━━ xi. improvised morning

🎤 ꩟ ࿐⋆°•ೃ.•°⋆ undécimo capítulo:

donde ben va por venus al estudio e improvisan una cita⋆⁀୭̥

SEPTIEMBRE, 2017

VENUS A VECES PENSABA QUE QUIZÁ SOLO QUIZÁ JACK TENÍA UN POQUITO DE RAZÓN Y ELLA sí abusaba un poquito de sus horas de trabajo para que la ayudará cuando tenía ideas nuevas. Aunque no podían culparla cuando esa era la manera que ella lidiaba con su sentimientos, como cualquier otro compositor hacía, pero tener a alguien de confianza escuchando sus ideas le daba un poco de paz, por muy raro que sonará eso.

Cuando era tan solo una adolescente, solía correr a la habitación de su hermano mayor para que esté escuchará cada canción, poema o escrito en general que ella realizaba, porque mostrárselos a la persona que más confianza le tenía, la ayudaba. Luego Asher se mudó para seguir sus sueños y ella perdió la oportunidad de continuar haciéndolo, al menos en el momento en que las ideas surgían.

Y Asher lo notó.

Entonces decidió regalarle un diario para que ahí plasmara cada idea que surgía en esa cabecita rubia, como él la llamaba. Y eso le funciono durante mucho tiempo hasta que formó una amistad y relación laboral con Jack. Él la motivaba siempre y la ayudaba a aterrizar sus ideas para volverlas canciones, entonces a Venus ya no le bastaba el diario, sentía que compartirlas con él era necesario.

Por eso siempre le mandaba audios en cuanto la idea surgía o lo arrastraba con ella al estudio a tales horas de la madrugada, como había pasado ese preciso día.

Usualmente, solo pasaban dos o tres horas en el estudio cuando llegaban tan tarde pero justo ese día, Venus tenía tantas letras y pensamientos en su cabeza que no lograba ordenarlos por completo. Por fortuna, ambos habían conseguido completar otra canción y agregarle musicalización a parte de otra canción, solo le quedaba completar el puente de dicha canción pero Jack eligió encerrarse en la cabina.

—Tienes que parar de mandarle esos mensajes a Dot y Ash, Jack. —le pidió por el micrófono de la cabina.

—Atrévete a detenerme, rubia. —la desafió— Yo tengo las llaves y no vas a entrar. Sigo en huelga.

Soltó un suspiro antes de sacar su celular y buscar el número de alguien que podría estar despierto y en la misma ciudad que ella. Por un segundo sus ojos se detuvieron en el contacto de aquel tierno británico con el que llevaba un par de semanas conversando al recordar que el siempre estaba despierto desde muy temprano por el cambio de horarios pero sacudió la cabeza para alejar el fugaz pensamiento que tuvo sobre llamarlo y mejor se deslizó al contacto de su rubia amiga.

—¡Hola, Vee! —exclamó emocionada.

—Hola, Winter. —soltó una risita. En serio, ¿cómo tenía tanta energía a esas horas?

—Dime, rubia, ¿qué puedo hacer por ti a estas horas?

—¿Cómo sabes que voy a pedirte algo? Quizá solo llame para saludar. —la modelo soltó una carcajada.

—Solo suéltalo.

—¿Crees que puedas traernos unos cafés a Jack y a mí al estudio? —mordió su labio a la espera de una respuesta.

No quería molestarla pero era la única persona que le haría ese favor. Además, si ella salía, lo más probable es que Jack se escabulla a su casa y aún no podía irse.

—Seguro. ¿Le llevó donas a Jack? De seguro lo has tenido encerrado ahí durante horas. —la acusó.

—¿Por qué todo mundo asume que yo soy capaz de eso? —frunció el ceño cuando el productor agito las llaves para burlarse de que no podía entrar ahí.

—Porque lo eres. —le respondió divertida— Estoy allá en un rato, trata de calmar a la bestia.

—Como si eso fuera posible. —se despidió para colgar la llamada.

La rubia comenzó a girar levemente en la silla donde se encontraba mientras rememoraba su vida durante los últimos meses y el como eso la había llevado a escribir tales melodías pero igual analizaba lo bueno que salió de tanta oscuridad.

