaba con su alma y con todo su amor por sus hijos que fuera la segunda opción, no podía imaginarse a alguien capaz de infundir temor en un monstruo como lo era su padre y no solo era él, literalmente todo el pueblo estaba como loco arreglando sus jardines y cualquier cosa por arreglar, en los restaurantes se cambiaron los menús de comida chatarra por agua purificada, ensaladas, especias, espinaca, pimentón, frutas (en especial fresas y granadillas) y carne, mucha, muchísima carne, prácticamente de la noche a la mañana New Fane se transformo en el paraíso de los amantes de la comida hindú, picante y la carne (aunque Liam estaba casi seguro de que la comida hindú no poseía carne, al menos no de vaca), en las tiendas se cambio la mercancía general por libros de historia y ropa simplona, y aburrida, los anuncios y carteles fueron reemplazados por etiquetas en contra del tabaquismo, y, en general, New Fane había desaparecido, incluso la musicá de la radio se convirtió en horas interminables de musicá clásica y Nueva Era, algo que a Liam le agrado.
Liam ni siquiera notó cuando Lauren dejó de gritar (ya estaba acostumbrado a oír gritos) pero si noto cuando Edgar salió de su habitación con una mezcla de confusión y emoción.
— ¡Esta aquí! ¡Por los dioses! ¡Por Liam y todo lo bueno en este mundo! ¡Leigh esta aquí! — Edgar corrió hacía la entrada terminando de acomodar su traje más caro y hecho a la medida, con orgullo se coloco su nuevo abrigo de conejo e hizo que los sirvientes se pusieran a cada lado de la entrada, con ramos de "amor ardiente", narcisos y orquídeas en alto, a la espera de ser entregadas a Analeigh.
A Liam le hubiera gustado que los narcisos fueran para él, amaba la flor, tenía una en su habitación, pero cuanto anhelaba poder contemplar la hermosura de la flor en su ambiente natural, a veces Liam se imaginaba corriendo por el campo y topándose por sorpresa con un valle repleto de narcisos, Liam esperaba poder hacerlo algún día, un sueño tonto, pero no imposible, aquello se sumaba a la lista de cosas que Liam deseaba hacer pero sabía que no tenía permitido, los narcisos se ubicaban debajo de su sueño de conocer el mar, pero sin su amo a su lado, sin que él le permitiera hacerlo...Liam sabía que nada podría hacer.
Marianne se tropezó un par de veces por las escaleras, ella temblaba, temblaba demasiado, la mujer llevaba un traje recatado pero elegante y aunque en si Marianne siempre se vestía como el sueño conservador de cualquiera (cortesía de su esposo), Liam no pudo evitar notar que algo estaba mal, en especial en la vestimenta, Liam notó que Marianne había escogido usar un vestido casi cuatro tallas más grande que la suya, de tela gruesa, haciéndola ver casi...embarazada, pero sin duda lo más llamativo de su atuendo era un collar de diamantes, con cuatro joyas colgando de la cadena de metal.
— ¡Niños! ¡Rápido! ¡Debemos ir a recibir a la señorita Keller! ¡Vamos! — Marianne golpeaba las puertas de las habitaciones de sus hijos con desesperación, Liam la miró desde el segundo piso y pensó que jamás la había visto tan alterada, ni siquiera cuando Edgar la golpeaba — ¡Liam! ¡Hijo! ¡Ven, baja! ¡Te ves muy bien pero debemos recibir a la señorita Analeigh! — que Marianne pareciera embarazada no era lo más raro, tampoco que se refiera como "Señorita" a una mujer de igual jerarquía religiosa (aunque después Liam se enteró de que Analeigh era la más poderosa mujer de su comunidad), lo que realmente le extrañaba era la forma en la que Marianne murmuraba cosas incoherentes, cosas como "Me va a matar", "Tranquila, ella se encargo de todo, no te matará" o "¡Definitivamente me lo va a arrancar con los dientes de las entrañas!" — ¡Niños, vamos!
Liam bajo las escaleras al mismo tiempo que Lauren, Marianne respiro con tranquilidad cuando los vio listos, bien vestidos y sobre todo bonitos, pero su tranquilidad desapareció cuando vio a Ariam asomarse con Ally en pijama.
— Bajaré en unos treinta minutos, necesito bañar a Ally.
— ¡No! ¡NO! — Marianne corrió hacía Ariam y la arrebato a Ally de los brazos, provocando en la niña un grito de dolor — ¡Ve a bajo! ¡Yo la visto y luego la bañas!
Pero Ariam no se movió, solo lo hizo para intentar quitarle a la niña de loa brazos a la mujer.
— ¡La estás lastimando! ¡No la alces de las costillas, por favor! ¡Le haces daño!
— ¡YA VETE! — grito Marianne dándole una fugaz bofetada a su hija y yéndose con su nieta llorando en brazos, casi corriendo a cuatro patas.
Ariam se quedo de pie estática por lo sucedido, con los sollozos de Ally siendo cada vez más lejanos, la chica quiso ir tras ella, pero prefirió no hacerlo, si Marianne le rompía más costillas a la pequeña Ariam tendría una excusa para acabar con ella, una idea que le agradaba y mucho, sin más que hacer camino y se coloco en fila al lado de Liam.
— ¡No, niña! ¡Debes ir primero, Lauren en el centro y Liam de último a mi lado! — le dijo Edgar con clara inquietud, Liam obedeció y se coloco a su lado, pero supo al instante (cortesía del sonido de dientes apretados) que Ariam ya estaba enojada —. Sonríe, Liam, hoy necesito que seas más hermoso que de costumbre.
Liam asintió y puso su mejor sonrisa, pero la incomodidad no lo abandono, era raro que él estuviera al lado de su padre y no Marianne, literalmente Liam estaba ocupando el lugar usual de la esposa en ese momento. Al parecer Liam no era el único que pensaba así, porque cuando Marianne llego con Ally sollozando solo basto una mirada para hacerles saber a todos que no estaba contenta, pero de la misma manera Edgar solo necesito una mirada para ordenarle que fuera al último lugar, al lado de Ariam.
El corazón de Liam se detuvo al ver un auto negro muy lujoso acercarse por la entrada principal, barriendo la nieve con sus neumáticos plateados, Liam no pudo respirar cuando vio a la mujer que bajo del vehículo. Analeigh era más hermosa que en las fotografías: cabello negro con rojo difuminado, una curva perfecta en la espalda, una cintura bien definida, senos jugosos como peras, labios rojos y gruesos, una altura considerable; imponente, Analeigh Keller era una mujer imponente, la clase de mujer que con su mera presencia te dan ganas de arrodillarte y besar el suelo por el que camina; pero sin duda aquello que dejo a Liam sin aliento fue esa mirada, una mirada de ojos distintos; el corazón de Liam dio un vuelco al ver sus ojos; izquierdo marrón, derecho...verde.
