Epílogo

Epílogo

— ¡Hoy es el día, hoy es el día, hoy es el día! —chillaba y cantaba la princesa dando saltitos de aquí para allá, pareciera que una aguamala la hubiese picado, pero que el efecto hubiese sido el contrario.

Harry, que se mantenía al margen y la observaba con una sonrisa de enamorado, se encaminó hacia ella y la sujetó de los hombros, pero la princesa de azulados cabellos seguía dando saltos como una niña pequeña. La sonrisa en su rostro era contagiosa, la propia Harriet la amenazó con su espada si no se detenía... pero Evie pudo más y le ganó el duelo en un santiamén. Su motivación ese día se podía palpar con la yema de los dedos.

—Ya detente, vas a sacarle un ojo alguien si sigues brincando como una cabra loca —hizo un ademán señalando los cuchillos y espadas que portaba la princesa en su cinturón y esta pareció relajarse.

—Entiendo, perfecto —le sonrió y apretó las manos del capitán en respuesta—. No, ¡no puedo!

Siguió saltando de un lado a otro como zagala recién bañada.

Harry rodó los ojos y bajó del barco buscando a su primer oficial que estaba muy cómodamente reposando en el muelle en compañía de un par de mujeres a las que Harry desconocía, las féminas reían escandalosamente y besaban las manos y cuello del marinero.

—Tremaine, ¿todo listo?

—Si, mi capitán, sus hermanas lo esperan al otro lado para dar inicio a la ceremonia.

— ¡Evie!

— ¡Ya voy...! —caminó por la rampa arrastrando la cola de su nuevo vestido, que había hecho con los retazos de su traje de novia y confeccionado para ser lo más, ¿piratezco? posible, aquel vestido era una mezcla entre su corte de princesa y su vida como dama de fortuna. Era el equilibrio entre lo que ella considera de la realeza y hacía referencia al mundo de los piratas. El corsé había sido reemplazado por un abrigo de cuero color azul metálico con los botones negros y la solapa roja, la falda fue desgarrada a propósito y unida a otra mucho más corta, pero sin deshacerse de la cola, y el velo, parte del velo adornaba el cinturón en donde ocultaba sus armas.

[...]

— ¿Ya estamos todos? —se escucharon algunos gritos de afirmaciones que hicieron reír a Evelyn, quien estaba sujeta del brazo de Harry—. Bueno, necesitamos de una bella dama que bautice el casco...

C.J. les ofreció una botella de champagne que llevaba guardando ya varios meses debido a la ocasión. Y bueno, la "bella dama" era ella, sujetó la refinada botella entre sus manos y con ayuda de Harry la hicieron estallar contra el casco del barco. Bautizando así la nueva nave.

Ambos se salpicaron un poco con las gotas del licor y Harry la agarró de la cintura para plantarle un beso en los labios, Evie sintió un peso en su cabeza por lo que se separó de él y se tocó intentando descifrar que era lo que tenía encima. Una tiara.

—El día que decidiste irte yo había atracado aquel barco con la intención de buscar algo que fuese digno de ti, pero creo que te me adelantaste y no pude dártelo —Harry explicó, la princesa lo miro con una pequeña sonrisa y este continuó—. Puede sonar cursi, pero título o no, tu seguirás siendo Ma Princesse. Por eso quise darte este obsequio como símbolo de mi lealtad y mi a-a-. Mi a—

— ¡Ya díselo Harry Hook! —le gritaron sus hermanas, y el resto de la tripulación.

Te amo.

—Y yo a ti —Evie sintió como las lágrimas corrían por su cara, no importaba si arruinada su maquillaje, o si incluso llegaba a mancharlo. Estaba segura de que esa felicidad era algo que debía disfrutar al máximo. Se acercó a Harry y lo abrazó susurrándole cuanto le quería y cuan agradecida estaba de haberlo conocido, sellaron el pacto con un beso, logrando aturdirse con los aplausos y vitoreos de los demás marinos.

— ¡Felicidades a la feliz pareja! Esperamos que muy pronto se llene la nave de muchos zagales, un par de manos extra nunca están de más.

Evie se separó de Harry y abrió los ojos sorprendida, oh, si de algo estaba segura era de que no planeaba, ni quería, tener hijos. Además, ¿feliz pareja?

