[03]
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—El barco de la señorita Harriet atracó en el mismo puerto que nosotros, Capitán.
Evie se mantenía escuchando atentamente, esta quieta apoyada sobre los barriles con agua dulce. Desde el desayuno que estaba en su propio mundo, Harry la observaba desde su puesto, atento a cada movimiento de la princesa, deleitándose con el movimiento que hacía su pecho al subir y bajar durante la acción de respirar.
—Espléndido, celebraremos una reunión familiar entonces —bromeó el pirata, recordando que la última vez que estuvieron juntos casi desaparecen una isla entera.
El pirata no era conocido por tener esos tan puros pensamientos, si su padre lo viera, ahí, casi a los pies de la fémina, lo arrojaría seguro a los tiburones.
—Princesa, te aconsejaría sostenerte de algo, no querrás caer por la borda cuando encallemos —le sugirió un travieso Harry, balanceándose de una cuerda y cayendo sentado justo al lado de ella, con una ligera mueca de dolor por duro aterrizaje.
Sin mucho esfuerzo la atrajo hacia sí mismo y presionó sus labios con los de ella, tomándola por sorpresa. A lo que la princesa respondió dándole un golpe en el pecho, que no le hizo más que cosquillas.
Una vez en el puerto, Anthony se encargó de encerrar a Evie en el camarote, mientras Harry y su tripulación se daban el lujo de "turistear", según ella.
—Señor, Tremaine, estoy segura de que un título noble estimularía su... ¿pasatiempo? Solo, imagíneselo, codearse con la crema innata de la realeza —intentó sobornarlo Evie—. Estoy segura de que será muy bien recompensado por mi rescate, mi prometido le estaría permanentemente en deuda. Sería nombrado, Lord, Conde o Marqués.
—Lo siento señorita, nada de lo que diga me hará cuestionar mi lealtad hacia el capitán Hook.
La princesa maldijo para sí, salir de allí sería más difícil de lo que pensaba.
Escuchó a Anthony alejarse, por lo que vio la oportunidad perfecta para escapar.
La puerta estaba bajo llave. El techo no tenía escotillas. Y ni hablar de algún "pasadizo" secreto como en su castillo.
Su única opción era el ventanal, ¿el problema? Esas aguas podían estar infestadas de tiburones, tenían algas, peces, cangrejos... asco. Ah, y tampoco sabía nadar.
Pero al no ver alternativa...
—Vamos Eve, no debe ser tan complicado... una pierna y después la otra, es como caminar, ¿no? —se dio ánimos.
10 minutos después una empapada princesa trepaba el muelle con ayuda de una de las descuidadas escaleras que este tenía.
Escuchó que gritaban su nombre, y juraría por los dioses que esa voz era la de Anthony.
Comenzó a correr al darse cuenta de que no estaba ni lejos de The Lost Revenge. Y que el pelirrojo le estaba pisando los talones. Se escabulló en un callejón cercano, tratando de apaciguar su acelerada respiración. Cerca suyo y sin delatarse pudo apreciar que Anthony pasaba de largo, dándole tiempo para recomponerse.
Pero esa paz no duraría mucho, el sonido del metal chocante a sólo, unos centímetros de su oreja la hizo abrir los ojos de par en par. Se sostuvo el corazón procurando que no se le saliera del pecho. Una pequeña carcajada la hizo darse cuenta de que su intento de huída había sido en vano. Aunque no planeaba ir muy lejos, solo pasear por ahí hasta que Harry la encontrara.
—Siempre supe que la debilidad de mi hermano eran las caderas de una mujer, pero nunca pensé que se atrevería a tener gustos tan caros.
Evie pudo deducir que se trataba de Harriet, puesto que el chaleco rojo y la ropa de volantes color blanco y negro combinados delataban su origen. Además de su acento ligeramente marcado y el penetrante color de sus ojos.
Desde luego, esa sonrisa fanfarrona era de familia. Y el estridente sonido provenía de su afilada y bien pulida espada.
—Harriet Hook, un placer princesa.
— ¿Cómo...?
—Los chismes vuelan en bahía pirata, querida —la mayor aplaudió con una mana sobre el dorso de la otra, y un par de corpulentos y peludos hombres sujetaron a Evie de los brazos—. Oh, modales, ellos son Gastón I y II, mis primer y segundo al mando... se encargarán de darte una calurosa bienvenida al Dark Pearl. —recordando brevemente que Sammy Smee la tracionó y que Big Murph murió ebrio en un bar, pero para ella siempre serían sus oficiales favoritos.
