31 de agosto

Desde hace algún tiempo que aquel demonio amarillento se había vuelto un "amigo" de la familia Pines, aunque aún seguían sin confiar en él y siempre que aparecía él los Pines se mantenían alerta. Excepto por Mabel, ella era la única que se dejaba llevar por Bill, era la que compartía más tiempo con él.

Y la verdad es que estaba realmente agradecido por la atención de su Estrella Fugaz, que aunque él insistía que solo le llamaba de esa forma por su signo, en el fondo le gustaba llamarle así como un apodo cariñoso. Era uno de los signos que más quedaba con su persona, pues para él, ella era como una brillante estrella que deja un rastro de color por donde quiera que vaya, brillante y alegre, como si te diera las esperanzas necesarias para, no solo pedir un deseo, si no que se vuelva realidad. Todo de ella le atraía, y estaba muy feliz de que ella no le temiera o construyera un muro que no le permitiera alcanzarla, o al menos ya no, incluso se habían vuelto tan cercanos que pasaban la mayoría de sus tiempos juntos.

Pero otra vez era aquel día en el que los mellizos se despiertan para ser los primeros en sorprender al otro, en el que sus tíos abuelos actúan demasiado sospechosos, en el que de repente todos les recuerdan con mucha alegría y les atienden como si estuvieran a punto de morir. "Demasiada atención para conmemorar el día en que nacieron" pensaba Bill un poco curioso.

Ya estaban los cuatro Pines a punto de desayunar cuando Bill decidió aparecer con una entrada de confetis y sonidos de trompetas. -¡Buen día! ¡Y qué día! Parece que están de un gran humor hoy – Saludó Bill siendo recibido por miradas de asombro, ya que aún no se acostumbraban a sus apariciones sin aviso.

-Agh, ya llegó...- Refunfuñó Stanford, era al que más le costaba aceptar el "cambio" del demonio enemigo, ya que él fue el que fue más engañado que los demás.

-¡Hola Bill! –Saludó alegre Mabel, la única que le recibía con una sonrisa alegre y eso llenaba de emoción al isósceles. -¿Sabías que hoy es nuestro cumpleaños? –.

-Claro que sí, hace 17 años que ustedes vinieron a este planeta por medio de su progenitora, ¿cómo olvidarlo?- Respondió él sin mucho interés, él tenía muchos más años que todos ellos juntos y no veía qué tenía de bueno volverse más viejo.

-Me sorprende que alguien como tú recordara el cumpleaños de alguien – Comentó Stanley llevando su taza de café a la boca. Bill lo observó y luego rio sin mucha gracia.

-Oh bueno, no hace falta recordarlo cuando ya lo sabes, de hecho también sé qué edad tienen ustedes y cuando cumplen otro año ¿quieren saber cuándo dejarán de cumplirlos? – Preguntó con emoción. Dipper rodó los ojos.

-Como si lo supieras – Respondió Dipper antes que su tío abuelo científico, quien al escucharle levantó la mano diciendo "¡Era lo que iba a decir!" y chocaron los seis-cinco. Bill quedó con una mirada molesta, odiaba que arruinaran sus chistes.

Una vez que los parientes terminaron de desayunar, Dipper y Mabel se voltearon entre ellos con sonrisas resplandecientes.

-¡Sorpresa! – Gritaron al unísono mientras levantaban regalos envueltos. Ya era algo normal entre ellos que se sorprendieran al mismo tiempo por lo que le restaron importancia y siguieron hablando al mismo tiempo. -¡Oh vaya! ¡No tenías qué! No, no, no fue nada, ¡Feliz cumpleaños! ¡Vaya que emoción! ¿Qué será? – Ahora ambos e entretenían abriendo sus regalos en presencia del triángulo que les miraba sorprendido.

-¿Siempre se regalan cosas al mismo tiempo? ¡Ja! – Comentó él y Mabel fue la única que levantó su mirada hacia él.

-Ya nos acostumbramos a sorprendernos al mismo tiempo – Respondió ella entre risas. Bill apoyó sus manos sobre la mesa e intentó ver qué se regalaron entre ellos.

-¡¿Qué?! ¡Mabel! ¿Otro suéter? – Preguntó en queja pero sin borrar su sonrisa.

