Capítulo 14

Capítulo 14: ¡Déjame dormir contigo!

—¿Qué pasó? ¿Qué fue todo ese ruido? —preguntó Pete mientras prendía la luz—. ¿Qué están haciendo? Pillines...

—¡Nada! ¡Solo nos caímos! ¡No intentaba hacerle nada, lo juro!—respondió Jacob levantándose del suelo con rapidez—. ¡Oye, tú! —exclamó dirigiéndose a Emma—. ¿Qué esperas? Levántate.

—¿Saben? Creo que escuché a Eugene llamarme...—terció Emma retrocediendo hasta dejarlos a ambos solos.

—¡Ya, vayamos a continuar la película! —indicó Jacob mientras se sacudía la ropa. Volteó a ver por qué Pete seguía callado, y se encontró con una sonrisa pervertida—. ¿Qué? ¿Qué tienes?

—¿Se iban a besar, no?

—¿Qué hablas? ¿A mí gustarme los hombres? ¿Estás drogado o qué?

—¡Hey! Tranquilo, solo bromeaba. Oye... ¿te gustaría ir el próximo sábado a un bar como amigos?

— ¿Al Machazo?

—No, es en otro. Toco en una banda de rock, Black Hole, nos presentaremos esa noche. Quiero invitarte.

—Mmm... ¿Solo iré yo? 

—Irá Gigi con nosotros.

—¿Y Emmanuel...?

— No, él no puede. Tiene que trabajar. ¡Pero créeme será divertido! Allí podrás conocer a chicas lindas. Hay para escoger de rubias a morenas, de altas y bajas.  ¡Ve! ¡No te desanimes! Te divertirás y de paso dejas de acosar a Emmanuel por una noche —Jacob lo fulminaba con la mirada —¡Está bien, solo bromeaba!

—Vayamos a ver la película.

* * *

Después de que los cuatro terminaran de ver la película, llegó la hora de dormir. Gigi fue a descansar con Pete a su cama. ¿Jacob también se quedaría en el apartamento como el otro?

—¡Oye, Emmanuel!— Emma volteó a ver antes de encerrarse en su dormitorio—. ¿Por qué no puedo quedarme dormir?  ¿Por qué Pete sí? ¡No es justo!

—¿No será porque él es el novio de Eugene? Además, no hay lugar donde puedas dormir, así que...¡Adiós!

—¡Puedo dormir contigo!

—¡No! ¡Estás loco!

—Solo bromeo. Déjame dormir aunque sea en el sillón, ya es muy tarde. No habrá taxis a esta hora. Y la prensa siempre ronda en las calles buscando algún escándalo.

—Tienes razón...—Jacob sonríe al ver la bondad del mesero— ¡Cierto! Tengo el número del señor Foster, él siempre nos hace movilidad cuando estamos ebrios. De seguro está trabajando ahorita. Lo llamaré—Emma sacó su celular.

—¡Emmanuel!—gritó furioso Jacob.

—¡¿Qué?! ¡No grites!

—¡Dame eso!—le quitó el celular.

—¡Devuélvemelo!

—¡No! Te lo devolveré hasta mañana—se dirigió hacia la puerta—. Me lo llevaré a mi casa y comenzaré a revisar tus cosas personales. ¡Adiós!

«¡Mis fotos! ¡Estoy vestida como chica! ¡Rayos!» pensó Emma preocupada.

—¡Está bien, quédate! Pero devuélveme primero mi celular.

—Toma— le lanzó el teléfono—. Entonces, vayamos a dormir. ¿De que lado de la cama duermes tú?

—¿Qué? ¿Tú qué te crees, ah? Vas a dormir en el sillón cama.

—Entonces sí tenías un lugar donde podía dormir. Te dije que ya no más mentiras, Emmanuel.

—¡Oops, se me olvido! Ve armando tu cama. Te traeré unas mantas.

* * *

Dentro del dormitorio de Emma...

«Ni crea él que entrará a mi habitación. Tengo cosas que me pueden delatar» pensó ella mientras miraba detenidamente su tocador.

Se dirigió a su armario y sacó unas mantas.

—Mmm... Mejor debo prevenir.

Agarró todas las cosas que parecían femeninas de la habitación y las escondió rápidamente en su armario y debajo de su cama.

—¿Por qué te demoras tanto?—escuchaba la voz del modelo aproximándose a su cuarto.