Analeigh se movía con elegancia a través del blanco pasillo, pequeños copos de nieve caían en su cabello, un grupo de hombres la seguía con la cabeza gacha y las manos juntas, en un claro indicio de sumisión a ella, a juzgar por su ropa negra Liam adivino que era su personal de servicio, específicamente de seguridad, pero por más que quiso el muchacho no pudo imaginar a alguien queriendo dañar a tal espejismo hecho mujer.
— ¡Analeigh! ¡Por fin ha llegado la perfección hecha mujer! — Edgar bajo los escalones que los separaban y corrió en su encuentro, Analeigh lo espero con los brazos abiertos, pero a penas el hombre la abrazo ella puso los ojos en blanco e hizo un gesto de asco, mismo que desconcertó a Liam, porque a penas se separaron nuevamente esa sonrisa angelical adornaba el rostro de la imponente mujer — ¡Analeigh! ¡Mi hermosa reina! ¿Cómo estás?
— Hola, Edgarcito — Liam y su "familia" casi gritan cuando Analeigh le acaricio la cabeza a Edgar como si fuera un perro, ellos esperaban que el hombre le apartara la mano de un golpe y la abofeteara o lo que fuera, pero en vez de eso permaneció quieto y sonriente, Liam notó casi al instante que Edgar tenía la misma actitud de los musculosos hombres que caminaban detrás de Analeigh —, estaría mejor si me hubieras ido a buscar al aeropuerto — las largas uñas de color vino tinto de Analeigh se clavaron en la mandíbula de Edgar, el hombre se estremeció pero dejó que la mujer lo zarandeara un poco, nuevamente el resto de los Al Bhatt esperaba una reacción violenta, al menos un poco de sangre, pero Edgar solo bajo la cabeza —. Más te vale ser un niño bueno, recuerda que yo no soy nada cuidadosa a la hora de poner castigos, portate bien y todo estará bien — Analeigh soltó a Edgar y le dio la espalda, mirando con curiosidad a las personas frente a ella — ¿Son tus niños? — las alarmas de Ariam se dispararon por la forma en la que Analeigh dijo "niños" y supo al instante que ella era alguien de temer.
— Sí, te presento a Ariam — Edgar señalo a la mencionada y Analeigh dio un paso al frente.
Analeigh tomó a Ariam del mentón, Liam casi grito cuando la mujer miró y toco a Ariam de pies a cabeza, prácticamente tocándole hasta la conciencia.
— Esta bonita — fue lo único que dijo y Liam notó que no lo decía enserio, era esa clase de tono que usa alguien que esta obligado a decirlo, pero Liam pudo escucharla murmurar algo a uno de los hombres que la acompañaba "La verdad si esta linda, la malparida esa, pero no tanto como quisiera, le faltan tetas, una lastima, pero aún me sirve, de resto esta buena", Analeigh miró uno a uno a los miembros de la familia, pasando sus ojos sobre Lauren y Ally, por unos momentos se detuvo sobre Marianne y sonrió con satisfacción, pero su sonrisa desapareció cuando vio a Liam, el chico no pudo descifrar la mirada de ojos distintos de la mujer, ¿Parecía sorprendida? ¿Feliz? ¿Enojada? ¿Exaltada? Por el miedo Liam retrocedió, ¿Cuándo aquella dulce mirada se convirtió en algo tan aterrador? Pero a penas dio un paso y la mano de Edgar en su cintura lo hizo detenerse, el hombre casi lo lanza a los pies de la mujer —. Este...este sí esta bonito, ¿Cómo se llama?
A Liam le hubiera gustado poder indignarse por la forma en la que Analeigh hablaba de él, como si fuera un objeto, pero ya estaba acostumbrado, de hecho, le gustaba, los objetos no tienen que tomar decisiones, ni siquiera tienen que pensar, solo van a donde sus dueños quieren que vayan y hacen lo que ellos quieren que hagan, aunque en el fondo lo odiara a Liam le gustaba ser un objeto, al menos eso le había repetido Edgar hasta que él comenzó a creerlo.
— Liam — respondió Edgar.
Analeigh extendió su mano y espero a que Liam la tomará, con suma delicadeza deposito un beso en ella, dejando una marca de lápiz labial en la piel del muchacho, otra marca más, pensó Liam, conteniendo las ganas de llorar.
— Mucho gusto, Liam, puedes llamarme Leigh — dijo ella sonriente.
— El gusto es mío, señorita Leigh — Liam aparto la mano con rapidez cuando vio la clara intención de la mujer de volver a besarla.
Analeigh enarco una ceja y con tranquilidad sonrió, con Edgar y los hombres estando detrás de ella. Liam observo con disimulo la marca de labios rojos en su mano, ¿Acaso era una señal? ¿Acaso con la llegada de esta mujer su cuerpo sería totalmente marcado y destruido? El presentimiento era fuerte, el muchacho casi podía sentir el dolor en su piel, quería morir, pero hacerlo sería condenar a sus hijos a ocupar el lugar que él dejaría, Liam ya tenía el cuerpo roto casi en su totalidad, un poco más y no existiría más, su mente era el verdadero problema, aún tenía ganas de vivir y eso lo hacía sentir culpable por querer morir.
— Pensé que tendrías mejor mercancía — dijo Analeigh admirando la mansión, aunque su rostro detonaba un aburrimiento abismal.
— ¿Acaso Liam no te gusta? — pregunto Edgar sorprendido, Liam solo bajo la cabeza aceptando su destino, el chico presentía que aquella marca de lápiz labial jamás desaparecería, peor aún, tendría más marcas que ocultar.
El aliento escapo de los pulmones de Ariam al escuchar aquello, ingenuamente había creído que su amo se había vuelto más posesivo y celoso, pero al parecer no era verdad y seguiría entregando a Liam a cualquiera del que pudiera obtener algún beneficio. Ariam y Liam levantaron la cabeza cuando escucharon la sonora risa de Analeigh mientras tomaba los ramos de flores y se los lanzaba a sus hombres, aquella risa no era normal, era la risa de alguien que ha hecho algo malo pero ha podido culpar a alguien más por el mal cometido.