Sí, perdió mucho pero gano cosas buenas. Más fortaleza en sí misma, descubrió a sus verdaderas amistades, formó nuevas.

Y quizá, solo quizá, estaba desarrollando un amor platónico.

¡Pero vamos! Venus jamás lo admitiría. Lo mostraría a través de sus canciones esperando que esa persona descifrará el mensaje pero solo eso.

Continuó dejando que las palabras fluyeran en su diario y tomarán forma en lo que Winter llegaba y Jack dejaba de lado su dramatismo. Luego de varios minutos —eternos para la rubia y de descanso para el castaño—, Winter Reid entro al estudio.

—¡Hola hola! Llegó su salvación. —alardeó la rubia maniobrando con los vasos de café y la caja que se encontraban en sus manos cuando estas se tambalearon— Bueno, dejaré de serlo si no me ayudas con esto antes de que besen el piso.

La compositora notó el tono de advertencia que surgió en las palabras de la modelo y rápidamente dejó de lado lo que estaba haciendo para levantarse y ayudarle a su amiga.

—Eres la mejor, Win. —la halago antes de tomar uno de los vasos y beber un poco de su contenido.

—No hay problema, todo por mi rubia favorita. —le guiño el ojo antes de girarse y observar la cabina de grabación— Así que sigue ahí dentro, ¿eh?

—Lo conoces.

—¿Puedo? —señaló el botón del micrófono y White asintió sin problemas— Oye, chico huelga, ¿vas a quedarte ahí o saldrás por tu café?

El único hombre en el lugar, se despertó de golpe y cuando enfocó a quien le había hablado solo pudo observar a la causante de que estuviera en ese lugar desde hace horas con los ojos entrecerrados.

Venus rodó sus ojos y le escribió un simple mensaje para después mostrarle la caja de donas, entonces el hombre salió de la cabina para tomar lo que le habían llevado.

—De saber que solo necesitaba comida y café para calmarte. —suspiró relajada.

—No me tientes. —la señaló con la dona.

—Que amenaza. —rodó sus ojos.

—Sin pelear ustedes dos. —los regañó la modelo— Ahora, cuéntenme como va todo aquí.

—¿Quitando el hecho de que tu amiga me ha tenido como rehén aquí por horas?

—Aquí vamos otra vez. —murmuró antes de enfocarse en el diario una vez más.

Mientras Jack pasaba tiempo platicándole a Winter sobre la "tortura", Venus se limitó a continuar componiendo para terminar la canción en la que llevaban buen rato haciendo. Pero su concentración se desvió cuando su celular timbró con una notificación.

Una tonta sonrisa se posó en sus labios cuando leyó el contenido del mensaje y de quien provenía.

Sin que la sonrisa abandonará su rostro, le tecleó una respuesta, con rapidez le llegó la del contrario y se sumió tranquilamente en una charla con el británico que ni noto las miradas de sus amigos.

No sabían con quién estaba la rubia pero no les interesaba, porque ella estaba sonriendo y eso era lo único que podía importarles a sus amigos. Ellos, como Asher White, siempre buscaban la felicidad de la rubia así como ella daba de todo por ellos.

Venus White daba tanto por sus amigos que llegaba a doler. Dolía porque no todos sabían valorarlo.

Durante un buen tiempo dejaron a la rubia perdida en su burbuja pero Reid aclaró su garganta para atraer su atención, lo que funcionó pues la cantante bloqueo la pantalla de su celular y se giró hacia sus amigos, quienes la miraban con una sonrisa.

—¿Qué? ¿Por qué me miran así?

—¿Nosotros? —los señaló el productor— No estamos mirándote de ninguna forma.

—Exacto. —concordó la otra rubia con una sonrisa que detonaba que nada de lo que dijera le agradaría a la mayor— Solo que deberías limpiar los corazones que vomita tu mirada por todo el lugar.

—Muy divertida. —hizo una mueca— Y mi mirada no vomita nada.

—Solo corazoncitos. —se burló.

