[13]
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—No estoy de humor —refunfuñó la princesa escapándose una vez de Harry, quien la había seguido hasta el camarote.
El pirata, ya harto de su actitud la acorraló contra la pared de madera, no la dejaría ir tan fácilmente.
— ¿Acaso quieres que me arrodille? Bien —se quejó él. Los ojos de Evie se abrieron de par en par. Harry estaba arrodillándose frente a ella, sujetándola de la cintura y abrazado a su cuerpo.
—Harry, eso no es necesa-
La peli azul se arrepintió, pero no por él, no por sentirse conmovida, no. Sino por haber caído en su broma.
— ¡Harry...! —chilló al sentir las sábanas bajo su cuerpo. El barco se meció logrando que él se posicionara sobre ella, accidentalmente—. Quítate de encima.
El pirata pereció pensárselo unos segundos, luego, con una sonrisita socarrona dijo: —No se me antoja.
Se sentó en la cintura de Evie y comenzó a hacerle cosquillas, haciendo a la princesa convulsionar por las risas.
—Está bien, está bien, ya no estoy molesta, ¡ya no estoy molesta!
—Eh... ¿capitán?
La pareja se detuvo inmediatamente al sentir la presencia de otro en la habitación, Anthony acababa de entrar. Harryy se bajó de Evie y saltó de la cama acercándose a Anthony y recuperando su postura de villano.
Golpeó al primer oficial en la cabeza y lo sacó del camarote sin darle oportunidad a hablar. El capitán se dio vuelta enfrentándola, Evie se apoyaba sobre sus hombros observándolo con una sonrisa tontaina.
—Sabes, hace mucho tiempo me enseñaron a dominar...
— ¿Cómo que dominar? ¿Es que piensas que yo soy un animal acaso?
—No, tu eres una fiera —replicó él deshaciéndose de su camisa y halándola de uno de los pies, lo suficiente para que quedara a su altura y poder besarla. Pero no se esperaba con que Evelyn iba a morder fuertemente su labio, se separó de ella y se sentó a la par suya dolorido—. ¿Ves? Todo lo resuelves con zarpazos y mordiscos.
Evie soltó una risa y lo golpeó en el pecho intentando parecer ofendida, pero lo único que logro fue que él se riera también.
La princesa tomó valor y se sentó en su cintura, comenzando a besarlo.
Ambos cuerpos se dejaron caer en la cama suavemente, mientras se besaban con fervor y deseo.
Evie se separó unos segundos recuperando el aire y le sonrió coqueta a Harry, quien se inclinó para volver a probar de sus labios. La princesa subió las manos a su pecho mientras Harry haciendo el camino a su cintura, sujetándola de esta para evitar que se escapara y posicionando una mano en su muslo izquierdo, apretándolo.
Evie gruño en su boca haciéndolo sonreír en el beso.
La ropa pronto fue una molestia, por lo que Harry quiso deshacerse de su vestido. Evie se tensó al principio, recobrando la compostura, pero los labios de Harry en su cuello la instaban a más, quería más.
Harry bajó las mangas de su vestido llegando hasta su cintura, para no asustarla más.
Pero Evie tuvo la determinación de seguir adelante.
Se deshizo de la molesta tela de su vestido y detuvo las manos de Harry, suspiró algo intimidada y luego, se movió por la cama ayudando a quitarle los pantalones. Harry tenía una sonrisa de suficiencia en su rostro.
La sujetó de la cintura y la acomodó debajo de él. Comenzó a besarla y a recorrer su cuerpo repartiendo caricias que la hacían suspirar. No estaba acostumbrado a tratar a alguien con tanta delicadeza, pero para Evie él era capaz de controlarse. No quería espantarla, no quería perderla, simplemente no quería alejarla.
Evie cerró los ojos disfrutando de aquella sensación, se sentía bien, se sentía a salvo, se sentía querida. Sentía que ya no había nada que pudiera hacer para evitarlo, se estaba enamorando de Harry, si es que ya no lo estaba.
Se sentó en la cama atrayendo al pirata a sus labios y lo besó, lo besó entregándole todo de ella, lo besó dándole a entender que ya era suya, en cuerpo y alma. Que no hacía falta consumar nada, pues ella ya se lo había entregado todo. Lo físico, lo carnal para ella no importaba. Solo quería estar siempre a su lado.
Aquel pirata la había hechizado, la había ablandado, había sacado lo mejor y lo peor de ella. Y ahora salía a la luz para demostrarse a sí misma que no era una mujer indefensa, que valía mucho, que la belleza no importaba. Para ella eso era lo más valioso.
Eso y esperar a que de los labios de Harry saliera las palabras que tanto había esperado, las palabras con las que había soñado desde pequeña...