-¡Lo hice con amor! – Respondió cantarina y estiró sus brazos como si estuviera por abrazarlo pero él arqueó una ceja. -¡Bien! No he conseguido el dinero suficiente a tiempo para comprarte ese libro de misterio que te gusta tanto, pero cuando lo logre te lo daré ¡Lo prometo! –.

Dipper puso los ojos en blanco y se puso el suéter mientras Mabel terminaba de desenvolver su regalo. Bill miró con envidia al castaño, su Estrella Fugaz le regalaba algo que nunca consideró regalarle a él y encima lo menospreciaba, lo aborreció con la mirada.

-¡OH POR TODOS...! ¡Dipper! –Exclamó Mabel al ver su caja con el regalo dentro y aplastó con sus brazos a su hermano quien pedía piedad mientras ella se lo agradecía enloquecidamente. El demonio presente se sorprendió tanto que su ojo se volvió un perfecto círculo, deseaba fuertemente estar en el cuerpo del Pino para recibir esa clase de cariño por ella, o tal vez más cariño que ese. Pero él no era su hermano mellizo, ni siquiera le había llevado un regalo. Al darse cuenta de aquello se sintió más idiota, debió haberle conseguido algo que le volviera más loca que el regalo de su hermano.

Entonces se le ocurrió una idea. -¡Hey Estrella Fugaz! – Llamó su atención interrumpiendo la pelea de golpecitos de hermanos. -¿Qué tal si por tu cumpleaños salimos a pasear? – Levantó los brazos con emoción, sería perfecto pasar tiempo a solas con ella.

-También es mi cumpleaños, ¿lo olvidas? – Frunció el ceño Dipper.

-A ti nadie le importas – Respondió Bill frunciendo el ceño, negándose a que echara a perder su plan.

-¡Hey! ¡Heeey! ¡Tranquilos chicos! Podemos salir los tres, no hay problemas ¿cierto? – La castaña levantó sus manos con una sonrisa resplandeciente, aún con su ortodoncia. Bill entrecerró su ojo mientras se cruzaba de brazos al igual que Dipper. –Wow... tranquilos perros – Bromeó Mabel cuando de repente sonó el teléfono y Dipper fue a atender.

-¿Diga? ¡Ah! ¡Hola!... ¡Muchas gracias! – Habló él mientras hablaba por teléfono.

Bill apareció detrás de Mabel y le asustó levemente. -¡Este es el momento! ¡Vayámonos mientras está distraído! – Sonrió con su ojo mientras tomaba del brazo de Mabel quien soltó algunas pequeñas risas.

-Oh vamos Bill, siempre voy contigo, hoy es el nuestro cumpleaños y lo tenemos que pasar juntos, ¡Es como una tradición de mellizos! – Ella aún sonreía de buen humor, pero esta vez no contagió su alegría con el demonio. Bill se puso gruñón y se cruzó de brazos. Ella estuvo a punto de decir algo al respecto pero Dipper había terminado de hablar por teléfono.

-Era Soos, dijo que había una situación en su casa y que deberíamos ir -.

-¡¿Cuánto apuestas a que es una fiesta sorpresa para nosotros?! – Le señaló Mabel con emoción.

-Bueno, él sonaba un poco tranquilo y me felicitó por el cumpleaños, ¿quién felicita anticipadamente antes de una fiesta sorpresa? Se supone que debe fingir que lo olvidó asique... ¡Cincuenta a que solo tiene un problema absurdo! – Respondió Dipper señalando devuelta a su hermana.

-¡Tu deducción aburre! – Comentó Mabel entre risas y salió corriendo por la puerta. Bill se rio por aquello.

-¡No aburre! – Espetó Dipper mientras le seguía.

Bill apareció en frente de la puerta y levantó su mano oscura por encima de su ojo entrecerrado, así podría ver a los mellizos que corrían hacia donde él estaba. -¡Hiciste trampa! – Se quejó Mabel una vez que llegaron, aun respirando agitados y riéndose divertidamente.

-¿Qué dices? ¡Tú hiciste trampa! – Respondió él agitado y le dio un leve empujón.

-Ya basta, no importa quien haya hecho trampa, después de todo yo les gané a ambos – Habló Bill con aire egocéntrico y Mabel se rió por la mirada indiferente de su hermano hacia el amarillo.

