Habían decidido tener una cita...
Bueno, Dipper lo había decidido.

Se supone irían al mismo supermercado en el que pasearon la antigua vez, todos estaban de acuerdo. Candy estaba arrepentida a último momento, ya que sabía que empezarían a jugar verdad o reto y solía elegir verdad todo el tiempo. ¿Cuál era la razón?; tenía miedo. Mabel sabía lo que sentía dentro de su grupo de amigas, habían estado más de cuatro años juntas, dos de ellos pasando fiestas y vacaciones en Piedmont, California. 

Éste año ellas se quedarían de vacaciones en Piedmont, otra vez; ya sería la tercera. Y aquí estaban, después del cumpleaños de Mabel y de haber terminado la secundaria con grados honoríficos las tres de las chicas, sus padres les decidieron elegir sus vacaciones.

Viendo cómo estaban las cosas, Mabel se quedaría a cuidar su casa en Piedmont, junto con sus amigas, ya que sus padres se irían a Canadá para sus vacaciones. Dipper se iría con Pacífica, su novia hace tres años, a una playa en un lugar difícil de pronunciar, al cuál Pacífica no quiere arrastrar a Dipper y ninguno de los dos quiere ir.

Oh, bien; me fui por las ramas y llegué a la copa... ¡Volvamos a dónde estábamos!

Candy, Grenda, Dipper, Bill y Mabel estaban sentados esperando un milagro, tal vez que dinero les cayera del cielo o algo cómo éso; pero nada sucedió. El castaño miró a ambos lados antes de levantarse, viendo a sus amigos quietos como palos o pequeñas ramitas.

— Bien, me aburro aquí, me largo. —sonrió, saludándolos con la mano antes de marcharse.

— ¿A dónde te vas? —preguntó Candy, ciertamente quería irse, pero no lo haría por su cuenta, estaba esperando a que alguno de los demás actuara.

— A casa. Recordé que tengo que armar las maletas para irme en las vacaciones.

— ¿Qué ya no las tenías hechas? —preguntó Mabel, con una ceja arqueada.

— Nope, tenía hechas las que llevaría  ala casa de Bill hace tres días atrás.

— Gracias por llevar el alcohol para que mis tíos y mi padre te dejaran quedarte. —sonrió y levantó una de sus manos en agradecimiento.

— No es nada. —suspiró.— Pero ahora si debo irme a casa.

— Te acompaño, mi pequeña hermanita me necesita. —sonrió Grenda, levantándose y limpiándose la parte trasera de su ropa.— Mi madre dice que pronto se irán nuevamente a Gravity Falls y ella quiere pasar más tiempo conmigo.

— T-Te acompaño... —susurró Candy, tomándose de la mano de Grenda para levantarse.

— Bien, vamos hasta la estación; nos separaremos en casa. —indicó Dipper.

Mabel buscó sus manotazos de ahogada, mirando a sus amigas reír entre ellas, no quería interponerse entre ambas, quedándose a un lado abierto de la calle miró sus pies; — Está bien, ¿regresan a casa mañana? —preguntó.

— ¿No vienes con nosotras? —preguntó Grenda, con la mirada de Dipper sobre ella.

— No, gracias; voy a ver el precio del pijama de unicornio que vi en la tienda de juegos. —habló, mirando con una sonrisa a los demás; señalando detrás de ella algo random.

Se levantó y saludó con la mano, mientras observaba a los otros cuatro irse.

— ¡Mabs, espera! —sonrió el rubio, caminando a su lado, tomando su brazo.— Te acompaño.

— ¿Te quedas? —gritó Dipper.

— ¡Sí!, ¡hablamos más tarde! —y saludando se adentró a la tienda.

— Gracias, son las mejores. —Dipper sonrió emocionado, con algo de entusiasmo, abrazándolas a ambas.

Si, todo fue como lo planearon.

Ahora Bill y Mabel se encontraban en un café, ambos sentados frente a frente, mirando a través de la ventana como unos pequeños niños jugaban en el pequeño parque, junto al bello atardecer que se encontraba detrás de muchos árboles; justo dónde se encontraba el zoológico de la ciudad.

— ¿Quieres un poco? —preguntó Bill, mientras le señalaba su malteada.

— Eh, es de uva; ¿verdad? —preguntó, señalándolo.

— Si. —sonrió, mientras movía lentamente la pajilla.

— Bueno... —dudó un poco.— ¿Puedo probarla?

— Podemos compartirla. —sonrió.

— Está bien.

Ambos bebieron de dos pajillas en el mismo vaso, riéndose por la forma en la que ambos levantaban sus ojos y elevaban sus cejas para verse el uno al otro.

Fue divertido...

Fue una cita divertida. 

((junio, 2O19))