—Suficiente, creo que ambos necesitan dormir. —soltó dejando sorprendido al dúo que se burlaba.

Jack no lograba que lo dejara ir a su casa en horas y ahora mágicamente podía hacerlo. Algo no le cuadraba. Pero tampoco iba a replicar pues seguía muriendo por un descanso.

—Quiero cuestionar este cambio de actitud pero lo hare ya que descanse. —le comentó antes de recoger sus pertenencias.

—Concuerdo con Jack. —musitó aún sorprendida la modelo.

Venus negó con la cabeza pero no quería discutir con ellos, por lo que se limitó a recoger su bolso y acompañar a sus amigos al estacionamiento del edificio pero antes de que pudiera entrar al elevador con estos, el hombre la detuvo abruptamente.

—¿Para dónde crees que vas, rubia? —enarcó la ceja.

—Para mi casa. —señaló obvia.

—Claro que no, señorita "obligo a mi productor a estar en el estudio toda la madrugada".

—Muy largo, ¿no te parece? —intentó bromear pero él no quitó su semblante serio.

—Solo quiero decirte, que te adoro y no nos vayas a odiar. —finalmente habló Winter, logrando provocarle pura confusión a la contraria.

—¿De qué hablas, Winter? —su boca se abrió en un perfecto círculo cuando la menor agito las llaves del auto de la cantante en su mano— Winter Reid. —advirtió.

—Nos lo vas a agradecer. Espero. —susurró antes de apretar el botón para cerrar las puertas con urgencia— ¡Lo siento, te quiero!

—¡Jack! ¡Winter! —quiso detenerlos pero no pudo y boqueó sorprendida.

¡Se llevaron su auto!

Recargo su espalda en la pared, mientras trataba de controlarse.

La dejaron ahí.

Sabiendo que la rubia odiaba tomar taxis por la pésima experiencia que tuvo cuando lo hacía.

Y mientras la rubia pensaba en los mil escenarios donde podía golpear a sus amigos, su celular vibró una vez más. Con un suspiro, le comentó lo que le había ocurrido minutos antes, no porque quería una solución o algo, sino porque se había acostumbrado tanto a contarle básicamente todo al actor que era raro el no hacerlo.

Así que le escribió un mensaje donde le contaba de la situación en sus amigos la habían puesto al robarle el auto, sin manera de llegar a casa y el como planeaba un doble homicidio —como ella lo nombró—, además de que guardara el secreto.

Sin embargo, la respuesta que recibió la dejo congelada en su lugar.


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NO IMPORTABA CUANTAS VECES LO INTENTARÁ, BEN BARNES JAMÁS SE ACOSTUMBRARÍA A LOS cambios de horario que implicaba su lugar de residencia y los lugares donde usualmente le tocaba trabajar. Simplemente no podía y no entendía porqué. Bueno, quizá eso de que pasaba el tiempo suficiente para acostumbrarse y luego volvía a su hogar, era un tanto complicado.

Pero tampoco era que se quejará tanto por un par de simples motivos, como el que pasaba el tiempo en dos países —y continentes, cabe resaltar— totalmente distintos y que había aprendido a despertar desde temprano para aprovechar su día. Como ese día en especifico.

Despertó temprano, se duchó, limpio parte de su departamento y cuando quiso desayunar, se dio cuenta que su hermano Jack —quien estuvo de visita hasta el día anterior— había vaciado la despensa del actor.

Por alguna razón, el castaño sacó su celular y revisó la última conexión de aquella rubia que no dejaba sus pensamientos y se sorprendió al notar que no hacía más de un par de minutos, quizá unos veinte, que había estado conectada. Lo que le pareció un tanto raro pero no dudó en mandarle un mensaje. Con suerte estaba despierta y vaya que sí, pues la respuesta le llego al poco tiempo de enviarlo. Se enfrasco en una charla con la cantante y cuando se disponía a ir al supermercado a comprar más despensa, el último texto de la rubia lo hizo detenerse en su lugar. Lo pensó un par de segundos y rápidamente envió aquel mensaje, antes de arrepentirse.