Abrieron la puerta de la casa de Soos y todos los presentes saltaron gritando "¡SORPRESA! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!" haciendo explotar cañones de confetis, tomando por sorpresa a los mellizos por el ruido. Estaban todos sus amigos de Gravity Falls, sus tíos abuelos también, hasta Gideon y Pacífica y muchos más estaban allí. Mabel dio saltitos de emoción mientras aplaudía y Dipper sonreía sorprendido. Pero la castaña puso la mano en frente de Dipper y emitió un "Ah-Ah" Y Dipper frunció el ceño sacando cincuenta dólares.

Bill observaba como todo el mundo lo ignoraba, ya no era sorpresa encontrarlo con los pines, ni siquiera verlo ya que era normal. Todos felicitaban a los mellizos, había un amontonamiento alrededor de ellos, eran el centro de atención, y de alguna forma le molestaba al de amarillo. No era por Dipper, él quería tomar la atención de su hermana, sonriente y agradecida ante todo el mundo, riéndose de algo que le dijeron y él curioso por lo que será. Recibía muchos regalos y también se los agradecía a todos con una diferente muestra de agradecimiento. Él se preguntaba qué hubiera hecho si él era el que le regalase algo asombroso que ella amara con todo su ser.

Cansado de ser ignorado iba tras ella intentando llamar su atención, pero signo de pregunta y bolsa de hielo estaban todo el tiempo llevando a los mellizos de un lado a otro, invitándoles a juegos de mímica, verdadero o falso, y otros juegos que ellos proponían. Dipper y Mabel se estaban divirtiendo mucho, y poco a poco se olvidaban de que Bill había ido con ellos.

"Vaya, uno se cansa de ser el malo, se vuelve bueno y lo ignoran como si fuera una simple decoración..." Pensó frustrado desde su asiento, observando como todos se lo pasaban bien.

-¿Verdad o Reto? – Preguntó Robbie a Pacífica.

-Verdad – Dijo confiada a que no terminaría haciendo algo asqueroso por algún reto.

-¿Cuál es tu más profundo secreto? – Preguntó Wendy amistosamente, y al ver la reacción de sorpresa de la rubia todos se rieron ignorando el intento de ella para hacerlos callar. Mabel miró a todos alrededor, se sentía feliz de haber hecho tan buenos amigos y pasar un tiempo agradable hasta con los que alguna vez fueron enemigos. Pero, enemigos, alguien faltaba allí, y era el enemigo más peligroso que habían tenido y ahora era uno de sus amigos favoritos. Volteó por los lados buscándole con la mirada y lo encontró sentado en un sillón, mirando aburrido un murciélago colgado de su dedo y con muchos ojos, al parecer muerto.

-¿Qué estás haciendo? -.

Bill fue tomado por sorpresa cuando incineró al murciélago y levantó la mirada hacia la castaña, ella le sonreía con ternura.

-¡Oh! Parece que alguien se acordó de mi existencia... - Se cruzó de brazos y desvió la mirada. Ella soltó una leve risa y se sentó a su lado.

-¿Por qué estás aquí? Únete al juego, es bastante divertido – Invitó ella dándole un leve empujoncito.

-No quiero, es un juego ridículo, son más divertidos los juegos de mi dimensión...- Frunció el ceño. En realidad no le importaba el juego, quería hacerse el difícil por alguna razón, quería que le suplicara su atención, como la que ella no le había dado en las anteriores horas.

-Vamos, no te comportes como un lo-loco, por míiiiiiii ¿Siiii? – Pidió la castaña y Bill rodó su ojo con exasperación.

-Bien, solo porque es tu cumpleaños  – Se encogió de hombros y ella festejó para luego arrastrarlo al círculo donde aún se preguntaban y retaban cosas. Algunos no recibieron bien el hecho de que Bill se uniera al juego, sin embargo habían otros que no se preocupaban y solo pensaban que podría ser interesante.

-Bien, como recién te uniste es tu turno... ¿Verdad o reto? – Preguntó Soos quien era de los que no les molestaba la presencia de Bill.

-¡Ja! ¡Está claro que elijo reto! – Respondió con decisión, como si pudiera ganar el juego. Todos se amontonaron con sorpresa y empezaron a buscar algún reto para Bill, ¿qué podrían retarle al demonio de otra dimensión que casi gobierna todo el mundo?

