CAPÍTULO IV, PARTE I: ¿Qué le pasa a Kaine?
Luego de un largo tiempo de estar ausentes, han pasado varios días hasta llegar al punto de volverse semanas, en el universo complejo de la Mansión de los Humanos Mutantes. Una larga jornada desde que uno de sus colegas, amigos y más grandes compañeros falleció a causa de acoso y baja autoestima. Como sabemos, los responsables habrían sido expulsados inmediatamente por el director Xavier. Para este punto, entonces, no mucho habría pasado, más que el comienzo de una mejor relación entre Peter Parker y su alumna, Laura; el nombramiento como director suplente a un orgulloso Scott Summers, el turno de las visitas semanales que el profesor Charles Xavier realizaba hacia el paradero de quien sería como un hermano para él, Magneto o Erik Lehnsherr; el papeleo correspondiente para que Peter Parker pudiera mudarse al lugar en donde dictaba clases y algo que habría ocurrido en la ciudad hace como un día: El aprisionamiento de Norman Osborn, gracias y en manos del nuevo Spider-Man de la ciudad.
Sabiendo todo esto, debemos de mover el perfil hacia la ciudad de Nueva York, en donde, en un tejado relativamente alto y con la puesta de sol indicando que ya eran como las 6:00 de la tarde, Spider-Man estaría con una rodilla ayudando a uno de sus brazos a apoyarse y pensando en algo que habría notado desde hace ya unos cuántos meses, pero que se habría negado a admitir por una cuestión de orgullo o de un sentimiento algo complicado de asexualidad. O tal vez un trauma. Kaine Parker, se sentiría atraído por la personalidad algo arrogante, ruda, defensiva y bastante adolescente de una chica que habría estado en el interior de sus pensamientos en la mayoría del porcentaje de los días del periodo mencionado hace instantes, mientras habría estado realizando su labor como superhéroe definitivo o sustituto de otra leyenda que superaría a la suya propia. Mientras esto ocurriría, a unos metros de su posición, una figura con tonalidades primarias con algo de elasticidad intensa en su uniforme, acompañadas de unos cuántos bastones y una insignia característica de dos letras del alfabeto que cualquiera podría reconocer al instante, estaría observando a Spider-Man con cuidado, mientras comienza a imaginarse cosas malas del muchacho pensativo de ojos color cielo que no sería muy de su agrado porque iría contra todo pronóstico y su basta moral analista y preservadora de la vida.
El nombre del desconocido sería Daredevil, y este mismo estaría haciendo una inspección casual hacia el lugar en donde la oveja negra de Los Parker asistiría cada cierto tiempo para pensar en lo que se le viniera en gana con más claridad y tranquilidad de la que soldría tener en la semana. Por lo visto, esa zona alta del rascacielos era la ubicación favorita del Spider-Man rubio que no tendría ningún nivel de piedad para torcer una mano y obtener un poco de información sobre un tema en el proceso. ¿Qué habría de especial en tal paradero para un muchacho tan equivalente a un hermano celoso como lo era James Parker?
Daredevil: ... *gesto de duda*
Spider-Man (Kaine Parker): *suspiro* Me siento como un idiota ilusionado con un juguete nuevo. No sé si vayas a ser uno para mí, pero creo que no. O tal vez si, porque tan solo eres.. Alguien distante a mí. No lo logró concebir, yo.. No puedo entender qué fue lo que pasó conmigo exactamente para sentirme así de atraído. ¿Una ilusión? ¿Yo sintiéndome atraído por alguien? *risas* Pareciera pérdida de tiempo, pero.. Laura, quisiera intentarlo. Sería interesante.
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Una revelación que estaría causando una sensación de sorpresa en El Hombre Sin Miedo, ahora mismo, trataría una confesión de sentimientos encontrados hacia la hija de Wolverine, Laura Kinney, aparentemente, de parte de Kaine. Un tema sorpresa para una persona que solamente liberaría testosterona, odio, gruñidos y nada de sentimentalismos románticos como se es costumbre en la mayoría de los ciudadanos de los Estados Unidos y del resto de países. No tan alejado de la realidad canónica de X-23 o del propio Wolverine, para ser honestos y siendo objetivos. "Caería como un buen yerno para la familia de mutantes.. ¿O tal vez no?" Esto mismo estaría pensando y llevando a un análisis más profundo de manera fugaz, Matt Murdock con disfraz rojo y emblema de esperanza de Hell's Kitchen, su hogar y Alma Mater. A él no le importarían mucho los asuntos amorosos o "ilusiones" del resto de la gente, pero Spider-Man tendría un lugar especial en su corazón y su vida, ya que sería como un maestro y algo cercano a un hermano para su persona, de cualquier forma y sin importar la identidad secreta que llevara el traje. Además, como se dijo, ya todo el mundo sabría con detalles y pruebas sobre la mesa, desde hace mucho tiempo, que el nuevo arácnido no le perdonaría la vida a un criminal que habría asesinado por accidente a un canino de raza imaginable. Dado un caso hipotético, aunque no tan irreal. Y Kaine le recordaría a sí mismo cuando casi cae perdidamente enamorado de Felicia Hardy, la Gata Negra, hace algunos años atrás. La mujer que tan solo habría estado divirtiéndose con su cuerpo y lo habría usado para ganar terreno en un juego de azar.
De repente, al buen Daredevil le causaría una risa de ironía y burla lo enredado que se estaría sintiendo el hombre al que estaría observando desde un contenedor de agua y al que estaría comenzando a evaluarle los movimientos de sus glándulas endocrinas. Y los latidos de su corazón, desde luego. Así que el masculino de unos 26 años de edad decidiría ir a conversar con el sujeto de rojo y azul, de manera cordial, a pesar de sus diferencias y preparándose para lanzar uno de sus cayados de red especializados en soportar presión hacia un punto estratégico infalible de alguna edificación para poder así columpiarse de manera acrobática.
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