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"Soy Alicia, una esclava del sultán
Alicia quien vio morir a su familia
La niña que fue arrebatada de la tierra que la vio crecer
Algún día seré la sultana a la que todos reverencien, es una promesa"
Topkapi
1617
La muerte del sultán Ahmed había sido anunciada y llorada en cada parte de Estambul, era una pena que alguien tan joven se marchitase tan rápido.
—Dicen que se levantó en medio de la ceremonia y abrió el ataúd del sultán.—Una de la concubinas murmuraba.
—Es una pena, pasó tantos años encerrado que no parece muy cuerdo.
—Envió a la sultana Kosem al antiguo palacio y tiene a los príncipes prisioneros, es un demente.
Alicia Hatun que hasta ese momento intentaba dormir se levantó de golpe mirándolas mal en la oscuridad.
—¿Quieren callarse? Tienen todo el maldito día para hablar, hay personas que deseamos descansar.—Gruñó.
—Que carácter, uno de estos días tu cabeza acumulará tanto enojo que tu cabello lanzara fuego.—Se burló.
Las otras mujeres continuaron las risas, una odalisca pelirroja era muy peculiar en el harem y claro que se llevaba las miradas de todas al andar de ahí para allá en sus labores.
—Burlarte de mi es como burlarse de la sultana Hurrem, ya desearían tener un color así.
—Lo único que comparten es eso, ni siquiera te compares... Ella era la esposa de un sultán y tú...
Otra risa se hizo presente, finalmente optó por ignorarlas e intentar dormir pero no pasó mucho hasta que la voz de una mujer se escuchó.
—Tu, muchacha.—Levantó a una de las mujeres que la había molestado.—Ven conmigo, la sultana madre ha pedido que vayas a los aposentos del sultán.
—Menekşe Kalfa es muy tarde ya.—Intentó evadirla.
—Levántate.—La tomó de los brazos y obligó a caminar.
Alicia era la única que se quedó esperando el regreso de la muchacha, pero eso nunca pasó, hora tras hora había llegado la mañana y aquella concubina había sido borrada del mapa, ¿Acaso el sultán se había enojado y la encerró? O peor aún ¿Y si acabó con su vida? Su cabeza se llenó de preguntas que nunca tendrían respuesta.
—¿Donde está Dalila?—Una de ellas preguntó una vez iniciados los labores.—La he buscado en todos lados, no la encuentro.
—Anoche la llevaron a ver al sultán, quizás le gustó y le pidió quedarse.—Una intentó buscar una explicación para lo ocurrido.—Ya no debe tardar en regresar.
—Esto es muy extraño.—Alicia habló por primera vez.—Ya pasó la hora del almuerzo y no regresa, anoche no quería estar con el sultán dudo en que se haya quedado con el.
—¿Que insinúas?
—Y si... La mató.
El rostro de todas empalideció no solo por lo que había dicho si no porque Menekse se encontraba atrás de ella a punto de regañarlas por olvidar sus labores.
—¿Quien crees que eres para lanzar una calumnia en contra de tu sultán?—La sujetó del brazo con fuerza.—¡Quien vuelva a decir algo así tendrá su mismo destino!
La lanzó a un Aga luego de ordenar que la llevasen al calabozo hasta la mañana siguiente, pero entre los pasillos el nombre de la mujer más poderosa del imperio resonó.
—¡Atención, la madre sultana está aquí!
Todos se detuvieron en ese instante para reverenciarla, a su lado se encontraba su joven hija y una de las sultanas más crueles que se hayan visto.
—¿Qué pasa Menekse? ¿Por qué llevan a esta odalisca?
—Se atrevió a decir mentiras de nuestro sultán e incitó a las mujeres a dejar sus tareas de lado.
—Mi sultana.—La menor se liberó del Aga y se echó de rodillas frente a la mujer.—Lamento haber ofendido a nuestro sultán... Nuestra compañera Dalila ha desaparecido y estamos preocupadas por ella.
—Lo que suceda o no con las otras esclavas no te incumbe.—Dilruba gruñó.
Halime miró de mala gana a su hija antes de regresar a la muchacha.
—No tienen porque temer, el sultán la envió al antiguo palacio eso es todo.
La sultana madre observó a la muchacha que seguía hincada ante ella, pronto le hizo una señal a su mano derecha para que levantara a la joven y la llevara a los aposentos en los que habitaba, Alicia observó como pudo aquella inmensa habitación, eran tan grande como el patio del harem o incluso más.
—Toma asiento y háblame de ti, ¿Qué edad tienes, de dónde vienes?
—Tengo 16 años sultana, solía vivir en Rusia con mi familia antes de...—No continuó, sabia que la sultana conocía bien a lo que se refería.
—Ya veo, eres una niña todavía...
—Créame sultana, puede que sea una niña pero mi tiempo en el harem me han hecho una nueva persona, conozco mi lugar.
—¿Eres leal a la sultana Kosem?—Habló de golpe.
—No mi sultana, mi fe esta con el sultán del mundo y por lo tanto con usted....
—Eres hermosa y pareces inteligente.—Halagó.—Esta noche tendrás la oportunidad de ir a los aposentos de mi hijo, esa será tu primera prueba.
La sangre se le heló, realmente temía por su vida y lo que depararía su futuro, pero aun así decidió mostrarle una sonrisa a la mujer y aceptar su destino.
—Sus deseos son ordenes, madre.
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