Harriet hizo un ademán, indicándole a sus secuaces llevarse con ellos a Evie, mientras ella caminaba en sentido contrario, adentrándose cada vez más en el oscuro callejón.
—Genial, secuestrada nuevamente —comentó la peli azul para diversión de los Gastones.
[...]
Mientras la terna Hook invadía uno de los bares de Bahía Pirata, la primera en llegar fue C.J, seguidamente Harriet y por último pero no menos importante, Harry.
Tomaron asiento en una de las mesas del lúgubre lugar, y con una jarra de cerveza recién servida se miraron entre sí. Los lugareños los miraron con disimulo, haciendo silencio ante la imponente presencia de los hijos de uno de los piratas más temidos de todos los tiempos.
—La pandilla reunida —comentó la menor de los Hook con ironia—. Sabes, cosa 1, sigue en pie la oferta de intercambiar a Jules por los Gastones, ya sabes, con eso de que dos manos son mejor que una...
—Te los obsequiaré en tu cumpleaños —replico Harriet, dando a entender que ya estaba enterada sobre las tretas de su hermanita.
C.J. sonrió, pero esa tarde no tenía intenciones de hacer enojar a Harry.
—Las noticias vuelan al parecer, Harriet —Harry dijo antes de tomar un gran sorbo de su bebida.
—Así como tus rehenes, querido hermano —escupió ella de vuelta—. Pareciera que no aprecias lo que te regalan —su hermana mayor bramó. Obteniendo una mirada curiosa de los orbes azulados del menor—. De hecho, podría jurar que cierta princesa de cabellos azulados está, retozando en mi barco en este preciso instante.
La socarrona sonrisa de Harriet hizo que Harry se atragantara con la cerveza, casi esparciendo dicho líquido en el suelo. Y ganándose una mirada inquisitiva de C.J.
— ¿Acaso tú...?
Evie forcejeaba constantemente por liberarse de los Gastones. Agitando brazos y piernas, pareciendo carnada para tiburones, según la tripulación del Dark Pearl.
La camisa de volantes que portaba comenzaba a desabrocharse, para espectáculo visual de los piratas. Los Gastones intentaron cubrirla como pudieron, siguiendo órdenes estrictas de no dañar a su invitada, Harriet sabía muy bien con quien se estaba metiendo, pero tampoco quería tentar a la muerte.
Su hermano era hijo de su padre James Hook después de todo, y había heredado su temperamento; no estaba en sus planes reconstruir nuevamente su navío.
A Evie la metieron en la cocina, obligándola a ayudar a preparar la comida, lo cual fue una hazaña ya que la princesa en su vida había visto una cocina tan insalubre y descuidada. Luego la confinaron en el camarote de Harriet, quien con mucha sutileza ordenó prepararla para la cena esa noche.
—Están locos si piensan que voy a desvestirme en su presencia, sucios Gastones —lo último lo susurró.
—Madame Hook dijo que—
—Yo dije que, debíamos ser buenos anfitriones —casi gritó ella al hacer acto de presencia y batiendo su ondulada melena color azabache, entrando a la habitación con una mano sujeta detrás de la espalda y un afilado gancho amenazando con cortar su cuello—. No me dejan divertirme.
Bramó al ser liberada por Harry, y sobando su nuca por la incómoda presión ejercida por su hermano. Los Gastones salieron del cuarto en cuanto los Hook e Evie estuvieron juntos.
Se acercó a Evie con cautela, siendo cada movimiento evaluado por su anterior apresador.
—Yo, uhm... cosa 2 comentó que no tenías ropa, Harriet, búscale algo bonito a la chica —se burló la menor de la situación.
— ¿Buscar? Yo creo que debería de, comprar —replicó el pirata—. Esa ropa está sucia y empapada, podría pescar un resfriado.
—Y, yo, quisiera algo para coser, ya que—
—Confeccionas tu propia ropa, princesa —completó el pirata, recordando como su cara se iluminaba al hablar de moda. Y para agrado de la peli azul.
Quien a pesar de ser ajena a la rivalidad entre los hermanos Hook, podía sentir la tensión en el ambiente.
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