#O7 ;; casamiento.

— ¡Rápido, apresúrense, nadie quiere llegar tarde!

¿Alguien mencionó al conejo blanco de Alicia en el País de las Maravillas?; por qué el tío Ford lo parecía. Corriendo de un lado al otro, intentando que todo estuviera bien.

De un lado podías ver flores azules, y diferentes margaritas. Decorando todo el lugar, rosas de color rosado y algunas amarillas. Resonando había canciones de Clean Bandit hasta las de Pablo Alborán e iban variando dependiendo de lo que iba pasando, en parte, eran canciones de los 6O's o de los 7O's, muy poco de canciones actuales.

— ¿Me veo bien? —el rubio preguntó.

Bill Cipher, se llamaba, de veintiocho años; está a punto de casarse con la mujer que jamás pensó tener a su lado. Rubio de ojos amarillos, piel pálida que parecía muerto con un corazón que se aceleraba cada vez más. Vestido con un traje completamente blanco, un pequeño pañuelo amarillo cerca de su corazón, y unos zapatos del mismo color, para variar.

— Aún no puedo creer que, cuando estaba ebrio, manché mi traje mostaza con ketchup.

— Eres un idiota, éso está claro. —rió Dipper.— Me alegra que algo mío te haya entrado, de verdad. —dijo, algo impresionado.

— Gracias por el traje, no sé qué haría sin ti. —sonrió, volteándose para abrazar al castaño.

— ¿Estás bien, Bill?; sólo abrazas cuando estás ebrio.

— Estoy bien, sólo que jamás pensé que llegaría éste punto de mi vida... Ya sabes, con éso de que los chicos de ahora no se casan y mucho menos quieren hacerlo ya que terminarás divorciándose antes de que se pudieran dar cuenta; pero está bien para ellos.

— ¿Qué quieres decir?

— Dip, jamás pensé que me aceptarías en tu familia, ya que mi padre les ha hecho mucho daño a través de los años, y bueno... No quería ser una carga.

— ¿Sabes qué es una carga?; qué nadie se haya dado cuenta que eres pariente del Cipher "original". —se tocó la cien, con una leve sonrisa, mientras el rubio se sentaba y se miraba al espejo nuevamente.

— Bueno, llamarme "Bill Cipher" facilitó un poco las cosas, jamás confesaré que mi segundo nombre es "Junior"... A ver si me atacan. —rió, junto al que ahora se sentaba a su lado.

— Bill, me gustabas por qué eras y eres diferente a tu padre, está más que claro y es más que obvio. —murmuró leve, tomando la mano del rubio, en la que tenía su anillo dorado.— Pero jamás serás mío.

— Lo sé. —susurró, dándole un beso en la frente.— Pero, no me merecías; soy demasiada mierda para ti. —confesó.

Me salvaste de los idiotas que intentaron aprovecharse de mi, ¿qué más podía esperar de ti?

— No lo sé, pensé que te alejarías de mi y alejarías a Mabel cuando te enteraste que soy pariente de un Cipher... Mejor dicho, de mi padre, Bill... O para algo más de acción; de mi padre, el que tú y tu tío asesinaron. —le miró con una sonrisa de lado, los ojos del castaño llenos de lágrimas.

— Eres un imbécil. —murmuró, lanzándose a los brazos del rubio, quedando ambos en el suelo.

— D-Dipper, ¿qué m-mierda...? —se levantó con algo de pesadez, mirándole de reojo.

Por un suspiro habían empezado a hablar, por algo que no pasó jamás habían vuelto a encontrarse... Por unos labios traviesos y temblorosos, un beso volvía a unirlos.

— L-Lo siento, tengo que ir a ver a Mabel. —murmuró, mientras se levantaba y acomodaba su ropa, saliendo corriendo del lugar, sin siquiera ayudar al que estaba aún en el suelo.

Comenzó a correr por todos los pasillos, hasta llegar al baño y esconderse en uno de los cubículos, siendo perseguido por Soos, quién había venido desde Gravity Falls con su mujer —quién estaba con Mabel y las demás— para la boda.

— ¿Estoy bonita? —preguntó la de cabellos castaños, mientras se miraba por milésima vez al espejo.

— Muy bonita. —sonrió la de vestido rosado, la mujer de Soos.

Mabel Pines era el nombre de la muchacha en el vestido de novia, de veinticinco años de edad, decidida a casarse con el hombre que ama.

El vestido de Mabel también era blanco, aunque en un principio iba a ser un arcoíris. Era aún más largo que sus pies, hasta sus tacones hacían qué, de igual forma, rozara un poco contra el suelo, el escote en V hacía que las clavículas se le marcaran al respirar profundamente, tenía bordados blancos en todos lados. Toda la parte del pecho era bordado y pedazos pequeños se iban esparciendo hasta llegar al suelo, donde también había bordado en todo el rededor.

Sus tacones eran de color rosado pálido, tanto así que se podía decir que eran parte de un blanco desconocido, en su cuello un pequeño collar de perlas y aros de perlas en sus oídos, su cabello completamente recogido y una corona que iba desde las puntas más altas, hasta el final del cabello, ocultándose en éste. Las mangas del vestido eran de transparencia, con un par de bordados de flores esparcidos por todos lados, en su espalda, toda trasparente, también había flores, se veía completamente hermosa.

— Tengo que llevar al pequeño Soos a que se cambie los pañales. —sonrió Melody, la mujer de Soos.

