OS - Clexus
Buenaaaaas, os traigo la continuación del two-shots de la historia de Brexblade pero desde la perspectiva del Clexus; cuando se fueron del festival.
Dibujo de arriba hecho por la guinea de Vanana-Split
COMISIÓN HECHO POR LA LILLIN Y PAGADO POR LA VANANA AAAAAAAAA ✨✨✨✨. ESA CIUDADANA PROMEDIO DE LA VANA ES LA MEJOR DEL MUNDO AAAAAA
Y unos wallpapers por si quieren.
Estos dos últimos lo hizo la bella Kaysa03 Y ESTAN RE PRECIOSO AAAAAAAAAAA 💖💖💖💖🌸🌸🌸
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CONGELADA
Después del espectáculo que Cleodata hizo en el festival al aventar al bot por su enojo, Nexus la perseguía entre los árboles metálicos. Aquellos árboles crecían hasta donde alcanzaba la vista y la maleza era sorprendente ente densa, para ser delgados metales, lo que dificultaba la vista de Nexus. La velocidad a la que iba y la oscuridad que cegaba hacía que se golpeara y no pudiera esquivar por completo las largas y punteagudas ramas que se atravesaban en su camino; ocasionándole varios rayones y cortes en su cuerpo y rostro pero no le importaba. Él corría, saltaba raíces que estaban en el suelo y se deslizaba bajo las raíces altas. Cleodata, para esquivar todo aquello, las cuchillas corrían por ella golpeando el suelo y se columpiaba de las ramas altas si las raíces eran muy concentradas. Ella escuchaba los gritos de su querido detrás de ella pero lo único que quería era dejarlo todo atrás, hasta que de tanto correr llegó al final del camino: la punta de un acantilado.
Cleodata giró hacía los árboles cuando escuchó nuevamente su nombre de parte de Nexus salir del bosque. —¡Cleodata, no tienes que hacer esto! —dijo Nexus agitado. Ella lo miró con ópticos temblorosos y luego volvió a mirar hacia la punta, le quedaban unos 20 pasos antes de la caída—. Podemos regresar a nuestra recámara y hablarlo acurrucados ¡como a ti te gusta!
—No, no podemos —dijo Cleodata mostrándole ambas manos en señal de que mantuviera la distancia, luego señaló las lejanías del festival—. Viste lo que hice ahí hace poco, ¡no me estaba controlando! ¡Estoy tratando de protegerte de mí!
Nexus se estaba acercando con intenciones de abrazarla. —No tienes que protegerme, ¡no me das miedo!
Cleodata comenzó a mirar al suelo histérica buscando qué lanzarle para detenerlo. Agarró ramas, residuos metálicos, objetos que veía por ahí y se lo arrobaja para intentar detenerlo. —Por favor, ¡lo hago por el bien de los dos! —dijo ella con casi un sollozo de la ansiedad.
—Mi tesoro, —Nexus intentó llegarle emocionalmente un poco con ese apodo que a ella le gusta—, no tienes que vivir con temor, si no te dejé en ese callejón cuando escapabas de Megatron tampoco te dejaré ahora.
Logró ablandarla pero ella seguía preocupada por él. Lo miró con ópticos inundados por el energon a punto de salir. —Nexus, vuelve al festival con tu creación, con tu familia y sé feliz. Disfruta el momento con Brex que no siempre tienes y ahora que tuviste la oportunidad, te la arruiné.
—No me importa eso, no me importa él si con eso te pierdo.
—Sabía que dirías eso. Lo sé, siempre has sido de buenas intenciones, pero —El tono de voz suave y amoroso que tenía comenzaba a impacientarse—, déjame sola y seremos libres los dos. Te lo suplico, aléjate y sálvate de mí.
—Ya te dije que no —dijo Nexus firme y serio.
