Etapa 3: Lost Sanity


   Los remordimientos eran algo que tenía que dejarse de lado. Ya estaba advertido que las cosas se tornarían más difíciles cada vez. A pesar de las circunstancias, de romper las reglas de lo éticamente correcto, no me arriesgaría a exponer sentimientos casi humanistas.
Tendría que continuar con la cabeza en alto. Prácticamente tenía el camino libre, a pesar de estar asfaltado con dolores. No se interpondría un jurado acusándome de homicidio.

   —¿Son nervios lo que olfateo en ti?—preguntó una voz omnipresente—. Más bien dicho... duda.

   —Sabes que no es así.

   —Aún no llega ese momento, el de estar más allá del sol.

   Tengo que admitir que estaba muy confundido. A lo que simplemente pregunté: ¿Acaso hay algún problema?

   —Tu compañero si quiere cumplir.

   —Si, en cambio yo me abrumo. —exclame contra la profunda y ronca voz—. A diferencia de los seres sombríos nosotros los humanos tenemos ciertos límites ¡Realizó el horrible trabajo que los demás no quisieran, estoy sacrificando para ustedes maldición!

   La colosal criatura no respondió, se escucharon pasos grandes y en cuestión de un parpadeo se hizo visible frente mío Este ser sin cara era repulsivo, alto y obeso. Mi "compañero" sigue en su posición de sombra observando silenciosamente sin inmutarse.

   —Hay mucha gente que asesinaría sin dudarlo —de su par de bocas una iniciaba sus palabras y la otra las terminaba—, más dispuestas a derramar sangre. Pero en cambio tu... eres muy consciente de la representación de estos pasos.

   —¡Nadie más estaría dispuesto a estar de frente con un "dios" como tú! Ni los más devotos a la corrupción te aguantarían.

   —Exacto, debes estar mal de la cabeza. Acabaste con la voz de la razón con tal de sellar este pacto. Tienes que estar completamente loco para involucrarte con fuerzas menos ideológicas que Lucifer y mucho más reales.

   —Comprende que casi no puedo seguir. Mentalmente continuaría cometiendo tus mandatos, pero sabíamos que el otorgarme una plaga de criaturas a mi disposición consumirán parte de mi vitalidad. Esta tarde tengo que continuar con la siguiente persona que merece de nuestra liberación carnal.

   —Ahora es preciso que sacuda tu pereza —me dijo el Maestro—; que no se alcanza la fama reclinado en blanda pluma, ni al abrigo de colchas.

   —Yo no quiero fama, eso no me importa para nada. Doy lo mejor de mí sembrando esta agonía, sembrando cada retoño sin flojera.

   Hubo una risa gruesa y profunda.

   —Es por esa razón que tú eres el más indicado. Nuestro contrato beneficia a quien supera sus capacidades. Así que escúchame bien: realiza tu mejor esfuerzo.

   La deforme deidad desapareció repentinamente. La naturaleza de los seres es tan extraña que un humano no puede medir el poder de Y'golonac con el líder macabro de la horda en la cabeza de "H". Ambos son de corrientes distintas.

   Aun así, estoy seguro que Y'golonac es visible para los todos. Es tan real como cualquier ser de carne y hueso. "Anti-Howard" no mencionó nada al respecto del encuentro en esta calle desolada.

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