— No me gusta, me encanta, pero Edgarcito, tu sabes bien que adoro a los niños — nuevamente las alarmas de Ariam se dispararon y con cuidado oculto a Ally detrás de ella — , si tuviera trece años sería mejor sin dudar, sabes que amo las cosas pequeñas — Analeigh se dio la vuelta y sus ojos bi color viajaron sobre Liam pero se detuvieron sobre Ally, la mujer abrió los ojos sorprendida al percatarse de la presencia de la niña, Analeigh se llevo una mano al pecho claramente deslumbrada por la niña y con una voz suave dijo — amo las cosas pequeñas, muy, muy pequeñas, así son más fáciles de comer, morder y desgarrar — Liam se sorprendió al notar los ojos de Analeigh llenos de lagrimas y con una sonrisa pacifica —. Es perfecta — susurro, pero Edgar no la escucho.
La mujer tomo aire y se dio la vuelta, mirando sobre su hombro a la minúscula y rubia criatura.
— ¿Sabes algo, Leigh? A veces no sé si admirarte o tenerte miedo — dijo con sinceridad el hombre.
— ¿Por qué dices semejante bobada? — nuevamente ese tono de voz grueso y brutal acompaño las groseras palabras de la encantadora mujer.
— Porque tienes una capacidad abismal para obtener y hacer lo que quieres.
Analeigh sonrió mientras negaba con la cabeza, con suma elegancia se quito su abrigo blanco de piel de armiño y uno de sus hombres lo tomo. Entre más los miraba Liam más notaba similitudes entre su padre y aquella mujer, pero por más que pensará no comprendía la razón de tal parecido, ¿Eran sus gestos? No, ella era más elegante que él, ¿Su forma de hablar? Tampoco, Edgar decía siempre lo que pensaba, fuera lo que fuera Liam temió de que dicho parecido se debiera a que su padre la había imitado, porque si Analeigh Keller era peor que Edgar Al Bhatt habría una masacre en aquella blanca e inmaculada mansión.
— Lo que pasa Edgar es que yo si tengo neuronas, no como vos que solo tenes la cabeza de adorno y todo lo que quiero lo tengo — Analeigh se dio la vuelta y le dedico una última mirada a Ally, y luego a Liam — y ya sé que es lo que quiero.
— ¡Ah! ¡Casi lo olvido! — Edgar chasqueo los dedos y uno de sus sirvientes le trajo una caja plateada, Edgar la tomo y de allí saco un collar de diamantes, similar al de su madre, pero este tenía raíces de plata y cinco diamantes descansaban en las raíces platinas —. Lo mande a hacer especialmente para ti, un collar único y hermoso, para la más hermosa de todas.
Edgar tomó de la mano a Analeigh, llevándola con cuidado hacía el interior de la casa, Liam apretó los dedos, incapaz de dejar de pensar en aquella mirada de ojos distintos.
Edgar y Analeigh se encerraron en la oficina de él, dejando a los jóvenes con una sensación de peligro palpitante. Ariam había tomado a Ally y la llevaba hacía su habitación para bañarla, Liam fue a revisar a Heaven y el muchacho encontró a su bebé teniendo una pelea a muerte con su mantita de algodón, el pequeño tiraba la manta, la arrojaba, la succionaba y la lanzaba de un lado a otro con una fuerza sorprendente para un bebé de su edad. Liam recordó como Ariam se quejaba durante su embarazo por lo revoltoso que era el niño, decía que lo sentía dándole patadas a su hígado y según ella tenía espíritu de gimnasta olímpico, ya que Heaven daba unas volteretas en el vientre excepcionales según su madre. Liam arrullo al pequeño en su pecho y casi al instante el bebé cayo rendido en sus brazos, con cuidado lo coloco nuevamente en la cuna, quitando los peluches y la manta para que pudiera moverse con libertad.
Tras dormir a su hijo el muchacho fue en busca de su hija, quería bañarla, cuando él era niño esos eran sus momentos favoritos, jugar con el jabón, con animales de plástico y los olores de los jabones eran su delicia, su juego favorito era jugar a ser un tiburón, aunque siempre se asustaba cuando recordaba que el mar aún estaba en su mayoría inexplorado, Liam atesoraba tales recuerdos, lástima que Liam ya no se podía bañar sin sentir miedo. Al llegar al cuarto de la niña el chico observo con atención a Ariam preparando el agua caliente y las burbujas, dejando flotar en el agua pequeños pétalos de rosas y pequeños juguetes. Liam miró a la niña con una sonrisa y avanzó hasta quedar detrás de Ariam.
— ¿Quieres que la bañe? — Liam se agacho y Ally lo abrazo — ¿Quieres que papá te bañe?
— ¡Sí! — dijo la pequeña saltando, pero su sonrisa se convirtió en una mueca de dolor mientras se tocaba el pecho.
— ¿Qué pasa, dulce? ¿Te duele algo?
— Me duele aquí — Ally señalo sus costillas, Liam quiso revisarla, pero Ariam se interpuso entre ambos, dándole la espalda al chico, prácticamente colocando sus glúteos en el rostro del muchacho, quien sonrojado aparto la mirada.
— Yo me encargo de Ally, Liam, termina de arreglarte, no queremos que padre se enoje.
— No hay ningún problema, Aria, yo puedo encargarme de la nena de esta casa — Liam se quitó el saco del traje legante y se remango la camisa blanca, y Ally le extendió los brazos para que la bañara.
— No, lo haré yo — la voz severa de Ariam hizo a Liam querer bajar la cabeza y obedecer como siempre lo hacía, ya que Ariam estaba usando el mismo tono que su amo cuando le ordenaba algo, el joven estuvo a punto de obedecer, pero las posibles razones por las cuales Ariam no quería que él la bañará lo asustaron.
— ¿Por qué no quieres que bañe a Ally, Ariam? ¿Acaso hice algo mal?
— No, solo que...
Ariam se quedó callada por unos segundos, revolviendo con la punta de sus dedos el agua perfumada, aquél silencio fue suficiente para hacerle saber a Liam lo que él tanto temía que ella pensará.
— Entiendo, crees que la voy a violar.
Ariam rápidamente lo negó horrorizada, ¿Cómo podría siquiera pensarlo? Liam era la persona más inofensiva e inocente del mundo, incapaz de dañar a una hija, más a su propia, única y adorada hija.
— ¡No! ¡Liam, jamás dije eso!
El agua cristalina pronto se instalo en los ojos del muchacho, por favor, no lo pienses, eso me hace sentir mal, pensó Liam. Primero prefería morir antes de dañar a sus hijos.
— Pero lo pensaste, Ariam, Ally es nuestra hija, MÍ hija, jamás podría dañarla, ¿Cómo puedes pensar algo así? ¡La amo y jamás la dañaría! No soy un depravado, es mi hija — Liam se cubrió el rostro con las manos —, no soy un monstruo, por favor, no pienses así de mí.
Ariam lucho contra el deseo de consolarlo y solo se puso de pie, y fue en dirección a la puerta.
— Esta bien, Liam, puedes bañarla, pero por favor, no hagas nada al respecto, será peor para ti si haces algo.