Los machetes de ella empezaron a mostrar su ira e intranquilidad de que él siguiera poniéndose duras en el aire, todas apuntando al único objetivo frente a ella. Está tratando de salvarlo y Nexus no se iba; aunque esa insistencia galante de él fue algo que siempre le ha gustado. —Nexus, así lo vas a empeorar. ¡Mira, —Ella se señalo las cuchillas sobre su cabeza— no me puedo controlar!
Nexus las miró hacia arriba, había una línea muy delgada entre la incomodidad y el miedo que sentía al verse amenazado pero no se lo demostraría, él confiaba en ella de que no le haría daño, o quería creer eso. Irónicamente este era el punto climax de la historia; demostrarle que no le tenía miedo o sino todo empeorará. Se vió obligado a bloquear el suspenso e ignorar las amenazas serpentiando en el aire por él creyendo que lograría hacerla cambiar de opinión y cuando se acercó . . . —¡YA FUERA DE AQUÍ! —gritó Cleodata y una de sus serpientes actuó por voluntad propia haciéndole un gran corte en el brazo.
Nexus gimió del ardor, se agarró el brazo para retener el dolor y cuando volvió a alzar la mirada a Cleodata . . . Ella misma se asustó por lo que hizo y por querer escapar, olvidó el abismo que tenía atrás. Avanzó hacia atrás y su tacón craqueó con el límite cayendo los treinta metros.
—¡CLEODATA! —En un instante todo se movía en cámara lenta. Ella estiró el brazo para tratar de aferrarse con lo que sea que el viento le frezca. Nexus corrió e intento alcanzar su brazo y al solo conseguir el roce de sus dedos, la cámara lenta avanzó, y en vez de volver a su velocidad normal, en el momento que había perdido el tacto de ella, la velocidad del tiempo se multiplicó como si fuera una carrera contra la vida y la muerte. Que en efecto era así—. ¡NO! —Al fallar no lo pensó dos veces y se tiró en clavado a por ella.
Durante la caída él se transformó en su modo alterno impulsándose con lo máximo que le ofrecía sus propulsores para llegar a Cleodata lo antes posible; pero no lo logró. En la vida pasada de la femme también hubiera podido transformarse en su ave dorada para una situación urgente como esta, solo que en esta vida no recuerda su forma alterna. Por instinto de supervivencia, las cuchillas de ella y sus manos trabajaron como uno agitándose en el aire intentando aferrarse a algo, intentando pelear contra la fuerza de gravedad. El problema es que no había nada al que aferrarse, y el único que le puede ganar a la gravedad es el electromagnetismo. Cleodata hizo contacto y quemó su espalda contra el energon del río. Y al ultimo metro Nexus regresó a subir. Era indispensable que no entrara el energon sucio y helado del río a su cuerpo o sino se podría tener problemas más serios que solo rescatarla.
El río se la llevaba junto a la violenta corriente. La fuerza de esta la hacía golpearse contra barreras de metal y varios bultos metálicos. Era un río bastante contaminado. —¡NEX- —Trató de decir pero la corriente la atrajo hasta el fondo. Ella pataleó con lo que pudo para volver a subir— ¡NEXUS! —volvío a sollozar por ayuda.
Cleodata siguió peleando y siguió gritando. No quería rendirse, no quería perder; hasta un punto en el que sus respiraderos no aguantaron la cantidad insertada de energon ingerida haciendo que cayera ante la inconsciencia del ahogo. Mientras tanto Nexus seguía peleando por salvarla.
—¡NO NO NO! ¡CLEODATA! —gritó al ver que su cuerpo ya no ejercía fuerzas.
Nexus volaba sin despegarse de ella mientras ideaba un plan para sacarla de ahí. Comenzó a observar todo el ambiente que los rodeaba con desesperación, intentando encontrar algo con que agarrarla y sacarla del río. Miró arriba hacia el barranco; miró hacia la izquierda, donde había otro inmenso bosque azul oscuro alumbrado sólo en las puntas por la luz de las lunas; miró hacia el final del río y empezó a subirle la ansiedad al ver que se acercaba a la catarata al final del recorrido. Pero entonces se le ocurrió . . .