Pero nunca llegaron, en ningún momento las escuchó...
[...]
— ¿Qué te pasa?
—Nada —la princesa fingió una sonrisa y beso sus labios para intentar distraerlo.
Al parecer funcionó porque el pirata no volvió a insistir acerca del tema.
¿Qué le pasaba? Se sentía usada.
Eso pasaba.
Después de entregarse a Harry por primera vez, su primera vez, no esperaba que el pirata se apareciera con obsequios y pusiera un anillo en su dedo como si de los novios más felices se tratase... pero definitivamente le había afectado no escuchar aquellas palabras que tanto anhelaba.
¿Hizo algo mal? ¿Fue demasiado pronto? ¿Ella no era suficiente para él? ¿No sentía lo mismo?
Tantas preguntas, las mismas que se hizo una vez cuando lo conoció. Las mismas que se hacía en esos momentos.
Si se sintió doloroso, mucho, pero no tanto como el dolor y el vacío que en esos momentos sufría su corazón.
Estaba ida, estaba muy distraída, tanto que ya ni prestaba atención a lo que ordenaba el capitán de The Lost Revenge.
—Este barco viene con un cargamento que nosotros vamos a interceptar, nadie espera que con nosotros tengamos a una mujer, por lo que Ma Princesse, fingirá ser una damisela en apuros, los del otro barco pensaran en rescatarla y cuando de la orden, atacan, ¿entendido?
Ella dejo de oír en el momento en el que escuchó seria usada como señuelo, claro, eso era, un objeto.
—No quiero errores, este cargamento es muy especial, nos va a ayudar muy lucrativamente. Y quien sabe, tal vez encuentre algo bonito para mi dama —Harry señaló con su garfio a la princesa, esta le sonrió igual que antes, muy falsamente—. ¡A sus posiciones! Si mis sospechas son ciertas están navegando hacia el mismo rumbo que nosotros...
La tripulación se encargó de amarrar las muñecas de Evie, no lo suficiente para que lograra alcanzar su arma, y ella solo se puso un chal que había confeccionado para la ocasión. La única pieza de su guardarropa que no estaba adaptada para parecer vestimenta de caballero de fortuna.
A lo lejos ya se divisaba un barco vecino, Evie no pudo distinguirlo muy bien pero si se le hacía conocido el emblema en su bandera, juraba haberlo visto en alguna parte. Se deshizo de aquellas ideas y comenzó a gritar despavorida, metiéndose en el personaje.
Faltaba más, el mismo Harry la apuntaba con su espada fingiendo amenazarla con tirarla a los tiburones, ella quería tirarlo a los tiburones a él.
No paso mucho hasta que el barco se acercó a ellos, ella comenzó a gritar con más fuerzas, suplicando auxilio. Lo que pasó a continuación no supo en qué momento procesarlo. Solo sabía que estaba batiéndose a duelo con uno de los enemigos.
Se notaba que era una embarcación de personas con poder, nada comparado al barco pirata en el que llevaba viendo poco más de un año, si no le iban mal las cuentas.
Harry desenvainó su espada y en cuestión de segundos acabó con la vida de su rival, Evie lo miro algo consternada y caminó hacia el pirata. Pateándolo en la rodilla.
Este comenzó a retorcerse y quejarse mientras saltaba en una sola pierna, gritándola y preguntándole qué demonios le sucedía.
— ¡Ese era mío! —chilló llena de molestia. Harry no comprendió, era un simple marinero al que desconocía... tal vez estaba exagerando, o tal vez quería echarle la culpa a Harry de todo, así era más fácil volver a odiarlo.
La princesa creyó reconocer el emblema, por lo que se quedó unos segundos quieta en su sitio. Sí que se le hacía conocido, pero el viento ondeando la bandera no la dejaba reconocerlo.
— ¡Ya tenemos lo que queremos! ¡Larguémonos de aquí! —el tesorero gritó advirtiendo a toda la tripulación.
Harry comenzó a correr hacia su nave, pero se detuvo en cuando notó que Evie no lo hacía.
— ¿Princesa?
—Harry, ¿a quién pertenece esta nave?
— ¿Y yo que sé? Me guie por chismes en el puerto —gritó frustrado—. Muévete antes de que nos rodeen.
Ella espabiló y comenzó a caminar apresurada dejando caer al suelo su chal, Harry pasó por la rampa primero, ella se subió a esta y comenzó a pisar sobre esta cuidadosa. No quería perder el equilibrio y caer al profundo océano o ser aplastada por las naves aun sin separarse.
Llevaba la mitad del camino cuando escuchó gritaron su nombre, pero no era Harry, no era la tripulación, no, era la voz de una mujer.
— ¿Nieves?
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