El chico no entendió el porque de dichas palabras, pero pronto lo entendió. Ally no dejaba de retorcerse mientras le sacaba la ropa a la niña, eso fue extraño, la niña era cosquillosa como él, pero no tan sensible y no parecía disfrutarlo, parecía estar sufriendo. El chico termino de quitarle el vestido a la nena y lo que vio solo le recordó el "orden natural de las cosas", al menos así era el orden natural en la situación en la que vivían. Liam cayó de rodillas frente al pequeño cuerpo desnudo de la niña, con horror se cubrió la boca mientras veía el enorme moretón morado y rosa que cubría el costado de la pequeña, Liam extendió los dedos y con la punta de ellos acaricio el moretón, al instante Ally exclamo un leve "¡Auch!" a la vez que la niña terminaba de quitarse sus pequeñas bragas rosas y extendía sus brazos esperando ser cargada, y sumergida en la cálida agua con esencia de rosas, con un patito amarillo y una ballena de plástico esperándola.
— ¡Al agua, papá, al agua!
Tanto esfuerzo, tanto sufrimiento, todos aquellos intentos de protegerla habían sido en vano, Liam se juró así mismo cuando sostuvo aquél pequeño cuerpo por primera vez que ella estaría bien, que jamás sufriría lo que él sufrió, que su destino sería diferente de la primera Allyra, Liam quería encerrarla en una burbuja de felicidad e ignorancia y jamás sacarla de allí, pero había fallado, había fallado de una forma tan miserable que sentía rabia consigo mismo.
— Por los dioses...Ally...hija...hijita mía...— Liam no pudo respirar, solo temblar mientras observaba el estado de su retoño, ¿Cómo no se dio cuenta? ¿Cómo pudo ser tan descuidado con su hija? — mi niña...¿Qué te paso?
Ally miró sus pequeños piecitos, luciendo nerviosa y haciendo un puchero.
— Me porte mal y el abuelo me castigo.
Liam intento contener las ganas de abrazar a su hija y que aquél horrible hematoma se pasara a su cuerpo, su padre...su padre debió haberla golpeado con una brutalidad abismal, ¿Cómo era posible que tan pequeña criatura siguiera viva después de tal golpe? Liam sujeto con extremo cuidado a la criatura y la sumergió en la tibia agua, pero a penas lo hizo cayo al suelo vomitando, ¿Cómo pudo no notarlo? No escucho gritos, no escucho golpes, no la vio llorar, nada, nada, nada...¿Qué clase de padre era? De cierto modo se podía culpar a Ariam por ello, ahora Liam comprendía la razón por la cual ella estuvo tan sobreprotectora con la niña la última semana, ¿Fue por eso? Seguro que sí, quería ocultarle las heridas de la niña. Liam seguía vomitando cuando Ariam llegó nuevamente al baño y con lastima se agacho a su lado, era lamentable verlo tener arcadas, pero solo jugos gástricos y agua salían de su boca, el no comer acabaría con él, incluso antes que su amo lo hiciera.
— Ay, mi niño — Ariam tomo unos mechones del cabello de Liam y los coloco tras su oreja —, ¿Por qué nunca me escuchas? Te dije que yo la bañaría.
Liam intento incorporarse, pero una nueva arcada lo hizo nuevamente caer, Ariam lo tomó de los hombros y lo ayudo a incorporarse, a veces la chica se sentía como madre de tres niños en vez de dos, de cierto modo Liam seguía siendo un niño, pero como le gustaría que fuera lo suficientemente fuerte como para apoyarla en la protección de los niños, en esa parte Ariam estaba en conflicto, amaba al Liam sumiso y débil, pero también quería que la ayudará, el otro Liam acabaría con cualquiera que la tocará, ya que solo él podía dañarla, pero este Liam era incapaz de dañar, este Liam es como un cristal frágil que debe ser protegido y custodiado. A veces Ariam quería que el otro Liam estuviera de vuelta, luego se acordaba del incidente y todo su querer se transformaba en odio.
Ariam se dedico a frotar la espalda del joven, intentando que las arcadas disminuyeran, a Ariam le parecía injusto que incluso en dicha situación Liam se viera hermoso: una persona que acaba de vomitar debía verse horrible y rojo, pero sobre todo horrible, pero Liam no, sus mejillas estaban levemente sonrojadas y pequeñas gotas de sudor se deslizaban por su rostro, y cuello, sus ojos estaban entrecerrados y llenos de lagrimas, él respiraba con dificultad, con su pecho levantadose y bajando con una sorprendente lentitud, una línea de saliva se deslizaba por su boca hasta su barbilla; a pesar de todo Liam seguía siendo hermoso, esa idea le perturbaba a Ariam, porque si Liam era hermoso su amo nunca lo dejaría ir.
— ¿Hace...cuanto? — Liam se sujeto del lavabo, Ariam intento ayudarlo a mantenerse de pie, pero Liam al instante se aparto — ¿Hace cuando le hicieron esto a mí hija?
Ariam miro a Ally unos segundos y tomo a Liam de la mano, saliendo del baño.
— Hace una semana nuestro padre se enojo con nuestra hija — Ariam se aseguro de hacer especial énfasis en "nuestra hija" —. Lo hizo solo porque la escucho llamarme mamá — Ariam hizo una pausa y se lamió los labios frustrada por la situación, como quisiera ella poder encerrar a sus hijos y ¿Marido? ¿Novio? ¿Amante? en una burbuja de felicidad y jamás dejarlos ir —, a Ally no se le cayeron los dientes de leche como te dije, él...padre le quito los dientes de un martillazo.
— ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Puede haber hecho algo para protegerla!
— ¿Qué podrías haber hecho tú? ¿Lo mismo que hiciste ese día? — Ariam sujeto a Liam con firmeza de los hombros, atrayéndolo hacía ella, el mero hecho de recordar lo que él hizo por ella la destruía por completo, fue...horrible verlo así y Ariam haría lo posible e imposible por evitar ver a Liam en esa situación...otra vez —. Jamás Liam, escúchame bien, JAMÁS permitiré que eso te vuelva a pasar, ¿Entendido?
Pero Liam solo miro a su hija con preocupación.
— Pude protegerla...no importa si lo tengo que volver hacer, mis hijos son más importantes...
Fue entonces cuando Ariam lo sacudió con fuerza, provocando en el chico temor.
— ¡De nada servirá volver hacer eso si mueres en el proceso! — Ariam se lamento actuar de esa forma y con cuidado aflojo su agarre de los hombros de Liam —, cariño nuestros hijos serán tu reemplazo.
Liam agacho la cabeza, negando.
— Preferiría mil veces volver a hacerlo a permitir que la dañaran de nuevo.