¡La catarata! ¡Exacto!, pensó Nexus al surgir el plan para sacarla de ahí. Vio al final del recorrido la catarata. Si no tenía algo con qué sacarla, esperaría al final para atraparla. Cuando finalmente llegó al final, él se preparó esperándola a la mitad de la catarata. Y al ver lo que la esperaba en la caída de la catarata si no la atrapada, se dio cuenta que tiene que moverse rápido porque el tiempo se le estaba acabando.
Cleodata comenzó a caer. Su cuerpo parecía que flotaba horizontalmente mientras que sus cabellos se sacudían hacia arriba. Entonces desde la derecha, Nexus en su jet se impulsó hasta el cuerpo de ella. A unos cuantos metros de tocarla, se transformó en su forma natural, la abrazó en el aire entre el gran chorro de río y la sacó por la izquierda de la corriente antes de que fuera atravesada por las estacas de metales que la esperaban al final de la caída. Saliendo de la catarata y entrando al bosque, ya no se podía transformar en jet de vuelta porque tendría que soltar a Cleodata, así que solo dio su espalda rápidamente contra los árboles a punto de chocar y lo único que le quedaba era aguantar la caída contra el suelo y esperar a que los árboles del bosque le ayuden a amortiguar el golpe a venir. Ellos descendían, Nexus contra la espalda al suelo mientras protegía a Cleodata entre sus brazos. Sin embargo, más rayones y cortes —de los que ya tenía— sufría su metal por las ramas de los árboles, y mientras más caía, más tenía. Hasta que finalmente terminó de atravesar el nivel de las ramas y llegó al suelo con un golpe seco.
No se levantó enseguida puesto a que el golpe y el pitido agudo que sonaba en sus receptores de audio lo tenía débil y desorientado. Luego abrió los ópticos y movió un poco los brazos, y rápidamente recordó que tenía a Cleodata ahogada sobre su pecho. Sacudiendo todo, en un momento se había movido para acostar a la femme boca arriba y comenzar a sacarle el energon de sus respiraderos. Nexus entrelazó los dedos y extendió sus brazos sobre el pecho de Cleodata para comenzar a reanimarla. Comprimía su caja torácica unos treinta veces y luego se dirigía a su boca a ingresarle aire. Luego comprimía treinta veces de nuevo y luego más aire.
—Vamos, Cleodata, despierta —dijo Nexus agitado y con los dientes apretados mientras seguía comprimiendo. Ella seguía sin responder, y Nexus siguió intentando—. ¡Vamos!
El mech siguió reanimando. Y siguió. Y siguió. Y cuando sentía que sus esperanzas estaban a punto de desaparecer, fue ahí que Cleodata comenzó a toser y a expulsar el energon por la boca.
—¡Por la Allspark! ¡Gracias, gracias por el amor de Primus que estas bien! —dijo Nexus inclinándose a abrazarla. Cleodata, al ver el estado de Nexus, lo apartó con ambas manos y se echó para atrás recogiéndose entre ella misma. —¿Q-qué pasa?, ¿por que te alejas? —preguntó Nexus entre risas nerviosas.
Cleodata no contestó, tampoco sabía si quería hacerlo. Se miró las manos, luego lo miró a él. Lubricante comenzó a humedecer sus ópticos temblorosos y dentro de muy pronto comenzaron a correr por sus mejillas. Ella se escondió con las piernas recogidas y ocultó su cabeza entre sus rodillas para dar confianza a sus sollozos salir.
Nexus la vio con preocupación y delicadamente acercó su mano izquierda al hombro de ella. —Cleodata . . . —Pero antes de tocarla ella se adelantó.
—¡No quiero morir! ¡Tampoco quiero hacerte daño! —Cleodata sollozaba y derrama lágrimas mientras gritaba sus temores y culpas hacia Nexus—. ¡Todo esto es mi culpa! ¡Te hice esto! —Señaló ella a todas las heridas que marcaban a Nexus—. ¡Y lo que menos quería era hacerle daño al que me rescató ese día!