— Yo te ayudo. —sonrió Grenda, mientras se llevaba el gran bolo azul con patitos que tenía las cosas del bebé.

— Candy, ¿irías, por favor, a buscarme algo de chocolate? —preguntó Mabel.

— En seguida. —rió leve, mientras le dejaba un beso en la mejilla y se iba de la sala.

— Mira, te dejó todo marcado. —susurró Pacífica, mientras pasaba su dedo pulgar contra la mejilla contraria.

— Está bien, Pacífica; no pasa nada. —sonrió leve, apretando un poco su mejilla con la mano de la contraria.

— ¿Tienes todo? —preguntó la rubia con un poco de rubor en sus mejillas.

— Déjame ver... ¿Tienes tú la lista de lo que necesito? —Mabel buscó por todos lados el pequeño pedazo de papel.

— Siéntate ahí... —murmuró la rubia, tomando de los hombros a la novia para volver a sentarla, sacando un papel de su pequeño bolso.— Bien... ¿Algo viejo?

— La corona que mis padres me regalaron para mi fiesta de dieciséis años. —sonrió, mientras tocaba una de las puntas de su corona.

— ¿Algo nuevo? 

—El vestido que hice a mano. —sonrió, dando un giro por toda la habitación.

— Quédate quieta o armarás un lío... —sonrió de lado, mientras miraba a la muchacha detenerse y sonreírle.— Continuo... ¿Algo prestado?

— El collar de perlas de mi madre.

— ¿Algo azul?

— La cinta que me regalaste ante de irme de Gravity Falls. —levantó su mano derecha, ahí tenía la cinta atada en su muñeca.

La rubia se sonrojó un poco, bajando la cabeza con media sonrisa; — Y una moneda de plata en tu zapato.

Sacó de su bolso una pequeña moneda de Gravity Falls que sus tíos habían conseguido para ella, poniéndosela bajo su dedo gordo del pie; — Listo. 

— Espero y te de suerte... —susurró, mientras miraba hacia un lado.

— Me la dará, aunque no la necesito. —se acercó a la muchacha que posteriormente había puesto el papel en su bolso, tomando ambas manos de la rubia.— Ya te tengo a ti, eres mi amuleto de la buena suerte. —susurró, mientras le daba un abrazo.

— ¿Cómo es que con solo palabras logras hacerme llorar?

— De éso se trata hacer amigos, Paz...

— Mabel, ¿me dejarías darte algo más antes de irnos?

— Por supuesto, ¿qué necesitas? —sonrió, mirándola.

Y cómo si el tiempo se parara, la rubia se tomó de la nuca de la muchacha contraria y plantó un beso en los labios rosados contrarios, mientras que los suyos rojos se movían a un cierto compás, la de labios rosados intentaba seguirle el paso, pero el shock no se lo permitía. Cerró sus ojos y cuando los abrió, vio a la muchacha irse y a la de lentes ingresar con el chocolate.

— ¿Estás bien?; te ves pálida, pero tus mejillas están súper rojas. —comentó, apretándole un poco las mejillas a la castaña.

El día continuó normal, no se habló de los besos homosexuales, nadie habló de por qué Stan no estaba ebrio, nadie habló de por qué Dipper estaba llorando tan desconsolado cuando entró con Mabel hacia el altar, nadie habló sobre la comida... Bueno, sobre éso último si; ¡estaba tan deliciosa que me es difícil decir lo que había!

Lo que si recuerdo es el bello pastel de blanco y negro con chocolate, era tan hermoso, incluso perfecto y arriba, en la cima del pastel; una figura de novio y una de novia al estilo de Tim Burton.

Fotografías y vídeos se verían a lo largo de los años, y es que así era cómo la vida pasaba; tan tranquila y tan desordenada, tan suave y tan dura, tan buena y tan mala, tan normal... Y tan desastrosa.

Pero, hey... ¡La risas no faltaron, eh!

















😛;,#🍓¿¡!(🍑_|>☄☆•

Bueno~ el capítulo siete o lo que sea éste está hecho.
Son unas 148O palabras, sacando ésto que estoy escribiendo (luego pondré cuanto fue en total xd)

No se dan una idea de lo mucho que me gustó hacer ésto, más que nada porque hay cosas que yo creí que quedarían bien y espero que se lleven una sorpresa xd

Bueno, primero está el hecho de que Bill Cipher, en ésta historia, SI FALLECIÓ y el Bill que se ve en la historia es su hijo (quién explicaré en otro tiempo cómo es que ocurrió, cómo apareció, y el por qué)

Segundo, el beso Billdip & el beso Mabífica que me dieron 3OO años más de vida sjkajd
Sé que lo escribí yo, pero me encanta de verdad jsks

¡Los leo pronto!

🍒 - PD;; si te ha quedado alguna duda, puedes
                 decirme e intentaré resolverla por ti xd
               
🍑 - PD 2;; aclaro: los padres de los gemelos Pines,
                    además de Stan y Ford están vivos, sólo qué
                    por cuestión de lo que tienen Mabel y Dipper
                    (además de su fuerte hermandad); la castaña
                    decidió entrar del brazo con su hermano. En
                    la boda, los organizadores eran Stan y Ford.

🍓 - PD 3;; fueron 1693 palabras,
                    en total xd damn:'v

¡Nos leemos pronto!
¡Les amo!~

((junio, 2O19))

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