— No lo entiendes, Liam...no puedo perderte — Ariam podría tener más hijos, pero no otro Liam —. Por favor, cielo, entiéndelo, no puedes hacer nada...
— No...— Liam se sacudió con fuerza liberándose del agarre de Ariam— ¡No! ¡Si puedo hacer algo!
— ¡Liam! ¿A dónde vas?
— ¡A confrontar al maldito que le hizo esto a mí hija!
No, no otra vez, no otra vez...¡NO OTRA VEZ!
Pensó Ariam.
Ariam persiguió a Liam por la mansión, sabía a donde iba y no pensaba permitir que volviera a estar en esa situación, cuando Liam ya estaba cerca del lugar en el que se encontraba su amo Ariam supo que debía hacer algo, acelerando el paso consiguió acorralar a Liam y evitar que siguiera adelante, Ariam arrinconó a su hermano contra la pared y lo sujeto del rostro con fuerza.
— ¡Maldita sea, Liam! ¿Estás loco? ¡Si algo te llega a pasar yo me muero, Liam! ¡Me muero! — Ariam estaba lista para tirar de Liam y llevarlo en brazos hasta la seguridad banal de su habitación, pero, para la excitación y maravilla de la joven el muchacho rodeo con sus brazos el cuello de la chica, y jalo de él haciendo que sus labios fríos y blasfemos se posaran sobre la calidez inocente del menor.
La mente de Ariam no podía procesar tan maravillante momento, ¡Era como estar en el cielo! Era su primer beso con consentimiento, el primer beso que Liam le daba por querer y no porque ella lo obligara a dárselo, no queriendo ser imprudente Ariam no intento hacer nada más que disfrutar del sabor dulce de aquella boquita en forma de corazón, sin embargo solo basto un pequeño movimiento de la lengua de Ariam para que Liam abriera el interior de su boca otorgándole el permiso de introducir el viscoso órgano y así explorar la dulzura que albergaba el interior de tan amable criatura. Los labios de Liam eran salados, producto de las múltiples lagrimas que tuvo que tragarse, pero el interior de la boca era húmedo y dulce, provocando una sensación casi mentosa en la lengua de la chica, debido a tal sensación ella pudo adivinar que Liam usaba los chicles para poder soportar el hambre, eso explicaría el tenue sabor a hierva buena en el interior del chico. Pero de la misma forma espontánea que Liam la beso, también la termino. Liam no la miró, al contrario aparto su rostro de ella, sus ojos estaban clavados a un costado del suelo, a Ariam le pareció que Liam le estaba dando permiso de besar su cuello, una zona en la que él era muy sensible, pero no quiso sobrepasarse, por consecuencia solo le dio un pequeño beso en el cuello y lo abrazo por completo, Liam todavía tenía sus manos alrededor del cuello de Ariam, la chica sentía su cuerpo palpitar, quería lanzar a Liam a la cama más cercana y reclamar el cuerpo del muchacho como suyo, pero también quería hacer del momento algo hermoso e inolvidable: quería tomar de la mano a Liam e ir a la habitación de ella, quería verlo recostarse en su cama y pedirle que hiciera lo que quisiera con su cuerpo, ella se negaría y le diría que haría solo lo que él quisiera, y que si algo no le gustaba podía solo decirlo, y ella pararía, quería quitarle con cuidado la ropa y besar cada una de las aberraciones hechas cicatrices en su piel, Ariam deseaba conocer la desnudez de Liam, pero hacerle saber que ella si lo amaba, con ella Liam no estaba obligado a bajar la cabeza y obedecer, con ella Liam podría ser amado y sentir el amor; Ariam quería estimularlo y asegurarse de que le gustará la situación, quería escucharlo gemir su nombre y sentir la calidez de la semilla de Liam en su interior, pero quería que todo fuera por amor, no por obligación como la otra vez.
— Lo siento...— murmuro Liam soltando a Ariam y colocando sus manos a sus costados, contra la pared —, no quise sobrepasarme.
Ariam beso la nariz de Liam y se enderezó, aún sin liberar la cintura del muchacho.
— Ojalá te sobrepasaras más seguido, sería lindo — en respuesta Liam se puso aún más rojo, tanto que Ariam solo deseaba besarlo, pero pronto la realidad de la situación hizo su breve alegría desaparecer y ser reemplaza por la seriedad —. Liam, no puedes exponerte así otra vez, por favor, amor, no quiero perderte, te lo pido, si no es por mí, hazlo por los niños, tu hija y tu hijo necesitan un padre — Ariam junto sus frentes y respiro con tranquilidad, estaba feliz, muy feliz, tan feliz que casi quería cantar a todo pulmón su amor por Liam, aquel beso significaba que Liam la estaba empezando a ver como mujer y no como hermana.
— Lo lamento, no lo volveré hacer, lo prometo — Ariam toco suavemente las manos del chico, notando que aún tenía la muñeca vendada de aquella vez en el baño, si Liam tan solo supiera que ella hacía esas cosas para poder comer...pero su culpa de ser la causante de que Liam se haya herido era más grande que su hambre.
— Esta bien, todo esta bien Liam — Ariam lo tomó de la mano sana y se dio la vuelta, intentando llevarlo de vuelta a la habitación de Ally, pero él no se movió, Ariam se giro y lo miro extrañada —. Vamos, príncipe, Ally debe estar esperándonos.
Liam levanto la mirada del suelo, sus ojos de distinto color miraron con un "Perdoname" en cada uno de ellos y cuando Ariam quiso reaccionar Liam ya se había soltado de su agarre, y ya estaba dentro de la oficina de su amo. Ariam se quedo de pie, allí, mirando la puerta, segura de que no volvería a ver a Liam con vida, pero justo cuando estaba buscando algún arma con la cual acabar con el dueño de su hermano escucho los gritos de rabia de Lauren y los sollozos de Ally.
Liam se recostó contra la puerta unos segundos y espero a que su señor se percatará de su presencia, temía las represalias por entrar sin permiso, pero su hija era más importante, para su desconcierto su padre estaba solo leyendo unos documentos y al verlo sonrió, indicándole que se acercará, orden que (como siempre) cumplió sin titubear,
— ¡Liam! Hijo querido, me alegra que hayas venido, ven, tengo algo para ti, Leigh está descansando en la suite, espero que estés listo para la gran cena de esta noche, ¡Esta noche vas a comer hasta reventar! Sino te castigo, niño — la sonrisa de Edgar desapareció al ver la mirada de Liam — ¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Te lastimaste peor la mano? — Edgar extendió la mano intentando tocar la muñeca vendada de su hijo pero el rápidamente la aparto impidiendo que lo tocará, un ardor agonizante lleno el cuerpo de Edgar ¿Por qué lo rechazaba? ¿Cómo se atrevía no dejar que lo tocará? Liam no tenía derecho a negarse a él —. Liam...¿Qué sucede, Liam?
