°C A P I T U L O D O S°
°Morgan Cat Blake°
Me encontraba sentada en la sala de estar de la casa, en el sofá frente a mí estaban mis dos abuelos y mi padre, todos teníamos tazas en las manos, ellos de té, yo de café.
—Se supone que venías en tres días –dijo mi padre– ¿Porqué has venido antes?
—No podía esperar a volver a Inglaterra, no saben cuanto la extrañé, a ustedes también –tomé un trago de café– estoy feliz de regresar –seguí tomando de mi taza–
—No te sientas cómoda, me han hablado del trabajo esta mañana, en una semana deberemos mudarnos a Japón, el FBI ha pedido ayuda a los agentes de Inglaterra para ayudar en el caso Kira –escupí de golpe lo que tenía en la boca– No se cual es el problema, la taza de delincuencia ha reducido a nivel mundial, deberíamos idolatrarlo, pero trabajo es trabajo.
—¿Idolatras a Kira padre? –pregunté indignada, él había matado a mi amigo y causado la desaparición de otros tres de ellos–
—Todos en esta casa lo hacen –contestó simple mi padre– ¿Qué opinas tú?
—¿Yo?, yo opino que Kira es un asesino de masas, un niño jugando a ser un juez, una persona que debería de desaparecer de la faz de la tierra, una persona que nunca debió de existir, por "Kira" he perdido a personas que quiero, él debería de arder en lo más profundo del infierno –escupí con rabia- yo nunca idolatraré a ese patán -se me quedaron mirando– esa es mi humilde opinión –sonreí forzosamente–
Nadie dijo nada más después de eso, cenamos y nos fuimos cada quien a nuestras habitaciones, no desempaqué pues en unos días me mudaría de nuevo con mi padre, quien sabe, tal vez Mello y Matt estén allá tratando de resolver el caso Kira por su cuenta, conociendo a Mello, él no se lo dejaría tan fácil a Near.
°SKIP TIME°
Ya habíamos llegado a Kanto, Japón. Papá fue directo al cuartel de la investigación, se presentaría personalmente con "L", o el patán que finge serlo, estoy casi segura que Near no es. No pasó mucho tiempo para que estuviésemos delante de unos pocos investigadores. Uno de ellos siendo el más joven, alrededor de sus veinte.
—Buenas tardes, soy el jefe del escuadrón enviado por parte del FBI, Gregorio Williams –hizo una reverencia– ella es mi hija –le interrumpí–
—Soy Catherine –mentira, no me dan confianza– un placer –mi papá me envió una mirada desaprobatoria pero lo ignoré–
—Bienvenidos a Japón, soy conocido como el gran detective "L" –sonrió con superioridad–
—Soy "L" –murmurré molesta– eres el bastardo que lo mató y ahora tomas su puesto maldito –seguí murmurando molesta–
—¿Has dicho algo Catherine? –negué con la cabeza– ¿Cuántos años tienes?
—Diecisiete, los cumplí hace no mucho
—Interesante... bien, me gustaría poder hablar contigo después, ahora debo hablar con tu padre.
—Claro, saldré a dar un paseo –giré hacia mi padre– te veo luego en el hotel –le besé la mejilla–
—No vuelvas tarde
—No lo haré, no te preocupes por mí, tendré cuidado.
Salí de allí lo más aprisa que pude sin levantar sospechas, no aguantaba ese ambiente, y ese impostor.... me hierve la sangre el verlo tan tranquilo tomando el lugar de "L".
Caminé por las calles tranquila, ya estaba oscureciendo y la gente en las calles era cada vez menos, mejor para mí. Entré a una tienda 24/7 y compré un refresco de raíz y una barra de chocolate. Miraba por la ventana hasta que vi a unos hombres siguiendo a lo que parecía ser una madre con su hija, no dejaría que les hicieran daño, en especial porque me recuerdan a mi madre y a mí. Salí casi corriendo el lugar y me puse entre la distancia de la señora y los hombres dándole tiempo para que escaparan.