—¡¿Qué haces acá?!—preguntó Emma apoyada en la puerta del armario al verlo entrar.

—Quiero mis mantas. ¡Ya quiero ir a dormir!

—¡Qué espeso eres! ¡Toma! —le tiró un par de mantas.

—¿No vas a tender mi cama?

—¡Hazlo tú! Tienes dos manos. Yo me voy,  tengo sueño— le respondió echándose a su cómoda cama.— Ahora, vete. Que quiero dormir.

—Mañana me vengaré, Emmanuel... Espera que amanezca nomás...

—¡No te olvides cerrar la puerta!

Mientras Jacob tendía su cama, imaginaba las mil cosas que podría hacer para hacer sufrir al perdedor de la apuesta. Apagó las luces y se acostó.

—Descansa, Emmanuel. Qué te espera un día infernal —agregó cayéndose del sueño.

* * *

Todos en el edificio se encontraban durmiendo pacíficamente, hasta que se escuchó grito proviniendo del dormitorio de Emma.

—¿Qué pasó? —Entró Jacob preocupado a su dormitorio.

—Nada...— respondió agitada—, solo fue una pesadilla.

—¿Qué? ¿No me digas que te dan pesadillas al ver películas de terror?

Emma asintió avergonzada.

—Pobre Emmanuel, le dio miedo la película. ¡Pues, no me despiertes otra vez! ¡Estaba teniendo un hermoso sueño donde-

—¡Ya vete! ¡Eres cruel!

—Si quieres duermo contigo, para que no tengas más pesadillas—sugirió bromeando.

—¡No, gracias! Ya dormiré tranquilo, puedes irte.

—Está bien, pero si te animas, ve a dormir conmigo —Emma quería vomitar al escucharlo decir  eso—. No te haré daño, solo quiero que duermas bien. ¡Y que no me vuelvas a despertar en la mitad de la noche!

—¡No lo volveré a hacer! ¡Vete ya!

Luego de casi una hora de que Jacob regresara al sofá cama. Emma de nuevo volvió a tener otra pesadilla.  Asustada, tomó asiento y se sobó los ojos.

«¿Por qué debo tener pesadillas cada vez que veo películas de terror? ¡¿Por qué?! ¿Acaso es una maldición? Siempre voy a dormir con Gigi, ¡pero no! Hoy me ganó Pete. ¡Ay, no puedo dormir! Y mañana debo estar con energía para soportar a Jacob... ¿Qué hago?»

* * *

En la sala, Jacob se encontraba dormido como un bebé, hasta que de pronto, sintió algo que le punzaba su mejilla. Él trató de rascarse la nariz inconscientemente, sin embargo sintió haber tocado una mano.

— ¡¿Qué demonios?! —gritó espantado—. ¿Emmanuel?

—Sí, soy yo.

— ¿Qué haces aquí?

—Dijiste que si volvía a tener otra pesadilla, podía dormir contigo. Así que muévete.

Emma empujó a Jacob al otro lado del sofá cama y se echó mirando para el otro lado.

— ¿Por qué me das la espalda? ¡No me gusta que hagan eso!—reclamó Jacob.

— Así me siento cómodo yo. ¡Shhh! Quiero dormir.

—¡Pues, así yo no! ¿Sabes qué? —la jaló del brazo haciendo que rodara hacia sus brazos—. ¡Así está mejor!

—¡Suéltame! ¡Deja de abrazarme! ¡Se ve tan gay que me abraces! —trató de salir de los brazos de Jacob, pero era inútil; Jacob era más fuerte.

—Sí, pues. Se ve gay, pero tú sabes quién soy en realidad. ¡Ahora a dormir!

A los pocos segundos Jacob se quedó completamente dormido, mientras seguía abrazando el tórax de Emma.

—¡Suéltame!... ¡Basta! ¡Deja de acosarme! ¡Te voy a golpear, ah! ¿No me crees? Te doy tres segundos para que me sueltes,  1... 2... 2.5... 3...

Jacob no reaccionaba, el sueño lo dominó.

Emma rendida se quedó mirándolo.

«¿Por qué eres así conmigo? Quiero utilizarte para mi próxima historia, pero haces las cosas muy difíciles...»

Al poco tiempo ambos se encontraban dormidos. 

Mañana le esperaba un día muy agitado a Emmanuel.

Mañana le tocará cumplir su castigo, "ser el esclavo de Jacob."

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