El muchacho dió unos pasos hacía atrás asegurándose de poner distancia entre ambos, también camino hacía el lado derecho, lejos de la mesa de madera, en caso de que su padre se enojara demasiado.
— ¿Cómo pudiste? — dijo al sentirse lo suficientemente seguro de sólo salir de la oficina con unos moretones y algunos huesos rotos.
Liam esperaba ver rabia, ver tristeza incluso esperaba que se hiciera el tonto, que lo negara y lo hiciera dudar de su propia cordura, pero no lo hizo, Edgar sólo sonrió y busco algo en su escritorio, tomando una caja plateada la cual dejó sobre la mesa.
— Veo que ya la viste — Edgar se puso de pie, Liam dejó de respirar cuando se acerco a él, pero su padre paso de largo y fue a colocarle seguro a la puerta, esta vez Liam no tembló, no está vez, no tenía miedo, solo quería destruir al hombre que había dañado a su inocente niña, su padre intento tomarlo nuevamente de la mano, aquella que todavía estaba vendada, pero Liam la aparto, el hombre pareció desconcertado y hasta cierto punto triste, pero siguió en silencio hasta su escritorio y allí se sentó con claro desinterés en el asunto —. De cierto modo es tu culpa, te dije cientos de veces que yo soy su padre, tú su papá y Marianne su madre, Ariam no tiene lugar en nuestra pequeña familia, pero tú, como siempre, haces lo que esa zorra sarnosa te pide, ¿No te había dicho ya que fueras sumiso solo conmigo? Si sigues con esa actitud la mandaré de nuevo a ese internado.
— Pero no existe ningún internado, ¿Verdad? Ariam me lo contó todo.
Edgar abrió los ojos de par en par y le dio un fuerte puñetazo a su escritorio.
— ¡Perra maldita! — Edgar miro a Liam e intento contener la calma, aunque la verdad algo en sus pantalones estaba palpitando, deseando arrancarle la ropa al chico y tomarlo justo sobre ese escritorio, como tantas veces había hecho ya —, Ally merecía el castigo, como buen padre que soy debo velar por el comportamiento de mis hijos, la desobediencia es un acto atroz, más si dicha desobediencia amenaza la felicidad de nuestra familia, que el castigo vaya de acuerdo con la falta.
— Es una niña...— replicó Liam.
— Y debe ser una niña obediente — dijo Edgar con una sonrisa de oreja a oreja y meciéndose en la silla.
Liam comenzó a llorar notando su incapacidad para defenderse de Edgar, sin que él lo notara su padre se puso de pie y camino lentamente hacía él, cuando Liam se dio cuenta de la cercanía quiso escapar, sabía que él no lo castigaría con Analeigh allí, pero un rápido movimiento Edgar tomó su mano herida y lo tiró hacía su cuerpo haciéndolo chocar contra el pecho del hombre, Liam jadeó y apretó los dientes ante el dolor que Edgar le provocaba, pero en vez de soltarlo el hombre tomó al chico de la cintura y apretó con más fuerza la venda, provocando que los huesos de Liam crujieran.
— Por favor...duele...
— Más me duele que me rechaces — por el momento Edgar liberó la cintura del chico y usando su mano libre apretó las mejillas del muchacho haciendo que quedarán cara a cara —. No seas un niño malcriado, aunque...— Edgar lamió la mejilla de Liam, provocando en él una sensación de asco — he de admitir que me gusta cuando te haces el difícil, aunque todos sabemos que eres una puta al que le gusta ser dominado — el hombre comenzó a repartir besos por todo el rostro de chico, el muchacho se removió intentando liberarse y evitar aquellos nauseabundos besos, pero su padre era más fuerte y entre más Liam intentaba negarse más comenzó ejercer fuerza en la mano vendada del chico haciendo a Liam llorar más fuerte —. Puedo seguir así toda la noche, no me importa cuántos huesos te tengo que romper, siempre van a a sanar, por algo me encargué de construir este hospital en la mansión solo para ti, solo para cuando me provoques, tú mismo te dañas, si no me provocaras, si fueras lindo conmigo no tendría que castigarte, cariño, es tu culpa, ahora bien, ¿Vas a seguir siendo un mocoso rebelde o...— Edgar suavizó su agarre de las mejillas de Liam, permitiéndole moverse, el muchacho miró con resignación al hombre, fue un idiota por pensar que podría hacerle frente — vas hacer el niño dulce papá? — sin más alternativa Liam se quedó quieto dejando su cuerpo a disposición de su padre.
Edgar sonrío triunfante y sujetando la cintura pequeña, y marcada del chico lo beso, fue un beso baboso, un beso asqueroso, un beso plagado de aberración y deseo no correspondido. Liam cerró los ojos y dejó que su padre introdujera su lengua dentro de su boca, poco a poco el hombre suavizó su agarre sobre la mano herida del muchacho y las grandes, y destructivas manos de Edgar rodearon la cintura de su hijo intensificando el beso.
Finalmente se separaron no sin antes que Edgar le diera una lamida en los labios rojos de Liam, provocando en él vergüenza y culpa.
— Mucho mejor, así debes comportarte, si eres un buen chico nada malo pasará. Pero eres necio, un completo niño revoltoso, no me queda más opción que castigarte cariño, pero bueno, por ahora te perdono, estamos cerca de Navidad, creo que puedo perdonarte por esta vez, PERO — la voz de Edgar se volvió fría y profunda, amenazante en todos los sentidos — vuelve a provocarme, cielito lindo. y créeme que no tendré piedad de ese tierno y dulce traserito que tienes, ¿Comprendido? — Liam sólo se limito a asentir mientras se acariciaba la mano intentando menguar el dolor, Edgar le dio un último beso a Liam en los labios y por fin soltó, el hombre fue hasta el escritorio, volvió a tomar la caja plateada sus manos se dirigió hacia el chico y destapo la caja, revelando así un hermoso collar plateado, con diamantes cayendo en una especie de encaje como una cascada perlada y en su centro había un diamante blanco.
Liam supo al instante que aquél collar el presagio de lo que su padre quería hacerle, porque ese collar de diamantes era muy similar a un collar de esclavo.
Aquello solo significaba una cosa...