-Ya sé, retémosle a que corra desnudo por... no esperen... - Se detuvo Candy pensado en que él solo tenía un moño y galera.

-¡Que haga aparecer un montón de papitas! – Exclamó Soos y todos le miraron seriamente. -¿Qué? Ya se acabaron...- Se encogió de hombros. –Algo me dice que no están de acuerdo con ese reto...- Entrecerró los ojos.

-¡Retémosle a que beba algo misterioso lleno de...! Agh, ¿él puede beber algo siquiera? – Preguntó Pacífica volviendo a mirar al triángulo de un solo ojo.

-¡Chicos! Hay que pensar en algo que pueda dejarlo en ridículo o algo que sea muy divertido – Habló Wendy.

-Hey, no solo eso, también puede ser algo que le incomode o avergüence – Respondió Gideon.

Mientras tanto, Mabel se mantenía al lado de Bill para hacerle compañía mientras los demás ideaban algún reto. Ella se volteó y le sonrió. –Vaya, parece que se emocionaron en hacerte algún reto – Comentó ella por la leve tardanza que hacían.

-¿Tan difícil es retarme a hacer algo? –Preguntó indiferente el triángulo. Pero luego su expresión cambió cuando se dio cuenta que al fin estaban "solos" ellos dos. -¡Hey! Estrella Fugaz, ¿qué tal si después de esto salimos a pasear por el bosque o algo? – Invitó Bill con emoción. Antes de que ella respondiera todos se dieron vuelta con una sonrisa maliciosa.

-¡Ya sabemos cuál será tu reto! – Habló Wendy. Bill frunció el ceño ya que habían interrumpido a la que más le importaba en aquella fiesta.

-Estoy ansioso – Habló sarcásticamente.

-Te retamos a que actúes como el hada madrina de uno de los cumpleañeros– Continuó Soos y los demás intentaban aguantarse la risa con tan solo imaginarse a Bill.

-¡Oh sí! Y no olvides de vestirte como hada madrina – Recordó Wendy. Bill tenía el ojo tan abierto que hacía preocupar a Mabel por si estaba a punto de salirse y rebotar por ahí.

Al poco tiempo, Bill tenía una corona pequeña en lugar de su galera, alas de hada y un moño rosado en lugar de su pajarita, además su bastón se había vuelto una varita mágica. Dipper miró hacia el triángulo con indiferencia, él esperaba a que eligiera a Mabel para ser su hada madrina.

-¡OH! ¡PERO MIREN A ESTA POBRE MENDIGA! – Bill pestañeó repetidas veces mientras miraba con preocupación a Dipper. –Está toda sucia y zaparrastrosa, que asco-. Todos comenzaron a taparse la boca intentando aguantar las risas.

-¡Hey! ¡No estoy sucio y tampoco soy mujer! – Espetó Dipper comenzando a molestarse.

-Y además tiene un temperamento terrible, ¡pero descuida! – Bill dio vueltas en el aire mientras lanzaba brillos con su varita mágica. -¡Yo! Tu hada madrina... ¡Voy a ayudarte con tu problema! Porque he escuchado que has cumplido un año más de tu vida y lo más normal es que hasta un hada madrina te regale algo ¿cierto? – Siguió pestañeando. – Además te ayudaré de tus otros problemas, ya sabes, la lista – Hizo aparecer una larga lista. Dipper arqueó una ceja y le miró. –Tu problema de gastritis, tu problema mental, tu problema con...- Todos estallaron de risas, excepto por Dipper quien se sujetó de su gorro comenzando a impacientarse.

-¡Vaya! Parece que alguien está molestoo – Bill hizo desaparecer la lista y sacudió su varita. -¡Todos tus sueños se volverán realidaaaaaad! – Y le tiró un hechizo que lo envolvió en muchos brillos de colores. Todos observaron hasta que los brillos dejaron ver a Dipper vestido de princesa. Las risas aumentaron.

-¡BIIIILLLL! – Gritó Dipper mientras miraba su vestido.

-Lo siento, hay un problema de comunicación, claramente había pedido un traje de corderito para que pudieras volverte una estrella con tu gran actuación, pero no te preocupes, puedo hacer un reembolso – Sacudió su varita y Dipper levantó los brazos negándolo con miedo.

-¡NONONONONONONO! -.