Los minutos pasaron y el actor pensó que se había sobrepasado con su atrevimiento pero la respuesta de la compositora le arrancó una sonrisa.

Tras soltar un suspiro y calmarse un poco, se montó en su auto y emprendió camino a aquel estudio donde Venus le menciono tiempo atrás que frecuentaba.

Cuando finalmente estacionó en el edificio —al que lo dejaron entrar puesto que Venus avisó de su llegada—, le avisó a la artista de su llegada y luego bajo del auto para esperarla. Lo que no contaba era el cosquilleo que se generaba en él al pensar en volver a pasar tiempo con la mujer.

¡Diablos! ¿Se estaba generando ilusiones con una mujer que quizá no correspondería sus sentimientos? Porque eso pasaba y, joder, no lo molestaba en absoluto. Él sabía que en algún momento lograría conquistar a esa hermosa mujer que no abandonaba su mente desde hace semanas.

Tal vez alguien podría mencionarle al hombre que la persona por la que desarrollaba sentimientos también estaba de la misma manera que él.

Su mirada se posó en la figura de la rubia, quien vestía una ropa casual y mantenía su cabello en un simple recogido, con su rostro sin maquillaje y aunque parecía que no había dormido lo suficiente, a los ojos del británico se miraba sumamente hermosa.

—Buenos días, Ben. —le sonrió y el actor pudo jurar que quería guardar esa imagen en su mente, siempre.

—Buen día, Venus. —le devolvió la sonrisa.

—No te lo dije pero siento que tuvieras que venir por mí. —se balanceo en su lugar un tanto apenada— Es solo que no me gusta tomar taxis sola.

—No importa, yo quería hacerlo. —le restó importancia y abrió la puerta del copiloto para ella— Su carruaje, señorita.

—Todo un caballero. —soltó una risa y subió al auto.

La rubia jugó con sus manos en lo que el castaño ponía en marcha el auto, en un silencio —no incómodo pero tampoco cómodo por completo—, era simplemente silencio.

—¿Y como has estado?

Un silencio que el actor no dudó en romper al iniciar una plática amena con la rubia, disipándole los nervios que llegó a sentir en el momento.

—He estado bien solo un poco llena de trabajo. —respondió.

—¿Es tu disquera la que te tiene así? —pregunto interesado.

Sí, Ben llevaba años en la industria de la actuación, en cuanto a la musical su conocimiento era muy limitado.

—No realmente. Soy yo sola queriendo que todo salga bien. —suspiró— Y se supone que también tengo que empezar a organizar la gira.

—Suena a mucho trabajo. —admitió dándole una mirada rápida— Pero verás que todo tu esfuerzo valdrá la pena.

—¿De verdad lo crees así? —le cuestionó en un tono esperanzador pues no sabía si los cambios de último momento la beneficiarían.

—Por supuesto que sí. —se volteó a mirarla en cuanto les juro se detuvo en el semáforo en rojo— Eres una compositora y artista muy talentosa. Lo harás genial. —le aseguró con una sonrisa.

—Vaya, gracias, Ben.

Era algo impresionante lo rápido que llegaban a latir los corazones de ambos cuando estaban en presencia del otro o simplemente cuando el nombre era mencionado por sus amistades. Y ni hablar de la convivencia que manejaban, parecía tan natural y única. Como si siempre hubieran esperado por el otro.

Sonaba a libro de ficción pero los sentimientos y emociones que despertaban en el contrario era lo que siempre quisieron y buscaron pero no habían conseguido encontrar hasta que se conocieron.

—Creo que es momento de preguntar. —mencionó Barnes luego de beber de su taza de té.

—¿Preguntar sobre qué? —inquirió confundida.

—Dijiste que tus amigos te abandonaron en el estudio pero no el por qué.

—Oh, eso. —soltó una risa y rascó levemente su mejilla, acto que no paso desapercibido por Ben, a quien le pareció muy adorable— ¿Recuerdas que te mencione que últimamente sentí que algunas de las canciones del disco no encajaban?

—Lo recuerdo. —asintió, prestándole su completa atención a la rubia.