Edgar se puso frente a Liam y con brusquedad lo hizo darse la vuelta, sus dedos acarician el cuello del muchacho y sin pensarlo colocó el collar alrededor de aquella piel blanca libre de cicatrices, ahorcándolo un poco en el proceso. El collar envolvía a la perfección su cuello y era más como una gargantilla, Liam tuvo el presagio que la única forma de quitarse el collar sería siendo decapitado. El hombre acaricio con la punta de sus dedos el cuello del niño, tocando el collar, con cuidado se inclino y le dio un beso en el cuello, abrazando a Liam por detrás, haciendo que el niño sintiera el bulto palpitante del hombre en su espalda.
Edgar libero a Liam y el muchacho se dio la vuelta sin poder procesar lo que estaba pasando, Liam acaricio el collar y miró con una pequeña sonrisa a su padre.
Sí, Edgar Al Bhatt era su padre, pero también su amo, su dueño, el dueño de su cuerpo y pensamientos, también era su esclavista, Edgar podía hacer lo que quisiera con él, tenerlo, usarlo y desecharlo, Liam era suyo y como siempre solo inclinaría la cabeza con gracia haciendo todo lo que su dueño le ordenaba.
Edgar Al Bhatt, su padre, su abusador, su amo y su verdugo.
Era irónico como el mismo hombre que debía protegerlo lo dañaba tanto, Edgar Al Bhatt debía ser un salvador para Liam, pero en vez de eso era su verdugo.
Edgar Al Bhatt, un padre que empezó a sodomizar a su hijo desde los tres meses de edad.
— ¿Esto te excita? Esto te excita, ¿Verdad? Darle el mismo collar a tu esposa legal, a tu amante y a tu esclavo sexual, ¿Te gusta? Te encanta ¿No? Te fascina.
— No son el mismo collar, el tuyo tiene más diamantes — respondió Edgar, dándole un beso en la cabeza a Liam antes de irse, dejando al chico solo, con la sensación asfixiante que le provocaba el collar.
Finalmente los invitados llegaron, uno a uno, con sus autos lujosos y sus parejas de adornos, algunos con sus amantes, otros con sus parejas legales y otros más con hombre, y mujeres de una sola noche, había camareros sirviendo comida a diestra y siniestra, deliciosos platillos elaborados y jugosas bebidas, el alcohol y las risas abundaban por doquier, pero, en un rincón, al lado de su padre, se podía ver a Liam observando todo, estando muy ajeno del festivo ambiente, el chico solo se limitaba a sonreír cada vez que un invitado se acercaba para felicitar a Edgar por la fiesta y a desear una feliz navidad a cualquiera cerca.
— Sonríe un poco más — ordeno Edgar dándole un pellizco en el hombro a Liam —, ya tienes un castigo pendiente, no querrás tener otro, ¿O sí?
— Creí que me habías perdonado...
— Te estoy malcriando, si sigo así pronto dejarás de obedecerme, no puedo seguir consintiendote, necesito ser más firme contigo.
Liam coloco su mejor sonrisa y miro a la multitud centrada en sus propios asuntos, el chico acaricio con disimulo su muñeca, todavía le dolía la muñeca por tan duro trato de hace unas horas, Liam abrió la boca sorprendido al sentir algo introducirse en la parte trasera de sus pantalones, su primer instinto fue girarse y ver que pasaba, pero un aliento cálido en su oído evito que lo hiciera.
— Veamos si después de un orgasmo sigues con esa cara de aburrimiento — eso era mentira, Liam nunca había tenido un orgasmo en su vida, lo máximo que había tenido era el liquido preseminal y no es necesario estar excitado para producirlo, fue así como los chicos Al Bhatt se enteraron que no era necesario un orgasmo masculino ni femenino para provocar un embarazo.
Liam se mordió los labios intentando no hacer ningún sonido, pero los dedos de su padre acariciaban su interior con fuerza y antes de que Liam pudiera procesarlo el hombre ya había introducido dos dedos en su interior, y los movía con violencia, en forma de tijeras.
— Por favor...— murmuro Liam —...aquí no — pero en vez de detenerse Edgar introdujo un tercer dedo, sodomizando con sus dedos a su hijo — ¡Ah! No...por favor, no, detente...— Liam miro a todos en la gran sala, ninguno lo miraba, pero se sentía ciertamente observado, era como si su padre lo estuviera violando frente a todos y ellos solo reían, aunque literalmente eso estaba pasando, astutamente Liam ideó una forma de liberarse de los dedos de su padre, ¿Qué peor que exponerse en una fiesta tan importante? —. Si sigues voy a empezar a gemir y la fiesta se va a arruinar. No querrás que todos sepan que somos algo más que padre e hijo, ¿Verdad? — dijo Liam conteniendo las ganas de vomitar, siempre se sentía asqueroso cuando su padre lo tocaba.
— Mañana cuando se acabe la fiesta te voy a dejar invalido, ¿Recuerdas cuando te rompí la cadera? Fue divertido, me gusto que dependieras de mí para todo, desde bañarte hasta sentarte, quizás me inspire y te la vuelva romper.
— Como desee, amo — fue lo único que Liam supo responder y aquella respuesta provoco en Edgar una sonrisa, mientras sacaba sus dedos del pantalón de su hijo y los ocultaba tras su espalda.
— Muy buen chico — Edgar se alejo de Liam, yendo a saludar a sus demás invitados.
Las piernas de Liam perdieron la fuerza y casi cae de rodillas, pero logró mantenerse de pie, con toda la fuerza que tenía fue hacía la cocina, esperando a que el personal de cocina pudiera protegerlo de su padre, con dificultad Liam se arrastro por el pasillo, saludando y sonriendo a cualquiera que se encontrará, pero cuando ya estaba cerca de la cocina vio en una habitación a Ally, Ariam y Lauren, con Ariam dándole una fuerte bofetada a Ally.
— ¡Maldita sea! ¿Cómo se te ocurre? — grito Ariam levantado la mano para volver a descargarla contra el rostro de la niña — ¡Te prohíbo siquiera pensar en hacer algo así de nuevo! — Liam rápidamente irrumpió en la habitación antes de que Ariam le diera una segunda bofetada a la niña.
— ¡Ariam! ¿Qué haces? ¿Por qué le pegas?
Ariam palideció al ver a Liam y rápidamente escondió su mano tras la falda de su vestido.
— Lo siento, Ally, yo no quería...
Pero la sonora indignación de Lauren hizo a Ariam callar.
— ¡Rayos! Ariam, ¿Qué tan mala madre puedes ser? ¡Fue tu hija la que asesino a un animal inocente! ¿Y tu te disculpas?
Liam miró con horror a su hija...Liam sabía quien era su padre biológico, también sabía que era una mala persona, ¿Acaso...acaso su hija sería como él?
— ¿Es...eso cierto? — Ariam se rindió y en vez de mentirle a Liam decidió decirle la verdad.
