11/04/200X

Se sentía mal. No era nada nuevo.
Pero el dolor era tan amargo que sentía como se expandía por todo su cuerpo. Sus piernas y brazos temblaban, mientras que las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Estaba apoyado en una puerta, una puerta que él no conocía, pero no era el único que había llorado en ese lugar. Eran demasiados. Podía escuchar los pasos de enfermeras y doctores transitando en la zona. Podía jurar haber escuchado un pitido largo, pero lo que más le alarmó era el hecho de que pisadas precipitadas se escuchaban alrededor.

Los doctores llegaron de inmediato, pero había alguien estorbando su paso. Un simple doctor bastó para sacarlo de su lugar, mientras que él luchaba por no separarse de la puerta.

No quería alejarse de la puerta, sabía que si lo hacia, tendría consecuencias de las cuales tenía miedo.

Un cuerpo cubierto por una manta era desplazado por el lugar por unos enfermeros, para su desgracia.

No podía llorar más, se sentía seco.
Se encontraba en la sala de espera, su vista se encontraba perdida, aún tenía un ser por el cual debía seguir allí.
Su respiración era irregular, no tenía pensamientos en concreto, tampoco pensaba en un futuro sin esa persona.

Una mujer se acercó a él, ella se veía igual que Adam, devastada y deprimida. Podía sentir el poco calor que ella emanaba, al igual que esa persona. No pudo evitar deprimirse por ese pensamiento.

-¿Por qué estás aquí?- su voz era entrecortada, como si evitara el llorar frente a él. No podía entender porque trataba de consolarlo si ella estaba igual de perdida.

-Accidente automovilismo- Se limita a dar más detalles, no sólo por el dolor que le causa recordar cada segundo del accidente, también por el hecho de que le dolía la garganta, hasta su propia saliva le costaba tragar, pero sin duda le dolía aún más su alma.

-Mi madre esta internada- cubrió sus ojos en un vano intento de que no llorar- Cáncer avanzado.- Suspiró para entrelazar sus manos.

Adam sintió como un cuerpo se aferraba a él, tratando de compartir el poco calor que este tenía. Sin pensar demasiado en lo vergonzoso que sería verse débil frente a un desconocido, lloró. Se aferró con fuerza al cuerpo de la mujer, buscando una manera de consolarse mediante ella.
Sus pensamientos internos eran un revoltijo, habían muchos pensamientos sobre el suicidio, mas otros eran de esperanza, ¿Sería algún sueño muy bien presentado?. Imposible, podía sentir todo a perfección.

Realmente lamentaba toda pelea con su progenitor, las cuales él provocaba con su estúpida mentalidad adolescente. No podía recordar las ocasiones en las cuales compartían gustos por cosas o comidas, sintió como su alma se apretujaba, llena de dolor.
Adam se sentía peor que antes, sin pensarlo.

Había entrado a una depresión más profunda.

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