—Quítate del camino niña, estamos ocupados.
—Nadie se acercará a esa señora ni a su hija –dije sería– piérdanse
—Jefe, esta mocosa no nos dejó terminar nuestro trabajo, Él se enfadará con nosotros.
—Llevémosla a ella en su lugar, se ve mejor que la otra escuincla.
—Esperen, ¿qué?, llevarme... ¿llevarme a dónde? y ¿con quién? –no pude reaccionar y me pusieron un paño con cloroformo– que estúpida... soy... –me desmayé–
Tiempo después desperté y me encontraba atada de manos y piernas acostada sobre un sillón en un lugar raro, traté de deshacer los nudos en vano, debí de tomar esas clases extras de que hacer si eres víctima de un secuestro...
—Así que la princesa ya despertó –frente mío había un grupo de hombres mayores y dos chicos que a lo mucho, serían unos tres años mayores que yo– ¿no hablas? –río–
—No me digas así –dije llena de rabia, solo Mello me llamaba de esa forma– púdrete –le escupí los zapatos–
—Maldita mocosa, vas a ver –sacó un arma y apuntó con ella en mi cabeza a punto de jalar el gatillo alguien lo paró–
—Baja el arma idiota, no vez que es hija de un agente del FBI, puede darnos información valiosa, tal vez después podremos pedir un rescate. –en eso el rubio se para seguido del pelirrojo, se me hacen familiares, como si fueran Mello y Matt–
—Dame los detalles de la chica –habló el ojiazul– ahora.
—Por lo que encontramos en su mochila, tiene diecisiete años, vivía antes en Estados Unidos, más acaba de llegar de Londres, su nombre es –le interrumpí, esa consola... esa costumbre de comer chocolate–
—¿Mello... Matt? –ambos giraron sorprendidos hacia mí, yo solo sonreí, eran ellos–
—¿Cómo sabes nuestros malditos nombres? –preguntó furioso tomándome por el cuello de mi sudadera–
—¿Sus nombres? oh no... esos no son sus nombres, son sus apodos, ¿O no MIhael? –sus ojos ardían de la furia–
—Dime quien es esta mocosa, dime su maldito nombre para poder acabar con ella –le dijo al hombre que tenía mis cosas– ¡Ahora!
—Se llama –leyó mi identificación de estudiante– Morgan Cat Blake Williams.... que nombre más estúpido
—Lo sé, yo no lo escogí –reí– ¿Ya me recuerdas príncipe? –con el simple hecho de saber que era él me sentía más tranquila... se que había cambiado pero, ¿lo suficiente como para hacerme daño?– ¿tu me recuerdas Matty? –giré a verlo– yo te regalé esa consola en tu cumpleaños número trece –fruncí el ceño–
—Todos... ¡FUERA! –gritó Mello– ¡Ahora, ya! –todos obedecieron, solo el y Matt se quedaron– En realidad eres tu...
—Te había prometido algo –sonreí– y lo he cumplido, ahora... ¿podrías desatarme por favor?
–No –respondió seco–
—¿Eh? ¿porqué?
—Sabes quienes somos y que trabajamos con la mafia, podrías escapar he informar de ello a la policía, eso es lo que menos queremos
—¿Me crees ser capaz de hacer tal atrocidad? –pregunté indignada– Eres malo príncipe
—Por favor, ya no somos niños Blake, deja tus juegos, además, fue hace mucho tiempo, ya no te conozco. Y por lo que sé, el jefe de escuadrón Williams, simpatiza con Kira...
—¡Pero yo no!, me quitó a Elle, a Near, a ti y a Matt... ¡¡lo odio!! haría lo que fuera por verlo desaparecer –dije con rabia–
—¿Lo que fuera? –preguntó–
—Mello, no estarás pensando en... –interrumpí a Matt–
—Lo que sea –miré a Mello a los ojos, aquellos ojos color zafiro que me gustaron desde el primer instante en que los vi–
—Bien, a partir de ahora...
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