Capítulo 19
Vuelvo porque veo que muchos quieren que siga esta historia. He decidido no continuar editando. Voy a volver a publicarlo completo con los errores de narración que tenía hace seis años (cuando recién iniciaba en wattpad), así que me disculpan por lo que leerán jaja Disfruten :)
Capítulo 19: ¿UN DUELO?
—¿Me recuerdas? Soy Logan.
—Dios mío. ¡Me asustaste! Como te voy olvidar, si te conocí ayer.
Emma caminó hacia las bandejas de cócteles, con nerviosismo, aunque intentaba mostrar una actitud serena. Sostuvo una bandeja y empezó a ofrecer a los invitados.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Logan mientras la seguía.
—¿Qué hago aquí? Aquí trabajo. Soy mesero, es digo... mesera.
—¿Por qué vistes distinta a otras meseras? ¿Por qué te cortaste el cabello así?
Emma preocupada se hacía la sorda a sus palabras. Pero para empeorar la situación, Paolo se acercó a ella.
—Emmanuel, la señorita quiere los cócteles que sostienes»
Ella asintió. Sabía que había metido la pata. Se dirigió hacia la clienta.
— ¿Emmanuel? ¿Por qué te llamo así? Emma, dime. ¿No entiendo que pasa aquí?
—Aquí tiene, señorita— seguía ignorándolo.
Emma regresó la bandeja a su sitio.
— ¡No me ignores! ¡Emma! ¡Emma!— insistía Logan a una respuesta.
—¡Está bien! Te diré todo. Pero no puede ser ahora, estoy trabajando.
—Lo sé. Tu trabajo es atender a los clientes, y yo soy uno.
Logan cogió la mano de Emma sin dejarla reaccionar, y la llevó al segundo piso del bar. Había butacas con sus mesas personales, respectivamente, para apreciar mejor las presentaciones de los mariachis que se presentaban en ocasiones especiales.
—¡No podemos estar aquí! El señor Vargas se va molestará muy feo conmigo. Vámonos—dijo Emma buscando la salida.
—No te preocupes, yo me echare la culpa. Diré que mi cuñado por decir así, me dijo que reservo todo el Machazo, y yo inocente le creí. Así que no pongas escusas y dime.
—¿Decirte que? ¡No! ¡Olvídalo! No te conozco lo bastante como para decirte mis cosas personales.
—¿Acaso estas llevando una doble vida?
Emma se quedó atónita, no sabía que responder, ¿decirle la verdad o mentir a alguien más?
— ¿Es eso no? —preguntó Logan a Emma.
Ella seguía sin responder.
—Descuida, no preguntaré más. Solo quería saber un poco más de ti. Ya que la verdad me caes muy bien, y me gustaría ser tu amigo. —«Y no solo eso...»—Quisiera poder verte todos los días.
—Logan...
—Bajemos. Y olvidemos lo que pasó acá.
—¡Espera! Me agradas un montón, Logan. Eres un chico encantador, y me gustaría ser tu amigo, pero no puedo decírtelo. Solo los que trabajan aquí lo pueden saber.
—¿Entonces... qué hago para trabajar aquí? —preguntó sin pensarlo dos veces—. ¿Necesitan cocinero? ¿Mesero? ¡Puedo hacer ambas cosas! Tengo experiencia.
—Bueno...— ella se quedó pensando.
* * *
En la oficina del señor Vargas...
—Vaya, quién imaginaría que un modelo esté interesado en trabajar acá. ¿Y mencionó que es conocido?
—Digamos que un poco. ¿Quiere decir que me dará el puesto?
—No tiene experiencia en atención al cliente, pero pueda que atraiga a jóvenes a mi local...
En eso, tocaron la puerta.
—¡Adelante! —indicó el dueño. Emma asoma la cabeza—. ¿Qué haces acá? Te dije muy claro, que estés atento a los servicios de la familia de los novios.
Al reconocer que era Emmanuel, Jacob asustado de ser descubierto, intentaba ocultar su cuerpo en la silla.
—Discúlpeme, señor Vargas. Hay un joven interesado por el puesto.
Jacob arqueó la ceja, imaginándose quién podría ser.
—Dígale que pase.
—Buenas tardes, señor Vargas. Mi nombre es Logan Mathers y vengo a solicitar el empleo de mesero.
—Lo siento ya está tomado —se levantó Jacob de inmediato.
—¿Tú que haces aquí? —saltó Emma—. ¿Me estás acosando?
— Yo no te estoy acosando. Estoy de vacaciones y quiero pasar el rato haciendo algo. Y mesero acá no está mal. Me gusta este lugar.
—No mientas.
—Y al parecer es él, el que te está acosando —señaló a Logan—.Sal de acá, por las buenas.
—No me voy a mover. ¿Qué vas a hacer?
—Ustedes no van a pelear en mi oficina —se levantó el señor Vargas de su asiento— Sin embargo, si quieren el puesto, podemos hacer un pequeño duelo, a ver quién se queda.
Jacob y Logan se miraron a los ojos, frunciendo el ceño, y estrecharon la mano con el dueño.
—Muy bien, muchachos. Que gane el mejor.
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