—Bueno. Jack es uno de los productores del disco y es a quien acudo cuando me surge una nueva idea. Entonces, le pedí que fuera al estudio conmigo para concretar la canción pero creo que me excedí un poco con los horarios. —terminó de relatar y se sorprendió al darse cuenta que el británico escuchaba con atención todo.

—Entiendo. Fue desde la madrugada, ¿no? —adivinó.

—Quizá. —concedió divertida antes de beber de su taza de café.

—Tal vez deberías considerar un poco tus horarios. —sugirió sin afán de molestarla— O podrías hacer que Jack duerma en las tardes para mantenerlo despierto en la madrugada.

White boqueó sorprendida: —Eso no lo esperaba.

—Solo decía. —elevó sus cejas divertido— Asumo que no has dormido.

—Supongamos que es verdad. —gesticulo lentamente— Okey, no lo he hecho pero verdaderamente valió la pena. —agregó ante la mirada insistente del hombre— La canción que terminamos quedó increíble. Y pude avanzar en otra. —se justificó.

—Oye, yo no estaba juzgando. —levanto sus manos a modo de simular su inocencia— Igual deberías tratar de dormir un poco. No es bueno pasar tanto tiempo sin descansar.

Quizá Ben no estaba disimulando ni un poquito la preocupación que sentía por la salud de la compositora pero era la verdad. Se preocupaba por ella.

—Será lo primero en cuanto llegué a casa. —le aseguró moviendo su cabeza, lo que consiguió que un mechón de su cabello se soltará sin que lo notará.

—¿Puedo? —la rubia asintió un tanto confundida hasta que él se inclinó en su asiento y lentamente acomodó detrás de la oreja de la mujer, el mechón de cabello.

No podían apartar la mirada del otro. Marrón contra azul. Habían quedado en un trance del que ninguno quería salir, porque así, simplemente mirándose el uno al otro sentían un mundo de emociones y el brillo en sus ojos por apreciar al otro estaba más que nunca.

Venus aguanto su respiración por la cercanía que tenían y no hizo ni el mínimo intento por apartarse, porque no quería. Quizá era momento de admitirse a sí misma que estaba desarrollando sentimientos románticos por el hombre frente a ella.

Ben, por su parte, admiraba la belleza de lo hipnotizantes de los ojos azules de la mujer, eran hermosos. Bueno, a los ojos del británico, Venus era irrealmente preciosa. No tenía ninguna duda, estaba cayendo cada vez más por la mujer frente a él. No era el simple "amor platónico" que pensó muchas semanas atrás, era algo fuerte y real.

No tenía idea de si sería correspondido pero era claro que no se daría por vencido. Lo pensó y lo dijo varias veces. Él sentía una conexión con Venus y casi podía jurar que ella comenzaba a notarlo.

—¿Gustan algo más? —interrumpió el momento la mesera que los atendía.

Ambos se alejaron abruptamente al no haber notado que la mesera se acercaba. Mientras el actor se limito a pedir la cuenta, la cantante bajo la vista a sus manos con las mejillas sonrosadas.

Tenía que hablar con la única persona que la ayudaría a aclarar su mente.

—¿Puedo llevarte a tu casa? —le preguntó con una amable sonrisa.

Por supuesto que notó el sonrojo de la rubia y el momento que habían compartido minutos atrás, pero prefirió no mencionarlo para evitar incomodarla.

—Creo que ya abuse de tu amabilidad.

—Por favor. —tomó su mano— No lo pediste pero me gustaría hacerlo.

—De acuerdo. —asintió sonriente. —Me encantaría.

Pero mientras tanto, no le importaba seguir conviviendo con la persona que lograba hacerle sentir tantas cosas.

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ok ok, les traje capítulo largo a modo de recompensa!!!

y les cuento que esas fics de andrew y ben están taaaan cerca de ser publicadas que me quede afinando detalles pero aquí volvimosss y esperen puras cositas lindas con mis chiquitos aquí<33

gracias por los 7k de leídas y los más de 1k de votos, soy lagrimas por tanto apoyo, las tqmmm

Díganme que opinan, ¿vamos muy rápido, muy lento? ¿Algo que quieran que pase?

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