— Ally mato al perro de los vecinos e intento culpar a otro niño, en las cámaras de seguridad solo se ve al otro niño, pero...— Ariam suspiro con decepción y tomo a la niña de la mandíbula, su mirada detonaba asco y frustración, como si viera ante ella el mayor fracaso de la historia — conozco a mi hija, muy bien, demasiado...para mi gusto.
Liam sin poder creerlo se agacho a la altura de la pequeña, quien evitaba mirarlo a la cara, Liam tomó las manos de la pequeña e intento sonreír.
— Allyra, nena, dime la verdad, ¿Mataste al perro de los vecinos?
En respuesta Ally rompió a llorar.
— ¡Era la única forma! ¡Ella amaba ese perro! ¡Se lo merecía! ¡La niña de al lado cree que es mejor que yo!
Liam rápidamente se aparto de la niña y se llevo las manos al pecho, incapaz de respirar.
— ¿Por qué tienes que ser tan Dorian? — la voz de Liam fue devastadora, Allyra era una pequeña psicópata, igual a su abuelo.
La niña abrió los ojos aterrada y empezó a lanzar patadas, y puños al aire.
— ¡No me parezco a él! ¡No me parezco a él! ¡No me parezco...! — Liam levanto la mano en señal de silencio callando el berrinche de la niña.
— Estoy muy decepcionado de ti, Allyra, ve a tu habitación, luego veremos que hacemos contigo.
La genética sin duda alguna era una perra. Hasta el momento Ally no había demostrado algún signo claro de psicopatía o trastorno similar, pero habían pequeñas señales, pequeñas formas en la que la niña manipulaba a sus padres y tía, pero esto...esto era una señal neón con letras mayúsculas alumbrado con pirotecnia, demasiado claro como para ignorarlo.
Pero quien parecía más enojada era Lauren, que miraba ambos jóvenes padres con los brazos cruzados y una mueca.
— Esa actitud la puedo esperar de Liam, ¿Pero de ti Ariam? ¡Se supone que eres la que piensa con la cabeza fría! ¿Y te disculpas? Mala madre por donde lo veas.
— ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué la mate a golpes? — respondió Ariam y Lauren asintió.
— Obvio, mato a un perrito, merece la pena capital, pero por lo que veo no harás nada. Era de esperarse, tu criterio no es muy bueno, ¿Qué fue lo que paso cuando el otro Liam se enteró de tu embarazo? Si mal no recuerdo te tomo del cabello y te tiró de un décimo piso, ¿No es cierto? Hace fue hace...¿6 y nueve meses años? Y hace 6 años con nueve meses Ally llegó como un reemplazó a esta familia. Fascinante.
— No es cierto — murmuro Ariam sujetándose la nuca desesperada pero Lauren no iba a ceder.
— Como siempre, el otro Liam te gustaba, pero este Liam te encanta.
— No son parecidos — dijo Ariam con firmeza, Liam estaba en shock, una pequeña Dorian, ¿Era eso en lo que se convertiría su hija? ¿En una psicópata sin piedad o moral?
— Disculpa, cuando se tiene el mismo rostro el difícil distinguir con quien estoy hablando.
— ¡No son parecidos! — grito Ariam alterada, Lauren se acaricio la barba inexistente y asintió.
— Es cierto, el otro Liam tenía el cabello corto. Pero a fin de cuentas ¿Qué se puede esperar de una madre como tú?
Harta Ariam le dio un golpe a la pared y tomo a Lauren del cuello de su vestido ajustado negro.
— ¡Ya basta, Lauren! ¡Usted y yo no podemos pelear! Usted sabe muchas cosas de mí y yo sé muchas cosas de usted, no debemos pelear, debemos ser unidas — Ariam miró con tristeza a Liam, 16 años era la edad legal en el país para tener relaciones sexuales y aunque Liam llevaba el 100% de su vida siendo abusado sexualmente que de cierto modo fuera legal hacía a Ariam temer por las intenciones de su padre, de seguro la bestia estaba a punto de desatarse contra Liam —, ahora más que nunca.
Lauren aparto a Ariam de encima de ella y pronto revelo la razón de su mala actitud para con su hermana.
— Bien, solo que siento que me ocultas algo — Lauren observo a Ariam y luego a Liam — , siento que me esconden un secreto.
Sí, te van a violar y embarazar en poco tiempo.
Pero ninguno se atrevió a decir algo, una estupidez, no era como si no decirle evitara que aquél día fatídico llegará.
— No te oculto nada, Lala, lo prometo, solo que...estoy cansada, esto no es vida, Lala — Ariam miro a Liam y luego a su hermana —, esto no es vida.
— Vale, perdón — Lauren se cruzo de brazos como una niña regañada e inflo sus mejillas de forma pensativa.
Más tranquila Ariam se puso frente a Liam, claramente avergonzada de que el chico conociera esa parte de ella.
— Perdoname, Liam, perdí los estribos, no quería golpearla, solo que...no quiero que mi hija sea un Dorian 2.0, no pienso permitir que ella sea una psicópata homicida como el otro Liam, mucho menos como Dorian.
— Entiendo, yo también me habría enojado, ¿Matar a un animal inocente? ¿Qué hicimos mal?
Pero antes de que pudieran continuar aquella charla parental Edgar asomo su cabeza por la puerta.
— ¡Aquí estás! ¡Te he estado buscando! — Edgar frunció el ceño al ver a sus hijas y Ariam agradeció no haber tocado a Liam, si Edgar la veían con sus manos sobre el chico la mataba — .Ustedes también deberían ir arriba y socializar con los invitados.
— Oki doki, papá — dijo Lauren saltando a abrazar a Edgar e ir hacía la fiesta, Ariam paso de largo al lado de su padre, sin querer dejar a Liam solo pero sin opción.
Liam intento salir tras sus hermanas pero al pasar al lado de su padre él lo tomo del brazo deteniéndolo, con suma agresividad lo abrazó por la espalda, casi levantándolo del suelo y con su aliento haciendo que Liam se erizará le dijo:
— Quiero que complazcas a una de mis amigas, Liam.
Nota.
Estoy teniendo una semana difícil, no he comido hace tres días y paso algo que si quieren saber que es miren este video, pero háganlo al mínimo volumen, tengo amigdalitis y pues...tocó, me disculpó sinceramente por cualquier tímpano roto, ya sé que cantó como un ave en agonía, pero bueno, no podía hacer nada más.
https://youtu.be/HJxgvZlc7ic
En resumen: desapareceré por un tiempo mientras arreglo todo este asunto, pero por algo les dí un capitulo tan largo.
Pero en otras noticias: ¡Por fin Leigh esta aquí! Prepárense mis hermanos en Cristo, porque ya están los capítulos contados y bien, Analeigh les joderá la existencia a varios personajes. En otras palabras:
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