Pero si ella y Harry solo habían bautizado la nueva nave.

Mucho más espaciosa, de mejor calidad y más imponente que la anterior.

Definitivamente tenia un par, muchas, preguntas que hacer.

—Brujita, ¿te encuentras bien?

— ¿Yo? De maravilla —mentira.

[...]

— ¡¡¡Ahhhh!!! ¡Maldito seas Harry Hook!

— ¿Capitán?

— ¿La estás escuchando? ¡Ella me odia!

—Yo te odiaría —lo retó su hermana apareciendo en la habitación—. Evie fue muy clara al pedirte que no tocaras esas plantas, era lo que evitaba que se embarazara... pero tú en un ataque de ir las lanzas al océano, ¿te sientes satisfecho capitán Hook? Eres tan ruin y despreciable como nuestro padre.

—C.J.

—C.J. nada, ella tiene razón —su hermana mayor la respaldó—. Esa pobre mujer lleva más de 4 horas en labor de parto, colgando de una barra de metal íngrimamente sola, sin nadie a su lado que pueda quitarle el sudor de la frente o consolarla por el creciente dolor en su cuerpo.

—Tienen razón, háganle compañía, yo iré en poco tiempo a cuidar de ella y-

—A intentar reparar tu error, suerte para ti que tu hijo tiene una madre fuerte que no se dejará acobardar, y ojalá decida alejarse de ti. Estaré encantada de poderla ayudar —la mayor de los Hook salió de la habitación seguida de la menor.

Harry golpeó la mesa lleno de furia, todo aquello era su culpa.

Si bien aquellos meses habían sido como una luna de miel al lado de Evie, cuando la mujer sintió por primera vez aquellos dolores él la despachó y la mando a una de las mazmorras con tal de no verla en ese estado. Se sentía mal, se sentía muy mal.

Ella era la mujer que amaba y la estaba tratando como basura, no se lo merecía...

—Ya estoy aquí, estoy aquí y lamento haberte hecho esto, no sabes como me arrepiento Evie, Ma Princesse, ¿qué puedo hacer para merecer tu perdón?

—Desaparece de mi vista Harry Hook, no quiero que me veas lloriquear, tu hijo esta por nacer y te aseguro que apenas recupere fuerzas te voy a dar una tunda tan cruel y dolorosa que desearas no haber nacido, ¡ahhhhh! —gritó la mujer ante una nueva arcada de dolor que se sembraba en su intimidad y su vientre—. Te odio, te odio tanto, odio haberme dejado seducir por tus malditos encantos, te odio.

Y así, en medio de insultos, maldiciones y gritos le dieron la bienvenida al nuevo miembro de la tripulación. Una hermosa niña llamada Charlotte. Harry liberó a Evie de las esposas que la mantenían en posición vertical e hizo todo a su alcance para evitar que se desangrara y lograra recuperarse, todo para que la princesa pudiera cumplir su palabra de hacerlo pagar por su sufrimiento aquel día.

—Hola pequeña Charlotte, yo soy tu mami y ese malvado de allí es tu papi... saluda pequeña.

Harry no era de los que lloraban, de hecho, en su vida había derramado una lagrima a menos que le recordasen su niñez. Pero esta vez. Luego de ver al amor de su vida sostener en sus brazos a su primogénita, y sonreírle como si no estuviera molesta, le fueron suficientes motivos para encoger su duro corazón y hacerlo romper en llanto como si de un niño pequeño se tratase, uniéndose a los berreos de su hija en sus primeros intentos de respirar.

—No que muy macho, ¿capitán...? —se burlaron las tres mujeres en la habitación. Mientras él solo las ignoró y acunó a la recién nacida para ayudarla a dormir.

Esas, esas eran las pequeñas cosas que lo hacían sentirse pleno, bien con la vida, lleno de una felicidad que no podía explicar, una felicidad que era difícil de ocultar, y un amor que crecía más y más por aquella a la que él llamaba: Ma Princesse, Grimhilde.






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Y... esta historia ha llegado a su fin, espero que les haya gustado así como a mí me encanto escribirla, recuerden que esta es la segunda parte de la Evie's Trilogy, por lo que muy pronto les traeré la tercera con mucho Mevie suculento... ojala hayan disfrutado y yo por ahora me despido. Fue un gusto que me acompañaran en esta aventura.




ErxLee.

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