Todos rieron hasta que les dolían el estómago. Mabel estaba colorada de la risa, no podía soportarlo, ver a Bill con su divertida actuación, la voz que hacía era muy cómica, y Dipper siendo víctima de aquello aunque el reto era para Bill. Pero luego vino su tío abuelo Stanley trayendo un gran pastel avisándoles a todos que ya era el momento de soplar las velas. Bill volvió a la normalidad, y aunque se negaba en hacer lo mismo con Dipper lo hizo porque era su cumpleaños, y especialmente de su melliza, quien le pidió que lo hiciera.

Todos se prepararon, algunos para sacar fotos del momento, los cumpleañeros para soplar las velas, y el resto para cantar y aplaudir mientras lo hacían. Y entonces, soplaron las velas y fueron recibidos por fuertes aplausos y gritos de emoción.

Él realmente no entendía todo ese ritual, lo único que sabía era que los humanos siempre estaban alegres porque alguien estaba un año más cerca de su muerte, porque cada vez se hacían más viejos. Pero nada cambiaría el hecho de que, viese como lo viese, Mabel disfrutó su cumpleaños junto a su hermano, estaba más radiante de lo normal y eso era lo que más le importaba.

-¿Otra vez apartándote de todos? – Mabel llevó sus manos a las caderas observando al triángulo sentado en un escalón de afuera, mirando al cielo nocturno. –Mira, ni siquiera comiste por porción de torta – Se quejó entre risitas mientras se sentaba a su lado.

 -¿Cómo pasaste tu cumpleaños? – Ella observó a su amigo y luego sonrió al recordar todo lo que pasó en aquel día.

-Estuvo genial, fue muy divertido – Respondió ella y Bill esta vez volvió su ojo hacia ella.

-Me alegro...- Dijo él y ella se sonrojó un poco, era extraño que Bill dijera que se alegraba por su alegría. Se mantuvieron en silencio, en el cual Bill devoró de un bocado su porción de torta con su ojo, Mabel le ignoró ya que estaba acostumbrada a ello. – Para mí un cumpleaños no es nada, pero al parecer para ti es mucho... - Rompió el silencio. – Perdona por no darte ningún regalo, ni prepararte nada... pero quiero que sepas que eso no significa que no te quiera... - Juntó sus manos sobre sus piernas. Mabel le observó, se veía pensativo, y le agradaban sus palabras. – Solo prométeme que no dejarás de ser una estrella fugaz pase el tiempo que pase...- Sus miradas se encontraron y ella sonrió.

- Bill, pero que cosas dices... - Dijo entre risitas.

-Demonios Estrella Fugaz, estoy intentado parecer genial por aquí – Bill exasperó levantando los brazos y ella levantó el volumen de su risa. Cuando se tranquilizó asintió con la cabeza. -¿Si? ¿Prometido? –

-Sí, lo prometo ¿Quieres hacer un trato? – Bromeó ella, Bill levantó la mano con fuego y ella la empujó. -¡NO! ¡Jajajaja! – Bill también comenzó a reírse junto a ella. Adoraba los momentos que pasaban juntos, no se imaginaba pasarlo con otra persona, ella era especial, ella era su Estrella Fugaz. –Y no digas que no me regalaste nada – De repente dijo ella y él le miró confundido.

-Pero no te di nada...- Se encogió de hombros. Ella le abrazó de repente y lo acurrucó a ella mientras apretaba los ojos y se reía mientras se movía de un lado a otro. Bill quedó sorprendido ante su gesto, no entendía que sucedía hasta que se dio cuenta y se volvió rosado.

-¡Claro que sí, tonto! Tu presencia fue todo un regalo para mí -.

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N/A: Un tierno y larguisimo One-shot especial por el cumpleaños de Dipper y Mabel, Feliz cumpleaños niños :'D <3 -bien tarde pero lo que importa es lo de adentro (???)-

Improvisé completamente todo este capítulo, y no me reprochen por el leve romance que se supone que se trata del cumpleaños de los mellizos >:v o el que ni siquiera hice que el reto de Bill tuviera algo que ver con Mabel porque seamos sinceros... quién demonios propondría "que bese a Mabel :B y todos digan: que buena idea, hagámoslo!"??? (? Solo nosotros :'U y Bill (???) 

En fin! Gracias por leer! Feliz cumpleaños y no cumpleaños! yyyyy hasta la próxima!


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