Y rápidamente Nexus la jaló a su pecho para proteger aquellos miedos en sus brazos. Cleodata comenzó a temblar dentro de él por los sollozos y él la apretó aún más, haciendo que ella escondiera el rostro en su cuello. Ella quería vivir. No le costo una vida para darse cuenta que lo quería, sino dos para darse cuenta que quería compartir con otros, que quería vivir con otros y vivir para otros. Porque después de haber vivido dos vidas, después de haber perdido una hija, en esta nueva vida, ahora era una sparkling asustada. Y Nexus, rendido ante el momento de una femme débil y delicada, acarició suavemente su cabello. —Cleodata, tesoro mío, ya está todo bien. Estas a salvo.
Ella lloró sin cesar, mientras que Nexus la tranquilizaba con suaves sonidos de viento con su boca. Al rato de haber soltado todo lo que tenía guardado, ella habló. —Por favor —suplicó antes de ser detenida por un espasmo del llanto—. Nunca me dejes ir. Ni aunque te lo pida.
Nexus le sonrió suavemente sobre su cabeza, aunque ella no podía verlo al seguir escondida en su cuello. —Lo prometo, tesoro mío. Aquí me tienes y nunca me iré. —Porque como todo científico, siempre protegen sus descubrimientos como si fueran un tesoro. Entonces recordó que los cuentos siempre la han animado, y creyó que era buena idea el recordarle a la sparkling el cuento sobre la primera vez que quedó enganchado con ella, y el porqué la llamaba tesoro—. Recuerdas que cuando te encontré, ¿solté la palabra tesoro?
Cleodata tragó con dificultad para luego poder hablar. —Sí, me dijiste que fue porque cuando me viste esa vez tropezada en el suelo, pensaste que habías encontrado un brillante tesoro.
—El más antiguo, majestuoso y valorado tesoro de todos los mundos —dijo Nexus mientras le acariciaba la cabeza.
La femme después de procesar las palabras, el que le tenía dando vueltas varias veces era antiguo. . . antiguo . . . ¡¿Antigua?! Cleodata lo empujó desde los hombros, se tragó los sollozos y lo miró seriamente a los ópticos. —¿Acaso me dijiste vieja?
Nexus todavía no había captado el regaño que le trató de decir, o ella no entendía si la estaba molestando para intentar subirle el ánimo. —Y majestuoso y valorado —contestó él—. ¿El energon del río no te deja escuchar bien? Creo que tendré que llevarte al laboratorio para revisar te ya mismo.
Entonces Nexus la cargó entre sus brazos para finalmente largarse de ese lugar y cambiar de conversación, pero Cleodata no puede olvidar un insulto tan fácilmente. —¡Sí me dijiste vieja! —dijo ella reída empujandolo por los hombros.
Y comenzó a pegarle suavemente las mejillas y a revolverse en los brazos de él como si fuera una gata desesperada por que la dejen en el suelo
—¡Mi cara no! ¡Todo menos en mi preciosa cara!
Nexus no la quería soltar, pero tampoco quería que le tocará la cara así que estiró su cuello hacia la derecha para "intentar" apartarlo lo más posible de ella. Pasado un tiempo, ella se escondió entre sus hombros por la vergüenza de lo que le diría a continuación.
—Nexy . . .
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Gracias.
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Yujuuuu, yo creo que hasta aquí una pequeña historia de los niños de Vana, ¿o no . . . ?
Aunque creo que este shot hubiera ido excelente con un buen pedazo de nop0r del Brexblade, ¿no lo crees Vana? Digo, estos dos acá muriéndose y ellos dos por allá pasándolo rico . . . Oh cierto . . . ni siquiera hay libro de Brex.
Perdón por el publicar por accidente again. Recuerden que soy retrasada. También recuerden lavarse las manos y boten la basura en el cesto de basura más cercano, bye.
Las quiero un Cybertron
xoxo, NoMoreStress
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