Capítulo 34

Afortunadamente consigo el camino y llego a la casa donde nos estamos quedando. Todos me observan empapado, Scott se levanta y de un jalón me carga hacia mi habitación.

― ¿Qué demonios está pasando contigo? ―me pregunta y en serio no quiero responderle―. ¡Mojándote por ahí! Todos estábamos preocupados por ti. Mira como tiemblas. No hagas esto más nunca en la vida.

Scott me quita toda la ropa mojada y me coloca un paño para secarme. Él se me queda viendo y me pone nervioso, es difícil fingir ante él.

― ¿Por qué te fuiste a caminar y no me dijiste? Sinceramente no piensas, Cristopher. Tienes que tener cuidado la próxima vez. Te podrías enfermar.

― ¡Déjame en paz! ―finalmente lo digo. Ahora me siento muchísimo mejor.

―Cristopher, de verdad odiaría que te enfermeras. Recuerda secarte bien y cuídate por favor, hazlo por mí. Prometo no molestarte más.

―Por favor, aléjate de mí.

―De acuerdo, lo lamento.

Me levanto y voy directamente al baño para ducharme y pensar en otra cosa, ojalá cuando salga pueda estar mejor conmigo mismo. El baño caliente me hace sentir bien y me quedo un rato debajo de la regadera. Finalmente salgo de la ducha y aprovecho de tomarme el tiempo para vestirme y soportar la ira que tengo acumulada. Me acuesto en la cama mirando hacia el techo.

―Cristopher ―mi padre entra y se sienta a mi lado―, ¿cómo estás? ―es la primera vez que mi padre me pregunta eso y me parece super raro.

―Bien, papá.

―Sus padres nos comentaron, si quieres hablar, es el momento. ― Yo sé que sabe todo el cuento y la cosa, pero igual es un poco fuera de lugar.

―Papá, es raro hablar contigo de este tema y ya lo superé. Así que no te preocupes.

―Eres mi hijo, Cristopher. No te sientas avergonzado de nada, toma las riendas de tu vida y escucha a tu corazón ―al escuchar las palabras de mi papa me siento mejor. Mi padre se retira cerrando la puerta y dejándome solo.

Britt y Phill se acercan al mediodía para convencerme de salir con ellos y comprar cosas para Navidad. Quizás quieren que deje de pensar tanto y me divierta un poco saliéndome de mi rutina super aburrida. Asiento con la cabeza para que dejen de atormentarme.

―Este sitio es bueno ―nos recomienda Britt y entramos.

Es como entrar en un palacio, porque todo es elegante. Nos sentamos y tenemos el menú con miles de cosas, venden variedades de postres. Pido un postre que se ve rico por los ingredientes que lleva y un café para aliviar los chacras.

Al traernos el pastel me recuerda a cierta persona que me hizo uno, el sabor era la gloria y al probar este tiene el mismo sabor. Aunque el aspecto de este es demasiado perfecto, amaría que él me hiciera otro con esas características espantosas en cuanto a estética y poder sonreír ante la sorpresa.

―Está buenísimo.

―Si, abre la boca y prueba el mío.

Me como el postre en silencio, reviso mi teléfono a ver que novedad hay nueva y omito sentirme mal. Luego de allí vamos hacia otros lugares y todo luce demasiado hermoso. Le tomo fotos a varias decoraciones para subirlas en mi Instagram.